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En el estacionamiento

En el estacionamiento

Como ya he escrito con anterioridad, omitiré mi descripción en este relato.

Si desean saber como soy, pueden leer mi relato anterior.

Les voy a contar lo que me sucedió el otro día.

Por cuestiones del trabajo, y debido a que la empresa donde trabajo tiene una “sucursal” en un complejo de oficinas, me tuve que trasladar a la misma.

Ahí me quede hasta tarde. Serian cerca de las 2 de la mañana cuando salí de la oficina.

No temí por mi seguridad, pues el edificio esta (o al menos eso pensaba yo) custodiado por elementos de seguridad y esta muy bien iluminado. Igual el área de estacionamiento.

Al salir, no había nadie en el pasillo que me llevaba al elevador.

Antes de salir, le había hablado a mi esposo (si, estaba casada, llevo apenas 2 años de matrimonio) y le había comentado que ya iba de salida. Me encamine, pues, al elevador para ir al estacionamiento.

En el elevador no había nadie.

Como bajaría 7 pisos y tenia comezon en mi concha (algo típico cuando estoy en mis días fértiles), decidí mejor ir con el coño al aire.

Así que rápidamente me quite mis bragas y las guarde en mi bolsa. Igual, no había nadie mas en el edificio y dudo mucho que alguien se diera cuenta.

Por cierto, déjenme contarles que traía una falda azul sastre a la rodilla, una blusa blanca de manga larga y un saquito azul también.

Era época de calor, así que no llevaba medias.

Por fin llego el elevador al estacionamiento y me dirigí hacia mi auto. Había todavía dos o tres coches mas estacionados. Supuse que no seria la única desvelada.

Es un edificio bastante grande y hay varias oficinas y corporativos en el mismo. Vi el reloj del elevador. Las 2:15. Llegaría a mi casa a las 3, aproximadamente.

Mientras iba caminando, escuche un silbido. Gire hacia donde vino el mismo, y en ese momento sentí que me tomaban de la cintura y me levantaban.

Yo trate de patalear, pero un segundo sujeto salió detrás de uno de los pilares y me detuvo las piernas. Trate de arañar a quien me traía de la cintura, pero un tercero (no se de donde salió) me sostuvo las manos.

El que me traía de la cintura me dijo al oído:

-Quieta preciosa, deja de resistirte, y quizá hasta lo goces. Si no, tendremos que ser muy malos contigo.

Yo, en vez de colaborar con ellos como me lo estaba pidiendo, empecé a gritar, pues ya me imaginaba lo que me iban a hacer.

Grite con todas mis fuerzas, forceje, me revolví entre mis captores. Sabia que había cámaras de seguridad por todo el estacionamiento, así que tenia la esperanza de que los guardias vieran lo que me estaban haciendo y fueran a ayudarme.

Me colocaron sobre el toldo de un carro. El que me llevaba por la cintura me sostuvo mi brazo derecho, y el que me sostenía mis brazos se quedo únicamente sosteniendo mi brazo izquierdo.

El que me mantenía la piernas fijas descubrió que no llevaba calzones y les dijo a sus compañeros:

-De verdad esta perra esta en celo, ya hasta esta preparada. Quiere verga!!

-Déjenme, hijos de la chingada, suéltenme!!!!! – les grite

Su exclamación fue recibida por carcajadas de los otros dos. Sin mayor preámbulo se saco su verga, ya totalmente erecta y acomodándola a la entrada de mi cueva, me la metió toda de una sola embestida.

Yo brinque del dolor y, por la fuerza de mi reacción, logre zafarme de los dos que me sostenían, y aprovechando la sorpresa, trate de incorporarme y librarme de aquel pedazo de fierro que me quemaba las entrañas.

El que me la estaba metiendo reacciono rápido y, sin sacarme su instrumento de mi concha, me dio una cachetada en la cara, tan fuerte que sentí que me iba a arrancar la cabeza.

Me caí nuevamente sobre el capo, y los otros volvieron a sostenerme de los brazos.

– Agárrenla bien, cabrones – les dijo el que estaba dentro de mi-, quiero darle verga a esta puta hasta hacerla sangrar.

-Es que brinco de repente, wey, nos agarro desprevenidos.

-Ora si, preciosa, vas a ver lo que es tener un hombre de verdad dentro de ti

-Suéltame, cabrón, si fueras tan hombre no harías esto – le grite

-Así, cabrona? Ya veras que tan hombre soy, pendeja.

Dicho eso, agarro aire y empezó a bombear, con fuerza, rasgándome por dentro cada que su caliente herramienta entraba y salía de mi. Yo me intentaba zafar, soltarme de sus cómplices, y tiriba patadas al aire, pero mis esfuerzos eran inútiles.

Como a los dos minutos saco su pija de mi concha y la acomodo a la entrada de mi ano.

Con fuerza, sin lubricar ni intentar abrírmelo, me fue metiendo su verga con lentitud, mientras que les decía a sus compañeros

– Me cae que esta perra tiene el mejor culo que he probado en años. Aunque se ve que le gusta que le den por aquí! Lo tiene suavecito, como de seda!

– Dale, wey, métesela hasta el fondo, bátele la mierda

– Si, llénala de leche!!

– Ya, pendejos, suéltenme, ya déjenme ir, YAAAAAAA!!!!!

– Cállate puta, bien que andabas con las nalgas al aire, no?

Mientras, el seguía entrando y saliendo de mi agujero posterior, cada vez con mas fuerza, mas rápido. Supuse que estaba a punto de correrse.

Casi agradecí que se vaciara en mi ojete, pues estaba en mis días fértiles y bien sabia que no usaba ningún tipo de protección.

-Arghhhh – grito, mientras que sentía un liquido ardiente que me inundaba los intestinos

– Eso!!! Se nota que le encanto, ahora déjame a mi – le pidió el que me tenia sujeta mi mano derecha

– Esta rebuena esta puta, de veras que si – decía el que me acaba de violar, mientras se salía de mi.

– Y tu eres un estúpido, pendejo, hijo de la chingada, ojala que te cojas así a tu madre- le grite, y por respuesta obtuve un puñetazo directo en el estomago, que me dejo sin aire.

– Cabrón, si fuera hombre no te atreverías- le dije en un silbido

– No, preciosa, si fueras hombre ni te cogería – y soltaron otra carcajada

Rápidamente, cambiaron de posiciones, y empezó nuevamente el mete y saca en mi concha, que seguía seca y cerrada.

Me agarraba de las caderas y me jalaba hacia el, metiéndome mas su verga, sentía que se me iba a salir por la garganta. Sentí de repente que se detuvo, y como su pija palpitaba dentro de mi, estaba a punto de correrse!!

– Salte, cabrón, no termines dentro de miiiiii!! – le grite con desesperación

Volvió a arremeter con sus ensartadas, cada vez mas fuerte, y yo seguía gritándole que no se corriera dentro de mi

– Ya me harto esta perra, vamos a ponerle una mordaza que le encantara – dijo el que me había violado primero.

Y acto seguido, saco nuevamente su pija y se acerco a mi boca. Yo me voltee hacia el otro lado, pues de ninguna forma se la iba a chupar.

Pero entre los dos que me sostenían los brazos me obligaron a voltear.

El que me sujetaba del lado izquierdo me apretó fuertemente abajo de la mandíbula.

El dolor fue indescriptible, y abrí la boca, momento que aprovecho el otro para ensartármela. Y así me tuvieron un rato, cogiéndome por mi concha y por la boca.

Nuevamente, sentí que se le hinchaba la verga al que estaba dentro mi coño, y supe que ahora si se iba a correr.

No pude hacer nada mas que emitir gemidos de protesta, y como pude, apoye mis pies en sus caderas, y empuje, tratando de sacar su herramienta de mi, pero el cabrón me jalo hacia el con fuerza, y me sostuvo mientras sentía que un liquido caliente me llenaba completamente mi vagina.

– Que tal, perra? Apuesto que nunca antes habías recibido tanta leche de un solo hombre – me decía jadeante, mientras sentía su verga seguir palpitando y en cada palpitación un chorro mas que me llenaba.

El que me estaba cogiendo por la boca también termino, sosteniendo mi cabeza con fuerza, obligándome a tragar su asqueroso semen.

Cuando termino, me soltó de improviso y yo creí que me dejarían ya ir, pero el tercero (el que me tenia aprisionada de mi brazo izquierdo) con un movimiento rápido me dio vuelta y me sujeto los dos brazos por las muñecas.

Uno de sus cómplices – no pude ver quien – le ayudo a abrirme las nalgas mientras el con su mano libre guiaba su verga por mi ojete. Por fortuna, ya estaba abierto, sino me hubiera lastimado bastante.

– Vamos, cabrón, ábrela bien, que no pueda cagar en todo el mes – le gritaba uno de ellos.

– Eso, dale por su culito – le decía el que me tenia abiertas las nalgas.

De un empellon me metió su polla, y al instante se puso a bombear. Evidentemente ya estaba muy excitado, pues termino a los pocos segundos de habérmela metido. Gracias a Dios, todo había acabado.

– Cuídate de decir algo, perra, sabemos donde trabajas y tenemos aquí tu identificación – me decía mi primer violador, mientras me mostraba mi bolso -, y mantén tu culito así de bueno, por que queremos pasar otro rato agradable contigo.

Sacaron mi cartera de mi bolso y se fueron corriendo por las escaleras.

Yo me quede tendida sobre el carro, llorando.

Temblando de rabia y de miedo, me subí a mi carro, escurriendo semen por mi ano y por mi raja, con la boca llena de semen y un moretón horrible en mi mejilla.

Me fui hacia mi casa.

No fui a trabajar en una semana, pues me hicieron bastante daño. Y me dejaron un recuerdo de esa noche.

Actualmente tiene 2 años y se llama Antonio.

Es un niño precioso.

Mi marido me dejo a raíz de lo que paso, así que me toca a mi cuidarlo.

Y ya no me quedo tan tarde en el trabajo.

Aunque eso no ha evitado que en otras ocasiones abusen de mi. Pero esas son otras historias.

¿Qué te ha parecido el relato?


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