El viejo no se lo hizo repetir, se colocó detrás de mí, sentí el bulbo de su cabezota deslizarse entre mis glúteos
Fuimos donde el me indico, no pasamos por el peaje, fuimos por la colectora, entramos a un motel, donde me pidieron solo a mí los documentos, en la habitación, me sentía una verdadera puta, lo había levantado, lo iba a coger y él todavía me decía que me hacía poco menos que un favor.