Locura
Me llamo Cristina y me gusta mucho escribir.
Navegando por Internet descubrí un día la pagina de relatos y me llamaron mucho la atención los relatos eróticos.
No hacia mucho tiempo antes me había ocurrido una experiencia con una amiga, así que pensé en escribirla.
Espero sea de su agrado, gracias.
Tengo una amiga que se llama Carolina. Tiene 22 años, y aunque no es una belleza despampanante, resulta muy atractiva para la gente que la conoce.
Es bajita, con el pelo a media melena castaño.
Tiene una buena figura y unos pechos prominentes que hacen que se desvíen las miradas hacia ellos cada vez que pasan a su lado.
Se puede decir que es mi mejor amiga, ya que paso la mayoría del tiempo junto a ella, y además nos contamos todos nuestros secretos.
Un fin de semana me comento que podíamos irnos las dos solas a una pequeña parcela que es propiedad de unos familiares suyos, a mí me encanto la idea de pasar solas dos días en la naturaleza, así que accedí de inmediato, sin saber lo que ocurriría.
Llegamos al lugar, era una casa grande, con un granero y un establo.
Estuvimos toda la tarde recorriendo la hacienda y ella me enseñaba todo.
En el establo tenían tres caballos que usaban para el verano, y que mientras no era la fecha estival estaban cuidados por un empleado que iba a la casa tres o cuatro veces por semana.
Me parecieron unos animales preciosos, y pareció ser que también lo eran para mi amiga Carola, pero de un modo muy especial…
Estuvimos cenando tranquilamente, y ya después de acabar, ella me dijo que fuéramos a los establos de nuevo, a darles forraje a los caballos y a tranquilizarlos para que durmieran.
Yo no sabia de que me hablaba, nunca me había sentido atraída por el mundo de los equinos, así que acepte y fuimos al establo.
Abrimos la puerta, colándonos dentro y ella se acercó a uno de los equinos, negro como la noche y con crines resplandecientes.
Yo me quede un poco alejada, ya que me daban un poco de miedo.
Ella se acercó mas y empezó a acariciarle la grupa, bajando por su vientre con sus manos. Yo no decía nada, solo miraba.
Siguió bajando hasta que llego a la altura del comienzo del pene del animal, y empezó a acariciar la punta que solo sobresalía.
Yo la mire extrañada la pregunte, mas ella me dijo que no pasaba nada. Esperé.
Siguió tocando con sus manos el aparato del animal, el cual comenzó a crecer y a salir de su escondite, llegando a medir bastante mas de dos palmos.
Ella lo agarraba con ambas manos y lo acariciaba, y yo notaba como el pene del animal se iba poniendo duro entre sus dedos.
Yo seguía mirando medio aturdida, sin ni siquiera poder decir nada, pues no se me ocurría ninguna palabra que decir.
Mientras ella, acerco su cabeza al pene del caballo y saco su lengua, posándola en la piel sonrosada y empezando a recorrerla lentamente.
Poso sus labios sobre la verga descomunal del equino y se acerco la punta a sus labios. Abrió su boca y se metió un trocito de la polla del animal dentro.
El caballo relinchaba quedamente y movía sus patas, mientras mi amiga abría mas su boca y se introducía otro trozo de carne dentro de ella, en esto que el caballo dio un paso hacia delante, metiendo dentro de la garganta de Carola un trozo considerable de su enorme polla.
Ella se cayo de espaldas y dejo caer el pene del animal de su boca y se puso a toser, yo levante una mano para ir a ayudarla, pero ella levantó la suya haciéndome un gesto para que me quedara en mi sitio.
Se volvió a arrodillar y se quito la camisa, dejando al descubierto sus pechos.
Cogió la polla del animal y se la acomodo entre ellos, acariciándola con sus dos montañas.
Yo veía como del pene del animal comenzaba a salir un poquito de liquido transparente que embadurnaba y hacia brillar las tetas de Carola.
Volvió a coger el aparato del animal con sus dos manos y volvió a dirigírselo hacia su boca.
Se introdujo la punta en ella y comenzó a acariciarla con ambas manos y con sus labios.
La polla del caballo era enorme y ella hacia lo imposible para meterse mas y mas en su boca, mas no podía tragar mas que unos pocos centímetros.
De pronto se le hincharon los mofletes, abrió los ojos y se aparto del pene del animal, yo vi como liquido blanco se salía por la nariz y al apartarse empezó a caer, de su boca llena, esperma del caballo mientras la polla del animal seguía corriéndose en su cara y en su pecho.
Yo no aguante y vomite allí mismo, al igual que ella, vomitaba semen del caballo, mientras éste seguía corriéndose en su pelo, en su cara y en sus grandes tetas.
El animal hizo el movimiento de penetración hacia delante y golpeo con su polla a mi amiga en plena cara, descargando otra oleada de leche, que cubrió por completo el rostro y el pelo de Carol.
Ella cayo al suelo de nuevo de espaldas y allí pude verla, con las piernas abiertas, en su pantalón corto se veía una mancha a la altura de su sexo que denotaba su excitación, tenia las tetas completamente cubiertas de leche del caballo y de su boca todavía salía semen del animal que se quedaba colgando en sus labios, en su pelo cubierto de esperma, que goteaba hasta el suelo.
La mire y ella no dijo nada, pero entonces comprendí, como siendo tan bella como era, no había tenido ningún novio jamás.