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La posada

No fue nada fácil pero lo consiguió. Esta estúpida me había logrado calentar de tal manera que me dolían los cojones de la gana que se había apoderado de mí por joderla. Me la volvió a poner a tope y entonces le alcancé el forro para que me lo pusiera. Me lo puso con mucho cuidado y dedicación.