Capítulo 10
Día a día X
CHARLINES
La mañana fue larga y tediosa impartiendo los cursos de formación, que cuanto antes estuvieran completados antes podían dar paso al trabajo general. Los nuevos contratados tenían ganas e ilusión y parecían espabilados y despiertos. La hora de comer llegó y Pablo preguntó a Unsinn si quería comer con él, a lo que esta accedió con gusto.
Elige un sitio para comer. Algo exótico y especial.
- Exótico no se si es, pero la macarena está al final de la playa y tiene muy buena fama, además el lugar es precioso. Podemos ir paseando, ya que no está muy lejos.
Nos dirigimos paseando hacia La Macarena, la verdad es que el sitio es precioso junto a la playa y con una bonita terraza en el exterior. Pedimos una botella de albariño Martín Codax. Y esperamos que nos fuesen trayendo la comida.
- ¿Qué tal tu precioso culito?
- Ya va mejor, esta mañana me dolía tanto que no pude ponerme ni la tanga.
- Pobrecita, entonces ahora estarás fresquita jajajaj
- Pues la verdad es que si y se agradece.
- ¿Qué te parece el trabajo?
- Es entretenido y me imagino, que según se vaya funcionando será más exigente. Lo cual me parece una buena situación y un gran reto.
- Esperemos que todo vaya en esa dirección y tengamos que contratar más empleados en un futuro. Ahora hay que volver que la tarde aún será larga.
Mientras volvían para la sucursal, pasaron cerca de Harmony love un famoso sex shop en Las Palmas.
- Mira que bien, voy a comprar un regalito, entremos.
Entraron en el sex shop y una rubia impresionante les preguntó qué querían. La verdad es que tampoco sabían muy bien el que, hasta que vieron un precioso huevo que se podía guiar desde el móvil. Pablo ya tenía experiencias con dicho aparatito y la verdad que todas muy gratas.
- Creo que nos llevaremos este.
- Muy buena elección, seguro que les gustará. ¿se lo envuelvo?
- No gracias nos lo llevaremos puesto
Y alargó el huevo hacia Unsinn. Esta lo miró con cara de sorpresa y levantando su falda, se lo introdujo en su bonito coño, que ya húmedo lo recibió con mucha satisfacción.
- ¿Quiere que lo probemos? ¿Déjeme su móvil?
Y haciendo una foto al código QR insertó la aplicación en el móvil. Subió rápidamente el control al máximo, lo que hizo que Unsinn se retorciera de placer gritando.
- Para, para, jodeeer, paraaa
- ¿Parece que sí que funciona? ¿Querían algo más?
- No gracias guapa, pero si necesito algo más, ya sé dónde venir.
- No dude en hacerlo. Además, disponemos de un precioso gloryhole.
- Muchas gracias, lo pensaré
- Y salieron del sex shop.
- ¿Qué es eso del gloryhole?
- Un agujero glorioso jajajajja, es un agujero en una pared o tabique, usualmente practicado en los retretes de baños públicos o en video cabinas. por el, los hombres cuelgan sus pollas por si alguien estuviese interesada/o
- Parece excitante.
- Pues si quieres probarlo venimos un día.
- Me lo pensaré jajajja.
Volvieron a la oficina y la tarde al igual que la mañana pasó rápida y casi sin darse cuenta. Pablo no se había acordado del aparatito que Unsinn. Llevaba entre las piernas.
- ¿Vas a venir hoy a casa?
- Si me invitas. Podemos ir a la playa Quintanilla y luego bajar hasta el restaurante Áfrika, para cenar cerca de casa.
- Pues así será jajajaj.
Camino a playa Quintanilla, puse el huevito a un poco más de la mitad, lo que hizo que Unsinn se tuviese que agarrar al asiento del 4×4.
- Señor, no pierde usted el tiempo ehhhhh.
Seguimos hasta llegar a la playa y descendiendo del coche nos acercamos a un lugar con unas grandes piedras donde nos sentamos a ver la puesta de sol. Sujeté a Unsinn sobre mis piernas tirando de sus manos hacia mí y puse el huevito a toda potencia, mientras el sol se iba escondiendo detrás del horizonte. Unsinn se retorcía gimiendo sobre mis rodillas lo que me estaba poniendo la polla muy dura. Notaba la vibración sobre mis pantalones y una mancha de humedad empezaba a agrandarse en mi pernera.
- No se te ocurra correrte, aún no.
Bajé un poco la intensidad de las vibraciones, lo que hizo que Unsinn se relajara un poco. La playa estaba desierta y el sitio estaba un poco escondido, la poca luz lo hacía más reservado si cabe. Unsinn seguía gimiendo y pidiendo que la dejase correrse, a lo cual accedí levantándole la falda. Sacando mi polla la apunté a su coño y la introduje junto con el huevito. Las vibraciones y los espasmos de su coño me estaban volviendo loco, por lo que empecé un fuerte y rápido mete y saca que terminó en un brutal orgasmo mientras Unsinn doblaba las rodillas y caía sobre la arena intentando recuperar el aire y temblando por la fuerza de sus corridas, que al llevar el huevo dentro no paraban. Suerte, que el huevo, cayó en la arena y Unsinn pudo tranquilizarse un poco.
- Mi señor, esto ha sido fantástico
Cogiéndola de la mano la llevé al coche.
Aún teníamos un camino hasta el Áfrika. En el coche Unsinn seguía temblando.
- ¿sigues corriéndote???
- siiii
- Me gusta que te corras para mí, cuando lleguemos al restaurante, quiero que te acerques al servicio, laves el huevo y lo coloques en su sitio.
- Lo que usted diga señor.
Continúe conduciendo, llegamos en unos 40 minutos y bajamos del coche.
- Quítate el sujetador, ahora.
- Sí señor.
Con lentitud y parsimonia desabrochó los botones de su camisa y la dejó encima del asiento, echó sus manos atrás y desabrochó los corchetes del sujetador, se colocó la camisa encima y salimos en dirección al restaurante. No hizo falta que se quitase la camisa, pero quiso enseñarme sus pezones duros como piedras. Entramos en el restaurante y rápidamente Unsinn se fue al baño y volvió apretando sus piernas al andar, no quería que el huevo saliera rodando. Antes de que llegara al asiento puse el huevo a media potencia y casi se cae de rodillas al suelo. La camarera se le acercó y le preguntó.
- ¿Está usted bien?
- Si, gracias, sí.
Al sentarse bajé la potencia del huevo y Unsinn lo agradeció con una sonrisa en su cara. Juntó sus brazos a sus pechos y apoyó estos sobre la mesa.
- Ponte bien recta y las manos en los bordes de la mesa.
- Sí señor.
Al ponerse tiesa y con las manos en los bordes de la mesa, sus pezones se apretaron contra la blusa queriendo rasgarla y sus preciosas tetas se adivinaban detrás de la tela de la blusa.
- Buenas noches, ¿Qué desean?
- Pues sorpréndenos, si lo haces te dejaré que le toques las tetas.
- Perooo qué dicee señor.
- Te las estás comiendo con los ojos, no quieres tocarlas.
Unsinn veía la escena muda y con la frente y los pezones muy altos.
- De verdad señor está usted equivocado.
- Ya me lo dirás luego.
La camarera se marchó por la comida y el vino, al rato volvió con una botella de Pazo de Carraovejas blanco helado, dentro de una cubitera con miles de hielos. La puso a mi lado y me sirvió una copa. Dando mi aprobación, sirvió una a Unsinn. Antes de marchar le cogí por la cintura y le dije, mira que tetas, Unsinn abrió su blusa y se las enseñó hasta el pezón. Ella abrió mucho los ojos.
- Pero señor, ¿Qué es esto?
- Esto es lo que querías. Si vuelves sin bragas te las dejaré tocar.
- Ehhhh, voy por el primer plato.
La camarera marchó y yo sabía que volvería sin bragas, se comía las tetas de Unsinn y estaba loca por tocarlas y quien sabe si podría comérselas. Unsinn estaba con los ojos abiertos y mantenía perfecta la postura sin decir nada, sabía que hablar solo le traería problemas. Subí un poquito la intensidad del huevo, aún era muy tenue, pero conseguí que Unsinn se mordiera el labio.
- ya sabes que no puedes correrte.
El primer plato nos lo trajo un chico que casi se come los pezones de Unsinn y a mí me tira todo encima.
- Ten más cuidado, puedes verle las tetas, pero no me manches.
- Perdón señor, perdón.
- Espero que no se vuelva a repetir
- Ves lo que les provocas y eso vestida hummmm
Para el segundo plato volvió la muchacha y subí la potencia del huevo. Lo que hizo que Unsinn se agarrara con fuerza a la mesa mientras profería un gemido y sus pezones se ponían como una roca.
Mientras me servía metí la mano debajo de la falda de la camarera y pude ver que no llevaba nada.
- Pero… ¿Qué hace?
- Ahora puedes tocar sus tetas si quieres.
- ¿Pero está usted loco?
- ¿Creo que no y tú lo crees?
Dignamente salió hacia la cocina no sin antes mirar los pezones de Unsinn que seguían desafiándola.
Unsinn seguía haciendo verdaderos esfuerzos para no correrse.
- Si vuelve la camarera y te toca las tetas, te dejaré que te corras mientras le tocas el coño y si consigues que se corra hoy no te castigaré.
- Gracias señor.
La mirada de Unsinn daba a entender la gratitud y el deseo que tenía por correrse. Mordía su labio y apretaba sus piernas mientras se movía inquieta en el asiento.
Vi llegar a la camarera y subí la potencia del huevo. Unsinn tuvo que sujetarse fuerte a la mesa y cerrar sus piernas. Sujetarse fuerte por la excitación y cerrar las piernas para que no saliese el huevo. Sus pezones estaban a punto de salir de su blusa, pues no la había abotonado después de enseñar los pechos a la camarera.
La camarera llegó roja como un tomate por la excitación que sentía. Se acercó a Unsinn y dejó un plato muy cerca de su pecho. Fue subiendo su mano estirando un dedo y rozando el pezón de Unsinn mientras acercaba su mano a la teta derecha. Miró si alguien miraba, pero no había nadie y con mucha lentitud su mano se fue introduciendo por el escote de Unsinn.
Unsinn subió su mano lentamente por las piernas de la camarera hasta llegar a su sexo y lo rozó con sus uñas,
lo notó húmedo y caliente y sonrió. Mientras la camarera, apretaba su pezón para volver a acariciarlo con dulzura.
Unsinn repasaba el sexo de la camarera con la punta de su dedo recogiendo la humedad de esta y sintiendo su calor, lo introdujo dentro de esta en forma de gancho. La camarera dio un suspiro y abrió más sus piernas, mientras su mano ya amasaba la teta entera y le pellizcaba los pezones que había sacado fuera de la blusa. Cuando Unsinn metió dos dedos en el coño de la camarera, esta bajó a besar a Unsinn mientras yo subía la intensidad del huevo al máximo. Unsinn aceleró la masturbación de la camarera en un fuerte mete y saca que buscaba que esta se corriese, para poder hacerlo ella. La camarera se retorcía de placer mientras subía y bajaba su culo buscando los dedos de Unsinn, a esta no le quedó más remedio que meter otro dedo mientras sentía como la camarera pegaba su boca con más fuerza mientras la decía
- siiii, asiii, siiii, follaaameeee,
Y cerrando las piernas sobre la mano de Unsinn se corrió mientras su mano apretaba su nuca para juntar más sus bocas. Unsinn en cuanto notó que la camarera se corría abrió su boca y tuvo un gran orgasmo que le hizo temblar y dejar un gran charco a sus pies, juntándose este con el dejado por la camarera. Las dos se fundieron en un suave y lujurioso morreo mientras sus cuerpos volvían a la normalidad.
- Muy bien zorrita mía, hoy te has ganado mi polla.
- Gracias señor.
La camarera nos miró divertida y fue a por la cuenta.
Montamos en el coche y llegamos a casa en pocos minutos. Ya dentro del jardín, me bajé los pantalones sacando la polla y no tuve que decir nada. Unsinn se lanzó a por mí polla con un desmedido deseo, la agarró con sus labios y lamió el capullo y el frenillo, se la tragó hasta el fondo y la saco despacio, para ir recorriendo con parsimonia el tallo de mi polla hasta llegar a los huevos que metió casi íntegros en su boca. Los lamió y los relamió, produciéndome escalofríos, que me subían por la espalda, mientras Unsinn pajeaba mi polla con mucha parsimonia, casi con ternura. Su boca recorrió mi tallo hasta llegar a la puntita donde empezó a chupar el agujerito para tragarse entera mi polla y cabecear con ella dentro. Su garganta hacía que la penetración fuese más placentera, volvió a sacar mi polla de su boca, mientras un río de babas caían sobre sus tetas. Restregué sus babas y mis líquidos por sus tetas, mientras cogía su cabeza y le follaba su boca. No quería correrme en su boca, pero la follada me estaba poniendo a mil.
La levanté del suelo y la puse en cuatro sobre la hierba. Sujeté con fuerza mi polla y de una se la metí, Unssin gritó, mientras, sujetando su pelo, le daba con todas mis fuerzas. Esta vez busqué más mi propio placer que el suyo y terminé llenando su coño con mi leche.
Al día siguiente a eso de las doce Unssin entró en mi despacho
- Ya tiene usted reservada la habitación, en el hotel Secrets Lanzarote Resort & Spa y su vuelo sale a las ocho y media.
- Muchas gracias, ¿tiene abierta la vuelta?
- Por supuesto.
- Muy bien espero estar aquí el viernes.
Recogí algunas cosas en casa y salí con tiempo hacia el aeropuerto. Como tenía tiempo, facturé mi maleta y me di una vuelta por las tiendas del aeropuerto. No me interesaba mucho lo que veía, así que fui hacia el bar y me pedí una cerveza. Mientras la bebía, pensaba en si realmente haría falta más gente en la sucursal de Lanzarote o simplemente sería un capricho y había visto la oportunidad de relajar el trabajo. En esas estaba, cuando llamaron para embarcar. Apuré mi cerveza y aún así, llegué de los últimos. La verdad es que, sería por la hora, pero había bastante gente.