Esta historia comienza de la forma que muchos quisieran que les sucedieran las cosas relacionadas con las relaciones sexuales mas cachondas que pueden haber en el mundo.
Nunca imagine que además de hacer a mis hermanitas mis amantes, una de ellas ahora seria mi celestina y me entregara a su amiga y puedo decir que también su amante... Mary resulto ser una putita.
Todo empezó un sábado donde yo concurrí a negocio de mis padres que es un kiosco de diarios al cual atendiendo todos los días ese sábado se presento un auto importado en la puerta de mi kiosco y allí bajo un espectacular señora de unos 35 años con un cuerpo que más de un adolescente
Mi tía en ese tiempo debía rondar los 48 ó 50, no es espectacular, no es alta, no es guapa, no es joven, es mas bien tirando a baja, bastante gruesa, pero sin ser redonda, su culo no es llamativo, pero sus dos inmensas moles, me han traído de calle desde que era muy chico
Todos podían ver el empalme que ambos teníamos y lo enrojecidos que estábamos. Nuestras pollas estaban duras e hinchadas, pudiendo verse asomar la punta del glande enrojecida y brillante.
Tu mama y tu papa se conocieron gracias a mí, yo era un chaval cuando empezaron a noviar, duraron años de novios, tu padre siempre fue caballeroso, a mí me impactaba mucho lo admiraba y mi sueño era algún día ser como él, tan masculino, tan atractivo y tan vacilador
Historia de la vida sexual entre una maestra madura y su aventajado alumno.
Fue entonces cuando me dejó boquiabierto, me dijo que siempre le había resultado un hombre muy atractivo, que dentro de un mes ya sería un hombre casado y que antes de que ello ocurriera, quería tener sexo salvaje conmigo.
Y así pasaron los días, hasta que una mañana me encontraba sola en casa, había salido de ducharme y me estaba arreglando, cuando sonó el teléfono, era mi cuñado preguntando por mi hermana, y como ella había salido, me pidió que lo dejara esperarla en la casa mientras ella llegaba.
Mi tía no pudo aguantar y saco de el primer cajón un consolador enorme y se lo introdujo a Ana por la concha. Miriam, saco de su cartera otro aun mas grande y lo mismo hizo con mi tía, y mi consolador (el verdadero) encontró entre los agujeros, el de Miriam, que comenzó a montar sobre mi pene.