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Un verano de locura

Un verano de locura

Mi nombre es Javier, soy un chico de 17 de años que vive en Huesca, en Aragón.

Soy alto, moreno, ojos verdes, las chicas dicen que bastante guapo pero yo no quiero meterme en el tema.

El verano de 2002 fue un verano en el que yo y mis amigos y amigas descubrimos experiencias nuevas, que la verdad nos gustaron mucho a todos.

El 15 de agosto celebramos el cumpleaños de una amiga nuestra llamada Cristina, que todo hay que decirlo estaba realmente buena.

Era morena, ojos negros, 1’78, piernas largas y torneadas, unos pechos redondos y grandes, con unos pezones apetitosos que en estos días de verano se notaban mucho bajo su bikini o las camisetas ajustadas que ella solía llevar.

Tenía un culo que la verdad no se podía describir con palabras.

Es día en la fiesta bebimos todos bastante, con lo que unas cosas llevo a otras y acabamos todos enrollados con las chicas de la fiesta.

Yo comencé a besarme con Cristina, la del cumpleaños, nos sentamos en el sofá del comedor y empezamos a sobarnos por todo el cuerpo, ella me dijo que quería mamarme la polla, y yo por supuesto no me negué, la verdad es que era toda una experta en este arte, subía y bajaba con su lengua por todo el tronco de mi verga, una amiga suya que iba aun más borracha que nosotros nos vio y se acerco a echarle una mano.

Esta se llamaba María José y era también una de las tías mas buenas de esa fiesta, por lo menos para mi.

No era tan experta como Cris pero pronto cogió el ritmo de la otra.

Mmm que rica sabe tu poya – decía Cristina con verdadera cara de placer.

Yo no me aguantaba más, quería follarme a aquellas dos diosas del sexo.

Me tumbe en el suelo y puse encima de mi verga a Marijose, y Cristina puso su coñito depilado en mi cara para que se lo mamara.

Las dos no dejaban de gemir como unas locas, sus gritos de placer llenaban la habitación.

Cris se corrió en mi boca lo que hizo que mi pene eyaculara por las tetas de Mari que en ese momento me estaba haciendo una cubana magistral en sus pechos perfectos.

Después de montar a las dos y de eyacular tres o cuatro veces, decidimos dejarlo por que los tres estábamos extenuados.

Cuando llegamos al salón donde se celebraba la fiesta la situación no cambiaba mucho de la que había hacía poco en la sala de estar.

Mi amigo Gorka estaba envuelto en un 69 con Lourdes, una chavala pequeña de estatura pero matona, era también de las que más me gustaba.

Cerca suyo estaba José y Canduterio, dos amigos míos, a José le estaba chupando su palo una amiga suya, que era de otro instituto mientras le penetraba al estilo perro, ella apenas podía lamerle la verga José, porque no paraba de gemir, iba por su quinto orgasmo.

Pero en lo que más me fijé fue en que en encima de la mesa estaban tres tías, Carla, Miriam y Sara, lamiéndose por todos los lados y dos chicos masturbándose y corriéndose encima de ellas.

Me puso tan caliente que me dieron ganas de echar otro polvo y, ahí mismo, follamos magníficamente con mis dos amigas.

En próximos relatos os contaré otras fiestas que hemos hecho lo mismo que en esta.

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