Me dejo desnudar, chupar, acariciar, masajear, y penetren con lengua y dedo delante de mucha gente.
A la mañana llegaron los amigos del viejo para culearme, convirtiéndome en la putita de ellos. Por fin el viejo del sex shop, conseguiría lo que tanto anhelaba, convertirme en su putita ganando un poco de dinero, ofreciéndome a sus amigos.
Venerables señoras que cumplían la importantísima función de iniciar a los hombres en el sexo y luego solucionarles todos los problemas de insatisfacción que les producía el matrimonio.
Les voy a contar una historia verdadera. Me llamo Ramón. Tengo 33 años. Tengo dos compañera de trabajo. Ambas creo que tienen unos 24 años. Las dos son muy atractivas. Miriam es rubia, de ojos verdes y con un cuerpo parecido al de Britney Spears.
Luego de tanta risa y morbosidad, Mónica una de mis mas bellas compañeras propuso que nos quitáramos la ropa, e incluso ella fue la primera en empezar a hacerlo.
Ella es una chica que no se viste con ropa muy atrevida, pero hace que por la calle los chavos se vuelvan para verle su culito redondo. Cosa que a mi me excita y me pone celoso a la vez.
Sin nada que lo sujetase, el vestido se deslizó por el cuerpo de María cayendo irremediablemente al suelo de aquella estancia, dejando ante mi la espalda desnuda de aquella mujer tan deseada, su culo que minutos antes había estado penetrado con mis dedos y las medias y zapatos que eran las únicas prendas que se mantenían sobre su piel.
Las relaciones fantaseadas, se hicieron realidad, la satisfacción en lo prohibido es el regalo esperado por siempre.
Me llevo a una esquina y me saco la tira del tanga y me masturbo con sus dedos tanto en el coño como en el culo, me beso y morreo y me puse cachonda perdida, estaba deseando que me follara como a una puta.
Como descubrí lo que excita a mi madre que la grabe en video mientras me la follo.