Un matrimonio amigo ofreció su casa para nuestra despedida de solteros
Virginia y yo estábamos por casarnos.
Un matrimonio amigo, Jorge y Ana ofrecieron su casa para hacernos la despedida de solteros.
Virginia tenía 27 años, alta, buen cuerpo. Ambos éramos de la misma edad solo que yo era algo gordo. Jorge y Ana rondaban los 40 y tenían ya tres chicos. Jorge era atlético y tenía un aire a Freddy Mercury.
Ana era petisa, algo gordita, con buenas tetas y pelo corto y rubio.
El día de la despedida comimos, bebimos, bailamos y como final nos embadurnaron con todo lo que había al alcance: desde huevos y harina hasta todos los productos líquidos y cosméticos que pudieron rescatar.
Todos los invitados nos dejaron en ese estado y se fueron a una confitería céntrica mientras los dueños de casa se quedaron a acomodar un poco mientras nos bañábamos.
Más tarde nos encontraríamos con el resto.
Nos bañamos rápido y nos pusimos ropa cómoda. Por mi parte short de baño y Virginia una malla enteriza discreta pero que le marcaba bien sus formas.
Cómo era temprano, Jorge propuso que miráramos una porno «Para que aprendamos algo» dijo en tono de broma. La película era una de aquellas donde valía todo.
Ana y yo estábamos sentados alrededor de la mesa redonda mientras que Jorge y Virginia estaban sentados en un sofá cercano.
Al ver aquellas escenas me excité bastante y mi pene estaba a punto de estallar bajo el short.
Ana, se percató de ello y con disimulo puso su mano en mi rodilla apretándola.
Nos miramos y su cara me dijo que se ofrecía sin condiciones.
Incómodo por la situación miré hacia el sofá y vi que Virginia y Jorge conversaban animadamente ajenos a lo nuestro.
En eso Virginia se levantó para ir al baño. Jorge le dijo que tuviera cuidado ya que el botón del inodoro no funcionaba bien, por lo que la acompañó para que no tuviera problemas.
Al quedarnos solos Ana manoteó mi bulto y se escabulló bajo la mesa. Sin palabras me bajó el short y empezó a chuparme el pene con fricción.
Mi excitación era tanta que acabé de inmediato en su boca.
Sin pensarlo la levanté , la tendí sobre la mesa, le levanté el pareo que llevaba puesto y, corriendo un poco la malla se la metí hasta el fondo. Ana no pudo contener un grito de placer.
Jorge y Virginia vinieron corriendo y quedaron petrificados al ver la escena.
Sin decir palabra Virginia manoteó el bulto de Jorge y empezó a restregarlo desvergonzadamente.
Jorge la tomó de la cintura y la tiró sobre el sofá.
Sacó su pedazo erecto y sin sacarle la malla la penetró inmediatamente.
Al ver esto me excité más y seguí bombeando dentro de Ana, luego la di vuelta y se la metí por el culo.
Super excitada Ana me apartó de ella, agarró mi pene y me llevó hasta el sofá.
Hizo que Jorge se sentara y abriéndole las piernas a Virginia la sentó sobre el pene de él. Salivó sobre el ano de Virginia y antes que me diera cuenta introdujo mi pene en él.
Virginia al verse doblemente penetrada comenzó a moverse como nunca y a gritar de placer. Jorge y yo en tanto le dábamos sin asco.
Ana se paró sobre el sofá enfrentando a Virginia.
Abrió su cola e hizo que Jorge lamiera su ano.
Agarró la cabeza de Virginia y la obligó a chuparle su vulva.
Virginia se prendió en seguida, si bien nunca había estado con una mujer el placer que estaba recibiendo por delante y por detrás solo la impulsaba a seguir.
En medio de un orgasmo simultáneo acabamos los tres en un grito espectacular.
Después repetimos la escena cambiándolas a ellas de lugar y alternándonos Jorge y yo en darles a ambas por delante y por detrás.
Pasamos una noche increíble.
Demás está decir, que en la confitería céntrica, aún nos siguen esperando.