Garganta Profunda
Ella se acercó a mi, y me miro profundamente a los ojos, como queriendo leer mi mente.
Pero ella muy en el fondo sabia bien que era lo que yo quería.
Dibujó en su rostro una pequeña sonrisa y seguido a eso se arrodilló ante mi, quedando su boca justo a la altura del cierre de mi pantalón.
Mi pene a esa altura cobraba vida propia, latía como si tuviera corazón propio circulando tanta sangre que sus venas parecían reventar.
Ella tomó delicadamente el cierre con una mano y comenzó a bajarlo muy despacio, tan despacio que nunca parecía terminar, yo explotaba de placer de solo imaginar lo que sucedería, la fantasía en mi cabeza era mas fuerte que la propia realidad.
Luego comenzó a introducir una mano en búsqueda de su tan preciado y deseado tesoro.
Sentía como sus dedos levantaban mi slip y recorrían muy despacio por mis vellos hasta llegar al tronco de mi miembro.
Lo tomó bien fuerte con la mano como si se le pudiera llegar a escapar.
Sus uñas se clavaban en él provocándome dolor pero ese dolor era confundido con el placer que sentía.
Comenzó a tirar hacia afuera para poder tenerlo a la vista, pero parecía imposible sacarlo de ahí adentro ya que había tomado dimensiones descomunales y estaba muy rígido.
Sin pensarlo como si fuera parte de su instinto con la otra mano, comenzó a soltar mi cinturón y a desabrochar el pantalón, dejando caer el mismo hasta la altura de mis rodilla.
Ahí ella se encontró con la imagen de su mano dentro de mi slip y el pene que se marcaba bestialmente queriendo salir del lugar tan apretado.
Sin sacar la mano de ahí, agarró con la otra el slip de costado y lo arrancó como si fuera de papel.
Dejando a la vista parte de mi pene que salía de la mano de ella, donde se veía la cabeza del mismo que tenia un par de gotas de esperma que ya se quería escabullir hacia fuera, como si se tratase de una olla a presión.
Soltó el pené y éste como si fuera una vara se puso firme hacia el frente tieso como mirando su boca.
Ella sin dudarlo empezó a pasarle la lengua secando las gotitas de semen que tenia, como preparándose para lo que venia más adelante.
Pasó su lengua por todo el tronco de mi pene hasta llegar a los testículos.
Ella sentía con la lengua como latían intensamente las venas de mi miembro.
Entonces comenzó con su tan dulce y carnosa boca a succionar mis testículos provocando que los mismos se inflaran por el escalofrío y luego siguió chupando hasta llegar a la cabeza de mi pene y ahí se detuvo, abrió bien grande su hermosa boca y sacó lo más que pudo su lengua como queriendo hacer lugar en su interior y comenzó a deglutir todo mi pene, el cual ya estaba en su mayor dimensión ya que la calentura era extrema y ella parecía disfrutar al máximo cada centímetro que ingresaba en su boca.
Cuando sintió que el mismo ya no entraba más, puesto que chocaba contra su garganta ella se acomodo dejando la misma derecha, tragó un poco saliva y agarro muy fuertes mis nalgas y entonces comenzó a tragar lo que quedaba, mi pene fácilmente se habría camino dentro de su garganta, éste nunca había estado ahí pero sabia bien que otros si, por la facilidad en que pudo entrar.
Yo si antes estaba a mil ahora era indescriptible la situación que sentía en ese momento quería que fuese eterno, necesitaba acabarle en ese momento ahí para poder inundarle todo su estomago con mi leche que seguro iba a ser muy abundante, pero me concentre y espere.
Ella retiro el pene de ese lugar para poder respirar bien pero no por mucho tiempo ya que comenzó a mover su cabeza sacando casi hasta el ultimo centímetro de mi miembro de su boca y luego tragándoselo todo en un segundo, se movía como si fuera su boca la vagina y realmente se sentía mucho mejor.
Ella seguía succionando y tragándose mi pene una y otra vez hasta llegar a mis testículos y dejando la lengua afuera para poder chupar los mismos teniendo el pene entero en su boca.
Así estuvo un buen rato hasta que no soporté más y la agarré muy fuerte de la cabeza apretándola contra mi miembro, observando como este desaparecía completamente en su boca y viendo como su garganta se hinchaba como si fuera una víbora tragando a su presa, eso fue suficiente para comenzar a descargar toda mi leche dentro de ella.
Ella en ese momento clavaba sus uñas en mis nalgas por el placer inmenso que le causaba sentir todo ese tan preciado néctar.
Finalmente dejó mi pene unos instantes dentro suyo para no dejar escapar ni una sola gota de leche y luego comenzó a retirarlo muy despacio esta vez.
Cuando él mismo ya estaba fuera de su boca se veía mas flácido pero muy morado y totalmente limpio.
Ella se paró, me miró bien a los ojos, abrió su boca para mostrarme que nada había adentro, y comenzó a besarme con una pasión terrible.
Su lengua estaba tan blanda como una seda pero a la vez muy caliente.
Así nos quedamos besándonos los dos después de haber tenido el mejor sexo del mundo.