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Ay mami II

De vez en cuando la espiaba en el baño abriendo la puerta sin que se diera cuenta, la veía enjabonarse y ahí mismo me volaba la paja utilizando una crema lubricante especial que un amigo me había regalado y que había robado a su padre que es proctólogo, la untaba en mi mano derecha y me acariciaba la verga suavemente y despacio, luego esperaba el preciso instante cuando se agachaba a enjabonarse los pies para acelerar el ritmo, cerrar los ojos imaginado metiéndosela por ese enorme culo

Ay mami I

Para ese entonces yo contaba con doce años, no era inexperto en las arte amatorias por ciertas experiencias que luego les cuento, pero me encontraba en una edad en la que la presión de evacuar mi necesidad sexual se siente en el abdomen, como un cosquilleo y desesperación tremenda.

Como me cogi a mi madre

Al oír todo esto me excito muchísimo y decidí hacerla sufrir un poco, mi mamita suplicaba y se acostó en la cama amarrándose sus tetas y abriendo sus piernas al máximo, le puse mi verga en la entrada de su coño y le metí solo un poquito la puntita para luego sacársela y acariciarle su clítoris con la punta de mi verga, mi madre suplicaba.

Lujuria prohibida

Como una zombi, en sostén y tanga entré al baño con su ropa. El estaba bajo la ducha, su verga erecta casi vertical, tremendamente larga y gruesa, y cuando me vio en la plenitud de mi belleza, semidesnuda, con mis tetas bien al frente, tembló: "Ven, mami, ayudame a jabonarme". Sin decir palabra me acerqué y el agua me mojó todo el cuerpo, pero no me importaba, comencé a jabonar sus partes mientras él acariciaba mis senos por sobre el sostén

Atraída por su hijo II

Nos fuimos a un hotel donde todos me miraban y envidiaban a mi pareja. Con desesperación nos despojamos de la ropa y penetrada de inmediato, veía y sentía sus movimientos gracias a un espejo en el techo. Me sentía una puta deseada y en dos minutos mi hijo me provocó el primer orgasmo, lo que le estimuló más aún. Volvimos a hacer lo del primer día.

Iniciándose con mami II

Sumida en la fiebre del deseo, flor comenzó a imaginar situaciones con su hijo para lograr lo que quería. Entre todas las posibilidades que pasaron por su afiebrada mente, finalmente se decidió por aquella en que ella instruía a su hijo en educación sexual y le hablaba de las relaciones entre hombre y mujer, ya que sabía bien que aunque Raúl ya estaba en edad de saber de esas cosas, su padre no le había dicho nada ni nunca le diría una palabra al respecto debido a su falta de carácter.

Iniciándose con mami I

La relación de ellos había empezado a enfriarse debido a la frialdad de Manuel en la cama, la que se traducía en una falta cada vez mayor de actividad sexual, lo que Flor resentía y le tenía en estado de permanente insatisfacción. Y a su edad, que ahora se empinaba a los 37 años, esa situación era explosiva y sus deseos de satisfacer sus ansias sexuales cada vez eran mayores, con todas las implicaciones que ello tenía.