Capítulo 3

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La adicción III

Estaba mirando fuera de la ventana, con mucho interés en escudriñar la calle fijándome en los perros callejeros, sobre todo en los perros machos, me imaginaba el tamaño de sus penes escondidos en sus peludos forros, mi chochito se humedecía cada vez que lograba discernir el sexo masculino de algún animal que observaba, me mantuve muy atenta desde mi punto de observación mientras mis dedos dibujaban la hendedura de mi chochito mojado.

Grigio dormitaba a mis pies, pero comenzó a mover sus orejas en atención, su sensible nariz percibía un aroma a chocho hirviendo, él entendía en su inteligencia perruna, que su perrita humana tenía necesidad de su pija y se preparaba para satisfacerme apenas requiriera de sus servicios, yo continuaba a contemplar el exterior y estaba siguiendo con la mirada un macho de pastor alemán que al pasar y mirarlo desde atrás, se podían notar sus grandes bolas que se movían rítmicamente mientras se desplazaba, al ver esas bolas enormes me imaginé una polla gigante, y refregando mi vientre plano, mis dedos alcanzaron mi túrgido clítoris que se erguía como un cartucho de dinamita pronto a explotar, sobajeé mi coño con más fuerza y me corrí con gemidos y quejidos, soñando con esa verga gigante dentro de mi estrecho chochito.

Estaba cerrando mis muslos con lujuria saboreando mi orgasmo y tratando de prolongarlo al máximo posible, abrí mis ojitos y vi a Grigio que me miraba ávidamente y movía su cola, me lengüeteó mi pierna y pude notar que mi mascota tenía una notoria erección, me metí mis dedos en mi propia conchita y los extraje rebosantes de fluidos, los llevé a mi boca para saborear mis fluidos tan familiares, lo volví a hacer y esta vez alargué mis dedos a mi mascota él ávidamente lamio mis falanges aromáticas y sabrosas.

El perro comenzó una especie de danza a mis pies meneando su cola y lamiéndose los flancos de su hocico en espera de mi suculento chocho que se estaba recuperando del orgasmo, yo todavía estaba caliente me quité mis bragas y echando hacía adelante mi pelvis, le ofrecí mi encharcado chochito a mi mascota, Grigio no perdió tiempo en comenzar a lamer todo ese néctar chochero, todo ese zumo de almejita, todos esos fluidos abundantes que manaban de mi chorito casi lampiño.

Poco a poco me deslicé hasta el piso con mis piernas abiertas y Grigio empezó a lamer mis muslos por donde escurrían mis jugos vaginales, luego él alcanzó mi concha y me hizo estremecer con un largo lengüetazo, la punta de su lengua toco mi clítoris y casi me hace desmayar de placer, levanté y abrí mis piernas ofreciéndole mi almejita abierta para que bebiera mis fluidos directamente de la fuente, la exquisita crema se derramaba de mi chocho y Grigio lamía y bebía todo, la lengua se dobló convirtiéndose en un pequeño pene que follaba mi vagina y me hacia vibrar y estremecer, le acaricie su cabeza una y mil veces y le tironee sus orejas todas las veces que me hacía gritar con las embestidas de su hocico y lengua dentro de mi concha que estaba totalmente abierta para él, solo para él mi amante adorado, le estaba sirviendo mis jugos en una rosada bandeja de carne de chuchita y él me lengüeteaba sin cesar.

El tiempo transcurrió inexorablemente, pero para mi no contaba nada, solo las sensaciones demenciales que mi mascota me procuraba comiéndose mi coño sabroso, uno que otro gritito cuando sus dientes se estrellaban con mi clítoris y me hacia revolcar sobre el choapino con mis piernas en alto y mis rodillas dobladas para mantener la amplia apertura de mi conchita asaltada sin parar por la maravillosa lengua de Grigio.

La famélica lengua de él me arremetió con fuerza inaudita haciéndome gritar y arquear mi espalda, mi coño trasudaba zumo de manera inagotable, Grigio me lamía mis hinchados labios vaginales y embestía mi botoncito delicado e inflamado como un pequeño pene erecto, me hacía retorcer, contorsionar y bombear mis caderas contra su hocico, llevándome poco a poco al borde de la locura, me apretaba mis tetas y tironeaba mis pezones incrementando mi desenfreno y demencia por el orgasmo que se aproximaba.

Todo paso en un segundo, en un minuto o quizás más, agarré su hocico y me lo metí adentro de mi chocho con tanta fuerza que Grigio se sintió ahogar y emitió un quejido, no le tomé mucha atención porque mis sentidos estaban obnubilados por la potencia que crecía en mi bajo vientre y salía por mi ombliguito y se repartía por el interno de mis muslos y seguía más abajo y también por mis caderas hacía arriba haciéndome tiritar, un temblorcillo que se apoderó de mi cuerpo entero y mis chillidos, quejidos y gemidos eran reprimidos por la fuerza de tratar de normalizar mi afanosa respiración, convulsioné por un tiempo sin tiempo, mi ano se contraía sin cesar y las olas orgásmicas se habían apoderado de mí.

Grigio un tanto temeroso, se había echado a los pies de mi cama y me miraba con una cierta suspicacia y desconcierto después de haber sido casi tragado por mi chocho, su pija estaba asomándose y me venían otras ideas y otros gustitos a mi conchita, cerré mis ojos por unos instantes mientras me recomponía y soñé que esa pija volaba a mi chuchita bañada y fresca de orgasmo y se incrustaba en profundidad y crecía de tamaño descomunal, haciendo que mis labios vaginales no la pudiesen contener casi y procurándome miles de sensaciones alucinantes, inconcebibles e irracionables.

Mi mente divagaba en locuras de sexo animal, cuando me conmocionó un golpe bestial, Grigio estaba otra vez insiriendo su lengua en mi vulva, tomé sus patitas posteriores y su pija escurridiza quedo casi a tiro de mi lengua, alcé mi cabeza y la puntita aguzada de su miembro invadió mis labios, con paciencia comencé a pasar mi lengua por su pene y este comenzó a dejar su escondite peludo, creciendo a medida que se lo chupaba, cada vez más grande, mi lengua lamedora incrementaba el placer de él que comenzaba a follar mi boca.

Yo no quería que él me llenara una vez más la boca con su sabroso esperma canino, mi chocho estaba en una relativa paz después del esplendido orgasmo, solo mi culito estaba poniéndose glotón por una pija aguzada y erecta como la de Grigio que había alcanzado una buena dimensión, me subí a mi cama porque mis rodillas estaban un poco delicadas, extraje de mi velador el lubricante y me metí mis deditos en mi trasero para aceitar mi ano.

Cuando Grigio me vio en cuatro, inmediatamente saltó a la cama y su intrusa lengua empezó a lamer mi chocho, puse mi mano como barrera y él se fue a lamer mi orificio anal, luego sentí sus zampas en mis caderas y como tenía ya mi mano entre mis muslos, encaucé su pene en el túnel de mi culito, su puntita se sintió muy rica y la envergadura de su miembro empezó a forzar mi esfínter, no cejó de embestirme con fuerza hasta que me metió su bola y mi estrecho culo se contrajo apresando a su invasor.

Lo tenía completito en mi trasero, acomodé mi rostro en la colcha de mi cama y mis grandes tetas comenzaron a balancearse atrás-adelante, golpeando mi mentón delicadamente, comencé un lento masaje a mi delicado clítoris y mi concha inició a derretirse, metiendo mis deditos en mi vagina podía sentir la bola hinchada haciendo presión desmesurada contra mi chuchita, mi recto estaba colmado con la polla de Grigio y el seguía embistiéndome con fuerza.

Mi culito reaccionaba contrayéndose alrededor de la pija de Grigio, yo podía sentir que sus cojones estaban repletos de microscópicos bichitos que hervían de deseos de salir nadando con fuerza hacía el interior de mi culo en una loca e inútil carrera, porque en mi trasero no había nada que fertilizar ni fecundar, mi rostro radiante de deseos y lujuria resplandecía a la idea de sentir toda esa lechita caliente en mi estrecho esfínter, estaba moviendo mi culito acompasando sus embestidas, se sentía tan rico toda esa carne caliente y palpitante dentro de mí, estaba ansiando que me llenase de su esperma denso y caliente.

Me tenia jadeando y gimiendo como una perra caliente, sintiendo su verga viva horadando cada rincón de mis culito, sentía la fuerza de sus embates y como retumbaba en mi interior, estaba gritando por un orgasmo anal, mi ano se contraía a mil y succionaba esa verga que se inflaba con renovadas fuerzas, luego como una manguera empezó a rociar su lechita en mis vísceras en llamas, tratando de apagar ese fuego y pasión que ardían en mi culo, empecé a sollozar de goce a convulsionar de lujuria, chillaba como una marrana y empujaba mi trasero para tragarme toda su pija y su lechita que ardía como una nueva energía y hacía menearme como loca tratando de ordeñar su semen dentro de mí, sus cojones bombean olas de esperma calientito y me colmaban de sus néctares inagotables.

Me quedé por largo rato abotonada a mi peludo galán, luego su bola se desinfló lo suficiente para resbalar fuera de mi coño y sentí el vacío que dejaba su miembro en mi abusado recto, me deslicé sin fuerzas sobre mi lecho y me relajé en un letargo necesario y recuperador.

Estuve largo rato adormecida, me despertaron las uñas de Grigio que hacían ruido al caminar sobre el piso, él necesitaba salir, así que me recompuse un poco y lo acompañe a la puerta que da al patio, después me fui al baño a hacer mis necesidades, mi culito estaba resentido pero yo estaba muy contenta de haber recibido toda esa lechita de Grigio, hice lo que tenía que hacer y luego fui a ver si Grigio también había hecho sus cosas y al parecer si las había hecho pues estaba en la puerta de la cocina esperando que alguien lo dejara entrar.

Era sábado así que día para bañar a mi perrito, me desnude en baño y me puse una bata de baño, luego lo llame y vino trotando, lo hice entrar, me quité la bata y nos metimos juntos a la bañera, abrí el agua caliente, aun cuando mi bebe esta entre los Schnauzer gigantes, es en relación con su raza, por ende, su talla no es muy grande, al minuto lo tenía enjabonado completamente con su shampo antipulgas, él feliz porque le encanta el agua, mientras me bañaba, él insistía en meter su hocico donde no debía, así que me tenía totalmente caliente otra vez.

Lo sequé acuciosamente y nos fuimos a mi dormitorio, una vez allí me senté en la cama y me perfumé mi chochito con hedor a esperma de perro y todavía goteando semen fresco, mientras tanto, mi amante canino lamía su herramienta detrás de mí, masajee un poco mis tetas con cremita para el cuerpo y luego me senté en mis talones cerca de su cabeza, Grigio olfateo el aire y luego hundió su hocico en mi chocho sintiendo la fragancia caliente de perra en celo, su lengua comenzó a sorber la caliente crema de semen de mi concha lampiña.

Comencé a acariciar su cabeza y sus orejas peludas sintiendo temblorcillos por todo mi cuerpo, desde mi posición podía ver como su pija comenzaba a crecer bajo los aromas de mi chocho hirviente, me senté delante de su hocico con las piernas abiertas sintiendo sus largos lengüetazos y sus mofletes peludos en mis muslos, me eché para atrás y abrí mis nalgas para él, inmediatamente sentí su fabulosa lengua en mi fruncido culo y de mi conchita comenzaron a emanar nuevos flujos abundantes, Grigio no perdió tiempo y lamió mi chuchita ávidamente saboreando el néctar de mi chocho como si fuese un exquisito refrigerio.

Su polla lucía magnifica, puse mis dos manos en ella y la acaricie y la masajee, incluyendo sus peludas pelotas, tenía que asegurarme que su asta creciera lo más posible, lo quería para que rompiera mi concha en uno y mil orgasmos, lo quería largo y duro, se lo chupé un poquito sin entusiasmarme, ya que de lo contrario no se la suelto más hasta que descargue toda su lechita en mi garganta, rápidamente me puse en cuatro expectante.

Grigio se levantó y se fue derechito a lamerme, me hizo estremecer su lengua carnosa, me agaché hasta colocar mi rostro sobre la colcha para dejar mi culito paradito con mi chuchita expuesta a mi adorado amante, Grigio salto sobre mí y me atenazó con sus fuertes zampas, me tenía firmemente aprisionada con sus patitas y daba golpes a tientas para encontrar mi coño, con la ayuda de mi mano, él embocó su verga en mi estrecho coñito y con dos o tres golpes, hasta su bola se había perdido en lo profundo de mi vagina.

― ¡Ooohhh! … ¡ssiii! ― dije cuando toda su verga estuvo afianzada dentro de mi concha, Grigio comenzó a bombearme en forma demencial, hacía que mis tetas temblasen sacudidas por la fuerza de sus embestidas, mi rostro se deformo en lujuria desde el primer momento, estaba siendo follada como a mi me gusta, con su verga y bola al máximo.

Su verga estiraba mi concha como si fuese elástica, su bola crecía y crecía al mismo tiempo que su pene se engruesaba dentro de mí oprimiendo mis órganos vitales y haciéndose espacio en la profundidad de mi ser, me sentía colmada por su pija, jadeando y sacudiendo mi culo y caderas, trabajaba su verga como una perra caliente, mi coño codicioso quería más y más pene, a un cierto momento sus movimientos eran tan rápidos que no discernía si su verga entraba o salía de mi coño.

Grigio me follaba con una fuerza demencial, era como una locomotora en una alocada carrera, mis muslos y mis nalgas temblaban con la potencia de sus estocadas, me corrí como una loca, hasta perdí la noción del tiempo gozando su verga que nublaba mis sentidos, un océano de leche comenzó a inundar mi vagina, su verga parecía un submarino que disparaba torpedos de esperma hacía mi cérvix, uno y otro chorro salían desde la aguzada punta de la verga de Grigio y se mezclaban a los fluidos alrededor de su polla, mi orgasmo infinito continuaba y yo pateaba con mis piececitos sobre la colcha y gritaba acallando los sonidos en mi almohada ― ¿Maura estás bien? ― era mi madre que había regresado ― ¡Sí! Mami … estoy bien ― respondí con una voz de puta borracha, esperando que mamá no se diera cuenta que estaba ensartada en la pija de mi mascota ― ya regresé … quería avisarte … buenas noches y que duermas bien ― me dijo mamá ― bueno mami … que descanses también tú ― respondí con una voz más normal.

― ¡Uy! … estuvo cerca ― pensé, mamá casi me pilla haciendo travesuras con mi mascota, todavía lo tengo enterrado en mi chocho y ya no puedo hacer tanto ruido, mamá esta en casa, aferré sus patitas, pero todavía siento que bombea esperma en mi conchita, lo siento que se quiere bajar y suelto una de sus patitas, él la pasa sobre mi culo y quedamos abotonados culo con culo, mi cama cruje ruidosamente, ahora todo me parece ruidoso, estoy nerviosa porque mi madre podría sentir algo, cuando siento que Grigio empieza a tironear, lo libero y su bola salta fuera de mi concha con un ruido estremecedor, me quedo apegadita a la cama silenciosamente, semen escurre de mi vagina, acomodo las toallas y me quedo en cuclillas esperando se descargue mi canal vaginal.

Grigio intenta lamer mi concha un par de veces, luego se da por vencido y se va a lamer su verga reluciente de líquidos de mi chocho que todavía gotean, lo observo por unos instantes y luego me adormezco en un sueño intenso.

Me desperté muy temprano en la mañana, debo asistir al colegio, tengo tanto que contarle a Alexa, yo y ella compartimos nuestros secretos con nuestras mascotas y hay veces que nos calentamos tanto que nos toqueteamos un poco por todas partes, no somos lésbicas, pero si niñas calientes, mamá estaba en cocina preparando el desayuno, la saludé con un beso en la mejilla
― ¡Hola! mami … ¿cómo estás?
― ¡Hola! hijita … yo estoy bien … he tenido tanto trabajo que no te he dedicado mucho tiempo últimamente … de verdad lo siento
― ¡Oh! mami no pierdas cuidado … no ha sucedido nada de relevante … mami, quiero pasar esta tarde a casa de Alexa para hacer nuestras tareas juntas … ¿me das permiso?
― Hija has lo que tienes que hacer … si necesitas algo me llamas
― ¡Oh! mamita … gracias
― De todas maneras, yo tengo otra reunión esta tarde y no se a que hora me desocupo … no me esperes si llegas temprano
― Esta bien mami … no te preocupes tú que todo va a estar bien
― Lo se mi amor … se que eres una buena niña
Mamá no sospecha nada y eso era lo que me tenía preocupada esta mañana que amanecí con mi chocho lleno de semen y una mancha en mis sabanas, además, creo que toda mi pieza huele a esperma canino, quizás sea mi impresión, pero estoy dejando la ventana abierta para que haya circulación del aire.

Todas las mañanas me echo mi perfume de Hello Kitty, para disimular el olor a lechita de mi mascota, a mí me agrada andar todo el día con su olor y su esperma que baña mis bragas, pero entiendo que no es aconsejable y tengo que evitar sospechas que me puedan perjudicar, me fui al colegio a pie disfrutando mi hobby preferido que es mirar las pijas de los perros callejeros e imaginar sus tamaños, llegué a tiempo y me encontré con mi amiga Alexa
― ¡Hola! Ale
― ¡Hola! Mauri … que me cuentas
― ¡Uy! niña … aunque no lo creas mamá casi me pilla con mi bebe
― ¡Uy! que miedo … cuenta … cuenta
Así que le conté todo lo que había hecho el día anterior y ella hizo lo mismo, me preguntó si después del colegio iríamos a casa suya y yo le dije que sí, porque mi madre regresaría tarde, así que no tenía problemas de tiempo, estuvimos platicando de todo un poco, hasta que sonó el timbre de ingreso a clases.

La jornada escolástica trascurrió en total normalidad y nos fuimos del colegio a casa de Alexa, ella tiene mucho tiempo porque sus padres trabajan y se retiran tarde en el día a día, llegamos y nos recibió Rex contentísimo, se vino directamente a mis muslos y Alexa lo reprendió fuertemente, quizás un poco celosa, pensé, nos servimos unos refrigerios y Alexa dijo que hiciéramos primero las tareas y después tendríamos todo el tiempo para nosotras solas.

Con la ayuda del internet, nos demoramos como hora y media en terminar nuestros trabajos y Alexa inmediatamente se conecto a un sitio porno, había chicas masturbándose con unos penes de todos los tamaños, sus conchitas lucían estrechísimas para esas dimensiones y gozaban a más no poder, mi chocho no necesito mucho para reaccionar, Alexa me dijo que había encontrado tres de esos penes en el mueble de su madre y ya había probado con dos, pero había uno demasiado grande para su conchita pequeña, solo su madre podía con uno de esos, se levantó y los fue a buscar.

Alexa volvió con unos arneses similares a los que se veían en los videos, pero en realidad había uno demasiado grande y que no lucía como una pija humana normal, era extraño, no lo podíamos asociar con nada, hasta cuando ella pasó a un sitio de zoofilia y vimos a un caballo, si bien era más pequeño que lo que se veía en los caballos de los videos, su forma era indudablemente la ságoma del pene equino, yo me quité las bragas y lo presenté en mi chocho y me di cuenta que jamás sería en grado de coger con un animal así de grande, Alexa hizo lo mismo y nos reímos como bobas pensando a una verga de esa envergadura.

Luego probamos con los otros, sus dimensiones eran exuberantes, pero al alcance de nuestras hendeduras vaginales, con un poco de lubricación yo probé primero uno y el segundo después de algunos minutos también se encajó en mi concha, todas estas pruebas me pusieron tremendamente caliente, necesitaba tener un desahogo.

Alexa me pregunto si quería jugar un juego nuevo, imaginando lo cachonda que es, dije que sí, pues bien, nos desvestimos y nos intentamos lamer nuestras propias vaginas, la primera que lo logre gana, y si ninguna de las dos logra, le pregunté, bueno cada una se tiene un consolador, nos masturbaremos y la primera que se corra, podrá follar con Rex, estaba tan caliente que accedí de inmediato y me desvestí, Alexa hizo lo mismo…

Continuará…

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