Suspiré satisfecha y me puse también la nueva minifalda blanca que me había llevado mi marido la noche anterior, esa obsesión de él por comprarme ropa muy atrevida me estaba gustando cada día más
Llegué al trabajo y al entrar con esa blusita semitransparente y la minifalda la gente que estaba en la recepción, empleados y visitantes se quedaron mudos dejándome pasar, admirando a esa chaparrita piernuda que dejaba ver descaradamente sus pezones erectos a través de la blusa...