La chica de 32 años
Al momento tengo 28 años y la historia que les voy a contar sucedió hace aproximadamente dos y medio.
Soy un chico con apariencia normal, más bien bajo de 1.65 y que sinceramente no me he preocupado de mi cuerpo.
No soy gordo porque mi contextura es así.
Todavía estaba estudiando en la universidad, cuando me invitaron a una fiesta de pueblo a la que fui con mi prima, su esposo y otros dos o tres amigos de su oficina a los que casi ni conocía.
Llegamos como a las 8.30 de la noche y la noche estaba fría y la fiesta era en una cancha de básquet en la cual improvisaron un escenario y su pista de baile.
Cuando llegamos, mi prima que es súper celosa no se separaba un minuto de mí.
Celosa más bien por la amistad que nos une más que por cualquier otra cosa.
Aunque si supiera la doña que me había vacilado y follado a su hija de 16 años, me mata en ese instante.
Cuando llegamos parecía que no había nada de nuevo, pues todos los compañeros de la oficina de mi primo político eran hombres y les gustaba solo pegarse los tragos y yo en realidad no estaba con muchas ganas.
Cuando estábamos por irnos, aparecieron otros amigos de mi primo y con ellos la única mujer de la escena, una mujer que estaba con acompañada de un tipo súper feo y me dio la impresión de que era la esposa pues este la abrazaba y la molestaba a lo que ella correspondía.
La mujer en mención tenía un escote en el cual se le podían ver sus tetas, ricas en realidad pero me imaginé que era no más por el brasier que utilizaba.
Tenía una figura ni mala ni buena, pero hacía tiempo que no me hacía una paja y estaba a mil solo viendo las tetas.
Su mirada se encontró directamente con la mía y me veía y me veía.
En eso salió a bailar con el supuesto marido y aproveché para averiguar tranquilamente quien era y nadie me supo dar razón.
Luego de un rato me arriesgué. La saqué a bailar pues el hombre con el que estaba se fue a comprar licor.
Bailamos y pronto le pregunté donde vivía, que si el señor con el que estaba era su marido.
Me dijo que no, que era soltera y sin compromiso y pensé, tengo al puerta abierta.
Así transcurrió hasta las 3 de la maña en que la pasamos dejando y yo ya la quería por lo menos besar y no se dejó.
Sin embargo la cité al otro día al parque de la ciudad para ir a ver unos toros de pueblo.
En efecto, al otro día llegué y allí estaba.
Sinceramente me dije a mí mismo que la noche hace milagros pues estaba de cara más mal de lo que la había visto la anterior noche, pero de cuerpo estaba mas o menos aunque lo que me importaba era que quería culearle porque me habían dado las suficientes referencias de lo puta que era y que tenía un hijo.
Tenía un culo apreciable para agarrar y las tetas de día anterior estaban alzaditas y aunque estaba un poco gordita, tenía unos jeans apretados que me ponían a mil. Cuando fuimos a los toros, no habían entradas así es que fuimos a un bar de la zona y empezamos a tomar cervezas.
Se fue entonando con las cervezas y entre esto y lo otro me contó sobre su vida y delo necesitada que estaba de un hombre que le entregue cariño y amor.
Muy romántica dije entre mí pero ya se me puso entre ceja y ceja que al menos tenía que pagarme las cervezas y con su cuerpo.
Le dije que si le podía besar y me puso una bola de obstáculos, que la edad, que su hijo que la gente.
La tranquilicé no si ni de donde me salió tanto palabreo barato que se lo tragó, y la besé ahí mismo.
Eran como las 6.30 y le dije que tenía que irme y salimos.
El lugar donde tomábamos estaba un poco alejado de la ciudad y en la carretera así que caminamos por un sendero de hierbas y anochecía…
Nos quedamos bajo un árbol y cerca de una peña que daba a la carretera y no había casas cercanas, solo matorral y alto.
Así es que nos besamos bastante y empecé a mandarle mano y acariciarle el culo que estaba bien rellenito a pesar de la edad.
Se me prendió y la verga la tenía a mil y trataba de controlarme para no irme de lleno en mis pantalones.
Ella volteó y me dio la pauta para que siga acariciándola por detrás y no faltó más, la acariciaba por las tetas, le agarraba el culo, y le empecé a meter la mano por la chucha, y solo sentía que ella estaba poniéndose a mil y jadeaba y suspiraba.
Yo tímido aun, porque no voy a decir mentiras, la acariciaba por encima de la ropa, hasta cuando noté que estaba excitada y yo ya quería insertarla.
Le abrí lo botones de la blusa y la empecé a acariciar las tetas ya sin brasier y tenía lo pezones duros, hechos piedra y me excitó aun más.
Entre suspiros me decía que me esté tranquilo y yo sin hablarle le empecé a puntear con mi verga en su culo y a darle giros.
Se acostó en el césped y me dijo que la haga el amor.
Yo tampoco aguanté más y le bajé los pantalones y me bajé los míos.
En ese momento le dije ábreme las piernas, ábreme puta….!!!! y me las abrió y poco a poco empecé a meterle la verga en su chucha.
Fueron como cinco minutos y por la fuerza con que se movía y por la inactividad sexual mía, ya no avanzaba y le dije que si podía terminarla adentro y me dijo que no había problema.
La regué toda y mientras sacaba mi verga, mi semen seguía brotando y la mojé las entrepiernas y su interior.
Nos levantamos nos besamos y nos fuimos.
A las semanas siguientes las cosas se fueron volviendo más eróticas, pero esto ya tendré que contarles más luego.