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Un lío gordo II: Andanzas

Estaba profundamente dormida ya que - aunque en ese momento no lo sabía - había estado varias horas teniendo sexo. A la distancia no lo veía pero conforme me acerqué a ella le vi la cara bañada en semen el cual ya había escurrido hasta la almohada en la cual reposaba su cabeza y en su pelo endurecido se formaba una costra blanca - para la mayoría de los hombres esa costra blanca nos es muy familiar.