Muchas fueron las veces que fui infiel a mi marido, así todo el divorcio (en lo físico) se produjo cuando descubrimos con Clara que nuestros maridos eran pareja, a igual que nosotras aceptaban envites de mujeres y hombres , ahora haciamos un cuarteto de bisexuales con cierre perfecto.
El pedido de hacer cada uno nuestra vida sigue a la fecha, mantenemos la legalidad viviendo en el mismo techo, proveyendo el dinero para el hijo que reconoció y su madre (yo), pero no deja en el olvido la máxima infidelidad (por lo menos a mi criterio), fue una tarde de otoño días después de nuestro viaje por Europa, Esteban mi primer amante no me pasaba demasiada bola, más aún rogándole solo satisfizo mis ganas una vez y en verdad rutinariamente y con falta de tacto.
Considero que fue a propósito para que lo dejara de lado, habiendo probado distintos miembros ya el de él era uno más, Clara era mejor amante , en definitiva no pude saber como se cruzó , al salir de casa una moto importante paso con un chico joven de unos dieciocho años con un cuerpo espectacular, una cara adusta pero no arrogante, nuestra miradas se cruzaron y recién caminando hacía la casa de Clara lo vi doblar en la esquina , con la determinación de un levante que no estuve dispuesta a evitar.
La puta señora (yo) subió a la moto a su pedido, abrazándolo paso por el centro floreándome ante todos , al tocar bocina en el bar frente a la plaza, mi vista se levantó para ver al puto de mi marido con sus cuernos al viento, siguió por cuadras donde conocidos me vieron entrar al motel del pueblo, lugar que era la cueva preferida de las trampas lugar al que nunca había conocido .
Los espejos en todas las paredes cohibían pero puta más jugada que mi persona en ese momento no existe, nos desnudamos, el pendejo tenia un miembro enorme, al cual mamé con toda mi experiencia, haciendo que el mismo erecto al sentarlo en el borde de la cama, entrara en mi concha casi brutalmente, puse mis piernas arrodilladas al lado de sus muslos, jineteando y bramando de goce, sin lugar a duda de la recatada maestra no quedaba nada, el frenesí de ser cogida por ese extraño, cedió al llenarme de esperma y charquear los movimientos , acabando penetrada besando su torso y acariciándolo le pregunté su nombre, en silencio se despego, llevando mi cuerpo a la ducha enjabonando mi cuerpo no acepte su penetración anal, mientras me decía su nombre ( Ernesto) sus dedos se abrían paso, dilatando el agujero que permitió un empalado total, otra vez llena de semen en mis intestinos, disfrute los embates que se reducían mientras las caricias cubrían el vacío de separar los cuerpos, nos secamos , al regresar al cuarto un sobre la cama me llamo la atención, eran fotos de la encamada antes de la ducha, ¿en verdad mi cuerpo se mantiene? pense , no me amilane pensando en una extorsión, mirando los espejos los invite a coger, no sabiendo quienes ni cuantos eran, dos jóvenes entraron.
Mirándolos a los ojos, vi esas ganas proveniente de la calentura al ver sexo en otros cuerpos, no dude de pedirles que se desnudaran puse a Ernesto sobre la cama, lo mamé su joven falo respondió rápidamente ensartada en mi vagina , por segunda vez pedí a un desconocido que me cogiera el culo sin conocerlo, el frenesí y el ritmo de la exorbitada calentura me pusieron en éxtasis , llame al otro y me acomode para mamarlo, intercambiamos las poses. Ernesto estaba exhausto su pene flojo en mi boca nos decidió dar por terminada la orgía.
Me dieron al dejarme en casa las fotos de este último episodio, más una de un grupo de la audiencia que a través de los espejos había disfrutado de un verdadero espectáculo, sonreí cuando distinguí a Clara,
Ahora si sabia que ese era mi presente y futuro, creo que todos ya tomaron conciencia que la recatada maestra , es master en orgías.
No voy a desperdiciar oportunidad de disfrutar el sexo , tampoco lloraré por los metros de verga que he perdido en mi cuerpo.
Sigo en busca de nuevas experiencias , no considero que existan más infidelidades dignas de ser contadas, las personas que se introdujeron en mi cuerpo con falos propios o consoladores y dio la cifra de 98 personas, 14 de las cuales son mujeres y más de la mitad lo hicieron más de una vez.