Su tía es una mujer madura por aquel entonces debería de tener 45 o 46 años casada, vivía en nuestro mismo edificio, no era alta mas bien bajita, algo rellenita, pechos chiquititos aunque no caídos a pesar de haber tenido dos hijos, y lo mejor un culo impresionante, grande como a mi me gustan, es decir era la típica mujer madura que a mi me encantan, y yo soñaba a veces con ella, haciéndome unos pajotes terribles.
Pero el verano es tiempo de cambio y lo que en un principio fue indiferencia y desdén , luego se transformo en admiración y es que a ella le encantaba ver a David no solo goleando y siendo la estrella de cada partidillo, sino observarle atentamente cada gesto, cada movimiento de éste en pos de un balón, con los músculos tensos y el trasero prieto.
Me estire de espalda a el, buscando unos instantes de caricias, quería que su boca acariciara mi espalda, que sus dedos la recorrieran y no me fallo, sus manos sus labios, su pene recorrieron toda mi espalda, me obligaron a estremecerme una y otra vez, sus dedos acariciaban mi nuca, al final no pude mas y me gire, mirando al cielo que empezaba a recibir las primeras luces del día.