Capítulo 1
- El trio que se me convirtió en reto
- Un trío que se me convirtió en reto II
Trio y reto
Un trio no planeado que se convirtió en reto.
Hola, mi nombre es Diego y el de mi esposa Mayra, llevamos 10 años de relación y 5 de casados, yo de 40 años y ella de 35, los dos trabajamos, tenemos buenos trabajos, la única queja que tengo de mi relación es que antes de casarnos éramos un poco más calientes, más activos sexualmente.
Hace un mes ella tuvo que viajar a su pueblo natal para acompañar a mi suegra, la cual se encontraba un poco mal de salud, yo me quedé solo en casa.
El jueves al llegar de trabajo me sentí un poco solo, inicie a ver en el Facebook, a mis antiguos compañeros de universidad, hasta que llegué al perfil de José, me detuve en las fotos con su esposa, que la verdad estaba pasada de buena, tambien vi un viejo mensaje, en el que me invitaba un fin de semana a mi, y mi esposa a su apartamento, yo solo le había dicho que ya le comentaba.
No se por que le termine escribiendo.
-Hola José, como estas, la invitación aún está disponible?
Pasaron más de dos horas cuando me respondió.
-Hola Diego, qué milagro, si quieres pásate el viernes en la noche y tomamos algo, vienes con Mayra?
-No, mi esposa esta con la suegra este fin de semana.
-Perfecto, entonces te espero.
Subí al apartamento, golpeó a la puerta, pasaron un par de segundos cuando la puerta se abre.
-Hola, soy Ara, la esposa de José, tu debes ser Diego?
– sí, ehhh, hola.
-pasa, ya baja José.
Iba detrás de la esposa de mi amigo, espectacular, llevaba una blusa suelta, estampada de rosas, con un pronunciado escote que dejaba ver justo donde se juntaban los senos, al parecer hermosos ; una falda ajustada, corta, muy corta, que marcaba unas anchas caderas y un muy redondo trasero, esta, combina con el color de las rosas en su blusa y su labial; unas medias de seda de color oscuro, unos tacones en punta que la hacían ver más alta, estilizada, elegante.
Pasamos a la sala, que es amplia, bien iluminada, con una bella vista a los cerros, empecé a ver a todos lados para alejar la mirada de Ara, me sentí medio pervertidos viendo de manera morbosa a la mujer de mi amigo.
El apartamento es duplex, baja José, me saluda, me presenta a su esposa y saca de la nevera una botella de vino y de la alacena unos snacks.
Empezamos a beber, a picar, a recordar nuestra época universitaria, los dos reíamos. Ara escuchaba y se unía a nuestras risas y bromas. Ella estaba frente a nosotros, no podía dejar de verla.
José me pregunta:
– Qué es lo más loco que has hecho con tu esposa?
Yo digo, sacando pecho:
– ¡Una vez lo hicimos en el baño de un cine!
Jajajja
José bajo la mirada, sin preguntarle, me sentí ganador, me senté de manera relajada en el sofá.
Ara se pasa al lado nuestro, se sienta al lado de José, el cual queda en el centro, dice algo que no entendí.
José:
– No seas grosera, mal educada, que va a decir nuestro invitado?
¡Eso merece un castigo!
Coloca a Ara como a niña chiquita sobre sus rodillas, sube su falda, las medias de seda son de ligero y no llega ropa interior, le da tres palmadas que dejan marcados los dedos en los glúteos de la chica, que en esta posición había quedado con la cabeza, cerca a la cremallera a mi entrepierna.
José:
– ¡vamos discúlpate!
Ara coloca las manos sobre mi paquete, el cual ya estaba erecto, en realidad estaba erecto desde que la vi, desabrocha la correa, desabotona el pantalón, baja la cremallera y extrae mi pene, lo mira con detenimiento, por todas partes, como quien ve un gran platillo antes de saborearlo, lo besa, pasa la lengua desde la base hasta el glande, lo chupa, lo succiona, lleva mi pene al fondo de su garganta.
José le masajea el trasero al tiempo que le empuja la cabeza hacia mi pene, ella da pequeñas arcadas, saca el pene, el cual esta complemente ensalivado, es delicioso.
-Así esta mejor mi amor, vamos ahora chúpamela a mi.
Ella se pone de pie, se quita la blusa, quedan sus hermosos senos al descubierto, de tamaño medio, con lindos pezones de color rosa, se retira la falda; su coño perfectamente depilado, que permita visualizar sus labios y un pequeño clítoris que con timidez se asoma. Cambia de posición, ahora está el trasero en mis piernas y succiona el pene de mi amigo, que ya se había quitado el pantalón.
José me dice:
– vamos dale un par de nalgadas.
Sus glúteos retumban, ella gime.
– Besa su trasero.
– yo beso sus glúteos.
– ahí no, ahí.
con su dedo me señala el esfínter.
Yo me acomodo mejor, le abro los glúteos a la esposa de mi amigo, visualizo la parte inferior de la vulva, la más carnosa, veo sus labios menores de un rosa suave, en medio de los cuales se asoman pequeñas gotas de humedad. beso su asterisco en repetidas ocasiones.
– Lámelo.
– Yo obedezco e inicio a lamer, de suave a fuerte, recorriendo toda la línea del trasero, deteniéndose solo para hacer piruetas en su ano.
– Mete la lengua;
meto la lengua, ahora la nariz, ahora recorro todo el canal ahora me concentro en su ano, mientras ella deja de mamar eventualmente para tratar de ver que hago con su trasero y empujar mi cabeza dentro de él. Ya no es el vino que me embriaga, es este pequeño agujero, su textura, que delicia.
– Esta limpió, se preparó para usted, mi amigo, disfrútalo.
En este momento no se que me excita más, las indicaciones de José, o las pequeñas contracciones del trasero de su esposa.
– Ubícate de tal forma que quedes frena a su vagina e inicia a lamer con suavidad su clítoris.
Lo hice, pero no solo lamia su clítoris, con mi lengua recorría toda la vagina, lamia chupaba, penetraba. El sentirla gemir me enloquece. Gotas de su humedad se deslizan a través de mi lengua, mis labios, trato de no dejar caer una sola de estas gotas de placer.
José me pasa un pequeño frasco con lubricante.
– Aplicado en tus dedos, es a base de agua, sin sabores u olores que puedan generar incomodidades, que no te generara problemas, masajea con uno de tus dedos del medio el entorno del ano, y suavemente empieza a introducirlo, sentirás una especie de barrera, de anillo, este es el ano, una ves lo traspases sentirás completa libertad, continúa masajeando hasta introducir un máximo de tres de tus dedos.
Así lo hice, siento ese anillo que aprisiona mis dedos a una pequeña distancia delante entrada de ese pequeño orificio. Ella enloquece. Una pequeña cantina de líquido sale de su vagina directo a mi boca, su vagina y recto se contraen. Ella grita, sus piernas tiemblan y deja de mamarle la verga a su esposo, el la besa, le acaricia el rostro, la hala hacia él, ella aún exhausta se sienta sobre él, con algo e sudor en su frente y espalda empieza a cabalgar, de manera suave. flexionando el coxis, Él mientras tanto le besa sus pechos, los acaricia, los succiona, la escena se ve deliciosa.
Ella me coge la polla, la lleva hacia sus labios, la toma con la boca, queda libre la mano y acaricia mis huevos, creo que voy a llegar. Ella lo nota, pausa los movimientos, creo que quiere retardar el momento. De en medio de los cojines saca un preservativos, rompe el envoltorio con los dientes, lo pone entre sus labios y con la boca lo coloca en mi pene.
José ve que ya me ha puesto el preservativos, me dice:
-Adicionales un poco de lubricante, en tu pene y en la entrada de su ano.
Así lo hice.
– Ahora penétrala.
Ellos frenan su cabalgata, yo me acerco a los glúteos de Ara, los abro, veo solo los huevos de José, ya que lo demás se encuentra enterrado en la vagina de su esposa, un poco más arriba visualizó la entrada de ese hermoso culo, el cual me va a llevar a la gloria. Tomo mi pene con una de mis manos, mientras con la otra trato de mantener las nalgas de la mujer separadas. Acto seguido colocó en glande en la entrada a ese delicioso trasero, presiono, empieza a ceder, poco a poco se empiezan a perder mi pene en esta delicia.
– Ahhhh…
José la besa, lame sus senos, observa el rostro descompuesto de su bella esposa por el placer, ella gime.
Iniciamos movimientos pélvicos, sincronizados, rítmicos, como pre ensayados. Los gemidos de ella aumentan, se acompañan con los nuestros, el sonido del bombeo a los agujeros de Ara es delicioso, húmedo. Más que un orgasmo parece que estuviésemos convulsionando, los corazones se aceleran, los cuerpos transpiran, mi pelvis choca contra los glúteos de la bella Ara, parece más un castigo, por algo que una infante hace mal, pero en realidad es un premio, un premio que ella da a los dos. Mis testículos botan todo lo que pueden, parece que no van a terminar, siento como se desocupar en pequeños, pero largos espasmos que salen de mi cabeza, recorren mi cuerpo y terminan en cada contracción de mis huevos, es delicioso.
Los cuerpos quedaron exhaustos, sobre el sofá por unos minutos, todo vuelve a la normalidad lentamente.
Ara besa a su esposo. Me besa a mi, sube las escaleras, se retira.
Miro a José, el sabe que lo miro y me pregunta:
– Te gusto?
Yo no respondo, guardó silencio.
Señala la parte superior de la chimenea, hay una foto de ellos dos con otra chica que es muy hermosa.
– Es Alicia, vivió con nosotros por tres años, amiga de Ara, de un antiguo trabajo. Ella necesitaba un cuarto en alquiler, nosotros se lo dimos, y poco a poco se dieron las cosas, nos amamos, fue hermoso. Se fue a Australia, a continuar con su vida, nos escribimos regularmente. Ahora tiene un nuevo amor.
Un pequeño silencio.
– Un día viendo el Facebook con mi esposa, ello los encontró atractivos, por eso la invitación.
– No creo que Mayra hubiese aceptado, esto, lo que acabamos de hacer…
– Ve poco a poco, vean una película erótica, lean algo que les ponga a volar la imaginación.
– Vimos 50 sombras de Gray, a ella le pareció estúpida.
– A mi también
Jajja, reímos los dos.
Hablen de sus fantasías, exploren. Las mujeres disfrutan mucho más del sexo que nosotros, tienen más zonas erógenas, mas terminales nerviosas en su clítoris que nosotros en nuestro glande, sus orgasmos son más intensos más profundo,
– Son multi orgásmicas, asiento yo.
– Las mujeres también ven a los hombres que se les gusta, ven su entrepierna y tratan de adivinar la apariencia y tamaño. Fantaseando con los hombres que encuentran atractivos. Como te digo llévala poco a poco, si no es buena para hablar, trata de descifrar sus gustos através de su lenguaje corporal, de como mira, de su humedad.
La verdad nos gustaría a mi esposa y a mi ser una pareja, una pareja de cuatro, con ustedes dos…
Mira al techo, y por un momento parece que por su mente pasan miles de posibilidades.
Ara baja de nuevo, envuelta en una bata, ya se había duchado, de nuevo nos da un pico. Tomamos un par de copas más y luego nos despedimos.
Desde entonces no he logrado olvidar esta velada, he tratado, como me propuso José de llevar de poco a poco a mi esposa, en ocasiones me cuestiono lo que estoy haciendo, pero luego me ganan más las ganas, me excita imaginarla en medio de los dos, en ocasiones siento rabia conmigo mismo. Ella a veces sede a leer, a ver temáticas eróticas, pero no logro leer sus gustos, saber sus fantasías, parece que por cada paso que avanzo, retroceda dos.
Saludo de cuando a cuando por redes a José y Ara, no me han vuelto a invitar, no comentan nada relacionado con nuestro encuentro, creo que el turno es para mi, pero no logro avanzar
Oh vida, esto realmente se me ha vuelto una obsesión.