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Esta historia comienza con unos contactos entre Carlos y Juan a través del correo electrónico.

Ellos dos compartían el mismo tipo de fantasías sobre sus esposas, y cosas de la vida, acabaron descubriendo que sus respectivas mujeres eran muy similares en cuanto a sus actitudes y gustos sexuales.

Durante varias semanas estuvieron escribiéndose hasta que un día, por fin, y después de meditarlo decidieron dar el paso y conocerse.

Para ello ingeniaron un pequeño y divertido juego.

El juego consistía en quedar a cenar en un restaurante e intentar adivinar quien era quien, para ello escogieron una conocida brasería cerca de vía Layetana pues era lo suficientemente grande como para pasar desapercibido y lo suficientemente pequeño para ver todo el comedor.

Luego habían quedado a la una de la mañana en la recepción del casino, quizás por aquello de sexo y juego.

Carlos acudió con su esposa Rosa al restaurante, ella llevaba un traje chaqueta, María la mujer de Juan iba con unos téjanos ajustados que le marcaban su culo, botas por fuera y una camiseta.

Durante toda la cena ambas parejas estuvieron intentando adivinar donde estaba la otra, incluso con alguna excusa dieron una vuelta para ver mejor todas las mesas.

– Creo que son aquellos que están al otro lado – le dijo Juan a su mujer

– Mira Carlos, juraría que son los que están dos mesas mas allá – le dijo Rosa a su marido.

A la una se conocieron tal y como habían previsto en el casino, después de las correspondientes presentaciones, besos y demás entraron en el local a jugarse unos dinerillos.

Juan intento adivinar si Rosa debajo de la chaqueta había sostenes o no y si debajo de su falda había unas ligas tal y como le había contado Carlos en sus correos.

Por su parte el marido de Rosa veía claramente que María no llevaba sostenes pero los tejanos no le dejaban ver si usaba bragas o no, él se la imagina sin y con las bolas chinas puestas.

Estuvieron jugando un buen rato, de echo hasta que se acabo el presupuesto, luego se fueron al bar y allí continuaron charlando y conociéndose mejor, y poco a poco la conversación fue derivando hacia el sexo.

Decidieron quedar para salir a cenar el próximo fin de semana, Rosa y María irían ambas con faldas y sin ropa interior.

Llegado el día y después de la cena fueron a tomar unas copas a un bar de moda para luego ir a casa de una de las parejas donde continuarían charlando.

Para dar ambiente las chicas decidieron hacer un streptease con la condición de que ellos se sacarán sus pollas y así poder ver ellas como reaccionaban.

A cada prenda que desaparecía del cuerpo de las chicas las vergas de Carlos y Juan se iban poniendo duras.

Cuando María y Rosa finalizaron se dirigieron las respectivas pollas de sus maridos y comenzaron a mamárselas.

Juan toma a su esposa y se fue hacia un sillón, allí senado le dijo a María que montase encima de su polla.

Carlos al verlos tomo a Rosa y la echó en el sofá y separándole las piernas la penetro.

Carlos vio como Juan se corría en la cara de María así que saco su polla del coño de Rosa y poniéndose a su lado le soltó un chorro de semen en su cara.

Los cuatro se rieron cuando terminaron, comentaron lo excitante y caliente que había sido ver a otra pareja en vivo y en directo follar.

Se despidieron y quedaron para el siguiente Viernes a cenar.

El viernes después de cenar se fueron directamente a casa de una de las parejas, tomaron unas copas y sacaron el juego de la Pirámide del amor (versión porno).

El juego les puso calientes y terminaron follando, cada uno con su pareja, un par de veces en el sofá.

Por correo Carlos y Juan comentaron el morbo que les daba ver a la otra pareja follar en sus narices, así que aprovechando que ya hacia calor decidieron ir el fin de semana a un hotel en la playa.

La primera noche en el hotel se fueron a dormir después de cenar pues al día siguiente habían alquilado una barca para ir a alguna cala a tomar el sol y pasarlo bien.

A la mañana siguiente, después del desayuno, se fueron a recoger la barca y partieron hacia una cala.

Allí se tumbaron los cuatro desnudos en la proa del barco.

El sol calentaba con fuerza y eso hacia que María se calentase a su vez, su coño comenzaba a estar húmedo, alargo su mano hacia el pene de su marido, este se puso duro y no tardaron en ponerse a follar, ella encima de él cabalgando.

Carlos y Rosa al verlos se excitaron, ella toma la polla de su marido y comenzó a mamársela cuando su marido la tuvo dura la puso a cuatro patas y la penetro por detrás.

Los cuatro follaban al vaivén de las olas, cuando terminaron comieron un poco y descansaron al sol.

Seguían los cuatro tumbados cuando uno de ellos pregunta a las mujeres

– ¿seriáis capaces de reconocer la polla de vuestro marido?

– Pues claro que si – respondieron al unísono.

Juan y Carlos vendaron los ojos de Rosa y María, las pusieron a cuatro patas y comenzaron el juego.

Primero les pusieron las pollas en sus bocas, ellas chupaban y chupaban como si no tuvieran claro de quien era la polla que las penetraba por la boca.

Evidentemente no fallaron ninguna vez.

Luego repitieron la operación por detrás, Carlos y Juan se deleitaba por primera vez follando a la mujer de su amigo y al tiempo ver como se follaban a su mujer en sus narices.

Cuando terminó el juego Carlos y María se fueron al agua, estaba ella apoyada en la escalera de popa cuando él se puso a juguetear con ella, pronto el juego derivó en besos y los besos acabaron con la polla de Carlos penetrando a la mujer de Juan.

Por su parte Rosa y Juan al ver a sus parejas follar en el agua se calentaron dé tal modo que Rosa se puso a mamar la polla de Juan cuando este la tuvo dura sentó a Rosa en el asiento giratorio del piloto y separándole las piernas le pasó la lengua por el clítoris al tiempo que jugueteaba con sus labios vaginales cuando estuvo húmedo la penetro.

Cuando terminaron vieron como María y Carlos les observaban desde la popa.

Por la noche acabaron los cuatro en la habitación de Juan y María, después de follarse a su pareja Carlos tomó a María de la mano y se la llevó al sofá, allí ella le mama la polla y cuando estuvo dura se monto encima de él.

Juan por su parte hacía lo mismo con Rosa cuando María le dijo a su marido

– follame por detrás

Juan se acerca y enculo a su mujer, Rosa se puso al lado de Carlos e iba besándolo. María con las dos pollas en sus entrañas no tarda en correrse, ahora le había llegado el turno a Rosa de ser follada por dos pero fue su marido quien la enculo.

La noche terminó con los cuatro en la cama y algún que otro polvo.

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