No hace mucho tiempo que llegó a vivir al edificio en donde vivo una familia de tres. Un matrimonio y su hijo, un chico de 25 años al que llamaré Esteban para no revelar su nombre.
Mi esposa Cristina, es una hermosa rubia platinada, que aunque la quiero mucho, no puedo dejar de reconocer, que también es vulgar, no común, vulgar, sus ademanes, su lenguaje, su vestir, vulgar. Desde luego que es rubia de botica, pues solo las albinas pueden tener en forma natural ese color de cabello, pero como su piel es muy blanca, no desentona el color del cabello.
Muchas fueron las veces que fui infiel a mi marido, así todo el divorcio (en lo físico) se produjo cuando descubrimos con Clara que nuestros maridos eran pareja, a igual que nosotras aceptaban envites de mujeres y hombres , ahora haciamos un cuarteto de bisexuales con cierre perfecto.
En un reconto de mi vida a fines de ese verano, junto con mis nuevas amigas, no pude dejar de recordar la metamorfosis producida en mi manera de ser hasta llegar, a hoy pasaron tres años, la fiesta donde conocí al autor (Esteban) de esta nueva persona, que mantiene su cuerpo sensual, bien armado, con senos bien manejados con caricias propias y extrañas, con esas ganas de sexo, ahora imparables, un hijo concebido en una orgía organizada por mi marido, disfrutando a pleno de las relaciones dignas de una puta como soy.
En los ojos de ese muchacho pude ver su agrado sobre mi figura, me sonreí esa noche cuando me desnude frente al espejo, algo en mí había despertado, mis medidas a los veintisiete años dicen que soy hermosa, 1,70 de altura, morocha, tez morena, senos normales.
En verano me bastaba con bajar a la playa, tontear con alguna guiri e invitarla a tomar un cerveza y a fumar unos porros en el apartamento para acabar follando como un descosido, además variando que eso de cambiar de mujer a menudo, digan lo que digan, es lo mas estimulante.
Morbo extremo. Más que hermanas, más que amor entre nosotras. Compartiendo nuestros morbos, compartiendo nuestros vicios.Compartiendo semen, compartiendo pollas, compartiendo amantes. Dos mujeres actuando como una, dos cornudos patéticos.
Luego de 10 meses desde que mi esposa me confeso que ella me había hecho cornudo y ya habiéndome contado algo de su historia con su excompañero me sorprendió un domingo cualquiera en la noche:
En un principio mi intención era parar suavemente en el arcén y aclararles que no quería que hicieran eso, pero increíblemente me excité como una perra en celo y les dejé continuar a sus anchas sin oponer la más mínima resistencia.
Salí del salón y la vi recargada en mi carro, vestía de una manera sublime, falda corta color rojo pegadita al cuerpo, medias negras caladas, zapatos de tacón alto y una blusa negra también pegada, sus pechos casi rompían los botones de la misma
Ella me miraba fijamente, sin apartar su mirada y eso hacia que mis nervios saliesen mas a flote así como mi lívido que luchaba con mis ojos para no bajar mi mirada en dirección a su escote.
Bajé a su pene y me puse a mamarla como una desesperada. Es una verga de buen tamaño aunque no tan grande como me gustaría, pero es realmente de buen tamaño.
Pero no me decidía pues las fotos que me enviaban algunos no me calaban y otros ni siquiera querían enviar fotos sino que nos encontrásemos de una y no soy partidaria de ello. Había conocido hacia algunos días a un muchacho por medio de una webcam y lo cierto es que me agradó.
En el carro no pude evitar abrirle la cremallera y empecé a chupársela con ansiedad mientras él con una mano me metía los dedos en mi chocha y logré venirme al instante. Ya estando en el motel empezó a desnudarme casi al y a besarme todita.
Rápidamente trabé amistad con ella, me comento que vivía sola ya que venia de otro estado de la republica, que se había peleado con su familia y por ello trabajaba para mantenerse aparte de haberse decidido a estudiar ya que le habían ofrecido un empleo de secretaria y necesitaba aprender rápido computación.
A todo esto al cabo de 5 minutos se acercaron unos chavales a él y le retaron a jugar a los dardos, su novio era un gran jugador y si había algo que pudiera separarla de ella era precisamente eso, así que aceptó y se fue a jugar dejando a Raquel con algunas de sus amigas.
Un día mi esposo alquiló unas películas para verlas en la intimidad, siempre nos excitaba mucho el verlas, no teníamos algo fijo, pero por lo general eran orgias, tríos y lesbianas, les digo que con todas me excitaba y mi esposo igual.
Yo estaba en el cuarto y bajé porque escuché que habían entrado; yo estaba vestida con una camiseta de él, sin brasier y un short. Bajé descalza y le reclamé por el estado en que venía, empezó a insultarme y les decía a sus amigos que yo estaba bien buena pero que no me atrevía a mostrarlo a los demás.
Ahí estaba yo cuando no sé de donde salió un hombre que de una manera descarada me arrimó su bultote y me dio una agarrada de nalgas que me dejó sin poder reaccionar, mientras se perdía de nuevo entre la gente.
Era sábado a la noche y Paula estaba festejando en su departamento su despedida de soltera juntos a sus amigas Mariana y Ana, después de comer de un bar y las 3 potras estaban vestidas para el infarto, lastres claramente pueden ser modelos play boys.
Para que se sitúen debo decirles que expliqué en un conocido servidor de relatos eróticos de la red las relaciones que había tenido mí esposa con su amante, un amigo de juventud al que reencontró tras casarse conmigo.
Si la cosa no se cortaba no se en que podíamos terminar. Ya habíamos hecho muchos intentos, encuentros matrimoniales, terapia de pareja, tarotismo, numerología, y no se cuantas cosas más.
Todas las noches me bañaba antes de cenar ya que a mi me gusta hacerlo por las noches, después de eso más de una vez como me olvidaba mi camisón mi hermana terminaba prestándome alguno, el problema es que todos sus camisones son de seda y algo transparentes para ponérmelos delante de mi cuñado.
Fabio, por su lado, no era ningún santo, y lo sabía porque habíamos follado en algunas ocasiones pero como era cliente de la empresa que tenemos mi marido y yo tuvimos que dejar de vernos, lo cual me daba una bronca bárbara, ya que él estaba muy bueno y varios de los orgasmos que tenía con mi marido se los debía a él.
La tomé del culo por debajo de la falda acariciándole las bragas e incluso sorteándolas para acariciarle el chocho por delante y con la otra mano le sobé las tetas por encima de esa tela tan suave.