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La venganza de mi yerno

La venganza de mi yerno

Para los que no me conocen, soy terapista sexual en una entidad estatal y las historias que narro aquí ocurrieron en la vida real de algunos de mis pacientes y la forma en que las narro es 100% fiel a la forma en que las escuché durante las sesiones de terapia, cuyos apartes guardo en cuadernos y cintas de audio.

La historia que les traigo hoy, mi quinta publicada en esta web, la rescaté de mis archivos del año pasado.

El protagonista acudió a mi para tratar de superar el estado en que quedó después de lo que le sucedió.

Esto fue lo que me contó:

Yo era felizmente casado hace 1 año; ahora simplemente soy casado.

Lo que cambió el rumbo de mi vida fue lo sucedido en esa horrible noche en la que mi esposa, mi hija, su novio y yo asistimos juntos a aquel bar de moda.

No era primera vez que salíamos en ese programa ya que por tener a nuestra hija a muy temprana edad, podíamos divertirnos juntos ya que teníamos gustos bastante similares. Mi esposa tenía en ese entonces 35 años y mi hija 18.

El noviecito creo que como 23 y yo 37. La verdad es que mi esposa y mi hija parecían mas bien hermanas ya que la niña había heredado las facciones felinas de su madre, el mismo cuerpo voluptuoso que desde los 13 años había insinuado que sus pechos serían tan monumentales como los de mi esposa (y ya a los 18 años estaban incluso mejores) al igual que sus caderas anchas y nalgas redondas sobre unas firmes piernas.

Ambas son de baja estatura y por la edad, la cintura de mi hija se mantenía delgada mientras que la de mi mujer ya había dejado asomar un par de kilitos en exceso, pero nada que dañara el hermoso paisaje del cual me sentía muy orgulloso cada vez que iba con ella por la calle.

Lo que no me tenía muy contento era mi futuro yerno, ya que es un tipo medio desgarbado, flaco y de mala presentación que además no hacía nada por prepararse para la vida.

Era bastante alto y con ese estilo hippie que yo no acababa de entender que había visto mi princesa en semejante personaje.

A pesar de eso, estaban juntos hacía poco mas de 4 meses, y yo nunca había interferido ni con ese ni con ninguno de los 3 novios que anteriormente ella había traído a casa.

Aquella noche sin embargo, estábamos divirtiéndonos mucho.

Bailamos en la pista cada uno con su pareja, a veces intercambiábamos en la pista, también tomamos varias copas y la noche estaba avanzando bien. Hubo un momento en que los novios se sentaron en el sillón que habíamos apartado, que casualmente estaba en el fondo en un lugar un poco oscuro de la discoteca.

Mi esposa y yo nos habíamos quedado bailando pero al terminar el disco fuimos a sentarnos.

Afortunadamente, ella me dijo que iba al baño así que no tuvo que llegar conmigo a la mesa para así no tener que ver el espectáculo que yo me encontré. La parejita no nos había visto salir de la pista y creyéndose a salvo se estaban morreando de lo lindo.

Mi hija tenía la blusa con los 3 primeros botones abiertos y uno de sus grandes senos fuera del sujetador, del cual el rapazuelo se encontraba prendido como si estuviera amamantando.

Al mismo tiempo tenía su mano bajo la falda de ella, entre sus piernas y el movimiento de mete y saca me dejó claro que la estaba penetrando con su dedo, al tiempo que ella tenía una mano estirada sobando el pene del tipo sobre el pantalón.

Yo no guardaba esperanzas de que mi hija fuera virgen, pero tampoco me esperaba ese tipo de comportamiento público y quedé bastante impresionado.

Me dirigí a la pareja; en comienzo el tipo no me vió ya que estaba dedicado en cuerpo y alma a succionar el pezón grande y oscuro de mi hija.

Ella me vió cuando me acerqué y el brinco que dió fue tan tremendo que se quitó de encima al tipo, cerró las piernas, se guardó el pecho y comenzó rápida pero torpemente a abotonarse la blusa y a acomodarse la falda.

Yo estaba tan desconcertado que solo me los quedé mirando mientras el noviecito me veía con un gesto que no adiviné si era de susto o de satisfacción.

Me acerqué y me senté al lado de ella; tomé una copa de la mesa y bebí un sorbo.

Sin saber ni porqué, le dije al novio: ” ¿Qué tal si vas al baño y aguardas allá un rato? “; el tipo sin mediar palabra se levantó y se dirigió al baño.

Yo me quedé solo con mi hija y comencé a recriminarle.

Ella no respondía y yo le dije que simplemente para no lastimar a su madre, iba a permitir que la noche terminara sin decir mas nada pero que estaba muy decepcionado de ella; que tratara de comportarse como una chica decente en lo que quedaba de la noche.

Ella solo asintió con la cabeza; yo me levanté y me dirigí al baño.

Allá entré y solo vi a dos jovenzuelos en los orinales, no veía a mi adorado yerno así que me asomé por debajo de las puertas y vi sus pies en uno de los compartimientos.

Empujé la puerta y me encontré con el espectáculo que terminó de colmarme la paciencia: el tipo sentado tranquilamente sobre la tapa del sanitario se estaba masturbando mientras se fumaba un tremendo tabaco de marihuana.

Cuando me vió, me sonrió; yo llevado al límite entré y lo tomé por las solapas, lo zarandeé y de un manotón le tumbé el tabaco de la boca ante el asombro de los 2 chicos que estaban orinando, al mismo tiempo que le grité “No quiero volver a verte jamás en la vida, y si te vuelves a acercar a mi hija te mato !!”. El muy miserable me sonrió y guiñándome un ojo me dijo “Tranquilo Suegro”.

Me hirvió la sangre en las venas, así que bajé la mano y de un manotón le agarré el pene que aun tenía afuera y los huevos, apreté lo mas fuerte que pude haciendo al tipejo gritar y doblarse de dolor tratando de zafarse, lo lastimé triturándole los huevos y luego de un empujón lo tire al piso dándole mi advertencia final: “Si te vuelvo a ver cerca de mi hija te los arranco y te meto tu verga en el culo y tus huevos en la garganta !!!”.

Después me incliné y le lancé un escupitajo que le dió en toda la cara.

Salí del baño y rápidamente me dirigí a la mesa donde me esperaban mi esposa y mi hija.

Las encontré charlando animadamente aunque mi hija se puso un poco nerviosa cuando me vió llegar hecho una furia.

Mi esposa preocupada me preguntó que pasaba así que ya no tuve mas remedio que decirles que nos largábamos enseguida.

Pasé a explicarles lo que acababa de suceder en el baño y aunque no le conté a mi esposa el incidente anterior con mi hija, le advertí a esta última que no volvería a ver jamás a ese esperpento de hombre.

Ella asintió con la cabeza, visiblemente decepcionada también por la historia del baño que acababa de escuchar.

Recogimos nuestras cosas, pagué la cuenta y salimos de la discoteca. No había visto salir al tipo del baño.

Ya en nuestro carro nos dirigíamos a casa; en nuestro camino se hace necesario tomar una carretera de tierra en un trecho poco transitado que dura como 8 minutos.

Estaba sobre ese trecho e íbamos todos en silencio cuando de pronto unas luces de auto se encendieron al lado de mi coche y pude ver como una camioneta velozmente me rebasaba sobre el camino y se atravesaba en la carretera justo delante de mi, lo que me obligó a dar un frenón tremendo ante la sorpresa.

Obviamente habían venido siguiéndome con las luces apagadas para que no pudiera verlos en ese camino tan oscuro, hasta que me habían dado alcance y ahora estaban frente a mi. Inmediatamente se bajaron 2 tipos y corrieron hacia mi auto.

Mi esposa y mi hija gritaban cuando de pronto uno de los tipos se acercó a mi ventana y amenazándome con un revolver me gritó que saliéramos todos del auto.

Noté que otro estaba apuntando a mi esposa del otro lado.

De pronto levanté la vista y me quedé helado cuando vi que era mi yerno quien me apuntaba con la pistola y con una mirada de furia en su rostro.

Ante la amenaza decidimos no arriesgar y rápidamente estuvimos fuera del carro.

No es mi estilo acobardarme, pero ante la presencia de mi mujer y mi hija pensé que lo mejor era intentar mediar calmadamente para protegerlas a ellas así que comencé a pedirle disculpas al tipo, diciéndole que nos dejara ir y que lo acontecido en el baño de la discoteca había sido solo un momento de rabia.

Como respuesta me lanzó una tremenda patada que me cogió desprevenido y me alcanzó justo en los huevos tirándome inmediatamente al suelo retorciéndome de dolor.

Me dijo: “Ahora, querido suegro, permítame devolverle la tierna caricia que me hizo en el baño”, y en ese momento me propinó otro tremendo patadón en los huevos; sentí un dolor impresionante, perdí la respiración y la vista se me nubló gradualmente… me desmayé !!

No sé cuanto tiempo estuve desmayado ni sé con detalles lo que sucedió durante ese tiempo ya que mi esposa y mi hija jamás me quisieron dar detalles.

Solo recuerdo que desperté en medio de gritos y gemidos de las dos mujeres. Intenté abrir los ojos; al comienzo la luz me incomodó y de inmediato sentí un dolor agudo en los huevos mientras seguía escuchando los gemidos, siendo mucho mas fuertes los de mi hija.

Cuando conseguí volver a la realidad, se me congeló la sangre en las venas con la escena: yo estaba completamente desnudo, sentado en una silla con los brazos amarrados por detrás del espaldar y las piernas separadas amarradas por los tobillos una a cada una de las patas delanteras de la silla.

Estábamos en un cuarto iluminado por una lámpara y en el centro había una cama redonda muy grande, en la cual estaba mi esposa desnuda acostada boca arriba y con las piernas abiertas enganchadas en los hombros de mi yerno, quien arrodillado frente a ella la sujetaba por los muslos mientras la embestía follándola salvajemente y sacándole ahogados grititos.

A su lado estaba mi hija, boca abajo apoyada sobre sus rodillas y codos, con un par de almohadas bajo el vientre, los puños apretados a las sábanas y las piernas bien separadas recibiendo el pene del amigo de su novio que desde atras agarrado a sus caderas la follaba de una manera brutal; mi hija gritaba fuertemente cada vez que el tipo arremetía con fuerza haciéndole brincar las nalgas y los tremendos pechos que se balanceaban frente a las almohadas.

Me quedé paralizado ante la escena y grité un “Nooo !!” que inmediatamente llamó la atención de todos.

El novio de mi hija me miró y me dijo; “Vaya suegro, por fin despiertas … estamos en el mejor momento”.

Mi esposa giró la cara para que yo no la mirara a los ojos mientras el tipo comenzó en un mete y saca desaforado demostrándome como se la follaba. El amigo no había parado de penetrar a mi hija que me miraba fija pero con los ojos desorbitados mientras seguía gimiendo muy fuerte con cada nuevo empellón.

Solo hasta ese momento percibí que sobre la cama estaban el par de revólveres, uno junto a cada pareja al alcance de los hombres.

Ellos se reían burlones y se felicitaban mutuamente mientras seguían violando a mi familia.

De pronto el novio se salió de la vagina de mi mujer dejándola abierta de piernas, tomó el revolver y lo puso en la cabeza de mi hija.

Mi esposa y yo gritamos al tiempo, y el tipo nuevamente soltando una carcajada dijo “No… está muy linda mi novia … toma cariño, mejor te doy este otro cañón que tanto te gusta”; enseguida se acercó y le metió el pene en la boca agarrándola por los cabellos y obligándola a chupar a gran velocidad pero sin retirarle la pistola de las sienes, en una clara demostración de que tenía que obedecer o atenerse a las consecuencias.

Allí estaba yo destrozado, viendo como mi hermosa hija era poseída por el desconocido que la follaba salvajemente y que si su pene era tan grande como era la contextura de su cuerpo, mi niña tenía razón en gritar como lo hacía; mientras que por el frente el flacuchento novio la ponía a mamar un pene tan delgado como él pero considerablemente largo y le decía “Eso mi novia hermosa, alíviame el dolorcito que me causó tu papi”.

Mi esposa acurrucada se balanceaba y lloraba en la cama con impotencia mientras la nena era sometida y aun con el pene llenándole la boca era posible escuchar sus quejidos.

De pronto, ante una señal del novio su amigo se salió de mi hija dejándola allí abierta de piernas pero aun chupando el pene.

Al parecer ya estaba todo medio planeado porque el amigo se dirigió a mi mujer y se acostó a su lado boca arriba; la tomó por los cabellos y bruscamente la obligó a que se la chupara poniéndole el revolver en la frente.

Mi esposa se arrodilló a un lado del tipo y resignada comenzó a chupar aquel pene que ahora pude constatar que era enorme y mi mujer tenía grandes dificultades para lograr empalmárselo todo dentro de la boca aunque el tipo le empujaba cada vez mas fuerte la cabeza hacia abajo obligándola a tragar mas.

Mi yerno le decía a mi hija “Así mi amor, chúpamela tan rico como me la chupabas en tu casa cada vez que tu papi se iba a dormir”.

Mi hija continuaba chupando rítmicamente mientras con dolor pude percibir que un par de lagrimas corrían por sus mejillas.

De pronto el tipo la apartó y le ordenó “Bueno amor, ahora vamos para que le enseñes a tu papi porqué es que yo no quiero dejarte, muéstrale lo bien que chupas”.

Ella comenzó a llorar rogándole que no la obligara, pero como respuesta el tipo agarró a mi esposa por los cabellos, le dió una tremenda bofetada y volvió a hundirle la cabeza en el pene de su amigo poniéndole ahora los 2 revólveres en la cabeza.

Mi hija gritó al mismo tiempo que yo, pero el tipo montó el gatillo y señalándome con el dedo le gritó “Has lo que te ordeno perra, enséñale a tu papá lo bien que chupas”.

Con horror y desespero vi como mi hija se bajó de la cama llorando y lentamente se dirigió a mi.

No pude evitar contemplar todo su cuerpo mientras ella avanzaba con paso lento y vi que era realmente hermosa; sus senos eran grandes y redondos pero muy firmes, terminados en un par de pezones grandes y oscuros. Su vagina era amplia y estaba muy bien adornada con unos vellos púbicos cortitos y delicados, bien depilados por los lados marcando un triángulo perfecto.

Llegó frente a mi y sin mirarme se arrodilló frente a mis piernas apoyándose en mis muslos. Yo susurré “no…”, pero ella miró hacia su madre que seguía mamando pene con 2 revólveres sobre su cabeza. Entonces mi hija me miro con una cara angelical bañada por unas lagrimitas en sus mejillas y con ojos enrojecidos me dijo: “Lo siento papi… ellos están locos, no quiero que le pase nada a mamá”.

Estiró la mano y agarró mi flácido pene, lo miró un instante y bajando lentamente la cabeza se lo metió en la boca y comenzó a chuparlo suavemente.

Los tipos soltaron tremendas carcajadas y aplaudieron la movida.

Yo cerré los ojos pidiendo al cielo que todo acabara pronto, y comencé a sentir como mi hija hacía deslizar mi pene suavemente dentro de su boca que sentí muy húmeda con una saliva tremendamente cálida.

En comienzo sentí vergüenza con ella y mi pene seguía flácido.

El novio gritó “Que pasa cabrón, admite que es buena mamadora tu nena, salió a la mamá… aprovecha” . Mi hija aumentó un poco la velocidad sabiendo que si la erección no acontecía ellos querrían otra cosa.

A pesar de mi situación tan precaria y la vergüenza con mi familia, mi cuerpo comenzó a reaccionar al delicioso estímulo y mi pene en pocos instantes después estaba rígido dentro de la boca de mi hija que seguía succionando y moviendo la cabeza arriba y abajo al tiempo que acompañaba el movimiento con su mano; en la cama, mi esposa era obligada a chupar los dos penes, alternándose entre el uno y el otro.

Después de un rato en esa situación, vi como mi yerno se acomodaba detrás de mi esposa y desde atras volvía a penetrarla; empezó a bombearla fuertemente dándole palmadas en sus voluminosas nalgas que brincaban ante las embestidas y gritándole todo tipo de obscenidades, mientras por delante el amigo la agarraba por los cabellos y tiraba de su cabeza haciéndola tragarse todo su pene.

Ella trataba de ahogar los gemidos pero aun así podía escucharlos.

Mi yerno comenzó a anunciar su corrida y justo antes de eyacular, se salió y se masturbó sobre la espalda de mi esposa, soltando enseguida algunos chorros de semen que cayeron sobre toda su espalda y nalgas.

Él gritaba “Toma suegrita, toma la leche que tanto le ha gustado a tu hijita”.

El amigo en tanto no le había permitido a mi esposa disminuir el ritmo de la mamada y casi enseguida comenzó a moverse y a hacer gestos que me indicaron que su fin también estaba cerca.

Vi entonces como empujaba la cabeza de mi esposa hacia abajo y movió sus caderas en circulo; restos de semen empezaron a escurrir por las comisuras de los labios de mi mujer que aun seguía con el pene en la boca y los ojos apretados.

Después de terminar, ambos se pararon de la cama dejando a mi mujer llena de semen en la espalda, nalgas y boca, y entonces se sentaron a observar a mi hija que seguía chupándome a ritmo parejo.

El amigo se acercó entonces a nosotros y agarrando la cabeza de mi hija por atras con sus dos manos, la obligó a que aumentara el ritmo de la mamada.

Ella comenzó a mover la cabeza al ritmo que el tipo le indicaba y mi cuerpo respondía al estímulo endureciendo mas mi pene, aun en contra de mi voluntad.

El novio de mi hija sentado en el borde de la cama miró a mi mujer y le dijo “Mira suegra, que orgullo de hija que has levantado”.

Seguidamente la agarró por los cabellos y de un halón la obligó a que le chupara el pene diciéndole “Ayúdame aquí suegra, que la fiesta no termina”.

Ahí seguimos con mi hija mamándome el pene, el amigo empujándole la cabeza y mi esposa mamándoselo a mi yerno que, gracias a su juventud, en poco tiempo estuvo de nuevo erecto y listo.

Nuevamente tiró de los cabellos a mi esposa y la apartó diciéndole “Ya esto listo suegra puta; apártate que no quiero que mi novia se ponga celosa”.

Se acercó a mi hija, la obligó a ponerse de rodillas y le separó las piernas pero sin que dejara de chuparme mientras él arrodillándose detrás de ella la penetró.

Ella descompuso la cara y gimió fuerte; iba a soltar mi pene pero de nuevo el amigo le empujó la cabeza hacia abajo impidiéndoselo.

Empezó entonces mi yerno a bombearla rápidamente mientras ella me seguía mamando a mi, y él inclinado le apretaba sus grandes y hermosos senos, y le palmeaba las nalgas diciéndole “Así mi amor, siempre te ha gustado que te dé en esta posición, que rico compartirlo en familia”.

Su amigo que reía a carcajadas, comenzó también a masturbarse hasta que estuvo de nuevo recuperado.

Se acercó a la cama y se acostó boca arriba; mirando a mi mujer le ordenó “Móntate, perra” apuntándola con el revolver.

Mi mujer se acomodó agachada en cuclillas con una pierna a cada lado del hombre y de espaldas a él.

Tomó el monumental pene y se lo acomodó en la entrada de su vagina, comenzó a descender y pude ver como sus facciones se alteraban por el dolor del tremendo aparato entrando, pero se lo empalmó todo quedando sentada totalmente en la barriga del hombre.

Luego comenzó a cabalgar con las manos apoyadas en sus rodillas y sus senos se balanceaban arriba y abajo al ritmo de su cabalgata.

Por primera vez abrió la boca y comenzó a gemir fuerte, ya que obviamente ese pene era mucho mas difícil de soportar sin chillar que cuando la había penetrado mi yerno.

Mi hija también chillaba fuerte aun con mi pene en la boca, ya que aunque el pene de su novio era mas tolerable, ella tenía menos recorrido sexual que su madre y estaba mas estrecha.

La situación continuó y pude ver al tipo que se follaba a mi mujer estirar los brazos y agarrarse a sus grandes senos estrujándolos mientras mi mujer cabalgaba fuerte sobre el pene que entraba inmisericorde en esa vagina que tantos placeres me había dado.

Yo no estaba excitado, pero como humano que soy, mi cuerpo respondía a la tremenda mamada que mi hija me estaba dando y creo que por ser su novio quien la estaba penetrando, hubo un momento en que la situación la excitó ya que comenzó a chuparme con mas esmero.

Yo sentí que me iba a correr en su boca y comencé a estremecerme, pero mi yerno se dió cuenta y antes de alcanzar mi clímax, haló hacia atras de los cabellos de mi hija obligándola a sacarse mi pene de la boca y le dijo que me soltara.

Ella obedeció apartando su mano y mi pene tremendamente erecto cayó palpitando sobre mi vientre.

En ese momento, mi mente estaba destrozada pero mi cuerpo pedía mas porque ella me había dejado en mi punto máximo.

Mi yerno soltó otra carcajada diciendo “¿Que pasó suegrito?… buena la nena, ¿cierto?”.

Siguió follándola con fuerza y ella ahora ya liberada del pene en su boca, gritaba ante las embestidas del tipo, casi al unísono con los gemidos de su madre.

Aunque ellas no estaban disfrutando lo que sucedía, el tamaño del pene que follaba a mi esposa, así como la estrechez de mi hija, las hacían gemir de forma que los tipos celebraban ruidosamente.

A mi hija la follaban arrodillada entre mis piernas con mi pene al alcance de su boca, y yo podía verla como alternaba su mirada entre mis ojos y mi pene que aunque aun erecto, ya estaba mas relajado.

Sus senos se balanceaban al ritmo de su cuerpo adelante y atras; de pronto el novio en su máximo delirio, volvió a alcanzar su clímax y comenzó a chorrear de semen el interior de mi hija, que cerró los ojos y se inclinó apoyándose ahora sobre sus codos y arqueando su espalda, dejando sus nalgas en una posición inmejorable para que el tipo la penetrara a fondo mientras descargaba todo su contenido.

Cuando hubo terminado, se salió y agarrándola a ella la obligo a ponerse de pie frente a mi.

Luego se me acercó y agarró mi pene examinando su nivel de erección, que al verla un poco disminuida me dijo “¿Que pasó suegro?, ¿no te gusta el espectáculo? ¿o es que quieres el tuyo propio?”.

Mi pene aun estaba erecto y el depravado comenzó a masturbarme ante el asombro de mi hija que solo miraba. En la cama mi esposa seguía cabalgando sobre el mástil.

Aunque aun no sé por qué, el masaje de mi yerno llevó mi pene nuevamente a su máxima expresión.

Entonces él tomó a mi hija por la mano y la acercó a mi. Le dijo “Ven mi amor, quiero que hagas a tu papi lo que me hacía a mi en el auto, sino quieres ver los sesos de tu mamita regados por el cuarto”.

Las lagrimas nuevamente corrieron por las mejillas de ella, pero avanzando pasó una pierna a cada lado de mi cuerpo.

Yo vociferaba que no, y le gritaba amenazas al tipo que solo se reía.

Mi hija apoyó una mano sobre mis hombros y con la otra tomó mi pene acomodándolo en la entrada de su vagina tal como había hecho su madre, se metió la cabeza dándole rigidez al pene y terminó de apoyarse soltando el pene y poniendo su mano en mi otro hombro.

Me miró a la cara y yo me sentí morir mientras ella descendía lentamente y la veía apretar sus labios pero sin dejar de mirarme mientras mi pene se iba introduciendo en su caliente cuerpo.

Lo sentí muy caliente y húmedo debido seguro a la dosis de semen que el novio le había dejado antes, y él le decía “Eso cariño, complace a papá”, y ella comenzó la cabalgata” vamos amor, restriégale tus lindas tetas en la cara”; ella obedeció y subiendo un poco pasó sus hermosos y grandes senos por mi cara moviendo se cuerpo de lado a lado se forma que me los pasaba los dos alternadamente.

El olor de su piel era encantador y tuve que resistir la tentación de chupar esos pezones amplios y hermosos, recordando que se trataba de mi hija.

Después volvió a descender y siguió cabalgando. Me sentí morir cuando pude notar que mi hija estaba disfrutando del sexo conmigo y sus gemidos esta vez eran de placer, mientras aumento el ritmo de su cabalgata metiéndose mi pene hasta el pegue mismo.

Yo bajé la mirada y pude ver como al ritmo de su cabalgata, sus grandes senos brincaban arriba y abajo mientras que su vagina se veía hermosamente abultada y sus vellos se separaban en la hendidura de su entrada para dar paso a la rigidez de mi pene que entraba y salía de su cuerpo.

Aunque no era lo que queríamos, nuestros cuerpos físicos estaban reaccionando a la situación segregando hormonas de placer.

Yo estaba a punto, debido a la anterior mamada que me había dado, así que después de un par de minutos de mi hermosa nena cabalgándome y gimiendo mientras me miraba a los ojos, no pude contener mi orgasmo y sendas descargas de semen comenzaron a brotar depositándose en el interior del cuerpo de mi hija.

Ella gimió mas y cabalgó mas rápido y pude ver como casi enseguida de mi eyaculación ella comenzó a estremecerse en medio de un tremendo orgasmo.

El novio celebró y la llamó de “puta” muchas veces.

Después la hizo levantarse y mi pene cayó flácido.

La llevó hasta la cama y la acostó, hizo bajar a mi esposa del pene del amigo, la acostó junto a mi hija y las obligaron a juntar sus cabezas y a manosearse ellas mismas los pechos.

Los tipos se acercaron entonces y se arrodillaron uno a cada lado masturbándose a toda velocidad.

Les indicaron que abrieran las bocas y sacaran las lenguas; se masturbaron mas y el amigo que era el que mas aguante había tenido de todos, comenzó a derramarse voluminosamente en las caras de mi hija y mi esposa apuntando alternadamente los corros que caían abundantes y muy blancos.

Terminó y se escurrió restregando la cabeza de su pene contra sus bocas y luego se dejó caer sentado en la cama.

Mi yerno seguía dándose y tardó mas ya que esta era su tercera eyaculación, pero no por eso fue menos abundante y terminó de llenar los pocos espacios que el semen de su amigo había dejado en las caras de ellas.

Este semen era menos blanco que el anterior y también menos espeso, dejando ver claramente que las caras, bocas, pechos y cabellos estaban completamente llenos de dos tipos de semen diferentes. Luego las obligaron a que cada una lamiera la cara de la otra.

Terminaron la tarea y una vez mas se felicitaron entre ellos.

Comenzaron a vestirse dejando a las mujeres allí acostadas, embadurnadas de semen por dentro y por fuera y con sus hermosos cuerpos mancillados. Yo seguía amarrado en la silla, emocionalmente destrozado.

Cuando estuvieron listos, se dispusieron a marcharse no sin antes indicarnos que si los denunciábamos pagaríamos caras las consecuencias.

El tipejo se acercó a mi hija y le dijo “mi amor, te diera un beso de despedida, pero no me gusta la leche de verga tanto como a ti y a tu puta mamá”. Después se me acercó y me dijo: “Suegro querido, tal vez así aprenda su lección.

A mi nadie me amenaza !!!”; luego complementó “y te devuelvo esto”, acto seguido me soltó un escupitajo que dejó un hilo de saliva colgando de mi rostro. Salieron del cuarto.

Mi esposa e hija tuvieron que soltarme y disponer todo para marcharnos.

Al salir vimos que estábamos en un apartamento campestre que mi hija reconoció como de uno de los amigos de su ex-novio.

También nos habían dejado estacionado mi auto afuera. Nos fuimos de ahí, totalmente destrozados por lo sucedido.

Hoy en día los dos sujetos se encuentran a disposición de las autoridades y mi familia y yo asistimos a terapias para tratar de superar el destrozo emocional que aquella noche causó en nuestras vidas.

Aun no hemos tomado la decisión de hacer el examen genético para determinar si el padre del niño que tuvo mi hija nueve meses después, es su ex-novio o si de hecho, mi nieto es mi hijo.

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