Una noche loca
Antes que nada les quiero confiar que mi vida sexual con mi esposa era de lo más normal, los dos nos satisfacíamos, éramos muy ingeniosos al momento de hacer el amor, teníamos una coordinación de movimientos e ideas geniales, hacíamos todo lo que se nos ocurría o antojaba.
Provenimos de familias normales donde los principios de conducta siempre fueron respetados, hasta aquella noche en que llegue a casa ebrio y en compañía de mi mejor amigo, Miguel.
Todo comenzó al salir de trabajar cuando por casualidad me encontré a Miguel en un puesto de revistas, nos saludamos muy afectuosamente y de los saludos no falto la típica invitación a tomar unos tragos, lo cual, muy raro en mi, acepte, ya que no me gusta tomar y lo que es peor no se tomar.
Fuimos a una terraza-bar cerca de mi casa, y comenzó el desfile de caballitos de tequila, uno tras otro, platicamos de todo, del fútbol, de política, del mundo, y poco a poco fueron saliendo a flote viejos recuerdos, algunos muy divertidos y otros no tanto de nuestra infancia.
Así se me pasaron las horas, cuando me di cuenta ya era tarde, y no había llamado a casa por lo que mi mujer de seguro estaba preocupada, así que le pedí a Miguel que nos fuéramos.
Mientras nos traían la cuenta yo me pare al sanitario que justo se encontraba al final de la terraza por lo que me dio un aire y súbitamente se me subieron las copas, recuerdo que como pude llegue al sanitario y podo después de unos minutos me fe a encontrar Miguel…
Mira como te has puesto… Me dijo.. Y yo un poco nostálgico le pedí me llevara a casa, que no me sentía en condiciones de irme solo…
Como en los viejos tiempos de primaria nos fuimos caminando a casa, entre que el piso se me movía y Miguel es mas alto que yo pues me sentía totalmente desequilibrado.
Al llegar al edificio la luz de la sala se veía encendida desde la calle, por lo que le asegure a mi amigo que me iba a tocar regañíza, y me dijo; No te preocupes, yo le explicare a Alicia..
Como pude subí los tres pisos y al llegar a la puerta me di cuenta que no traía las llaves por lo que tocamos el timbre…
Alicia abrió la puerta sin censura, ya que nunca imagino que llevaba a un amigo, así que la sorprendimos en su camisón rojo semi-transparente, obviamente le dije a Miguel que disculpara, que nos permitiera unos segundos, en lo que mi esposa se ponía su bata.
Como siempre pasa cuando uno tiene unas copas de mas empezamos hablar en voz alta y Alicia salió a callarnos porque podíamos despertar a mis dos hijos que ya estaban plácidamente dormidos.
Alicia saludó muy efusivamente a Miguel puesto que también lo conocía de años atrás, por lo que ese abrazo fue sin malicia pero en mi despertó la lujuria.
Los tres nos encontrábamos en la sala, Miguel y yo todos medio desfajados pero alegres y ella lucia una bata oriental, con la cual su cuerpo se dibujaba plenamente.
No se hizo esperar que se abriera una botella mas de tequila, para celebrar nuestro encuentro, continuamos bebiendo los tres hasta que por un momento yo me quede medio dormido en el sofá.
No sé cuanto tiempo paso pero de pronto me despertó unos quejidos, abrí los ojos tratando de ubicarme, y cual fue mi sorpresa… Miguel y Alicia se estaban comiendo a besos…
Me considero una persona normal, y muy celoso, pero aquella noche les juro que no sé que me paso, en vez de hacer una escena de celos me hice el dormido para no perderme detalles de lo que ocurría a centímetros de mí que en vez de hacerme enojar me provocaba lujuria.
Miguel estaba completamente excitado y Alicia estaba irreconocible, era una autentica mujer fogosa…
De pronto de ese intercambio de besos apasionados donde se escuchaba el juguetear de sus lenguas, Alicia le fue bajando el cierre del pantalón, hasta que dejo libre el pene de mi amigo, que se encontraba totalmente erecto, y ni tarda ni perezosa se lo introdujo en la boca.
Esas imágenes me pusieron sumamente excitado, por lo que me levante para desnudarme, por la posición de sala me esposa no se dio cuenta que yo ya no estaba dormido, pero el que puso cara de espanto fue mi amigo, al que con un movimiento de mi cabeza le di a entender que no importaba, que disfrutara del momento.
Alicia no dejaba de darle una monumental mamada, por que a decir verdad ella si que las sabe dar, juega con su lengua en la cabeza del pene como ninguna otra mujer me lo ha hecho.
Miguel empezó a meterle la mano entre sus piernas y de un movimiento brusco despojo de la bata a mi mujer, quien lucia como nunca su camisón rojo.
Me les acerque y como un balde de agua fría, por la sorpresa, le comencé a chupar su coño a mi mejor, quien en primera instancia se quedó sorprendida, pero el hecho de tener un pene en su boca y una lengua en su coño continuo sin disimulo sus momentos de placer.
Ya los tres integrados en esa situación comenzamos a cambiar de posiciones, cuando de pronto el llanto de unos de mis hijos interrumpió el momento, por lo que Alicia prontamente fue a consolarlo, quedándonos Miguel y yo completamente excitado y con una erección monumental de los dos, por lo que en nuestro estado de ebriedad y la excitación del momento nos hizo hacer cosas que jamás imagine hacer.
La tardanza de Alicia nos orillo a aventarnos un 69 entre nosotros, no se como poderles explicar la deliciosa sensación de sentir como te comen el pene y sentir uno en tu boca, es algo excitante.
Cuando Alicia retorno y nos encontró en esa posición nos separo, y muy lujuriosamente nos dijo: No muchachos, eso esta mal, yo los quiero a los dos dentro de mí.
Por lo que se puso en cuatro y le pidió a Miguel se recostara boca-arriba y le metiera su fierro en su concha que estaba más que lubricada, por lo que en un movimiento de sentón se lo comió todo, Miguel solo cerraba los ojos al sentir los movimientos tan espectaculares que realiza mi esposa, una vez ya haber gozado de ese pene (El segundo que ha probado en su vida) me pidió que yo se lo metiera por su culo, cosa que no me extraño ya que muchas veces lo habíamos hecho así, por lo que yo no tarde en mojarle su rajita y se lo deje ir…
Alicia se quejaba de placer, por primera vez en su vida era penetrada por los dos lados…
No tardamos muchos en venirnos, yo en su culo y Miguel en su coño.
Caímos exhaustos los tres y nos quedamos así recostados, nos servimos más tequila, encendimos unos cigarros y no mediamos palabra alguna.
Minutos después de solo recordar lo que habíamos hecho me volví a excitar por lo que le comencé a lamer su panocha a Alicia quien se encontraba semi-dormida, al sentir el jugueteo de mi lengua se despertó y comenzó a mamarle el pene a Miguel, que al ver que yo estaba ocupado con el coño de mi mujer no se hizo esperar y cerro el circulo, mamándome mi pene.
Así nos quedamos hasta que los tres gemimos de placer, de haber vuelto a terminar. En esa posición nos abrazo Morfeo.
A la mañana siguiente, me desperté y ya una cobija me protegía del frío que hacia, Miguel ya no estaba en casa y Alicia estaba en la cocina preparando el desayuno.
Desde ese día le volví a perder la pista a mi amigo Miguel, no he vuelto a saber de él, ojalá y si algún día lee este relato se acuerde que a pesar de lo que paso aquella noche mi amistad y mi respeto como el de mi esposa hacia él no han cambiado.
Por otra parte desde aquella vez mi esposa y yo nos llevamos súper, jamás hablamos de lo que sucedió aquella noche de copas, ni le pedí ni me pidió explicación alguna, lo mejor de todo que gracias a esa noche mi esposa y su amiga Verónica me dieron el mejor regalo de cumpleaños, no sé si por reciprocidad de la noche que le hicimos pasar Miguel y yo, pero bueno, esa historia se las contare otro día.