Mi provocadora hermana

Hay un dicho que dice: «Lo que tiene que suceder…. tarde o temprano, sucederá» y esto se cumplió en el caso que a continuación relato:

Para comenzar diré que me llamo Dan, tengo 18 años, vivo en un hogar pequeño con mis padres y mi hermana Chavely de 22 años.

Hace 8 años que nos mudamos a esta casita; mi hermana y yo teníamos que compartir uno de los dos dormitorios que había. Sólo nos separaba un ropero grande, pero no lo suficiente como para independizar la habitación.

En esa época tenía 10 años de edad y comenzaba a despertar sexualmente; tenía un deseo constante de mirar el cuerpo desnudo de mi hermana.

Así que con mucho ingenio le hice unos huecos al ropero de tal forma que sean imperceptibles y me sirvieran para lograr mi objetivo.

Cada vez que mi hermana salía de la ducha entraba a nuestra habitación cubierta sólo por su toalla; cerraba con seguro la puerta y si estaba yo en el dormitorio, abría el ropero a manera de biombo para «protegerse» de las miradas indiscretas; sin saber que al abrirlas me daba el placer más grande que hasta ese momento existía para mi.

Con el ojo pegado al hueco del que mejor se podía ver, empezaba a ver como se secaba sus partes secretas, se depilaba su pelvis, se ponía su talquito y se echaba unas cuantas gotitas de un fino perfume, que al llegar el olor hacia mi, me ponía más excitado aún.

Luego sacaba de uno de los cajones la ropa interior que se iba a poner; mientras que yo ya no podía más y me empecé a masturbar.

En eso escuché la risa de mi hermana detrás del ropero y me detuve. Ella siguió riendo y al preguntarle por que lo hacía, me dijo:

– Es obvio hermanito, por lo que escucho se ve que ya estás creciendo, no?

Haciéndome al tonto le digo: – no entiendo que quieres decirme con eso de estar creciendo.

– Ya no te hagas y dejemos las cosas ahí- finalizó.

A partir de ese día, me propuse llegar a más. Así que ya no sólo había unos huecos en el ropero; también hice huecos a la pared que colinda con el baño y que da hacia el dormitorio de mis padres.

La idea era observar a mi hermana cada vez que entrase a bañarse o a lo que sea o sucediera adentro.

Así pasaron 5 años y ya no se podía decir que era un niño físicamente; por que entre mis piernas ya se habían producido grandes cambios. Seguía con mis habituales sesiones de voyeurismo, con la absoluta certeza de que era mi mayor secreto; cuando la ocasión se presentaba, ahí estaba yo o mejor dicho, mis ojos, entre el baño o el ropero.

Un día que estaba sólo en la casa, me puse a ver un video X, cuando siento que llegan mi mamá y Chavely; así que paré la película y cuando entraron, para ver las cosas que habían comprado, se encontraron conmigo y después de los saludos se fueron para el dormitorio de mis padres.

Enseguida se me prendió mi lado dominante y me fui de inmediato al baño.

Destapé el hueco que comunicaba a la habitación de mi mamá y sorpresa!!! estaban las dos desnudas- que par de cuerpos tan deliciosos, no pensé que mi madre estuviera así de bien, parecían hermanas (mi madre se casó muy joven y embarazada de ella). Estaban probándose la lencería mas erótica que hayan visto mis ojos.

Se probaron más de tres conjuntos cada una y encima mi hermana, cogiéndola del brazo a mi mamá, desfilaba sonriéndose por delante del hueco como si lo hiciera a sabiendas que yo estaba del otro lado con el ojo pegado. Mi mamá le preguntó

-¿Por qué te ríes?, pareces una loquita… jaja.

– Yo me entiendo mamá… yo me entiendo… jaja

No podía ser más cruel la tortura que estaban dándome y enseguida me desnudé para iniciar la masturbada más rica de mi vida.

Ya no aguanté más y me vine en una gran corrida que hasta se me doblaron las piernas de la sensación tan placentera.

Me limpié y me vestí rápidamente para regresar a mi dormitorio sin levantar sospechas. A los segundos de llegar, entró mi hermana, mirándome con una sonrisa un tanto extraña.

Hasta que sucedió lo que tenía que suceder:

-Y dime hermanito, nos queda bien las cosas que hemos comprado mamá y yo?-

La situación ya no tenía como evitarse; me sentí descubierto y humillado. Agachando la cabeza me quedé mudo sin saber que decir.

Entonces ella se me acercó y se sentó a mi lado, tocándome la cabeza como si fuera una puerta; me dijo -No sé en que pensabas para hacer las cosas que has hecho, crees que no me he dado cuenta que me vienes espiando desde hace más de cuatro años; crees que tus «huequitos» encubiertos del baño y del ropero pasarían desapercibidos?

Yo me sentía más asustado que un «ratón de tómbola» (concurso donde un ratón asustado tiene que ocultarse en una fila de cajas y hay que acertar en cual se meterá, para ganar). Hasta pensaba en agarrar mis cosas e irme de la casa, antes de que mis padres me echen.

– Ya deja de ponerte como una víctima, no te preocupes que no se lo diré a nuestros padres. Pero eso si, esto se acabó! ¿Entendiste?!!!-

-Si, hermanita, gracias…gracias… gracias…

– Ya cállate y deja de dar tantas gracias, creo que todo esto ha sido sólo por no confiar en tu hermana. Si tenías ganas de ver a una mujer desnuda, me hubieras contado y yo te podría haber presentado a una de mis amigas para que cumplas tus fantasías… no?

– Tienes razón, Chavely, pero me daba corte decírtelo. Mamá no sabe nada de verdad?

– No, en serio. Pero tengo una curiosidad morbosa, dime: que tal nos has visto hace un rato?

Con la conversación se me estaba erectando el falo y no podía ocultarlo.

– Jajaja… no necesitas responder, basta con esto- me dijo, tocándome de frente el miembro y dejando su mano ahí.

– ¿Dan, de verdad te excitas tanto conmigo?

– Si Chavely, tienes una forma de ser y un cuerpo que para mi gusto, es superior a los que veo en las revistas que he leído.

– Y por lo que siento en mi mano, hermanito, tú tienes el más grande que he tenido en mis manos… Mmmm..!

– Ya sé como me compensarás por toda la ganancia que has tenido conmigo en estos años- me dijo

– ¿ Y cómo?- le pregunté

– Desnudándote en este momento- y se fue a cerrar con llave la puerta del dormitorio.

Y volvió a suceder lo que tenía que suceder:

Me quite el pantalón y ni bien lo hice el short no pudo contener más mi erecto miembro, dejándose ver la cabeza de mi pene. -¿Me quito todo? pregunté.

– Claro. ¿O cómo estaba yo cuando me mirabas?

Una vez desnudo totalmente, quedé expuesto a sus miradas como si estuviera observando a un animal en una jaula de algún zoológico.

– Ahora paséate por el cuarto como si estuvieras modelando para mi-

En ese momento ya me estaba pasando el malestar que sentía, era como que estaba saldando mi cuenta.

– Ahora párate aquí delante del espejo y yo me pondré del otro lado del ropero como tú lo hacías-

Detrás del ropero se escuchaba un ligero gemido, era obvio que ella estaba haciendo lo mismo que yo hacía; para que me diera cuenta de lo ingenuo que fui al pensar que no sería descubierto.

– Ahora abre el primer cajón de la derecha y elige la lencería que más te haya gustado.

Saqué un conjunto de tres piezas, que era el que más me excitaba.

-Ya lo elegí y ahora que más quieres que haga?-

– Alcánzamelo, ven aquí- contestó

Al acercarme a mi sitio, me llevé una gran sorpresa; mi hermana estaba con las piernas abiertas, contra la cabecera de la cama y con tres dedos metidos en su vagina y otro más en el ano y jadeaba de placer.

– Ahh… casi lo olvido- me dijo: -saca del tercer cajón una caja rojita y vente rápido-

Hice todo lo que me dijo y le alcancé las cosas.

– ¿Dan. Que haces? quiero que me pongas la lencería con mucha suavidad, pero que tus manos no toquen mi cuerpo para nada. Ok?

Era evidente que me estaba torturando, tenía el falo más duro que nunca y al ponerle las bragas tuvo que levantarse y accidentalmente me lo rozó. Y dijo:

– Así no, Dan! Te dije sin tocarme.

– Pero… no ves que mis manos están ocupadas, yo no te he tocado- dije

Miró hacia abajo y sus ojos brillaron; se puso de pie inmediatamente y dijo:

– Bueno, se acabó el juego, sabes algo? Me importa un cuerno que seas mi hermano- y sacándose de un tirón las braguitas me tumbó de espaldas a la cama dejando a su disposición el monumento que se erigía en mi cuerpo; inmediatamente se arrodilló sobre mis piernas y se inclino hacia el puntal que la señalaba, metiéndose la mitad a la boca, con un movimiento de mete y saca, me empezó a dar la primera mamada de mi vida.

El calor de su boca y su experta lengua, me daban los toques más deliciosos, y el verdadero placer que recién descubría. – Así Chavely… así…. me gusta lo que haces… sigue-

-Avísame que no quiero que te corras aún.. ok?-

-Entonces ya no sigas que ya no aguanto- dije

Se levantó y cogió la cajita roja, extrajo un sobrecito y sacó de ahí un preservativo muy extraño ya que tenía muchas protuberancias por los lados y me lo puso; luego me hizo parar y fue ella la que se echo. Dijo:

-Te voy a enseñar los secretos del placer para que hagas disfrutar a todas las mujeres que se te pongan delante. Asimila bien por que esta será la única vez que sucederá esto. Primero vez esta parte de mi cuerpo?- señalándose la vagina- aquí están las partes más sensibles de una mujer, los pezones también son muy sensibles, a veces no soportan ni que los toques. Así que tienes que ser muy perceptivo cuando estas cosas pasen para que no malogres una sesión de sexo. Ahora acerca tu boca para que sientas su olor y luego prueba su sabor por toda la superficie, yo te voy a ir diciendo donde te aplicarás más o menos.

Luego de esa estupenda lección, la clase siguió su curso y por mi parte sentía el pene apretado por el preservativo y lo más interesante era que no se encogía en lo absoluto.

Seguí las instrucciones paso a paso, haciéndola llegar a un orgasmo que me asustó por que se tensó como poseída por el diablo. Pidiéndome casi a gritos que la penetre ya.

No la hice esperar y me fui con todo sobre ella, penetrando lentamente en aquella cueva candente y volviéndola loca con los roces de las cositas que tenía este especial preservativo.

Ya imaginarán como fue eso, estuvimos como una hora y media dándonos duro. Al finalizar cogió su toalla, me hizo una seña de silencio y me susurró -aquí murió todo y cuida nuestro secreto. Ok?

-Así lo haré Chavely, te quiero mucho más que antes-

Al dirigirse al baño y pasar por el dormitorio de mamá, oí que mi madre le decía:-Al final encontré el huequito, pero no vi nada, ya lo tapé, no vaya a ser que tu hermano lo encuentre y se le despierte el morbo… no. Jajajaja.-

– Si mamá, hay que evitarle esas tentaciones al diablito de Dan.