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Mi mejor amiga de la oficina II

Mi mejor amiga de la oficina II

En la oficina cuando nos topábamos, charlábamos, y en más de una oportunidad almorzamos juntos. Todos los que nos veían pensaban que éramos sólo amigos. En una oportunidad que me quedé hasta más tarde y ella igual, se metió en mi oficina seductoramente.

– ¿Por qué no esperas un poco? Para irnos a un motel, un par de revolcones y relajarnos en el jacuzzi… – le dije.

– OK – respondió.

Partimos en mi auto a la Reina alta donde hay varios moteles. Antes pasamos a comer algo.

Nos tiramos en la cama desnudos, mirando el canal 3, una porno en la que siempre las minas se quejan y gritan como que las estuvieran metiendo en agua hirviendo. Nos quedamos regaloneando, con caricias y tomando champagne.

– A ver hasta dónde te metes esta botella… – le dije riendo.

– ¿Por adelante o atrás? – contestó.

Por el citófono pedí una crema lubricante y comencé acariciándole su vagina, que a esa altura ya me era bien conocida. Proseguí chupándole el clítoris y cuando estaba lubricada, tomé la botella, le apliqué la crema. Comencé a meterla suavemente, avanzaba un poco y la sacaba. Ella gemía y se contorsionaba suavemente, solté la botella y ella prosiguió. Yo, mientras tanto, con los dos dedos índices, seguía suavemente el contorno de sus labios vaginales, sus quejidos fueron aumentando a medida que se la metía mas profundamente.

– No puedo más – me dijo.

Tome la botella y lentamente fui retirándola, para luego comenzar a lengüetearla, ya que estaba llena de sus fluidos. Ella, mientras tanto, se había acomodado para chupármela como tan bien sabia. Me tiró de guata y comenzó a morderme los cachetes. Abrió mis piernas y me lamía el culo, se separaba, lo escupía para lubricarlo y seguía. Sentí cómo introducía su lengua por mi apretado hoyito mientras con las manos acariciaba mis bolas. Subió por mi espalda besándola, llegó a mi cuello se acerco a mi oído.

– Me dejarías ………. – me preguntó.

Vacilé un momento y acepté con un pequeño movimiento de cabeza, ella me lo agradeció con un beso en el cuál me entrego gran cantidad de saliva. Prosiguió pasando su pelo por mi espalda, me tomó los cachetes y los apretó, luego sentí la suavidad de un seno y su duro pezón pasando sobre mi raja, para seguir chupando mi hoyo. Yo, por mi parte, movía rítmicamente las caderas cuando sentía su lengua penetrándome. Se aplicó crema en un dedo y suavemente me lo introdujo. Jamás había experimentado esa sensación, luego trato de meter otro, pero no pudo y además me dolió. Yo me enderecé, la tiré de espaldas y violentamente la penetré. Estaba muy excitado y frente a cada violenta arremetida, ella me mordía el cuello y me arañaba la espalda. Estábamos a mil. Sus quejidos aumentaban en intensidad hasta terminar en un suspiro. Me tiró violentamente de espaldas y se sentó sobre mi verga para comenzar nuevamente. Ella me pellizcaba los pezones, y arañaba mi estómago hasta que tuvo su segundo orgasmo, más ruidoso que el primero. Se salió, tomó la botella, la encremó, y comenzó a chupármela hasta que en un momento sentí como me había metido la botella por el culo. Acabé en su boca, ella comenzó a reírse y le chorreaba mi semen. Cerró la boca, se me acercó, y me lo escupió en mi cara, no paraba de reírse. Con su lengua comenzó a limpiarme el rostro, yo le tironeaba los pezones.

Terminamos en el jacuzzi, relajándonos.

– El Sábado va Susy a almorzar ¿por que no vas? – me preguntó.

– ¿Quién es Susy? – respondí

– Mi amiga con la que fui a Brasil, y que aparecía en el vídeo. Me llamó ayer, además me dijo que estaba muy caliente, que me preparara. Le hablé de ti y aceptó que fueras, me apostó que te desarmaba.

Ese Sábado llegué donde Paula a la 13:30 puntualmente. Le llevé una rosa y chocolates de regalo. Cuando entré saludé a Susy, 1,65 mts, delgada, ancha de caderas, con un impresionante culo, tenía unos pantalones de cuero ajustados, y una polera blanca ajustada, que le marcaban los senos no grandes pero firmes, tenía el pelo colorín (teñido) y crespo.

Como Paula no tenía ganas de cocinar, pedimos comida China a domicilio y Susy preparó unas ensaladas, nos servimos un trago y fuimos a la terraza a conversar. Ellas prendieron sus respectivos pitos de marihuana, yo fumaba, pero actualmente me quiero cambiar de trabajo, y muchas empresas hacen el test.

Cuando llegó la comida, Paula abrió un vino tinto, tomó de la botella y me ofreció un trago de su boca, y lo repitió con Susy. No comimos mucho, mirando el living-comedor, note un par de cuadros en la pared que estaban colocados muy altos. Terminamos de comer, retiraron la mesa, nos servimos un trago y nos sentamos en el living, pero en el suelo.

Cuando mencione lo de los cuadros, se rieron, Susy se paró y sacó uno, el cuadro estaba afirmado a la pared por un gran tornillo que en la mitad colgaba una argolla.

– De aquí te vamos a colgar – dijo Susy. – Te inmovilizaremos, y te penetraré con un vibrador, si te quejas, Paula te morderá las bolas. – continuó diciendo.

Paula partió a la pieza y trajo una especie de lona de goma. Movimos los muebles y detrás de un sillón, a 15 cm de altura había varias argollas mas. Extendimos la lona.

– Juguemos a los chorreaditos – dijo Paula

El juego consistía, los tres bien juntos. 1, 2, 3 todos tragamos saliva y Paula rápidamente en un beso le da saliva a Susy . Ésta rápidamente me la pasa con un beso, cada vez aumenta la cantidad, el primero que no la puede aguantar y se chorrea pierde. Durábamos aprox. 3 vueltas, yo perdí 2 veces (me atoraba y al toser una vez bañé a Paula).

Paula y Susy se pararon riendo y fueron a la pieza, trajeron todos los juguetes, la cajita del vídeo, y una maleta de tamaño medio.

Nos sentamos en circulo, y en el medio un vibrador. Paula lo hizo girar, y al que le apuntaba se sacaba una prenda de ropa, el primero en perder toda la ropa será la víctima.

Cuando Susy perdió su última prenda, se paró con las piernas bien juntas, nos dio la espalda, se inclinó hacia adelante y lentamente se sacó su calzón.

– A su completa disposición y perversión – dijo.

En la maleta había varias cadenas, candados, unos tubos de 1 mt. o más con cadenas en los extremos. Nos miramos Paula y yo, nos sacamos el resto de la ropa, yo ya la tenía dura y Susy me la acariciaba.

Tomamos un tubo de mas de 1 mt, con cadenas en los extremos, y con estas amarramos las muñecas, pusimos a Susy de espalda, y el tubo lo fijamos a una de las argollas de la pared.

Susy se veía increíble, sus pechos no grandes pero duros. Paula, de pie, colocó su cabeza sobre la prisionera. Desde arriba, ésta abrió la boca y dejaba caer saliva sobre la cara de Susy; ella trataba de atraparla con su boca, cosa que logró en un par de oportunidades. Luego Paula se sentó sobre el rostro de Susy, y ésta, con su lengua, comenzó a chuparle la vagina. Yo me dediqué a chupársela a Susy. De pronto, Paula se paró y me ofreció su clítoris ya hinchado, lo besé y succioné suavemente, para luego ir a lamerle la cara a Susy, mientras Paula le chupaba su vagina. Le ofrecí mi pene a Susy, la cuál lo devoró inmediatamente. Tenía una lengua igual de ágil que Paula. No tardaron en aparecer los gemidos de Susy. Miré y vi a Paula que con el doble consolador hacía de las suyas. Yo tomé un vibrador, le apliqué un lubricante y se lo metí a Paula por la raja. Así dejé libre su concha para devorarla. Ambas gemían, Paula se paró y trajo helado de piña. Se lo aplicó a Susy en la vagina para luego devorarlo a lengüetazos. Yo se lo apliqué en sus pechugas y estómago. Suavemente, con la lengua lo retiraba. Penetré a Susy por la vagina primero y luego por el culo, mientras Paula con un consolador se lo metía por delante. Susy gemía, gruñía y balanceaba sus caderas, hasta tener un orgasmo explosivo.

Paula la acarició y la besó.

– Esto comienza – Le dijo.

Le fijamos las piernas bien abiertas. Paula abrió la cajita, saco las argollas con alfileres, y las colocó en los senos de Susy. Me pasó una pluma con la cual acaricié sus senos, rodeando los pezones, que se ponían duros. Paula me paró y se los comenzó a pellizcar, saco unas pinzas que colocó en la base de los pezones. Le puso un gran vibrador en la vagina. Éste era como espinado y Susy se retorcía. Paula acercó una silla en la cual se apoyó un poco agachada y yo me puse atrás de ella mientras Susy seguía retorciéndose. Penetré a Paula, los dos de pie y sobre la cabeza de Susy, para que ésta pudiera verlo en primer plano. Cuando Paula consiguió su orgasmo, se separó y en la misma posición comenzó una exquisita chupada. Veía los senos de Susy, cómo se pinchaban, ésta no paraba de gemir.

Cuando acabé, Paula me extrajo hasta la ultima gota. Con el semen en su boca, besó a Susy regalándoselo. Finalmente, yo me arrodillé en la cara de Susy para que me chupara mi ano.

Paula tomo una botella, la cual encremó por la parte de abajo y comenzó el lento trabajo de metérsela a Susy, que se quejaba. Incluso en la frente se le notaba el sudor, mientras yo estimulaba con mi dedo encremado su clítoris. Paula logró meter el diámetro de la botella al tiempo que con los dedos le acariciaba suavemente los rojos e hinchados labios mayores. Susy contraía las caderas en forma de espasmos, moviendo la cabeza de un lado para otro fuera de sí. Paula comenzó nuevamente a meter la botella. Yo ahora le masajeaba el clítoris con un vibrador, jamas había visto un botoncito tan hinchado y rojo, se veía claramente como se humedecía.

Paula logró meter unos 5 cm. la botella y paró, yo con la lengua aproveché para acariciarle el clítoris, que estaba durísimo. Susy comenzó unos rítmicos gemidos cuando le pasaba la lengua. Con mis labios comencé a apretarlo, Susy comenzó a gemir mas rápidamente hasta alcanzar su orgasmo. Se veía como, hilos de sus jugos corrían por las paredes de la botella.

Paula beso largamente a Susy, le sacó las pinzas de los pezones, las argollas con alfileres. Quedó una marca roja en sus senos, le sacó la botella, y la liberamos de sus amarras.

Todos nos tendimos en el suelo unos minutos, yo me paré y les traje una bebida helada.

-¿Quién sigue? – pregunto Susy, poniéndose de pie para ir al baño, a mear y un baño de tina.

– Acá lo sortearemos – dijo Paula, además le dijo a Susy. – Si vas a mear, él te limpiara con su lengua –

Cuando Susy caminaba hacia el baño se notó como no podía juntar bien las piernas.

Con Paula decidimos tirar una moneda al aire.

Paula, cara. Yo, sello.

Tiro la moneda, ésta cae y …………………….

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