Capítulo 7

EL ANUNCIO – CAPÍTULO 7

El hombre tras un gesto indicó que fuese Silvia la primera. Ella sonriente y con todas las ganas colocó sus manos en los muslos de él, poniéndose de pie y flexionando su tronco hasta dejar la boca en la punta, dispuesta a comérsela por completo. Empezó a tragar esa polla tiesa pero sólo pudo alcanzar la mitad.

  • Vamos bonita, lo puedes hacer mejor. Tienes que tragarla entera, ¿recuerdas? – dijo él sosteniendo el moño de Silvia y apartándola de su polla que se tambaleaba ante su cara.
  • No señor, no puedo más. – dijo ella, con su respiración agitada y las primeras babas que colgaban de su barbilla.
  • No me jodas, ¿ese era tu mejor intento? Mira, si quieres follar con mis hombres y ganar ese dinero, tienes que adaptar tu garganta para lo que viene después. La mía es un pequeño anticipo. – añadió él sonriente.

Silvia giró su cara viendo como uno de esos negros meneaba su enorme polla detrás de ella y pensaba que era imposible meterse eso entero en la boca. Aun así, volvió a meterse la polla de don Gerard, avanzando esta vez más de la mitad, notando cómo las comisuras de sus labios se tensaban próximas a romperse. A pesar del intento de arcada que le producía el glande en la campanilla continuó inexorable, tragando esa larga polla…

En ese momento, Gerard le hizo una seña a Tende y este colocándose tras ella, le metió tres de sus gordos dedos en su encharcado coño. Haciendo que de su garganta saliera un lamento y respirando con dificultad por la nariz.

  • Tende, métele la punta, a ver si así se anima. – dijo el hombre.

El muchacho obediente agarrando su gran polla situó el capullo y empujo hasta que esa enorme cabeza se adentró en el coño de ella. El capullo entró muy lento abriendo el casi «virginal» coño de Silvia ante un miembro descomunal y queriendo coger aire, al sentirse más llena que nunca le obligó a abrir más su boca logrando tragar esa polla blanca, hasta hacer chocar los huevos de Gerard con su barbilla, notando los pelillos del pubis del anfitrión en su nariz.

  • ¡uggg! – era el lamento de ella, mientras la mano del anfitrión sujetaba su cabeza, con toda la polla alojada en su garganta, empujándola hacia él.
  • Así me gusta, ¿ves cómo sí que podías? – dijo él riendo sintiéndose poderoso.

Silvia notaba como le faltaba el aire y como sus piernas temblaban por el ímpetu de Tende tras ella.

Una tremenda arcada se fraguó en el cuerpo de Silvia, a la vez que un tremendo orgasmo brotaba entre sus piernas, la sensación de esa polla traspasando su garganta, cortando la entrada de aire y esa tremenda arcada. El sentirse tan llena, apenas habiendo metido tan solo la punta de esa enorme verga en su coño, la hizo temblar. Cuando por fin apartó la boca de la polla para no ahogarse y arrastrando con ella un montón de babas y los fluidos del hombre tuvo que coger aire, a la vez tosía y se apartaba de esa larga polla brillante. Momento que fue aprovechado por Ángela quien ocupó inmediatamente el lugar de su compañera. Estaba impaciente cuando engulló la polla de Gerard, al igual que Silvia, solo pudo llegar a la mitad. La chica hacía todo lo posible por superar a su compañera, pero le resultaba imposible, nunca había tenido nada tan largo y grueso entre sus labios, le pasaba lo mismo que a Silvia, no era capaz de ir poco más allá de la mitad en su primer intento.

  • Esta zorrita necesita también su doma. – dijo Gerard haciendo una seña a su otro empleado que sonriente se colocó tras ella.

Tende agarró de la cintura a Silvia para retirarse a un lado, pero sin sacar ese glande de su coño, mientras Ende, sin dudarlo, se agarró a las caderas de Angela y fue metiendo primero sus dedos ensanchando esa juvenil rajita para inmediatamente sustituirlos por la punta de su enorme verga. Muy lentamente, hasta enterrar tan solo el glande y ella parecía querer gritar, al notar como los labios de su coño se abrían inexorablemente, notando cierto calor, dolor, excitación. Abría la boca todo lo que podía intentando acaparar el máximo ese tamaño entre sus labios, sintiendo esa polla enorme ensanchándola por atrás, hasta sentir cierto dolor abriendo al máximo el anillo vaginal. El placer era indescriptible, esa polla llenaba por completo su coñito y aun estando totalmente lubricada, notaba como rozaba sus paredes, oprimiendo a su paso su punto G

  • ¡Ahhhh! – se la oyó gemir aun con la boca ocupada.

Una vez que tomó algo de aire por la nariz, Gerard hizo un movimiento de su pelvis, al tiempo que sujetaba su cabeza volviendo a conseguir su objetivo, tenerla totalmente metida en esa nueva boquita. Le encantaba ver esos perfectos labios rojos abarcando su tronco por entero. Ella sin poderse mover, atrapada entre esas dos pollas, respiró con dificultad por la nariz y situó su lengua debajo, sintiendo unos punzantes pinchazos en los labios, tanto en su boca como en su coño, como si se le fueran a desgarrar.

Gerard seguía sujetando su cabeza, y la chica lagrimeaba, con su rostro enrojecido y sus venas hinchadas, notaba su coño arder, pues le parecía imposible poder albergar el resto de ese miembro gigante y eso que solo había entrado una pequeña porción de lo que podría venir después, pero notaba como esa polla ensanchaba las paredes abriéndole como una tuneladora. La humedad de su coño le procuraba un placer exquisito a la leve penetración y los jadeos de la rubia eran cada vez más seguidos y más sonoros. Ángela aguantó a pesar de esa tensión. Manteniendo la barbilla pegaba contra los huevos de su cliente. La lengua repasaba la base y esas bolas cargadas, cada vez que llegaba al final. Llegó un momento en el que Gerard ya casi no tuvo que sujetarla, pues ella parecía estar gozando con esa doble sensación, dominando cada vez más esa técnica de abrir y cerrar su garganta al paso por esta de esa preciosa polla. Con su garganta ocupada y su coño ardiendo con un gusto inédito, notaba como su flujo resbalaba por sus piernas.

Ende lo notaba, sentía que ese coño se iba adaptando por momentos y sólo tuvo que mirar a su jefe, para que este afirmara con la cabeza, retirando su cabeza, agarrándola de su cabello. Entonces, ese hombre de ébano empezó a acelerar lentamente, hasta que sujetando a Angela por sus muñecas le dio con todas sus fuerzas, clavándosela hasta el fondo.

  • ¡Ah, Diossss! – exclamó ella, teniendo que abrir la boca para respirar en una sensación mezcla de dolor y placer, en un mundo desconocido para ella notando cómo su coño no dejaba de rezumar como nunca.

Ende se sentía dichoso, pues como decían en su tribu “si consigues que una mujer bañe tu polla mientras la das muy fuerte sujetando sus muñecas, será tuya para siempre”. Y así siguió taladrando ese estrecho coño, sintiendo como abrazaba su enorme miembro y se iba adaptando cada vez más a sus embestidas, aún más enérgicas y profundas.

  • ¡Ah, joder, cabrón, me mataaaas!

A pesar de los vaivenes y de las enérgicas embestidas de Ende en su coño, abriéndolo al máximo, Ángela, viendo que Gerard quería algo más de su boca, la volvió a meter hasta su garganta sin importarle las arcadas iniciales, hasta que logró que su boca se adaptara a esa intrusión y mamando como nunca antes había hecho a nadie. La polla de Gerard ya estaba a punto de caramelo. El continuo golpeteo de la polla de Ende en su coño y las arcadas de tener la polla dentro de su garganta hicieron que la chica se corriera gimiendo en un apagado grito, que logro que Gerard, extasiado con esa visión, cogiendo con fuerza su cabeza, descargarse una abundante corrida en la garganta de ella que aguantó las arcadas pues no podía retroceder, ya que Ende se la seguía clavando con total ímpetu hasta lo más profundo de su matriz.

  • ¡Siiiiii hummm jodeeer que bocaaaaaa. Tragaaa tragalooo todooooo! – gritaba Gerard, sin creerse que esa chiquilla le hubiese hecho correrse tan rápido.

Angela seguía recibiendo pollazos en su coño, pero no soltaba el miembro de Gerard, que seguía soltando chorros de semen en su garganta y lo fue tragando todo mientras su coño, más adaptado cada vez, cubría con sus jugos la polla de Ende.

Por otro lado, Tende tenía a Silvia medio empalada en su polla, aguantando la presión, con esa barra de carne metida sólo una parte, pues todavía no se había adaptado tan rápido como su compañera, Tende le había dado con fuerza, pero no consiguió llegar a meter su polla del todo, Silvia tardaba en abrir sus puertas a esa columna venosa. Fue de nuevo Gerard, quién ordenó.

  • ¿Vas a poder, zorrita? – preguntó a Silvia que se limitó a asentir, con cierto temor y Gerard hizo la seña oportuna a su hombre.

Cuando Tende la sujetó por las nalgas y le dio un fuerte azote en sus posaderas, ella pareció relajarse de repente, notando como esa tensión de su propio coño desaparecía y la abordaba un enorme gusto, totalmente incontrolado.

  • ¡Fóllame, cabrón, follameeeee! – gritó casi desesperada notando como su coño rezumaba.

Gerard sonreía, aun cuando Angela seguía lamiendo los restos de semen de su polla, pero disfrutaba también viendo a Silvia rogar que su otro empleado la empalase. Le hizo una seña pertinente a su fiel servidor y Tende se la clavó sin remisión, hasta casi hacerla caer de bruces debido a su fuerte impacto.

  • ¡Ahh, Diossssss! – gritó como poseída sin creer que aquello hubiese entrado al completo.

El hombre mantuvo toda su enorme verga clavada sujetando a la mujer por las caderas para no hacerla caer de bruces y viendo como su coño iba palpitando y relajándose, sacó la mitad de esa largura, clavándosela de nuevo, hasta lo más hondo.

  • ¡Jodeeer me estás destrozando el coño, jodeeer.! – gritaba Silvia viendo que aquello era mucho más grande de lo que nunca hubiera imaginado.

Tende pellizcó uno de sus pezones con una mano, sin dejar de embestirla, mientras su otra mano libre empezaba a frotar su clítoris, logrando que Silvia diese gritos descomunales de placer, el hombre sacó la polla, mientras ella se agarraba a su cuello para notar de pronto, como un potente squirt salía disparado regando a ese hombre desde el pecho hasta sus pies. Ella se sintió alucinada, pues nunca antes había sentido algo así y notaba que se iba poniendo más y más cachonda.

Angela, por otro lado, seguía recibiendo sus pollazos, sintiendo un orgasmo detrás de otro, viendo que su coño estrecho iba abriéndose ante esa enorme intrusión.

Silvia pedía lo mismo a Tende. Ella misma volvió a agarrar su polla y se la clavó nuevamente para follarse con el mismo ritmo que veía en su compañero, haciendo disfrutar a Tende de su estrecho chochito blanco.

  • ¡Joder cabrón, joderr me vas a matar! – gritaba Silvia.
  • ¡Sí, sí, sí, no pares, esto es una pasada! – hacía lo propio Angela con su hombre.

Ambas chicas se miraban enfrentadas y no se creían estar viviendo una experiencia cada una, con esos dos mastodontes que las follaban como nunca antes disfrutando de su propio polvo y de el de su compañera a la vez.

  • ¡Joder, qué fuerte, tía! – gritaba viendo la cara de éxtasis de su compañera.

Gerard se levantó y fue rodeando a ambas parejas disfrutando de cerca cómo esas enormes vergas negras dilataban de forma asombrosa los babeantes coños, pasando su mano por las curvas vertiginosas de esas chicas, acariciando la suave piel de cada una de ellas, recogiendo los jugos que de estas manaban, hasta que metió cada uno de sus pulgares en ambos esfínteres.

La primera en gemir fue Silvia al notar esa intrusión en el culito, pero Ángela lo que dio fue un grito:

  • ¡Ay, joder, pare, pare…! ¡nunca me lo han metido por ahí!

Gerard al oír eso, notó como su polla iba cobrando vida nuevamente al saber que Ángela era virgen en su culito. Empezó a pajearse hasta ponerla dura de nuevo. La “pastillita azul” hacía milagros y cogiendo un lubricante se embadurnó esa erección hasta tenerla totalmente pringada y lista para esa nueva exploración.

El cliente le ordenó a Ende que se tumbara en el suelo y a Angela que lo montase. La chica también obedeció esa nueva petición y se introdujo esa polla con mucho cuidado en esa nueva postura y dando unas cuantas subidas y bajadas, consiguió meterla hasta el fondo. Ella estaba en la gloria sintiéndose ahora la ama, fuerte, con sus manos apoyadas en el musculoso torso y con un vástago descomunal que le abría el coño como nunca antes. Esa polla le estaba dando mucho placer y se estaba volviendo loca de excitación. Gerard se puso tras ella y empezó a embadurnar ese inexplorado agujerito.

  • ¡Relájate, putita! – le dijo agarrando su pelo y tirando de él le dio un pequeño mordisco en el cuello.
  • ¡Uf, perooo….!
  • ¡Calla, verás que rico!

Metió un par de dedos notando como ese esfínter ya parecía ir adaptándose y los sustituyó por su polla. Empujó un poco hacia adelante y poniendo la punta de su polla bien lubricada sobre el agujerito, logró meter el glande. Angela notó como esa polla se abría paso y a ella le parecía que se estaba desgarrando.

  • ¡Pareee, pareee por favor, me va a reventar el culito, pareee!
  • ¡Vamos, relaja! – insistía él, queriendo avanzar más adentro.
  • ¡Jodeeer jodeeerr, me escuece muchooo y dueleeeee!

Sentía un intenso escozor, porque además no le parecía que hubiese espacio suficiente al tener la otra polla dentro de su coño este era mucho más estrecho. El grito de Angela fue callado por la boca de Ende que comenzó a besarla con todo el arte y máxima lujuria. Ese beso le llevó a sentir un placer especial ya que llenaba su boca como si de una polla se tratase y el sentir llenos sus tres agujeros le proporcionaron un gran placer. Lo que le permitió dejarse llevar y que el dolor fuese disminuyendo.

Gerard empujó su polla dentro del culito de Angela, sintiendo como esta se adaptaba a la estrechez y como esto le producía un tremendo placer, más cuando empezó a oírla gemir en un acompasado ritmo. Empezaron un lento mete y saca, con el roce de las pollas entre la fina pared que separaba los dos agujeritos de la chica, por lo que los tres lo estaban disfrutando a base de bien. El sufrimiento de Angela cesó casi por completo, para dar paso a un tremendo placer que se convirtió en un increíble orgasmo que le hizo estremecerse de gusto, mientras Ende se la clavaba hasta el fondo y Gerard empezaba un fuerte bombeo sobre su culo. Cada vez el movimiento era más frenético y cada vez Ángela tenía más placer, teniendo varios orgasmos consecutivos.

Por otro lado, Silvia seguía recibiendo los pollazos de Tende a lo perrito, mientras este masajeaba sus tetas en un frenético mete y saca, con un montón de gemidos por parte de ella y bufidos que salían de la boca de él.

  • ¡Que buenas tetas tienes! – repetía ese chico agarrado a ellas y empujando con fuerza su polla hasta hacerla desplazarse bruscamente hacia delante.

Al otro lado, Gerard disfrutaba de sentir ese culo virgen rodeando su polla.

  • ¡Toma puta, tomaaaaa jodeeer me vas a dejar vacío. – gritaba Gerard notando su polla atrapada en el culo de la más joven.
  • ¡Dame fuerte, si cabroooon, dameee fueeerte. Siiiiii! – le animaba ella, cada vez con más placer por todo su cuerpo y ni se creía estar empalada entre esos dos hombres. Su sueño se estaba haciendo realidad.
  • ¡Qué culito más apretadooooo! ¡Me encanta este culito virgen!, ¡Tomaaaaa! – repetía Gerard sintiéndose a punto de correrse de nuevo.

A pesar del “viagra”, la edad no perdonaba y Gerard tuvo que parar un rato, aún sin haberse corrido, cayendo a un lado, observando la follada que daban simultáneamente sus dos hombres a ambas mujeres.

  • ¡Haced volar a esas putitas! – ordenó él riendo con su cara lasciva, disfrutando como esas dos bellezas eran folladas bruscamente por esos dos fuertes hombres. A la vez que balanceaba su polla en un sube y baja lento y parsimonioso. De algún modo sentía no poder tener cuarenta años menos.

En ese momento Ende logró levantarse y seguir follando a Ángela, pero esta vez, asombrosamente de pie, follándola con ímpetu como si la chica no le pesara nada. A su lado, casi pegados, Tende hacía lo propio con Silvia y ambos se las follaban de pie, mientras ellas montaban sobre ellos, llenando de gemidos la estancia. Era un auténtico espectáculo ver a esos hombres musculosos, aguantando el peso de ellas, cayendo sin cesar y clavando sus pollas hasta lo más hondo. Las dos chicas se agarraban a los respectivos cuellos de los negros, pero no hacía falta, esos hombres tenían tanta fuerza que parecían estar volando, como bien decía Gerard

  • ¡Me muero de gusto, uf, uf, uf! – gemía Silvia mirando a su compañera que botaba de igual modo. ¡Dame fuerte cabron siiiii, maaas fuueerteeee!
  • ¡Si, sí, jodeeer, qué pasada, jodeeer, me cooorroooooo siiiiiii me corrooooooooo !- repetía por otro lado la rubia, sin creerse estar metida en otro orgasmo, mientras ese hombre la sujetaba del culo y la follaba hasta el fondo sin parar.

Al final Ende la bajó al suelo, dejándola exhausta junto a Gerard, pero él no tenía suficiente.

Tende mantenía en alto a Silvia, mientras la follaba con ganas sujetando su culo para elevarla y luego dejarla caer, insertando esa enorme polla en su chorreante coño. Ende, que estaba al borde del orgasmo, se acercó por detrás ya que Ángela le había dejado con más ganas. Se llenó la polla con lubricante y la ubicó en el culo de Silvia que seguía botando sobre su compañero en volandas. Ende apretó el capullo y no le costó meter la punta, sintiendo un escalofrío cuando escuchó el grito de Silvia al notar como ese pollón parecía estar partiéndola en dos.

  • ¡Ah, joder, es enorme, jodeerrr, sacalaaa cabroooon sacalaaaa, nunca tuve algo tan grande! – gritaba aferrándose al cuello de Tende.

Ende de un empujón enterró su capullo por completo en su esfínter, escuchándose un nuevo grito desgarrador. Silvia sentía un extraño dolor en su culo, pero un extraño placer mayor en su sexo que empezó a lubricar hasta que un orgasmo le llenó por completo, con una polla totalmente insertada en su coño y solo con el capullo dentro de su culo. Ese momento de máximo placer y relajación por parte de ella, lo aprovechó Ende haciendo que su poderosa verga entrase hasta el fondo.

  • ¡Siiiiiiiiiiiiii, siiiiiiiiiii, siiiiiiiiiii – gritaba ella, sin saber lo que era dolor o placer. – ¡Meeee mataaaaaiiis, cabrones, jodeeeeer, siiiiiiiiii!

Los dos morenos empezaron un mete y saca muy bien coordinado, de tal manera que cuando una enorme polla entraba, la otra salía. El ritmo fue aumentando por momentos y Silvia parecía estar volando, pero literalmente, porque ella se dejaba llevar sintiendo que se alzaba con uno o era empalada por el otro en el polvo más impresionante de su vida. El roce de las pollas tenía la membrana al rojo vivo. Acompañados por los largos gemidos de la chica, ambos se corrieron dentro de Silvia, casi coordinándose en eso también.

  • ¡Qué coño tan ricoooo! – gritaba Tende.
  • ¡Siiii, como aprieta el culo, putaaa, huuummmm, siii! – era Ende, mientras las tres primeras y más grandes descargas la llenaban por completo sus dos agujeros.

Silvia no paraba de temblar y de soltar gritos, sintiendo como esas vergas parecían hincharse más en su interior y notándose llena de su leche que se desbordaba de la gran cantidad que soltaban ambos. Agarrada al cuello de Tende, tenía mil orgasmos sobre su polla y no quería que ninguno de los dos dejase de taladrarla sin parar.

Los temblores de Silvia provocaron que Tende, sujetándola fuerte por las caderas, clavase su polla traspasando su útero y haciendo que Silvia quedase prácticamente desmayada en sus manos.

  • ¡Siiii, siiiii! – gritó Tende, mientras su polla llenaba por completo a Silvia sin dejar de escupir chorros de su semen. Aquello era una fuente.

Cuando Tende sacó esa dureza del coñito que tanto gusto le había dado, un reguero blanco y espeso salió del coño de Silvia escurriéndose por sus muslos y cuando Ende hizo lo propio se repitió lo mismo, quedándose pasmada de la cantidad de esa leche tibia que habían soltado esos dos chicos.

Tende con suavidad, dejó a Silvia al lado de Ángela y ambas se abrazaron con cariño, completamente exhaustas, pero felices por haber disfrutado del polvo de su vida.

  • Son buenos, ¿no? – preguntó Gerard a las chicas

Ambas contestaron afirmando con su cara de felicidad sin poder articular palabra.

  • Bueno, descansad todos, que aún tenemos algo de entretenimiento. Vosotros, servirnos unas copas de vino y nos os vayáis muy lejos – añadió Gerard desde el suelo, recuperándose también de tanto frenesí sexual.

Los dos morenos, tras servir las copas a los tres, se retiraron a sus aposentos para ducharse y estar listos para el siguiente round. Mientras tanto, don Gerard brindó con las chicas, preguntando.

  • ¿Qué os ha parecido la sesión?
  • Bastante fuerte, don Gerard. – respondió Angela que casi no podía apoyar su culo después de habérselo desvirgado.
  • Más que intenso. – añadió Silvia – pero ha merecido la pena.
  • Pero supongo que habrá sido placentero para ambas. – añadió Gerard que debido a la viagra seguía con una considerable erección.
  • Sí, ha sido increíble. – sentenció Angela mientras Silvia afirmaba.
  • Bien, pues hay cinco mil más para la que aguante 50 latigazos. – añadió él.
  • ¿Cincuenta qué…? – preguntó atónita Silvia
  • Bueno, no es un látigo normal, quiero decir que, aunque te deje marca, será provisional. – explicó su anfitrión.
  • La verdad no me encuentro con fuerzas. – afirmó Silvia.
  • Bueno, pensadlo. Son cinco mil más para la que se anime. – añadió él, dejándolas solas un rato.

En ese momento Ángela se acercó a su compañera y le habló en voz baja.

  • ¿Me dejas probar, por favor?
  • ¿Estás loca, Ángela? ¿tú sabes lo que son 50 latigazos? Eso te va a dejar rota.
  • Me da muchísimo morbo, siempre lo he querido probar.
  • Estos están locos, son muy sádicos.
  • Por favor… dime que sí…
  • Joder no sé, y si de verdad te hacen daño. Mira cómo nos han dejado, yo tengo el culo que no lo siento.
  • Yo estoy igual, pero me da un morbazo… no te haces idea, estoy cachonda con sólo pensarlo – añadió la rubia imaginándolo.
  • Luego, no vas a poder hacer nada en un largo tiempo.
  • No me importa. Creo que hay que aprovechar la oportunidad.
  • Puedes perder más que ganar. Este tío es un depravado. ¿No has visto su cara de salido cuando estos nos follaban en volandas?
  •  ¡Por favor, Silvia! – rogó Ángela, pues sabía que la última palabra la tenía su compañera.
  • Vale. Pero déjame negociar.
  •  Gracias. – añadió la rubia dándole un abrazo de agradecimiento.

Silvia le mandó un mensaje a Pablo para ponerle al día, en primer lugar, para decirle que había sido algo bastante fuerte, pero que estaban bien atendidas y le explicó el siguiente capricho del cliente y Pablo sólo dijo que la condición es que no quedaran marcas de ningún tipo. Cuando el anfitrión regresó a la sala con el talonario de cheques dispuesto a firmar, Silvia le explicó lo que Pablo le había pedido y a él le pareció bien.

  • Ya te dije que son marcas provisionales, como mucho durarán un par de días dolorida y enrojecida.
  • Por favor, no sea muy bruto. – aclaró Silvia.
  • ¿Y bien, entonces aceptáis? – preguntó esperando el veredicto.
  • Don Gerard, yo no participo, pero mi amiga acepta, aunque serán diez mil más.

El hombre sonrió al ver ese regateo, pero era tanta su excitación y aún tenía la polla como un garrote que tuvo que ceder, añadiendo.

  • De acuerdo. siempre y cuando tú me la chupes. Pero solo cobrará ella.
  • Vale, acepto. – sentenció Silvia.

Por orden del cliente, Angela fue colgada por las muñecas de unas cadenas en el techo, mientras Silvia se comía la polla de don Gerard. Esta vez le costó mucho menos tragarla entera.

Tende fue poniendo una espesa crema en el culo de Ángela, a la vez que Ende hacía sonar el látigo, tanto que Silvia llegó a asustarse. Aunque ese hombre les había prometido no dejar marcas. Tende metió con dificultad un gran consolador en el culo de Ángela, que hizo que soltara un grito que asustaba.

  • ¿Preparada? – preguntó Gerard, sentado en un gran sillón, mientras Silvia no dejaba de meterse esa polla tiesa del ricachón en la boca haciendo el ruido de mete y saca, esmerándose he intentado hacerle correrse.
  • ¡Sí! – respondió Ángela con la voz temblorosa.

Ende hizo restallar el látigo de nuevo y este se enroscó a la cintura de Ángela. Lo que provocó que la joven diera un grito salvaje mientras se retorcía de dolor.

  • ¡Jodeeeer! – se quejó la chica al recibir ese primer impacto.

Silvia notó como la polla de don Gerard adquiría un nuevo vigor dentro de su boca. El sadismo le ponía cardiaco y ella se limitó a seguir chupando cada vez con más ahínco. El tío era un cerdo y disfrutaba viéndola en ese punto mezcla de dolor y placer.

Un nuevo estallido de ese látigo resonó en ese gran salón, alzándose con fuerza y cuando bajó, esta vez se enroscó en la pierna de Ángela, acabando la punta entre sus labios vaginales. La punzada fue muy dolorosa.

  • ¡Hijo de puta, ten más cuidado! – Ángela gritó enfurecida, apretando sus dientes para aguantar el dolor.

Un nuevo latigazo cruzó por debajo de las axilas de la rubia marcando sus tetas con una línea roja muy definida.

  • ¡Me cago en tu puta madre!, ¡cabrón! – gritó ella ante ese nuevo y punzante dolor.
  • ¡Sin marcas…! – dijo de pronto Silvia sacando la polla de Gerard de su boca, para recordarle el acuerdo.
  • Tranquila, está todo controlado – respondió él, empujando su cabeza haciendo que la polla entrara de nuevo en su garganta.

El látigo silbó y se enroscó esta vez entre las piernas de Ángela, que lloraba por el dolor.

  • ¡Hijo de puta, esto no era una tortura, cabrón! – gemía gritando colgada de aquellas cadenas.

Silvia podía notar la risa sádica de su cliente y su polla tensarse a cada latigazo, viéndole como gozaba y cómo seguía dando órdenes, parecía más disfrutar con eso que con su propia mamada.

  • Dale dos más… Y tú putita, no pares de chupar. – añadió empujando la cabeza de Silvia hasta que su nariz se oprimía contra su barriga.

Ende siguió las instrucciones de su jefe, lanzando dos nuevos impactos en las posaderas de la chica, uno en cada cachete, haciendo que ella volviese a gritar como loca. En ese momento, Gerard hizo un gesto que Tende entendió al instante. Cogió a Ángela por las axilas y enfrentándola a él, la subió sobre su cuerpo y empezó a follarla en vuelo con brutalidad. Le daba muy muy fuerte, con toda su alma, parecía que la iba a reventar y la chica salía disparada a cada golpe de polla.

Para la joven, sin embargo, aquello además de novedoso era extremadamente placentero, el calor de los latigazos junto con la tremenda follada le llevó al éxtasis total y agarrada al cuello de Tende tuvo la mayor, más larga y más húmeda corrida de su vida.

  • ¡Jodeeer , jodeeer, siiiiiii, siiiii, qué pasada cabronazo! – gritaba aferrándose a sus cadenas y acompasando las embestidas del hombre de ébano que la follaba como todo un dios, haciéndola botar, sobre su gran polla

Ende bajó el ritmo, mientras la chica seguía presa de ese intenso orgasmo. Y por un momento Silvia, que seguía chupando y mirando de reojo, sintió envidia de no ser ella la que estuviese en ese lugar. Podía ver las marcas de los latigazos en el curvilíneo cuerpo de la rubia, pero al mismo tiempo veía reflejada en su cara, el máximo placer y felicidad.

A continuación, siguiendo las instrucciones del jefe, el chico la soltó, dejándola a cuatro patas en el suelo, intentando recuperarse de ese orgasmo y fue Tende quien cogió el látigo. Por su manera de manejarlo, parecía tener mucha más destreza.

El látigo resonó en lo alto y cuando descendió, recorrió los pechos, surcando los dos erectos pezones de la rubia con asombrosa precisión.

  • ¡Joder, hijo de puta! – gemía Ángela, dando un espasmo, pero sin dejar de correrse pues ese orgasmo no parecía tener fin, ese nuevo impacto la tomó completamente por sorpresa.

El segundo se enroscó en su cuerpo, dibujando su cintura, un tercero se coló entre sus piernas y terminó en la parte baja entre sus sensibles labios vaginales, haciendo que ella se retorciera y un último impacto dejó un surco muy marcado en su culo logrando que Ángela cayera al suelo totalmente desmadejada con su respiración entrecortada y pequeños bramidos mezcla de dolor y placer.

  • ¡Cabrón, cabróon, cabronazooo! – decía casi como un lastimoso suspiro totalmente encogida en el suelo.

Don Gerard viendo ese punto culminante, sujetó con fuerza la cabeza de Silvia, que a duras penas respiraba por la nariz y descargó todo su semen en lo más profundo de su garganta. Para él la excitación era máxima y no le importaba haberse dejado una pasta en ese juego, porque había merecido la pena.

Esta vez Tende, apuntó el capullo de su polla al culo de Ángela y de un fuerte empellón la traspasó. Ángela grito fuerte, muy fuerte

  • ¡Ahhhhhhh, me partes el culooo! – gritó. Su cuerpo era manejado con total control por ese hombre tan fuerte.

Pero Tende no paró y echando un poco de lubricante en el trozo de polla que tenía fuera, terminó de meter toda la polla dentro. Empezó a moverse muy lento, no quería reventar ese culito.

  • ¡Ah, ah, jodeeerrrr! – gritaba la joven sin creerse que su culo, hasta ese día virgen, era taladrado por semejante rabo.

Ángela sentía esa polla entrar y salir, el calor del roce de la polla en su culo, la fueron calentando hasta que dijo.

  • ¡Reviéntame cabrón, dame fuerte, muy fuerte! – lo dijo aún dolorida, pero muy cachonda y con un gusto dentro que solo le hacía pedir más.

Tende obediente sujetando sus muñecas a las cadenas la dio con todas sus fuerzas, hasta notar como un río regaba sus piernas.

  • ¡Siiiii, siiiiii, siiiiii, jodeeer, jodeeer, ,me cooorroooooo siiiiii!… ¡Hummmmmmm qué riiiicoooo siiiiiii!

Ángela empezó a convulsionar de tal forma que Silvia tuvo que abrazarla hasta conseguir calmarla.

  • Joder cabrones, la habéis destrozado, estará una temporada en el dique seco.

Gerard pasó la mano por la cara de Silvia y luego por la de Ángela.

  • Creo que todos lo hemos disfrutado. Ya me lo diréis el próximo día cuando queráis volver.

A continuación, las dejó solas, allí tiradas, desnudas. Ángela dolorida, sin poder apoyar su culo, mientras Silvia acariciaba su pelo y besaba su frente de forma maternal queriendo compadecerse de esos latigazos y ese desgarramiento de su culo.

Una vez recuperadas, ambas mujeres se pusieron los vestidos y el propio chofer de Gerard las acercó al apartamento de Ángela en su limusina. La rubia estaba tan cansada y dolorida, que tuvo que ser ayudada por Silvia para desnudarse e incluso le ayudó a ducharse y después tumbarla en la cama, aplicando una crema reparadora e hidratante por todo el cuerpo, especialmente en esas marcas que estaban muy rojas.

  • ¡Joder, te han dejado bien apañada! – comentó Silvia, aplicando la crema y escuchando los lamentos de la otra cada vez que pasaba sus dedos por las rozaduras.
  • Tengo el culo que se me sale todo, parece que lo tengo abierto a tope y no siento las piernas…. me escuecen las tetas y los pezones me arden.
  • Descansa. Estarás una temporada de baja. – dijo la otra, acariciándola con cariño.

Le dio un calmante y un té caliente y a los pocos minutos, Ángela se quedó dormida.

Silvia regresó a casa y cuando se encontró con su hermana y esta le preguntó por cómo había ido en ese nuevo día de trabajo, pero Silvia esquivó el tema como pudo, no queriendo dar ningún detalle, ni tan siquiera que habían tenido una tórrida y loca noche de sexo en la mansión de aquel ricachón. Sin embargo, Helena notaba en los ojos de su hermana que desprendían una luz especial.

  • No sé lo que te da ese Pablo, desde luego, me alegro mucho de verte tan feliz, tan llena…

Lo de llena, le hizo gracia a Silvia, pues era cierto que nunca lo estuvo tanto, con todos sus agujeros bien atendidos y ocupados al máximo, aun así, se limitó a sonreír y despedirse de su hermana con un abrazo y metiéndose en la cama no tardó en quedarse dormida.

CONTINUARÁ…

Javier & Sylke

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