Capítulo 3
- Obligado por la hija de mi jefe I
- Obligado por la hija de mi jefe II
- Obligado por la hija de mi jefe III
- Obligado por la hija de mi jefe IV
Desde que Bea me follo no puedo dormir, mi novia me nota extrañó, y es que yo no puedo pensar en otra cosa que en conseguir el video y así impedir que Bea siga amenazándome.
Nunca tendría que haber empezado, tendría que haberla rechazado, después de todo podría haber encontrado otro trabajo si ella cumplía su amenaza, pero ahora no solo se trata del trabajo, se trata de mi novia, no podría vivir sin ella y nunca me perdonaría lo que he hecho.
El lunes no estaba Bea, yo me quede algo más tarde y espere a que se fuera toda la gente, cuando me quede solo, aproveché para colarme en el despacho de Bea, empecé a registrar los cajones buscando el video, pero un golpe de puerta me sorprendió.
Cuando levanté la cabeza para mirar, me quede blanco en ver delante a Bea, yo no sabia que decir, pero ella no era tonta, sabía que estaba buscando el video, hoy Bea llevaba un uniforme verde, la falda le llegaba hasta las rodillas.
-Parece ser que tengo ratas en mi despacho- dice ella.
-Yo…-empecé a decir.
-Silencio!- dice Bea mientras se mira la hora – Ya que veo que tienes tiempo de sobra, a partir de hoy cuando pliegues de trabajar te quedaras una hora más para complacerme.
-No me hagas esto por favor, yo no puedo….-dije.
-He dicho silencio!-me volvió a interrumpir- tu harás lo que yo quiera, si quieres puedes decirle a tu novia que te emos aumentado el horario, eso a mí me da igual. Y si te vuelvo a ver en mi despacho sin mi consentimiento, entregaré el video a tu novia directamente.
Bea se acercó a mí, yo estaba nervioso, no sabía que decir y no pude impedir que me empezasen a salir lágrimas de los ojos.
El parecía disfrutar con eso y me bajó los pantalones y calzoncillos, estaba tan nervioso que mi pene no estaba erecto y yo me esforzaba para que no se levantara, pero solo con dos besos de Bea en la punta de mi polla, bastó para solucionar el problema.
Bea me obligó a tumbarme en el suelo, de forma que mi pene quedara tieso hacia arriba, después se quitó las bragas y me las metió en la boca, yo las escupí, pero ella me dio dos bofetadas y me las volvió a meter.
-Si vuelves a sacarte las bragas de tu boca, te juro que hare que te las tragues-dice Bea.
Yo ya estaba llorando, no tuve más remedio que aguantar las bragas dentro de mi boca, encima fue una cosa difícil cuando ella se sentó encima de mi pene y empezó a cabalgar.
La muy zorra se reía mientras me follaba y disfrutaba humillándome.
Al cabo de los 5 minutos se detuvo y se levantó, yo iba a levantarme, pero me dijo que ni se me ocurriera moverme.
Ella retiró las bragas de mi boca, yo me alivie, pero no duro mucho cuando se tumbó de forma que todo su coño quedara en mi boca y su cabeza en mi pene.
Mi cabeza estaba atrapada entre sus dos piernas las cuales me apretaban, mientras que mi boca no podía impedir que el coño de Bea se restregase bien, toda mi cabeza estaba tapada debajo de la falda de Bea, ella se movía, yo casi me estaba ahogando.
Mientras yo estaba sufriendo con su coño restregando mi boca y sus piernas apretando mi cabeza, ella empezó a lamer lentamente mi polla de abajo a arriba.
Por fin se corrió y me dio permiso para levantarme.
-Ya puedes vestirte, limpias todo esto y te marchas, que mañana tienes que trabajar -me dijo.
Yo sin contestarle y sin parar de llorar, obedecí.