19 plantas de rascacielo, todo paso ahí.
«Javi, cari, no me esperes para hacer el café, tengo una visita a las 4, nos vemos esta noche, un beso.»
Como podéis comprobar un mensaje muy sencillo, directo, claro, sin muestras de que puedas desconfiar de él. Vamos, el típico mensaje que todos hemos mandado alguna vez cuando los planes nos fallan.
Pues bien, sí, este sería un simple mensaje, si no fuera, por que la realidad del contenido de esté, fuera otra, pero primero os diré que yo no soy Javi, me llamo Manel, soy el compañero de trabajo de Javi, pasamos la mayoría del tiempo juntos, así que nos lo contamos casi todo.
Javi, tiene 24 años, es de Barcelona, vive con su novia des de hace un año y medio, aunque lleva 3 saliendo con ella, esta muy pillado por ella. Ella, Vera, tiene 26 años, es comercial, también de Barcelona, yo no la veo tan pillada por él como me gustaría, pero esa es una opinión propia.
Los dos trabajamos juntos desde hace 5 años, yo soy de Granada, aunque llevo ya muchos años aquí, tengo 29 años, casado y con dos críos. Mi relación matrimonial es buena, tenemos nuestros más y nuestros menos, como todas las parejas, pero nos queremos mucho y tenemos mucha confianza entre ambos, algo esencial en una pareja, y más en las de hoy en día.
Pero eso no es lo que quiero explicar os, no quiero hablar de mí, sino del sentimiento de impotencia, rabia, desilusión, decepción… que te hace sentir una infidelidad por parte de la persona a la que amas.
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Era un viernes a última hora de la mañana, normalmente Javi y yo comemos juntos, y alguna vez que otra Vera se apuntaba con nosotros, aunque si no es para comer, porque su horario no se lo permita, es para hacer al café. Javi, me había comentado que Vera vendría hacer el café con nosotros, pero al instante sonó el típico pipipi, pi, pipipi, de los nokia 3310, anunciado la llegada de un mensaje… era Vera:
«Javi, cari, no me esperes para hacer el café, tengo una visita a las 4, nos vemos esta noche, un beso»
Así que después de hacer los típicos comentarios, de que Vera es una chica muy ocupada y entregada a su trabajo, pedimos café y decidimos ir antes al rascacielos.
Normalmente siempre lo dejábamos para el último, ya que, necesitamos preparar antes el equipo para subirnos, pero también es de aquellos edificios que estas deseando de acabar.
Realmente es impresionante, tiene unas 19 plantas, y en cada una de ellas 6 pisos, tres por cada lado del edificio, es una pasada, totalmente equipado con la mejor tecnología, calidad de materiales, lujo, diseño y unas vistas panorámicas de la ciudad de Barcelona, que se puedan permitir los peces gordos de la ciudad, ya que, los precios son de escándalo.
Total que una vez que tuvimos todo el equipo asegurado y en condiciones de subirnos, y no matarnos en el intento, empezados a limpiar los ventanales de aquel rascacielos, el tema de conversación era de lo más rutinario, que si este fin de semana que vas a hacer, que si no se donde iré, que si mi suegra viene a comer el domingo a casa.
Pero algo captó mi atención, estábamos en la planta 17, en el segundo piso, el cual quedaba en el medio del edificio y había una pareja enrollándose.
El hombre tendría unos 35 años, alto moreno, fuerte, muy bien vestido, llamaba la atención sus dimensiones, era muy grande al lado de ella, la cual casi no se le veía, puesto que las espaldas de él la cubrían casi en su totalidad, lo único que pude adivinar de ella, fue su color de cabello, era morena.
Las manos de él, la habían desprendido de su camisa y sujetador y ella esta por la labor de hacer lo mismo que él, mientras que sus lenguas se entrelazaban entre ellas, en un espectacular morreo.
Javi me hablaba mientras yo miraba aquellas escenas, me parecía una película erótica, en menos de tres minutos se habían despojado de sus ropas y se encontraban desnudos, él succionaba, lamía, chupaba y mordisqueaba sus pechos de una forma casi furiosa, mientras que la apretaba contra sí, rodeando su cintura en toda su totalidad, con aquellas enormes manos, a la vez que las manos de ella se perdían en el trasero de aquel tipo para magrearlo, apretarlo hacía ella, y clavarle sus uñas en él, para después subir hacía arriba acariciando la enorme espalda de este.
Mientras que él cogía uno de los muslos de ella, lo acariciaba, y lo subía hacía su cintura, entre abriéndole las piernas a ella, para bajar hacía su monte Venus y comenzar a lamerlo poco a poco, jugando con la punta de su lengua en su clítoris, succionando parte de sus labios mayores, buscando estremecer aquel cuerpo, yo sin querer ya me había puesto malo de ver aquella escena, así que decidí a mirar la cara de aquel cuerpazo.
Subí mi mirada por aquel precioso cuerpo, tenía unas piernas de vértigo, largas bien formadas, un trasero redondo, respingón, un vientre plano, duro, unos pechos enormes, firmes, con una aureola grande y un pezón llamativo, me maree en cada una de sus curvas, para acabar por ver, lo que menos hubiera deseado, supongo que mi cara fue un poema, me quede sin habla, sin saber como reaccionar, sin poder pensar… hasta que oí la voz de Javi cerca de mi diciéndome:
¿Sé puede saber, que miras, que te tiene en el limbo?
Y diciéndome esto, y sin darme tiempo a mí de reaccionar, miro hacía el interior del piso.
Creí que se me moría allí mismo, se puso pálido de golpe, su respiración se paro por unos instantes, y sus ojos no parpadeaban, creo que aquella imagen se le clavó en lo más profundo de su mente.
No me atrevía a romper aquel silencio, nada de lo que dijera podía cambiar aquella imagen.
Era Vera, sobre aquel caro sofá de diseño, color blanco, con sus piernas rodeando la cintura de aquel tipo, con su cabeza echada hacía atrás, dejando caer toda su melena, con los ojos cerrados, entreabriendo sus labios, sintiendo los movimientos de cada embestida, la cual se hacía notable en sus pechos, movidos por estás, con sus pezones excitados por el momento…
Y mi amigo inmóvil, sin pulso, sin reaccionar, fijando su mirada en aquella ventana, intentando atravesarla con está.
Mi mano se poso en el hombro de Javi, lo miré, volví a mirar hacía dentro, y vi como Vera nos descubría allí, de pie, inmóviles, sin hacer nada, sólo mirando, a la vez que aquel hombre seguía embistiéndola y ella miraba fijamente a Javi, desconcertada, sintiéndose descubierta, pero sin cesar de hacerlo con aquel tipo, que se encontraba al margen de todo lo que estaba sucediendo, sin darse cuenta de nada, después de mantener la mirada, Javi, reaccionó, apretó el botón de bajar de planta, no sin antes mirarla fijamente y decirle:
Puta
La cual cosa ella pudo entender, ya que, su cara se puso pálida a la vez que sus manos intentaban desprenderse del cuerpo de aquel tipo, y acercarse a la ventana, mientras que nosotros bajábamos.
Mi mano todavía permanecía en el hombro de Javi, cuando llegamos a la planta baja, y sin darme tiempo a decir nada, sus ojos se enrojecieron, mientras que las lágrimas corrían por sus mejillas, repitiendo entre sollozos, ¿porque?, ¿porque? Y su rabia se veía desahogada dando patadas a los cubos y demás utensilios, para acabar abrazándose a mí, llorando como un niño y sin sintiéndose engañado.
Gracias a Dios, después de un tiempo, volvió a ser el de antes, aunque su mirada no, algo se había roto en su interior, y aunque él no quiere reconocer su dolor e intenta mostrar que ya lo a superado, yo se que no lo a superado, yo no lo he hecho y no era a mí a quien le era infiel, pero si yo hubiera sido el engañado, creo que en su lugar, y amando lo que amo a mi esposa, me hubiera vuelto loco de dolor.
19 plantas de rascacielo.