Sexo rodeado de gente

Yo era un joven universitario que para pagarse los estudios tenía que trabajar los fines de semana, pero por fin había llegado el verano y con ello las vacaciones, unas vacaciones relativas ya que tenía que estudiar para las asignaturas que me habían quedado y a la vez trabajar sirviendo copas.

En el poco tiempo que me sobraba aprovechaba para ir a la playa o a la discoteca y en ambos sitios veía parejas que se besaban, se acariciaban pero nunca llegaban al sexo.

Aunque en contadas ocasiones encontré parejas entre arbustos en la playa que estando apenas separados por unos metros fornicaban desinibidamente y pensé que eso era especial, el hecho de estar rodeado de montones de personas y practicar el sexo desenfrenadamente debía ser algo excitante.

El verano era largo pero cada verano aprovechaba mi semana libre para viajar con mi ordenador en el coche y presentarme en alguna de esas congregaciones donde se reúnen montones de jóvenes con ordenadores.

Yo era un fanático de la demoscene y conocía muchos cyberamigos a los que probablemente vería por primera vez este verano.

Llegue a una de estas reuniones y ahí estaba ella, Raquel se llamaba, solo la había visto en fotos pero había una química especial entre ambos cybernéticamente hablando, a menudo fantaseábamos sobre que íbamos a escaparnos una noche a la playa a darnos placer rebozándonos en la arena, nunca lo creí cierto.

Dos días después nos encontramos saliendo del recinto casualmente, íbamos a comprar comida y acabamos sentados en un banco hablando, yo notaba como ella se acercaba poco a poco a mi intentando que yo no me diera cuenta, me cogió la mano y la metió por debajo de su blusa, ella no llevaba sujetador y tenia los pezones durísimos, como dos piedras, entonces empezamos a sobarnos y a besarnos, ella se montó encima mía y dejando la falda arriba rozaba sus bragas con la dura silueta que se dibujaba en mis pantalones, ella cabalgaba sobre mi desorbitadamente, me mordía el cuello mientras yo acariciaba sus pezones y su trasero, el calentón era tan grande que acabé corriéndome encima y ella aunque decepcionada fue parando ya que sabía que en ese lugar no podíamos hacer mucho más.

Al día siguiente me vino a despertar, dormíamos en una especie de camping repleto de tiendas de campaña de diversos colores y tamaños, yo note que alguien entraba en mi tienda y a la vez escuche su voz:

– Hola Jose – susurró mientras cerraba mi tienda y se acercaba a mi.

– Hola – o algo similar murmure sin apenas abrir los ojos.

– Te tienes que despertar para ir a comer algo –

Estaba muy dormido y apenas hacia esfuerzo por oírla pero tenia consciencia de que estaba semidesnudo (solo en calzoncillos) y sabia que eso probablemente la excitaría. Y así fué.

– ¡Jose despierta! – dijo mientras me iba acariciando el pecho y los abdominales con sus afiladas uñas.

– Si no despiertas te vas a enterar – me dijo, yo murmuraba sin decir nada claro

Entonces ella empezó a besarme se quitó la parte de arriba y fue restregando sus senos por mi pecho desnudo, yo me iba calentando mucho y intentaba que ella no lo notara, quería ver si estaba tan realmente excitada como para jugar con un cuerpo que apenas le respondía.

Pero había algo que no podía evitar y era la respuesta de mi pene erecto sobre el que estaba sentada.

Notó también mi respiración, algo mas acelerada y esos factores fueron los que supongo que la llevaron a desnudarme completamente y desnudarse ella también. Ahora empezaba a lamerme y a tocarme la entrepierna y esporádicamente me lamía el glande, yo estaba muy caliente solo pensaba: Fóllame ya, Fóllame ya!. Dejo de manosear mi pene con su lengua y note como se recostaba, se había puesto de cuclillas y cogía mi pene jugando con el a mojarse los labios de su coñito que estaba muy mojado y depiladito, tenía la sensación de que mi pene besaba su coño por momentos pero nunca se lo introducía hasta que lo dejo quieto apoyado en sus labios y apoyo sus manos sobre mis pectorales a la vez ke se introducía mi desnuda verga hasta todo lo adentro que pudo, eso sí muy lentamente. Se la saco muy lentamente también y se acerco a mi oído a decirme:

– Es muy tarde deberíamos ir a comer algo, no? –

– No – dije yo con una sonrisa pícara

De repente se empezaron a oír voces y alguien movió una de las paredes de mi tienda de campaña, nos quedamos paralizados pero al rato llegamos a la conclusión que era el de la tienda de al lado que habría entrado para algo a la suya.

Eran ya las 12 de la mañana y seguíamos desnudos, abrigados por el clima de oxígeno viciado que emanaba de nosotros mismos y que la tienda no dejaba escapar.

Cada vez oíamos mas voces pero no nos preocupamos.

Yo ya estaba mas despierto y decidí tumbarla a ella y pasar a dominar la situación, después de besarla y acariciarla en todo su cuerpo empecé a mordisquearle sus claros pezoncitos que Aún seguían duros por la excitación, seguí bajando y le lamí el muslo.

Luego la piel cercana a sus labios vaginales y luego mi lengua fue separando poco a poco sus sonrosados labios, note que le apetecía que se lo comiera y separe cuidadosamente con los dedos sus labios mas exteriores e introduje mi lengua haciendo unos armónicos movimientos hasta que vi que era el momento de atacar a su clítoris al que lamí cuidadosamente y luego casi mordisqueaba, entre lo que le lamía i sus jugos vaginales le fué bajando una corriente de líquido hasta el ano y pensé porque no jugar un poco con su ano también mientras le como el coño a mi princesa.

Le fui metiendo el dedo poco a poco mientras seguía comiéndole el clítoris, de vez en cuando yo alzaba la mirada para ver que cara tenía y ahora tenía los ojos cerrados, estaba colorada y al notar que la miraba con sus manos bajo mi cabeza, estaba cerca de llegar al orgasmo y gemía levemente, aunque no era muy fuerte su tono de voz, yo oía gente cerca de nuestra tienda y sabía que nos podían oír así que le tapé la boca y seguí con mi acción.

Ella saco fuerzas para decirme que quería que la follara con mi dura polla que llevaba ya demasiado tiempo abandonada así que fui subiendo poco a poco hasta su boca relamiéndole cada centímetro de su cuerpo que me fue posible y empecé a comerle la lengua mientras le introducía en su mojadísimo coño, ella seguía gimiendo y yo solo de oírla gemir lo estaba más aún, le volví a tapar la boca mientras aumentábamos el ritmo y llego el momento en el que ella se estremeció y llego al orgasmo y yo consecuentemente también.

Una vez quietos oíamos como había mucha gente andando a escasos metros de nosotros quizás hablando de cualquier cosa mientras nosotros habíamos echado un polvo a escasos metros de ellos y por un momento creí escuchar:

– Aquí huele a corrida –

Quizás algo del aire viciado había salido y puesto que las tiendas estaban dentro de un polideportivo era posible que se oliera ese olor procedente de nuestra tienda.

Así esperamos un rato nos vestimos silenciosamente y salimos.

Fue una de las mejores experiencias que recuerdo y sentí una excitación especial por saber que estaba rodeado de centenares de personas.