La historia que me dispongo a narrarles ocurrió este mismo verano en un camping de las afueras de una conocida ciudad. Era la primera semana de Julio y todos mis amigos y yo que estábamos hartos de estudiar, queríamos pasar unas vacaciones inolvidables. Fuimos 4 amigos: Rubén, Javi, Andoni y yo.

Elegimos como lugar vacacional un pequeño camping, que según nos habían contado era muy bueno, ya que tenía piscina, tenía yacusi… Y además era muy barato, sorprendentemente barato.

La primera impresión que nos llevamos del camping fue completamente desoladora. Un camping de mala muerte con una piscina llena de agua marrón, los váteres olían asquerosamente mal, en fin… Encima nos tocó la parte vieja del camping (el camping estaba dividido en dos partes, una vieja y una nueva), en la que solo se divisaba a lo lejos una tienda de campaña.

Toda la demás gente estaba en la parte nueva. Curiosamente nuestra parcela era contigua a la de la tienda de campaña solitaria. Nos acercamos, pero no había nadie.

Montamos nuestra tienda y pusimos la música todo lo alta que quisimos, ya que en esos momentos estábamos solos en el camping. Pasaban las horas y nos aburríamos mucho porque esperábamos encontrar gente con la que podríamos entablar amistad. A eso de las 8 y media, Rubén y yo nos dirigimos a la ciudad para comprar comida, y abundante bebida. Al salir del camping nos cruzamos con dos tías. Una era rubia, ojos verdes delgada que tenía una delantera de impresión, y tenía un culito de estos que piensas «por ahí no entra».

Tenía una top rosa con un súper escote y se le notaban los pezones como dos montañitas dentro de otras dos montañas. La otra era si cabe mejor. Morena, media unos 1´80 m con unos labios que nada más verlos ya me la estaba imaginando chupándome el miembro.

Tenía unos pechos no tan grandes como los de la rubia, pero eran preciosos, redonditos, manejables… Y el culito lo tenía precioso. Iba marcando un culito respingón que me entraron ganas de comérmelo enterito. Encima a las dos se les veía el potorro al andar, ya que llevaban pantalones muy pegados. Total que tanto Rubén como yo salimos empalmados de ese encuentro que no duraría más de 1 segundo.

Cuál fue nuestra sorpresa, que cuando volvimos de la ciudad, él con la comida, y yo con las bebidas, nos las encontramos hablando distendidamente con Javi y Andoni (mis otros dos amigos). Pero no sólo ellas, había otras dos más. «Una para cada uno» pensé. Nos presentamos y descubrimos que la rubia de los pechos se llamaba Elena, y que la súper-morenaza se llamaba Nicole, y era francesa. Las otras dos eran pelirrojas y estaban muy buenas, pero no llegaban a Nicole y Elena.

Eran gemelas y eran muy guapas. Tenían unas pequitas a la altura de la nariz (cosa que me escita muchísimo) y tenían un buen cuerpo, tenían los pechos más bien respingones, pero muy bonitos, tenían un poquito de flotador, pero tenían también un culo muy bonito. Se llamaban Laura y Maite.

Para cuando volvimos eran las 9 y media, e iba siendo hora de cenar. Así que decidimos cenar los 8 juntos.

La cena fue muy amena y divertida y nos reímos muchísimo, cuando se me ocurrió la brillante idea de sacar el alcohol y llevarlo a la mesa. Estábamos sentados en una mesa redonda, y yo estaba sentado al lado de Elena (la rubia de los pechos) y estaba más a su hermosísimo escote que al tema de conversación. Me estaba poniendo a cien, porque además se me cayó un tenedor y al recogerlo vi una pelirroja como se metía la mano en las bragas, no sé si para rascarse o masturbarse, pero me ponía loco. Ya no sabía cómo disimular el bulto que me me salía del paquete.

Cuando estábamos bebiendo (que madre mía como bebían) nos reíamos aún más, y ya cogimos confianza con ellas. Las tratábamos como si las conociésemos de toda la vida…

A esto que Nicole, que se había levantado a coger algo a su tienda, volvió con una baraja de cartas y propuso que jugásemos al strip-póker. Nosotros aceptamos encantados, estábamos flipando.

Nos metimos dentro de la tienda, y yo me senté al lado de la rubia a la que tanto deseaba hacerle el amor. Pues casualidad que el primero que tuvo que quitarse algo fue ella. Y se quitó el top. Yo me estaba desmayando del placer que sentía, y dije que siguieran jugando que yo me iba fuera un ratito. Me fui a una fuente que había a tomar por culo y me moje la polla con agua fría para que se me bajase un poco el «hinchazón».

Al de un rato volví y cuál fue mi sorpresa que estaba todo el mundo en pelotas y Nicole le estaba haciendo una mamada a Rubén. Se le chupaba arriba y abajo con esos labios que tanto me gustaban. Rubén se retorcía de placer. De repente se paró y la dijo «joder, no te pares» y ella dijo que la prueba sólo era una mamada de 30 segundos.

Me desnudé y me senté donde estaba al lado de la era como me la imaginaba. Me quedé absorto mirándola los pechos y ella dijo: «Que os parece si nos dejamos de juegos».

Ella me cogió por la nuca y me llevó mi cabeza hacia sus pechos, los cuales sobé enteramente, deteniéndome en cada pezón. Ella gemía como una posesa y me apretaba con más fuerza contra sus pechos. Miré un momento hacia el otro lado y los demás estaban enredados también. Elena y yo estábamos como apartaos. Se abrió de patas y me pidió que le comiese el potorro. Yo obedecí como esclavo que era, y comencé a meterle lentamente mi lengua entre sus labios, suavemente, arriba y abajo.

Tenía la boca llena de sus flujos que me sabían a gloria. Le metía la lengua y se la sacaba, y se la volvía a meter. Pegó un grito y se corrió en mi boca. De repente noté un gustazo enorme en la polla que subía y bajaba, que se detenía en el frenillo y lo contorneaba. Notaba su lengua rozándome el glande y sus labios me hacían una mamada inolvidable. Era Laura (una pelirroja) que me comía la polla mientras Javi se la follaba por atrás, y yo le seguía comiendo el potorro a Elena, la cual le comía el coño a Nicole.

Yo le dije a Laura que parase pues me iba a correr y no quería hacerlo tan pronto. Ella obedeció y comenzó a comerle la polla a Andoni, que la otra pelirroja le estaba comiendo la polla. Debe ser la ostia que 2 gemelas te coman la polla a la vez. M polla se iba calmando pero la cosa se jodió cuando Nicole comenzó a chupármela y me pedía mi leche. No tardó en obtenerla. DIOS! COMO CHUPABA! Me corrí como nunca me había corrido. Llegué a pensar que no iba a poder eyacular más de tanta leche que había echado. Vi como mi semen salía a chorritos de la boca de Nicole pero se la tragó en seguida, e hizo un gesto de satisfacción. Veía como los demás jadeaban y se estaban corriendo.

Entonces me levanté pero enseguida vino Elena pidiéndome que la tomara pues todavía no lo había hecho. Acepte encantado ya que su coño pedía mi polla a gritos. De un golpe seco se la metí y ella soltó un grito de dolor que pronto se convirtió en un grito de placer. Empecé a metérsela y sacársela y era como si una cosa suave y caliente me estuviera haciendo una paja. Se me salió varias veces y tuve que metérsela otras tantas a causa de la lubricación. Mi polla estaba embadurnada de mi leche y de su leche.

Me empezaron a dar como calambritos en la polla y tuve el mayor orgasmo que he tenido en mi todavía corta vida. Ella me decía: «Córrete dentro, te lo exijo». Yo no tenía preservativo y dudé un momento, pero el placer era tan intenso que lo tuve que hacer. Me iba a correr cuando de pronto un supergemido de una de las gemelas pelirrojas corriéndose con Javi.

Eso me excitó todavía más, y eché otra vez mucha leche. Noté como el coño de Elena se estremecía provocando un orgasmo y un gemido increíble. Todavía mayor que el de la pelirroja. Saqué mi polla de su coño empapada de leche y noté que no podía más pero yo seguía excitado. Fue entonces cuando vinieron Nicole y una de las pelirrojas (ya no sabía ni quien era) diciendo yo también quiero. Estaba dispuesto a meter mi cansada polla en el coño de Nicole.

Sus labios eran enormes. Estaba rasurada y se le veía hasta los úteros. Me incliné a comérselos y cuando estaba introduciendo mi lengua a través de ellos, volví a notar como la pelirroja me comía la polla. Era la ostia. Me volví a correr en la boca de la pelirroja y ella soltó un AHHH de satisfacción que me dejó asombrado.

Fue entonces cuando me disponía a meter mi polla en el coño de Nicole cuando me dijo que la enculara. Me dejó pasmado, pero acepté. No me costó metérsela y soltó un grito de placer enorme. Empezó a votar delante de mí con sus pechos en mi cara y ella botaba y botaba, gemía y gemía mientras yo le sobaba sus pechos. Fue entonces cuando me corrí por cuarta vez en su culito y al quitarse ella pude ver como mi leche salía a borbotones de su culo morenito. No podía más. Mis colegas se habían quedado muertos de extenuación. Entonces dispuse de las cuatro tías para mí solito. Una pelirroja se sentó en una silla y me puso el coño en la cara, para que se lo chupase y así hice. Más que saliva tenía flujos femeninos en mi boca de todo lo que había comido.

Entonces sentí el mayor gusto que nunca he tenido ni creo que vuelva a tener. Nicole me la estaba chupando, mientras que las otras 2 me chupaban un testículo cada una. Intentaba no correrme para que esa sensación no acabase nunca, pero no lo pude evitar. Sentí como el vientre se me encogía echando tal cantidad de semen. Más tarde el semen que tenía Nicole en la boca se lo fueron pasando entre todas mediante morreos que me dejaron flipado.

Luego se vistieron y se largaron, no sin antes despedirse con un gran morreo cada una. Yo se lo intente impedir, pero de lo cansado que estaba no lo conseguí. Me quedé dormido.

Al día siguiente fui a buscarlas, pero de repente salió un Ford Mondeo negro conducido por una pelirroja. Se despidieron de mí chupándose el dedo con entusiasmo y dándose morreos entre ellas. Intenté hacerme una paja porque estaba excitadísimo, pero mi polla no reaccionaba (eso fue momentáneo) porque estaba descojonada, y nunca mejor dicho.

Todavía sigo haciéndome pajas pensando en aquella noche, pero eso no creo que me vuelva a pasar jamás en la vida.

Un abrazo y espero que hayan disfrutado con este relato que les he escrito.