Cuando Milagros oyó el ruido de la puerta de su casa al cerrase, se estaba corriendo viva con una lengua en su coño y una polla hasta adentro del culo. De modo que no pudo hacer caso a lo que pasaba. Estaba a cosas más importantes.
La vez que me fije en ella, fue porque derramó su café sobre mí, me termine quemando, ella me pidió perdón, no se lo creí, pero la verdad puse toda mi atención en ella. A mí, con las mujeres no me iba bien, nunca me habían logrado llamar la atención, pero que una mujer como Giselle...
Yo dejé las braguitas en el cajón de la cómoda y salí hacia el bar, ya era la hora de mi cena. Miré dentro, había otras dos mesas ocupadas, me dirigí a mi mesa y me senté en ella. La sola idea de ver aparecer a María en cualquier momento me tenía tenso y excitado
El destino es caprichoso… y hay veces que juega en nuestra contra… pero otras juega a nuestro favor… nos dejó darle esquinzo a nuestras familias para poder pasar un día de lujuria solo para nosotros…
Cometo el error de disfrutar tanto mi trabajo, cuando compro equipo nuevo, siempre quiero probarlo rápido, así que llegó al punto de regalar sesiones de fotos cuando alguien me cae bien... y en este caso, Laura me caía genial...
Sujetando con fuerza sus caderas aceleré todo lo que pude, sabía que eso me llevaría a un rápido orgasmo, pero valía la pena. Mi polla se enterró en su estrecho coñito.
Era media tarde cuando alguien llamó a la puerta. Era Estela. Encontrarse frente a frente las hizo sentir vergüenza, cada una por motivos diferentes. Su amiga entró sin esperar que Ángeles le dijese nada y la abrazó con fuerza.
María gritaba y sus piernas se le doblaban con cada una de mis acometidas violentas. No paré, seguí metiéndosela con todo el vigor que mi movimiento de cadera me permitía, haciendo mover su cuerpo contra el sofá y que su cara chocara con el respaldo
Al llegar a casa solo sentía ganas de estar sola, no le apetecía ver a nadie. ¿Con qué ojos podría mirar a su amiga, sabiendo que su Andrés la había follado y la había hecho correrse varias veces?
No hace mucho, descubrí que mi marido me la pegaba con su secretaria, algo muy típico. Mi primera reacción fue la depresión, me derrumbé por completo, porque yo a él tenía en un pedestal de santidad. Y me pasé varios días llorando a escondidas, al final me quedé sin lágrimas.