Capítulo 2
Mi amiga Maite II
Acabábamos de terminar el curso y nos decidimos a irnos de acampada, a la costa.
A una playita bastante perdida, rodeada de barrancos. Uno de esos sitios que no figuran en los mapas de turismo.
Decidimos ir todos los amigos de la pandilla de clase, éramos doce, seis chicos y seis chicas.
Entre las chicas, estaba por su puesto mi queridísima Maite, que los que hayáis leído la primera parte sabréis lo que yo siento por ella, y también iba Laura, un chica flaquita que estaba enamorada de mí, pero que yo no le hacía caso esperando por Maite.
Pues ellas dos, yo y el resto de buenos amigos, y amigas nos metimos cerca de cuatro horas en tren y una caminata de tres horas para llegar a aquella calita.
Cuando llegamos nos instalamos, y no nos dio tiempo sino de dormir, era noche cerrada.
A la mañana siguiente nos levantamos temprano, los chicos los primeros.
Nos pusimos los bañadores, desayunamos y corrimos al agua. Las chicas se levantaron mas tarde, y empezamos a verlas salir de la tienda en bikini, la verdad que algunas no eran unas maravillas, pero nos deba morbo verlas así.
Cuando salió Maite, yo fui corriendo ayudarla con el desayuno, pero nada mas salir me quede petrificado, la verdad es que no me esperaba verla así, llevaba un tanga minúsculo de color rosa chillón, y por encima una pequeña camiseta, de esas que enseñaba el ombligo, bueno eso y mucho más, por que cuando levanto las manos para saludar a los chicos que aplaudían su tanga, cosa que me molestaba un poco, casi se le ven las tetas.
Yo de todas manera fui a acompañarla mientras desayunaba.
Charlamos un poco, después ella fue con las chicas a tomar el sol, pero ella no iba a tomar el sol con camiseta, para mi desgracia se la quito y mostró a toda la peña, un top les increíble. Todos mis amigos empezaron a aplaudir, mientras ella sonreía.
Las chicas le decían que era muy valiente, pero ninguna la imitó.
Mis amigos chillaron un buen rato, pero yo los distraje, sacando un pelota de playa y proponiéndoles jugar con ella, uno se la quedaba en el medio e intentaba quitársela a los demás, que nos la tiraríamos por encima del agua claro.
Así estuvimos jugando un buen rato, cuando de repente, una voz nos dijo:
– ¿Puedo jugar?.- Era Maite, que se había metido en el agua. Yo me negué, pero los chicos dijeron casi a coro siiiiiiiii!, así que jugó, como acababa de llegar se la quedaba, y aquello fue un numero, en el centro del grupo intentando coger la pelota, daba brinquitos y saltos, y sus hermosas tetas botaban de una manera muy sensual.
Algunas veces se arrimaba mucho a un chico y esta se restregaba disimulando. Todos la miraban con unas ganas increíble, empujaban la pelota para obligarla a saltar.
En una de esta ella cogió la pelota, pero no estaba claro y se armo, en broma claro, media tangana en el agua, ya sabes ahogadillas y eso, los chicos empezaron a arremolinarse, yo miraba cerca pero sin meterme, Maite reía pero en un instante su expresión cambió, se puso rígida, cerro los ojos durante un rato largo para abrir la boca y soltar un gemido apagado, abrió los ojos los puso en blanco y su cara tembló.
Yo miraba incrédulo. Los chicos se separaron y fueron hacia la arena, charlando. Yo intente ayudarla a ponerse de pie, pero ella me dijo que me fuera con ellos.
Eso hice pero en un instante, mire hacia ella y la vi de pie subiéndose el tanga.
Después me enteré que alguien en el jaleo, le había bajado el tanga y le había echo un dedito, además del montón de manos que le habían recorrido el cuerpo.
El día pasó sin novedad hasta al anochecer, en que una lancha recalo, en la playa, de ella se bajaron dos chicos, nos dijeron que eran alemanes, y que tenían una casa cerca de allí. Maite les dijo:
– Estamos preparando la cena, si queréis podéis quedaros.- Yo no quería que aquellos tíos se quedaran allí, pero al resto no pareció importarle y ellos aceptaron encantados.
Hasta uno de ellos fue a la lancha y bajo una nevera portátil, llena de salchichas y también botellas de vodka, tequila, whisky…, en fin todo un arsenal.
Eso ya me gustaba mas. Preparamos la parrilla, asamos las salchichas, hicimos un fuego de campamento.
Y todos sentado alrededor, la noche era muy calurosa, y todos estábamos en bañador todavía, Maite llevaba la camiseta y el tanguita.
Ella fue la ultima en sentarse junto al fuego, y para mi sorpresa no se sentó conmigo, sino entre los dos alemanes.
La bebida bajaba rápido, la verdad es que bebíamos como cosacos, y aquello se notaba.
Muchos cánticos, muchos bailes, uno de los chicos se enrollo con una de las chicas.
En estas un de los alemanes, cogió una de las salchichas que habían quedado sin asar, la saco del bote, estaba brillante del agua, la coloco a un palmo, por encima de la cara de Maite, ella al ver las intenciones del jueguito, sonrío y atrapo la salchicha, pero sin morderla solo metiéndosela en la boca.
La lamió, se la trago entera, y volvió a sacarla, para darle con la punta de la lengua.
La gente miraba y reía, las chicos decían cosas incoherentes fruto de la borrachera.
Yo estaba excitadísimo. En una de estas, me fui a mear, y al volver no estaban ni Maite ni los dos alemanes.
Pregunte, pero en el estado que estaba la gente, nadie me dijo, así que decidí ir a buscarlos yo.
No tuve que caminar mucho, ya que estaban a pocos metros detrás de unas dunas, en las cuales me oculte. Me deje caer, cosa que en mi estado no me costo mucho.
No sabía cuanto tiempo llevaban, allí pero creo que no mucho, aún así uno de los alemanes, se estaba follando a Maite, al estilo misionero, meneaba el culo a una velocidad increíble.
Maite gemía, y decía «fóllame, fóllame, fóllame» , el otro alemán miraba y se masturbaba, tenía una erección increíble, no creo que a Maite le cupiera todo aquello.
Aunque, cuando el otro la saco, me di cuenta que si que le cabría, la saco la puso a cuatro patas y se le empujo de esa manera con la misma velocidad, hasta que la volvió a sacar para correrse en las nalgas, de mi niña.
Maite, se dio la vuelta y se acaricio el coñito, mientras miraba al otro tío, pero parece que a aquel follársela donde se había corrido el otro no le hacia gracia, así que la cogió en brazos y la llevo hasta un montoncito de arena, donde la dejo recostada, se puso sobre ella y le follo la boca literalmente, ya que ella estaba quita, y el empujaba como si fuera un coño.
Empujaba muy fuerte y con ganas, ella daba unos gemidos apagados muy cachondos. El otro alemán miraba.
En esas veo que se acerca, Laura, venía como sonámbula, supongo que embotada por la bebida llamando a Maite, afortunadamente no vio, y se «tropezó» de lleno con el espectáculo.
El alemán que miraba, dio un brinco, la abrazó por la cintura, y la tumbo, boca arriba, ella no decía nada, solo miraba con los ojos como platos.
El alemana comenzó a besarla, a lamerle todo el cuerpo, le quito el bikini.
Cuando le lamió el coño, levanto la cara y le dijo algo a su amigo, este río e intento dejar a Maite para ir a por Laura pero el otro dijo que no. Como hablaban en alemán no entendí nada, pero después supe que Laura era virgen, aquel tipo se la trabajó a consciencia, la puso cachondísima y se la folió con ganas.
Laura daba chilliditos apagados, creo que le dolía porqué virgen y empezar con aquel calibre, era demasiado.
Mientras Maite seguía tragando, hasta que el tío se corrió, aunque no vi leche salir, me parece que ella se lo tragó todo. Pero ambos no se separaron sino que se quedaron abrazados, mirando como Laura perdía su virginidad.
El alemán se corrió y Laura se vio empapada de semen.
Exhausta en el suelo no se moví y el tipo se le echo al lado. La verdad es que era un cuadro de personas exhaustas. Yo pensando que se había terminado el espectáculo, me masturbe, me corrí en seguida.
Maite se levanto, el alemana le dijo que se quedara allí, pero ella dijo que iba a buscar tabaco, que venía en seguida, fue al campamento donde todo el mundo dormía por los suelos.
Pero al agacharse, para buscar el tabaco, Julián mi mejor amigo, con una borrachera increíble, pero también totalmente desnudo y empalmado, se le acerco por detrás de una manera muy rápida y se la metió, ella dio un respingo, pero le dejó hacer casi por miedo, el s ella follaba y le decía «Que buena estas! Siempre te he tenido ganas!, que cuerpazo tienes!», ella no respondía pero si daba gemidos. Julián se corrió dentro.
Se separó y ella se puso de pie, fue al agua y se lavo la entrepierna. Julián después e acerco donde estaba ella y le pido perdón, ella le dijo que no importaba, se besaron, ella se agacho, y para mi asombro le hizo una mamada.
El chico se corrió, en su boca y Maite lo saboreo. Para después volver con los alemanes, que estaban durmiendo hacia rato.