Mi mejor amiga de la oficina I
Mi nombre no importa. El lugar, Santiago de Chile. Tengo 28 años, saco mis dos últimos ramos en una ingeniería por la noche y tengo prácticamente terminada la tesis, además trabajo en una compañía de seguros, donde evaluó el riesgo de accidentalidad en los convenios para grandes empresas «pura estadística». Llevo estrecha relación con la gerencia de riesgo y el depto. de ventas compuesto por 40 personas + o -, la mayoría mujeres.
Todo comenzó con la fiesta de fin de año, terminamos todos bien borrachos. Como sabía que terminaría así, deje el auto en casa. Al finalizar un compañero ofreció llevarme junto con dos personas más. Me subí en el asiento posterior junto con Paula, una vendedora de 37 años muy bonita, buenos pechos para su edad, aunque con unos 5 kilos de más. Ella que venia muy, pero muy borracha, me saludo y se reclino sobre mis faldas, a poco andar, note que me acariciaba con su mano mi paquete y me besaba los muslos. Yo estire mi mano y le comencé a acariciar los cachetes, no alcanzaba a meter mi mano entre sus piernas sin reclinarme y seria muy notorio, no insistí.
En la oficina cuando la topaba la saludaba y conversaba un poco, así supe que era separada, sin hijos y vivía sola. Un día me invito al cumpleaños y le acepté.
Ese sábado la pase a buscar, se veía preciosa, fuimos al cumpleaños que estuvo entretenido, como a la 1 am. me dijo que la fuera a dejar, le dolía la cabeza. Cuando llegamos a su edificio, me baje para dejarla en su depto.
– ¿Quieres pasar a tomar un trago o comerte algo…? – Los ojos le brillaban y los achico al decirlo.
– Bueno – le respondí.
Una vez adentro me sirvió un cuba libre, aceitunas, etc., puso música.
– Tomaré algo para el dolor de cabeza y me pondré algo más cómoda.
Yo mientras tanto disfrutaba la vista del duodécimo piso de las Torre de Tajamar. No fueron cinco minutos cuando llego con una bata cortita y descalza, mediría 1,67 mts. Se veía exquisita.
Se sirvió un trago y me dijo:
– Mira, éstas son las fotos mis vacaciones en Brasil, donde fui a una playa nudista.
– A ver, a ver, eso tengo que verlo. – le respondí interesadamente.
Nos sentamos en el sillón bien juntos y me las mostró.
– Las pasaré rápido porque sé cuales quieres ver – me dijo.
Aparecía Paula en una playa de arenas blancas desnuda, con una amiga, en una de las fotos aparecían las dos sentadas en la arena con las piernas bien abiertas mostrando casi hasta el cuello del útero.
– «Esa me gusta» – le dije – «La tienes preciosa», «¡¡y tu amiga la tiene afeitada!!».
– «Ella es una loca, yo se la afeite.»
– «¿Eres lesbiana?» -le pregunte, con tono de risa.
– «Sexualmente no arranco de nada y ella es tan especial …
Ahí me di cuenta tenía la bata bastante suelta y se le veía claramente un seno, cuando ella se dio cuenta me preguntó.
– ¿Crees que he engordado después de las vacaciones?
– Con bata es difícil saberlo. – respondí.
Se soltó el cinturón y en un dos por tres la bata en el suelo, quedo desnuda frente a mí (que a esa altura ya no aguantaba mas, pero quería que fuéramos lentamente).
– ¿Por que no te sientas y separas las piernas como en la foto? – le dije.
Me acerque para verla bien, sus labios mayores bien definidos sin un pelo, el clítoris claramente marcado, ya se notaba una humedad debido a su excitación.
Me acerque entre sus piernas tocándole con un dedo la parte interna de sus piernas, hasta que con mi boca llegue a su concha, y comencé a languetear sus labios mayores, luego los apreté entre mis labios (sentía como ella ondulaba rítmicamente y gemía suavemente). En seguida me dediqué a su clítoris, el cuál succioné y lo acariciaba suave pero rápidamente con la punta de mi lengua. Con mis dedos jugaba en su abertura completamente mojada. Luego le introduje mi lengua, aproveche de empapar mi cara con sus líquidos, y tomarle el sabor salado que tienen, allí comencé a subir besando su estómago, los costados donde están los riñones, sus pechos, apretando con mis labios los pezones, para llegar a besarnos y lamiera mi cara impregnada en sus fluidos.
Rápidamente me saco la camisa, pantalones y slip, me dio un beso, y con la mano acariciaba suavemente mi tieso pene, el cual agarró y me llevó a su cama.
– «Tírate boca abajo» – me dijo.
Se sentó en mis pantorrillas y comenzó a pasar el pelo sobre mi espalda, para luego sentir sus pechos, se recostó sobre mí, comenzó a besarme el cuello (sentía su lengua dura y húmeda), suavemente fue bajando, se detuvo en mis cachetes, me separo las piernas y comenzó a lamerme el ano, luego mis bolas, y siguió por una pierna hasta el tobillo.
Me dio vuelta y comenzó a tragarse mi verga, adentro de su boca la envolvía con su lengua, cuando la sacaba untaba saliva, y la dejaba caer. Ésta chorreaba por mi verga y nuevamente ella se la tragaba suavemente.
De un salto ella se paró y desde el closet extrajo un vibrador, con el cual comenzó a pasarlo por mi pene desde la base hasta la glande, luego me lo puso en mis bolas y lo deslizo suavemente hasta mi ano (yo no aguantaba mas), me pasó el consolador, y nos tumbamos en un 69, yo jugando con el vibrador en su vagina, y chupándole su clítoris, hasta que comenzó a gemir mas rápidamente y ondular hasta que soltó un suspiro, 30 segundos de calma y comenzó a chupármela a mil, en menos de un minuto temblé de placer, se enderezo y su cara estaba mojada con mi semen, así comenzó a besarme y restregar su cara en mi estómago, para luego succionar las ultimas gotas de mi pija.
Se acurrucó a mi lado, para el clásico cigarro, ella hacia argollas con el humo y yo con mi cigarro, se las violaba, para que no desaparecieran vírgenes.
– ¿Quieres tomar o comer algo?; ¿Supongo que no te querrás ir?, ¡ni si quiera me la has metido! – me dijo abriéndose de piernas y mostrándome su concha.
– ¡¡Ya me fui una vez y fue tan rico que prefiero esta noche que sigamos yéndonos juntos!!! – le dije riendo. – Otro cuba libre y para comer solo tu concha…..
Paula fue al baño a mear, y yo la seguí, ella sentada y chupando mi verga, cuando terminó.
-No te limpies, yo lo hago- le dije, tomándola de los hombros para que se parara.
Le tome una de las piernas y la apoye sobre la tina, me agache y con mi lengua le limpie toda su conchita, que comenzaba nuevamente a humedecerse, mientras sentía como agitaba suavemente su estómago.
– Listo – le dije.
Cuando ella fue a la cocina miré su pieza, al dejar la puerta del closet abierta miré, tenía una colección de vibradores, consoladores, juguetes y cremas, además de varias cintas de vídeo. Cuando estaba mirando ella llego con mi trago.
– ¿Encontraste algo que te guste? – ella me dijo.
– Buena colección tienes – le respondí.
Me pasó mi trago.
– ¿Quieres ver un vídeo con mi amiga antes que nos fuéramos a Brasil? ¡¡¡¡¡Es fuerte síiiii…!!!!!!
Que habrá dicho, esa ultima frase era para pedirlo de rodillas.
Cuando colocaba el vídeo, me advirtió que antes de filmarlo se habían fumado varios pitos de marihuana, mientras retrocedía, me agarró de la verga y me llevo a la cocina, descongeló carne molida, a la cual le agregó aceite de oliva y sal, con las manos revolvió todo.
Una vez en la pieza le dio play.
Comenzó el vídeo con ellas dos frente a la cámara en tenida de aeróbica, fumando marihuana y pasándose el humo en la boca.
Paula comienza a besar a su amiga y desnudarla, una vez ambas desnudas se besan y acarician….
– Compitamos quién es la mas puta de las dos – dice su amiga.
Se para y trae dos botellas de coca-cola de las chicas, las lubrica con una crema y las coloca en el suelo, enfocan la cámara y……….
– ¿¿¿Haber quién se las come más????- dijo su amiga riéndose.
Comenzó Paula, primero con una danza bajando sobre la botella, moviendo las caderas (su amiga filmaba), coloco la punta en su vagina y empezó a bajar lentamente, cuando no pudo mas se tiro de espalda y se ayudo con las manos, gimiendo y contorcionandose, hasta que no pudo mas; su amiga aplaudía, y con un lápiz labial marco hasta donde se la había metido (casi tres cuartos de botella).
El turno de su amiga. Ésta se aplicó más crema en su vagina, comenzó lentamente, casi se le metió entera, la sacó, la dio vuelta, más crema y comenzó con quejidos a metérsela, luego quedó solo la punta de la botella asomando de su vagina. Paula gritaba y reía, fijó la cámara y se le tiró a mamarle el clítoris. Agarró la otra botella y comenzó a metérsela por la raja. Con las dos botellas metidas Paula la tomo de las manos y la hizo pararse. Paula tomó la cámara y le pidió que caminara, sin que se cayesen las botellas. Era divertido verla caminar con las patas abiertas y apretando el culo para que no se le caiga la botella de atrás.
Ganó su amiga.
Luego sacaron consoladores varios, había uno para una doble penetración, otro de tamaño considerable. Allí se enredaron en una verdadera orgía, pero de dos mujeres.
En un momento, su amiga sacó unas cuerdas y le amarró las manos a Paula en el respaldo de la cama, le separó bien las piernas y la amarró. Le puso un par de cojines en las caderas para levantar su vagina, comenzó a recorrerle el cuerpo con un vibrador, tomo otro y se lo introdujo por el culo, y otro por la vagina, Paula gemía y se retorcía. Su amiga le pasaba el vibrador por los pezones, cuello, axilas, interior de los muslos…….de pronto paró, le sacó los consoladores, miro la cámara riéndose, se mojó los labios, cerró un ojo y dijo
– Sin dolor no hay placer-
Se paró y trajo una caja, la abrió y la mostró a la cámara, prendió otro pito de marihuana, y le daba el humo a paula en la boca, también con una bombilla le tiraba el humo dentro de su vagina y ano.
La caja contenía un montón de pinzas, cadenas y cosas que no pude ver.
Saco un par de argollas de 6 cm. de diámetro, estas tenían decenas de finas agujas que apuntan al centro de la argolla.
Ahí Paula puso «pausa» al vídeo para buscar otro trago, se río por tener mi pájaro duro.
-Acércate- le dije.
Le metí mi mano entre sus piernas y se río porque también estaba mojada.
Con los tragos en la mano puso «play» y me explico que esa argolla se la colocan en las tetas suavemente, luego se ponen pinzas en los pezones, y con la excitación los senos levemente se hinchan lo suficiente para sentir las agujas pinchando.
El vídeo continúa, y se ve como la amiga le pone a Paula una argolla en cada teta, y luego le pinza los pezones en la base de estos. Paula amarrada se retorcía, y gemía. Luego le tomó los labios mayores de la vulva y comenzó a ponerle una pinza al lado de otra, así también le puso pinzas en los muslos. Paula se retorcía y gemía.
Su amiga tomó una argolla con dos cintas y se la colocó en la boca. Se la amarró por detrás de la cabeza, dejándole la boca permanentemente abierta, sólo pudiendo sacar la lengua. Su amiga con un vibrador le acarició todo el cuerpo, en los senos se notaba como las agujas se marcaban en la suave piel. Dejó el vibrador en la vagina de paula, para sentarse sobre la cabeza de Paula, ésta comenzó a lengüetearle los labios, su amiga se levantó levemente y le dejó caer pequeños chorritos de orina que, con una precisión de experta, caían sobre su abierta boca. Luego tomó la cámara y comenzó a filmarla detalladamente, la vagina llena de pinzas mostraba hilos de humedad que salían, sus senos rojos por las pinzas, se veía cómo las agujas estaban pinchando.
Termino la filmación y Paula mirándome.
– ¿Necesitas algo para excitarte? – me pregunto Paula mirando mi tiesa verga
Me paré fui al closet y saqué varios juguetes y cremas. Tome una que decía sabor a frutilla, se la aplique en un pezón y comenze a chupárselo. Lo apretaba con mis labios dejando la punta adentro de mi boca, así con la punta de mi lengua lo masajeaba rápidamente, ella por su parte me acariciaba mi pene. Tome otra crema que decía lubricante anal, se la apliqué, tome un vibrador y se lo introduje por su puerta trasera, la puse de espalda, y la penetré suavemente. Jamás había penetrado una mujer con un vibrador en el culo. En el mete y saca, sentía las vibraciones en mi pene, era fantástico. Ella gemía suavemente y en un par de minutos, suspiro y un temblor sacudió su cuerpo. Me pasó el consolador doble, le saqué el que tenía, ella me dio crema en mi verga y comenzó a tragársela, envolviéndola con su lengua, y poniendo mucho énfasis en la glande. Yo por mi parte, con el consolador la penetraba por las dos entradas. Pronto sentí que estaba terminando. Ella siguió, hasta que succionó la ultima gota, se enderezó, me miró y dejo caer de su boca el semen en sus tetas, luego se las esparció como una crema.
– Dicen que les hace bien, para mantenerlas turgentes – me dijo.
Fue al baño a llenar la tina, para darnos un baño, seguimos regaloneando, besándonos y acariciándonos.
Cuando estabamos relajados en la tina, me besaba el cuello, la oreja y suavemente me propuso…