Los relatos de Soledad, me refrescan la memoria de las confesiones que hacemos entre chicas, en esas tardes que nos contamos nuestros secretos, cuando una dice la verdad, sin importarle que se divulgue, puesto por más amigas, el único secreto es el de sus propios actos y siempre que no involucre a otro.
Los hombres tratan siempre de ser lo más, los insuperables, los grandes cogedores, pero la verdad que casi siempre es la mujer la que decide.
Fue hace algunos años, que en una de esas tardes, contábamos entre un grupo, las cosas que nos pasaban, todo referente al sexo.
Desde que Carla, que comentó que le dijo al cura en el confesionario, que quería hacerle el amor, que se dejara de embromar, que era joven, que porque no la hacía gozar (el cura estaba lindo), en ese momento tenía 17, el cura no se dio por enterado, pero la calentura de Carla, la saciaba con el novio de su hermana (23) (esa y otras confesiones las publicaremos en otra oportunidad)
Hasta la actitud de «Pato» (en ese momento próxima a cumplir 18) que nos decía que lo mejor era hacer el sexo entre nosotras, (no tiene riesgos de embarazo) y con los aparatos se goza más y nos junta más como amigas, los relatos fluían, todas sabíamos que si bien esa tarde éramos cinco, alguna contaría, cada una dijo su confesión, pero «Pato» fue la que dijo selláramos nuestras bocas con un sello de lesbianismo entre nosotras ,esa tarde estábamos en su casa, solas y hasta el otro día sus padres no regresarían, no había excusa .
Su hermana(20) estaba de viaje y le dejó algunos juguetes, que entre ellas ya usaban, otros se los había llevado, nos puso en la mesa los elementos de goce, los cuales eran bastantes conocidos en sus formas, consoladores tradicionales,( dos dobles), un aparato como sujetador de pelo, (para el clítoris), vaselina, uno de los consoladores, se lo llenaba con leche tibia (instructivo a 34 grados) , nos fuimos a la habitación de «pato» y nos desnudamos, fue Carla , la que tomo mis pezones y empezó a chuparlos, haciendo que los mismos, se pusieran bien duros, sus manos bajaron a mi vagina, con el anverso encogido, moviendo acompasadamente me empecé a calentar, tomo un consolador y lo uso en lugar de sus dedos, al principio sentí frío, pero al tomar la temperatura de mi calentura, se fue dilatando, penetró lo tomé con mis manos y empezó mi primer masturbación con aparatos, mientras Carla me besaba y acariciaba, tuve mi primer orgasmo, al sacarlo de mi cuerpo, me sentí con ganas, Carla lo intuyo y me empezó a lamer el clítoris y la vagina, hicimos el 69 casi naturalmente, nos acabamos y fundimos en un beso en ambas vaginas mutuamente, chupando los jugos, como si siempre los hubiésemos hecho, nos sentamos y contemplamos a Ana (17)y Esther(18), que estaban mutuamente unidas con un consolador doble, Ana arriba (con la parte más grande) cabalgaba, revoleando los ojos del goce, Esther (con la parte más chica y gorda), transpiraba del gusto de esa verga gruesa en su vagina, que hacia ruido a charco de los flujos, había acabado y seguía en busca de otra más, «pato» en la puerta nos contemplaba, en su mano tenía el consolador «lechoso», se recostó en la otra cama , se lo introdujo en envaselinada argolla y empezó su masturbación, no resistí, tome «el lechoso» en mis manos y «pato» quedo extasiada, Carla le chupaba los senos y la besaba, se sintió en mi mano cuando Carla acabó y se descargó «la leche» en su vagina, la cual absorbía hasta el tope el aparato que le hacía gozar , se removía sobre él, me costaba sostenerlo, se lo fui sacando, pero tuve que parar ante los gritos de, ! déjalo lo quiero adentro! , continuo en un cierre de piernas, acariciando su clítoris una vez más acabo, en ese momento se relajó, la palabra justa sería que estaba extenuada.
Trajo el aparato del clítoris, me lo sujeto junto a un labio, metiendo un consolador pequeño dentro mi vagina, en la cual fluía jugos y aroma a sexo, me dijo camina, se salió, me puse una bombacha, me lo tuve que sacar, luego camine solamente con el aparato (del clítoris), hice dos pasos y exclamé!, es mejor que un pene en continuo! , la sensación de goce, me hizo sentarme cruzar las piernas y en movimientos acompasados buscar el goce, en un momento abrí mis piernas, Carla me introdujo nuevamente el consolador, acabé, estaba loca de contenta, pero extenuada, nos acostamos en ambas camas en una tres en la otra Carla y Yo, tenía razón «pato», podíamos gozar sin los hombres y la verdad que es de menores riesgos.
A la media hora de seguir charlando, «pato» que ya estaba acariciando su vagina, se introdujo el pene corto y me invito (que estaba en la otra cama) a que la montara.
Carla, la increpo, diciendo es mía, los celos habían surgido , en esa orgía, me encanto que Carla me celara, en esa situación, le dije estoy fría, espérame un poco pero Esther, se subió y empezó a introducirse, diciendo, dale reventada, que este también te va, «pato» le importo muy poco, creo que le daba lo mismo, Ana empezó a besarla, lamerla y le acariciaba el clítoris , entro en un goce, que de verla, hizo que Carla tomara el otro «aparato» se lo introdujera en su parte gorda y me invito a cabalgarla, así lo hice, otra hora de desenfreno en la cual creo nos intercambiamos entre todas, haciendo, el 69 con «pato» recién «desperté», cuando llamo el teléfono.
«pato» me dejo, levanto el tubo, era mi novio, Un, está en el baño, ¿dónde estás?, le siguió un bueno. VIENEN PARA ACA.
Empezamos a cambiarnos, «pato» guardo todas las «cosas», hicimos lo mejor posible, nos quedamos en el living, el aparato del clítoris lo tenía Carla, cuando se dio cuenta fue al baño, a sacárselo.
¿Seguiremos la Orgía con los hombres?
Ese día no, pero por que no otro día.