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Una pasión

Cuando llego hasta la plaza a la que suelo ir a correr, alcanzo a divisar a la primer y única persona que parece habitar el mundo a parte de mi; casi no la veo, pues esta sentada en uno de los bancos del centro de la plaza, casi oculto por las plantas. Me acerco para ver bien quien es y que hace, sigilosamente, sin hacer ruido llego hasta las plantas.