Otro sueño VI – Final
Como recordarán estábamos los cinco: Mari, Miriam, Josi, Migue y yo en la casita tomando un tentempié luego de una sesión fabulosa de sexo múltiple, en donde Mari había sido penetrada simultáneamente por los tres y Migue había recibido su bautismo anal, que por cierto me encantó, (ese culito merecería pertenecer a una modelo).
En fin que solo quedaba repetir todo con Miriam de protagonista principal.
Y se la veía entusiasmada y muy cachonda con la idea, luego de disfrutar viendo como se lo hacíamos a Mari.
Total que nos metimos todos en la ducha y nos enjabonamos mutuamente.
Lo mismo yo enjabonaba los culitos de Miriam y Mari, como de pronto tenía en mis manos las pollas de los chicos, ya duritas y grandes.
Fue lo que se dice un baño casi orgiástico.
Sentía las manos de las chicas enjabonarme el pito y al mismo tiempo meterme el dedo enjabonado por el culo, y la combinación de ambas cosas me ponía muy cachondo y yo al mismo tiempo les lavaba el coño y/o el culito.
Terminamos todos excitadísimos, nos secamos suavemente y nos fuimos al dormitorio.
La verdad es que toda la casa olía a sexo, había un ambiente muy sensual entre el olor, la música suave, la luz tenue y nuestros cuerpos calientes.
Tomó la iniciativa Miriam, acostando a Migue de espaldas y entre sus piernas comenzó a chuparle el miembro recorriendo el tronco desde los huevos, que a ratos también engullía, hasta la punta en donde se entretenía frotando el glande y el agujerito del meato con la punta de la lengua, lo cual provocaba unos jadeos y gemidos increíbles del chaval, luego se lo metía entero en la boca, hasta rozar los pelillos con sus labios.
Cuando lo tuvo bien lubricado se sentó sobre él ensartándose por el culo lentamente, en un movimiento cadencioso de descenso en círculos que nos volvía locos a todos.
Como estaba de espaldas al chaval, Mari ante la calentura que le provocó la escena se arrojó en brazos de Miriam y comenzó a besarla en la boca saboreando su lengua, para luego ir a comerle los pezones duros y calientes, mientras frotaba su cuca contra las rodillas de Migue.
Josi también excitadísimo con lo que veíamos se arrodillo frente a Migue y le metió la polla contra sus labios.
Migue, enloquecido de placer por lo que sentía y veía, lo miro a los ojos y abrió su boca tragándose ese enorme trozo palpitante de carne roja e hinchada, mientras con sus manos le acariciaba el culo y los huevos, y comenzó un movimiento de mete y saca con la polla en su boca que desembocó en una tremenda corrida que le llenó la boca de semen y escurría por sus comisuras pese a tragar todo lo que podía y seguir succionando como un desesperado.
Mari continuó descendiendo por el abdomen de Miriam hasta llegar a comerle el coño.
Cosa que realizaba con delicadeza y dedicación, pasando suavemente la lengua por los labios externos, introduciéndola por la rajita y frotando con ella el clítoris hinchado y rojo que junto a la polla que tenía metida Miriam en el culo, la ponía a diez mil, lo que se reflejaba en su carita de placer indescriptible.
Sigueeeeeeeeeeeeeee así AAAAAAAAAAAAASSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIII Mari, SIIIIIIIIIIIIIIIIIII y seguía cabalgando frenéticamente a Migue.
Mari continuaba sobándole el clítoris con la lengua y de pronto pasaba su atención a las bolas de Migue y al tronco de su polla cuando salía de la cuevita posterior de Miriam.
En esa posición Mari me ofrecía el espectáculo de su delicioso culito, que no me atreví a rechazar, y luego de chuparlo un ratito le mandé mi verga hasta el fondo, golpeando sus tersas nalgas con mis bolas.
Sentía el fuego de ese volcán rodear mi polla y su esfínter apretarme rítmicamente el culo, estábamos todos tan calientes que rápidamente nos corrimos.
Las dos chicas terminaron con sus entrañas llenas de semen igual que la boca de Migue, y los tres chicos vaciamos nuestra carga de leche caliente.
Pero como estábamos, no era cuestión de parar, así que las chicas, más calientes aún que nosotros se pusieron a chuparnos las pollas para endurecernos nuevamente.
Mari se la limpió a Migue y continuó pajeándolo con los labios hasta que la tuvo enorme de nuevo.
Miriam me la chupaba a mí con fruición mientras se la pajeaba con las manos a Josi.
En cuanto este último la tuvo bien dura, lo sentamos al borde de la cama y Miriam se sentó de frente suyo metiéndosela por la vagina con un grito desgarrador de la chavala ante tremenda verga que la partía en dos, grito que rápidamente fue reemplazado por gemidos y suspiros de placer.
Diossssss, que pedazote de carne, y que CALIENTEEEEEEEEEEEEE, Me QUEMAAAAAAAA, OOOOOOOHHHHH, SIIIIIIIIIIII, QUE BUENOOOO, METEMERLA MÄS ADENTROOOOOOOOO; ASIIIIIII párteme en dos cabronazo, AHHHHHHHHHHHHHHH, MMMMMMMMMMMMMMMMMM, venga JC metemela por detrás, ahora, porfaAAAAAAAAA, necesito sentirte a ti también adentroooooooooo.
Por supuesto no me hice rogar y se la clavé de una estocada, sintiendo las paredes de esa cueva volcánica abrasar literalmente mi polla.
Me quemaba realmente.
Qué sensación maravillosa era esa mezcla de calor con las contracciones esfinterianas de Miriam que me estrujaba intermitentemente el tronco, y ver su carita desencajada de placer y excitación, sacando la lengua y boqueando como para tomar más aire, lo cual se le dificultó cuando migue muy excitado por la escena se acercó y le ofreció su polla que ella rápidamente engulló mientras con una mano le sobaba los huevos y con la otra le acariciaba el culo a Mari que estaba de pie junto a la cama dándose dedo a su botoncito.
Mari aprovechó esta invitación que le hacía para participar más activamente y se sumó a la mamada, chupándole los huevos al chaval y acariciándole las tetas a Miriam.
Era una escena digna del decamerón.
Estuvimos así unos diez minutos variando la intensidad del ritmo, para hacerlo más prolongado y gozar todos en forma.
Luego cambiamos Josi se recostó de espalda y Miriam también de espaldas a él se la metió por el culo.
Sentía (como lo contó ella más tarde) como la iba penetrando con esa formidable herramienta, hinchada por el deseo, caliente como una tea y palpitante de vida, abriéndose paso en su estrecho culito, húmedo y caliente, que se lubricaba más y más con los flujos que rezumaban de su vagina, y lo abrazaba entre sus paredes mientras lo abrazaba con su fuego interior, hasta sentir contra sus suaves nalgas el calor de sus huevos.
«Me la había metido entera el muy cabrón.
Me parecía tener su verga hasta la garganta, era delicioso, increíble».
Migue entre tanto se ubicó entre sus piernas y se la metió por delante, sintiendo el fuego del interior de esa cueva de placer y lujuria, y las contracciones vaginales que lo apretaban mientras entraba y sacaba el tronco empujado por las piernas de Miriam que lo tenían sujeto por la cadera como para no dejarlo salirse del todo.
Yo me acerqué a su lado y le ofrecí mi verga hinchada y caliente para que me deleitara con su boquita y lengua, mientras ella disfrutaba de esa golosina que yo sabía le encantaba, intentando desesperadamente obtener todos mis jugos como si fueran maná del cielo.
Al fin lo logró, ya que me pegué una fabulosa corrida, llenando su boquita, que tragó y tragó sin poder evitar sin embargo que algo de semen goteara por sus comisuras y fuera a caer sobre sus pechos henchidos, turgentes y con los pezones duros y erectos, circunstancia que aprovechó Mari para lanzarse a saborear esos fresoncitos con nata. simultáneamente se corrieron los chicos llenándole los otros dos huecos, y entre todos le provocamos a ella una inacabable e interminable sucesión de orgasmos que le duró como mínimo dos o tres minutos, durante los cuales sus muslos se llenaron de flujo que Mari, caliente como estaba se apresuró a saborear.
Esto nos provocó una nueva erección y por turnos nos fuimos follando a Mari (arrodillada en esa labor)por su delicioso y respingón culito que se nos ofrecía descaradamente hasta que la llenamos de semen y le provocamos un riquísimo orgasmo (según sus propias palabras: «fue maravilloso, con la calentura que tenía de verlos a los tres follandose a Miriam y ver como ella se corría de esa forma brutal, mientras degustaba esa mezcla de flujo y semen de entre sus muslos, sentir como en forma sucesiva me clavaban sus duras, calientes e hinchadas estacas, y me iban llenando las entrañas de semen calentito, hasta que no aguanté mas y me corrí de una forma riquísima.
Nos quedamos los cinco agotados, y así como estábamos nos dormimos abrazados entre todos, hasta la mañana siguiente.
Nos levantamos y duchamos juntos enjabonándonos de nuevo entre todos y finalmente nos dimos placer mutuo con nuestras bocas desayunándonos con el intercambio de nuestros jugos.
Y nos despedimos hasta otra ocasión.