Orden de arresto

Soy Camila y les quiero relatar una historia verídica que me sucedió hace algunos años en la ciudad de Antofagasta, Chile.

En aquel entonces tenía 19 años y llegue a esa ciudad proveniente de Arica, escapando de conflictos familiares entre mis padres.

No me entendía con ellos y llevaba como 8 meses viviendo entre pensiones y casa de amigas o amigos que por buena onda me recibían.

En algunos casos tenia que pagar mi estadía con sexo pero eso no me molestaba.

Soy una mujer delgada y muy bien formada, soy la típica mujer que los hombres miran y piropean, y tengo la seguridad que me puedo llevar a la cama a quien yo quiera cuando quiera.

Desde mis 14 años e sido asediada por hombres, generalmente mayores que yo, ya sea por miradas insistentes e incluso manos indiscretas. Fanática de la playa me mantengo bronceada y me gusta mostrar mi figura y si estoy de animo he llegado a exhibirme por diversión en discos, playas o lugares públicos.

Me gustan los hombres y me da un placer especial verles la cara de calientes, sobre todo al verme mamándoles el pico.

En mi segundo día en Antofagasta conocí a un tipo de Santiago, Carlos, de 32 años, casado y con hijos.

Él estaba muy bueno y era super simpático. Por razones de trabajo, llevaba 4 meses en la ciudad y vivía solo en un departamento que la empresa le arrendaba. Viajaba cada dos semanas a Santiago a ver a su familia y su vida en la ciudad era una constante diversión, lo que me atrajo de él.

Para no hacer largo el cuento, me fui a vivir con él sin muchas pretensiones ni expectativas, cumplimos 2 meses juntos y mi vida era muy cómoda, no me faltaba dinero para mis cosas e incluso lujos que no eran muy habituales para mí.

Lo pasábamos de película y teníamos sexo varias veces al día, pero un día paso algo inesperado…. como a las 11 de la noche estábamos semi desnudos tomando un trago cuando tocan a la puerta del departamento.

Carlos abre la puerta con un traje de baño y yo me quedo en la cocina descalza y vestida con una camiseta corta, sin sostenes y con un calzón minúsculo que apenas me cubría la conchita rasurada, dejando ver mis nalgas bronceadas.

Eran dos detectives que buscaban a Carlos con orden de detención por un problema de cheques que tenia pendiente por mas de un año.

Se identificaron y entraron para que Carlos se vistiera y se lo pudieran llevar.

Carlos estaba pálido e intentaba convencerlos que le dieran plazo para el solucionar el problema pendiente, decía que quedaría sin trabajo y que era el único que mantenía a su familia.

Yo llego hasta la entrada y trato de apoyar a Carlos con suplicas, olvidando completamente que estaba casi desnuda.

Los dos detectives eran de edad madura 48 o 50 años, ambos tenían edad como para ser mi padre, y mientras pedían a Carlos que se vistiera me miraban insistentemente cada parte de mi cuerpo.

El mayor, era algo grueso y de pelo corto, con aspecto bien cuidado, el otro, que también era viejo, tenia un aspecto más juvenil pero algo fuera de forma.

Carlos ya derrotado se fue a vestir y yo medio llorando y con la seguridad que mi vida acomodada llegaba a su fin trate de usar una táctica distinta. Le insistí a los detectives que se sentaran y con ademanes exhibicionistas les ofrecí un vaso con Coca Cola.

El mayor de los dos no dejaba de mirarme la concha y los pies, mientras que el otro tratando de ser simpático me decía que esto de arrestar personas con problema de cheques era poco importante para ellos y quizás podrían ver una forma de ayudarnos.

Adivinado las intenciones y con el valor de unos tragos en el cuerpo me senté en la mesa de centro frente a ambos y con las piernas semi abiertas les dije que estábamos dispuestos, Carlos y yo, a hacer lo que fuera para que nos dieran tiempo.

Los dos se quedaron un tiempo callados y el mayor se notaba inquieto en el sillón, por lo que yo adivinaba que estaba excitado, además seguía mirándome los pies con la típica cara de caliente que ponen los hombres.

El otro se reclino hacia delante y me puso una mano sobre la rodilla mientras me decía que podían hacer una excepción por esta única vez pero tendría que ser secreto.

En ese momento entro Carlos y él mas joven se paro y sin mas los esposó, lo sentó en una silla del comedor y le dijo: «Tu mujer nos plantea la posibilidad de darte unos días pero eso tiene un precio…» Carlos asintió con la cabeza y dijo que en una semana él tendría todo solucionado, agradeciendo sumisamente muchas veces. El detective lo giro a la pared y me miro con una gran sonrisa mientras se sacaba el pico del pantalón. Yo mire al mas viejo, y al ver que no podía despegar su mirada de mis pies, levante una pierna y le puse un pie entre las piernas. Él gimió y lo empezó a frotar contra su pico duro dentro del pantalón.

El otro tipo se paro a mi lado y me dijo que lo pajeara (masturbará) por lo que le tome el pene grueso y corto entre mis manos y lo masturbe con suavidad.

Estaba un poco caliente, pero al ver al mas viejo que me empezó a lamer los pies me puse como puta, puesto que nunca me había pasado y lo encontré muy excitante.

Lo deje seguir mientras él mas joven me dijo que lo mamara mientras me sacaba la camiseta, dejando mis tetas al descubierto.

No podía ver a Carlos porque estaba dándole la espalda pero el que estuviera hay me calentó mas, además que sentí una especie de poder sobre él. Después de todo, si yo quería lo podían meter preso.

Seguimos unos minutos, yo mamándole el pico al mas joven mientras el viejo se pajeaba con una mano mientras me lamía los pies.

De pronto él mas viejo se paro y pude ver su tremendo pico, era negro con una cabeza roja casi púrpura, con unas bolas negras y velludas que parecían reventar.

Me pidió que me parara y me bajo los calzones, después me sentó en el sofá y metió su cabeza entre mis piernas para lamerme la concha que estaba mojada.

El otro se inclino y le lamió las tetas sin permitirme soltar su pico, que sentía caliente y duro entre mis dedos.

En esa posición podía ver a Carlos que había girado la silla y nos miraba con la boca abierta y sin atreverse a decir nada.

Nos miramos unos largos minutos en silencio mientras los detectives me comían la concha y las tetas. Pude ver la verga de Carlos que estaba muy grande dentro de su pantalón y no pude hacer mas que sonreír. Nuevamente él mas joven me dijo.. «Chúpamela hasta que acabe en tu boca..» y se incorporo a mi lado. Yo obedecí y mientras la chupaba fuerte miraba a Carlos de reojo.

De pronto se lleno mi boca de semen caliente y fue tal la cantidad que se escapo por mis comisuras, el joven gimió y me sujeto la cabeza hasta que ya no salió nada. Se alejo de mí y prendió un cigarro, siempre con el pico parado y fuera de su pantalón.

Después de un rato en que él mas viejo me lamía el ano, el choro y los pies en forma constante, el detective joven le dijo…»Compadre, esta huevona te puede dejar las bolas secas …métesela en la boca y mira que maravilla». El viejo se detuvo y me miro fijamente a la cara. Después, sin decir palabra se incorporo y me dijo con la mirada que trabajara su pico. Era muy grande y me costaba introducirlo todo en mi boca, pero lo mame unos 5 minutos hasta que estallo en mi boca. Fue tanto que caía por mis comisuras choreando mis tetas.

Se quedaron un buen rato y les servir unas Piscolas (Pisco con Coca Cola), mientras tanto no me dejaron vestirme y continuaron con sus respectivas vergas al aire.

Soltaron a Carlos e insistieron en tratar temas de sexo, me decían lo rico que lo chupaba y si me gustaban sus picos, yo dije siempre que si y respondía a sus insinuaciones con caricias y mamadas.

El mayor me dijo que me parecía a una amiga de su hija menor y que siempre se corría una paja en el baño cuando la veía o pensaba en ella, y chuparme la concha fue como hacerlo a ella.

Antes de irse, él mas viejo me dijo que lo volviera a mamar hasta acabar y él mas joven se corrió una buena paja, acabando en mi cara. Después se fueron, sin antes advertirle a Carlos…»Mira mocoso, te mantendremos cortito, nos vemos…».

Cuando se fueron yo estaba agotada y me fui sin hablar a dar una ducha. Carlos se mantuvo en silencio porque sabia que estaba en deuda y se sentía avergonzado.

Al otro día, salimos con Carlos y me compro todo lo que yo quise, y de verdad les digo que aproveche ese momento de gloria, me compre una fortuna en ropa, zapatos, perfumes, y otras huevadas que no necesitaba pero se me antojaron.

Al tercer día de lo sucedido, como a las 15:00 horas tocan la puerta, estaba sola porque Carlos estaba trabajando y al abrir veo con sorpresa que eran los dos detectives que sin mas entraron al departamento. El mayor me mira serio y me pregunta por Carlos.

Al decirle que no estaba hasta como las 19:00 hrs, me dice…» Tu sigues dispuesta a ayudar a ese huevon…».

Como yo asentí con la cabeza, el se me acerca y sin decir nada mete una mano por mi escote y me agarra una teta.

Él mas joven me pidió algo de comer porque estaba con hambre, mientras comía en la cocina él mas viejo me lleva a la cama y me desviste, luego se desviste él y se para junto a la cama.

Me obliga a masturbarlo con los pies mientras me decía que no había podido dejar de pajear por mi culpa. Me chupo el chorlito, el ano, las tetas y los pies, y me obligo a lamerle sus pies y ano varias veces. La verdad es que me gusto, pero si hubiera sido mas joven…

Después le toco el turno al mas joven a quien también le tuve que lamer el ano mientras su amigo nos miraba.

Como a las 19:15 llego Carlos y nos encontró tomando café en la cocina, yo solo con una camiseta corta, los dos desgraciados vestidos. Inmediatamente le dijeron a Carlos que habían pasado una tarde muy entretenida y vendrían mas tarde para hacer una fiesta. Se despidieron tocándome las tetas y se fueron.

Carlos no reacciono bien, me trato como si fuera una puta, me grito dijo que no quería volver a verme. Empecé a hacer mi mochila y le dije abriendo las piernas y mostrándole mi choro.. «Gracias a esta concha es que tu no estay preso maricón de mierda, cuando estos huevones vengan en la noche tu te vay a la cárcel y te queday sin pega (trabajo) y sin familia».

Tardo 15 o 20 minutos para tranquiliserce y me pidió perdón y suplico que me quedara, según él, en 3 o 4 días solucionaba su problema del cheque y todo se acabaría.

En la noche, cerca de las 3 de la mañana, llegaron los dos tipos, pero esta vez venían acompañados de una prostituta joven de un cabaret del centro de Antofagasta.

Nos tuvimos que levantar y mientras Carlos les preparaba unos tragos ellos me dijeron que trajeron a esta «amiga» para que viera como una niña como yo podía ser tan puta como ella.

Yo me reí y siguiendo la instrucción del mas viejo me saque los calzones y las pantuflas, quedando solo con una camiseta para dormir.

Me senté entre el y la puta e inmediatamente el se saco el pico negro y me dijo que lo ayudará a entrar en calor. Lo masturbe con una mano mientras el se recostaba y me dejaba el pico totalmente libre de obstáculos. La puta se rió y miro a Carlos diciéndole…»Tu sabes que estos huevones calientes no dejaran de culearse a tu mina hasta que se cancen…» Carlos no contesto. Cuando termino de servir las Piscolas le dijeron que se sentara en el comedor y no dijera ni una palabra mas.

Él mas joven estaba corriéndole mano a la Puta y yo mamaba la verga del viejo, el que después de un rato se incorporo, se desvistió totalmente y se giro dejándome su culo a la altura de la cara….»Pásame la lengua por el culo…», me dijo.

Yo le agarre con una mano el pico que estaba muy grande y duro mientras enterraba mi cara entre sus nalgas y le lamía con la punta de la lengua su ano negro y peludo. Después de un largo rato el viejo se paro y me dijo…»ahora putita, quiero comerme tu chorito, venga con este viejito mi nenita y siéntate en mi carita».

El huevon me lamió el choro y el ano hasta que se canso, mientras tanto yo miraba al otro que estaba culiandose a la puta. De pronto mire a Carlos y el muy lindo estaba masturbándose sentado en una silla con los ojos puestos en la Puta.

Esto duro horas, el viejo me lleno la vagina y la boca con su semen en mas de una oportunidad, al igual que su amigo.

Finalmente, mientras amanecía le dijeron a Carlos que preparara un desayuno para todos y cuando el se fue a la cocina iniciaron la típica conversación centrada en sus picos y las múltiples mamadas que les habían hecho a lo largo de sus años. Me pidieron que les contara sobre mi primera vez y finalmente se masturbaron los dos en mi cara mientras la puta miraba y fumaba en un rincón.

Tomamos desayuno y antes de irse le dijeron a Carlos que se pajeara en la cocina frente a todos, cuando estaba por acabar me dijeron que los mamara y por ultima ves me llenaron la boca de semen.

Carlos acabo en el piso de la cocina finalmente se fueron todos.

Esto duro mas de una semana y casi diariamente, venían juntos y por separado sin importar la hora, y fue tanto que ya me aburrí de estos viejotes y sus huevadas. Finalmente Carlos soluciono su problema y me agradeció muy bien mi ayuda.

Como al mes después me largue con unos nuevos amigos a La Serena y nunca mas vi a Carlos.

Esta es mi mejor historia y con los años me caliento al acordarme de esos momentos. Si me animo les puedo contar otras mas adelante.