Mi nombre es Esther y tengo 29 años, lo que a continuación les voy a relatar me pasó ahora hace mas o menos un año.
Era Septiembre del año pasado cuando una tarde de domingo vi que mi marido había instalado internet en casa, se encontraba en medio de un chat y me pareció una forma curiosa de conocer gente.
No porque me atrayese el conocer gente a través del chat; Mas bien me daba miedo el tipo de gente que se podía conocer por ahí, esa misma tarde y después de estar el chatean un buen rato, me comentó si quería probar un rato.
A mi la verdad que no me seducía mucho la idea pero decidí probar, porque total ¿que se podía perder?.
Llevaba un rato chateando y me salían muchos hombres que a las primeras de cambio querían mantener relaciones sexuales conmigo, por lo que les paraba los pies en seco y les ignoraba.
Estaba a punto de irme cuando entró Pablo, este chico se mostraba muy atento y agradable conmigo, daba gusto hablar con el y así se lo hice saber, me estuvo explicando que era un hombre casado de 52 años y que era representante de maquinaria industrial y que por su trabajo viajaba mucho.
Pablo al igual que yo estaba casado, cosa que me tranquilizó un poco más porque me imaginaba que sus intenciones serian mas nobles que el resto de chicos que había conocido esa misma tarde.
Continué hablando con Pablo de vez en cuando, yo casi que entraba en el chat para hablar con él, pues la idea de estar en el chat no me gustaba mucho, pero con Pablo se podía hablar de todo y me sentía a gusto.
Después de un mes de chatear con él me indicó que próximamente vendría a Valencia por motivos de trabajo invitándome a tomar un café y así charrar un poco cara a cara.
La proposición me dejó bastante parada pues por un lado me apetecía pero por el otro no soy mujer de quedar con hombres que no conozco y menos estando casada, me pase unos días dándole largas y diciéndole que no sabía que iba a hacer.
Hasta que un día me dijo que al día siguiente estaría en Valencia en ese momento pensé que un café no hacia mal a nadie por lo que acepté su proposición de quedar en el centro para charrar un rato.
Esa tarde me encontraba sumamente nerviosa, no sabía que ponerme no quería darle falsas esperanzas pero tampoco quería ir demasiado convencional después de decidirme acudí a la cafetería donde habíamos quedado.
A las 18:00 en punto noté como un dedo golpeaba dos veces en mi hombro, aunque nunca nos habíamos visto, nos habíamos descrito por el chat.
Levanté la vista y me encontré con un hombre que excedía el metro ochenta de complexión fuerte ojos oscuros y canas en el pelo que le hacía un aire bastante interesante, vestía de pies a cabeza impecable y tenía una sonrisa bastante seductora.
Nada mas darle dos besos en la mejilla mis nervios brotaron por doquier, no sabía de que hablar ni que decir.
Pablo se encargó de tranquilizarme y de que me sintiera cómoda, las horas volaron en su compañía, estuvimos hablando de nuestros matrimonios de sus hijas y de nuestros trabajos. Eran las 20:30 cuando le dije que me tenía que ir a casa ya.
Pablo me dijo que había pasado una muy buena tarde conmigo , yo también le dije que me había hecho sentirme muy bien. Nos despedimos con un beso y me dirigí para casa.
Por el camino empecé a pensar en todo lo hablado y sucedido, sin duda Pablo era un hombre que sabía tratar a una mujer, teniendo en cuenta que a mi nunca me habían gustado los hombres más mayores que yo, veía en Pablo a un hombre apuesto, sensible y sobre todo culto.
Al día siguiente por la tarde sonó mi móvil, era Pablo, ya no me acordaba que una vez le di mi móvil. me alegro escucharlo y me dijo que esa noche tenía una cena con un empresario que me había contado que quería hacerle un pedido bastante importante, me pidió si quería ser su acompañante esa noche ya que la mujer de ese señor también iba a ir y él quería hacerme pasar como su secretaria, yo le dije que no, que estaba casada y que no podía hacer eso que me pedía. pablo me insistió diciéndome que ese pedido era muy importante y que solo sería un rato que me llevaría de vuelta a casa enseguida. Al final consiguió convencerme y accedí.
Por primera vez en mi vida de casada mentí a mi esposo diciéndole que tenía una cena con amigas del trabajo, salí de casa con un traje de chaqueta compuesto por falda y una blusa de vestir de color blanca, para ir acorde a una cena de negocios.
Quedé con Pablo a un par de manzanas de casa no conocía su coche pero llevaba un mercedes increíble y bastante nuevo, desde luego que debía de ganar mucho dinero, nada más subirme me miró de arriba abajo haciéndome sentir un poco incomoda, me dijo que estaba preciosa, la cena era un pueblo cercano a Valencia que distaba 30 km, por el camino seguimos hablando largo y tendido.
Después de la cena Pablo me invitó a tomar una copa antes de volver a casa, nos sentamos en la barra del pub y empezamos hablar, he de reconocer que a mi el alcohol me hace efecto en seguida porque no estoy acostumbrada a beber y porque soy muy delgada.
Además en la cena ya habíamos bebido vino.
Llevábamos hablando un rato y apenas pude percibir que la mano de Pablo se encontraba desde hacia un rato en mi espalda baja, no le di mucha importancia en ese momento cuando seguro que en otra situación y momento ya hubiese reaccionado, poco a poco empezó a jugar con un lacito que tenía en la parte de atrás de mi tanga, enroscaba y desenroscaba su dedo en el elástico de mi tanguita, eso empezó a producirme una situación de excitación y de nervios a la vez ya que por una parte quería que acabase y por otra que continuase, ´le deje hacer hasta que acabamos la copa y le pedí que me llevase a casa, el caballerosamente paró y nos fuimos al coche una vez dentro del coche seguimos bromeando y hablando, Pablo estaba de lado sin la menor intención de arrancar el vehículo que estaba estacionado en una explanada de tierra donde solo se aparcaban coches, por lo que no había nadie alrededor yo me veía un poco a merced de todo sin saber que pasaría o cómo reaccionaría ante cualquier situación que se me planteara en el momento hasta que Pablo poso una mano sobre mi mejilla y empezó a acariciarla, no supe decirle que parase, realmente estaba tan bloqueada que no supe decir nada, la situación me desbordaba y mi cabeza divergía hacia lados opuestos Pablo bajó su mano por mi blusa y metió un dedo a través de los botones de la misma, esta vez sus dedos jugaban con el elástico de mi sujetador, me sentía muy rara ni siquiera se había dignado a besarme y yo ahí estaba parada dejándole hacer, no me reconocía a mi misma en esa situación su dedo solo jugaba con el elástico mientras no dejaba de hablarme de forma suave y cautivadora, así estuvimos un rato hasta que hizo presión en el dedo y me acercó hasta a él estábamos a escasos centímetros de nuestros labios cuando me miró y me besó posteriormente yo parecía un títere en sus manos incapaz de reaccionar ante todo lo que estaba pasando, el segundo beso fue mucho más apasionado al igual que sus manos, que esta vez amasaban mis pechos (si alguno tiene curiosidad uso una 95)siempre me he sentido orgullosa de mis pechos, redondos y firmes objeto en mi vida de muchas miradas y deseos por parte de los hombres.
Al poquito empezó a desabrocharme la blusa una vez acabó se paro para contemplar bien el volumen y tamaño de mis pechos, me dijo que eran sensacionales, al poquito se encontraba succionado mis pezones como nadie nunca me había hecho, me sentía muy deseada, Pablo se pasó al sitio del acompañante donde yo estaba, en ese momento empecé a reaccionar sabiendo que lo que hacía estaba mal y así se lo hice saber, el me miró y me dijo que si quería que dejarlo que lo parase, pero el ya sabía que eso era imposible, me encontraba en sus manos, sus manos exploraban todo mi cuerpo hasta que un dedo suyo se hundió en mi vagina, haciéndome soltar un suspiro de placer, al poco paró diciéndome que ya no podía más y que iba a reventarse sentó de nuevo en su sitio, mis pechos yacían desnudos y mi sujetador aun seguía colgando de mis brazos sin sujetar nada.
Pablo cogió mi mano y la llevo a su paquete y me dijo: Mira Esther toca estoy que reviento, el mismo se desabrocho el pantalón, en ese instante mis ojos querían saber que se encontraba ahí debajo, como era no tardó en bajarse el elástico del slip de donde emergió un pene como nunca antes había visto, largo y sobre todo grueso. Nunca había lo había hecho con otro hombre que no fuese mi marido aunque desde luego había hecho mis pinitos con chicos antes de casarme.
Mis ojos estaban clavados en tal magnitud el me vió y puso mi mano sobre su pene, este era terso y suave, pero a la vez duro y venoso ,mi mano subía subía y bajaba lentamente sobre su pene como queriendo explorar toda su magnificencia, su cara se volvió placer y sus ojos se cerraron empezando a emitir sus primeros sonidos guturales, lo que me dio más confianza para continuar con mi tarea, poco a poco fui incrementando el ritmo, mi mano parecía pegada a su piel y sus gemidos iban creciendo, de la punta de su glande, los primeros flujos empezaron a emerger, de pronto Pablo paró mi mano en seco y me dijo si sigues así me corro, por favor házmelo con la boca, nunca ningún otro pene salvo el de mi marido estuvo en mi boca, pero este parecía tan g4rande que no sabía si me cabría.
Me eche para atrás y procedí a metérmela en mi boca, el olor era distinto a la de mi marido y los primeros centímetros que entraron en mi boca me hicieron reconocer tanto un sabor como un tacto diferente, abrí lo mas que pude mi boca y empecé a darle la mejor mamada que me salía de mis adentros, llevaba un poquito así cuando pablo de nuevo me paro, se echó sobre mi y me tumbo sobre el asiento bajando este a tope mientras me besaba podía notar la dureza de su pene entre mis muslo, se notaba caliente y duro, sus jugos iban mojándome el interior de mis muslos, no pasó mucho tiempo cuando note que hacia a un lado mi tanga, sus dedos entraron en mi vagina y empezaron a masturbarme haciéndome tener un largo e intenso orgasmo acto seguido y sin avisarme note como su glande se intentaba hacer paso en mi vagina, tenia todo el glande dentro y mi vagina iba cediendo a su grosor cuando me vino una luz a la cabeza, no lleva preservativo me puede dejar embarazada, reaccione rápidamente y le dije que no, que no estábamos preparados para hacerlo y si tenía preservativos tampoco para hacerlo en un coche, el pareció entender y se levantó, me pidió si podía masturbarse con mis tetas, y claro después de haberlo cortado de ese modo me supe mal y acepte, nos pusimos en el asiento de atrás, se colocó frente a mi y puso su pene entre mis pechos por debajo de mi sujetador y empezó a moverse arriba y abajo mientras juntaba mis pechos con mis manos, su glande llegaba prácticamente a mi barbilla y me costaba esfuerzo juntar mis pechos ya que su pene al hacer surco me los separaba, mi escote empezó a llenarse de su flujo y sus gemidos a hacerse mas evidentes de pronto note como algo caliente y viscoso me golpeaba la barbilla, separó su pene a escasos centímetros de mi escote y de su glande empezaron a salir mediante espasmos chorros de semen que desparramaba por ambos pechos y canalillo, empapando mi sujetador con su semen, cuando acabó se dejo caer a mi lado, mis tetas estaban como nunca nadie las había dejado, completamente llenas de un denso y caliente semen que iba cayendo hacia mi abdomen, menos mal que no se corrió dentro de mi, pues hubiese corrido un grave riesgo de embarazo, cogí un pañuelo de papel y limpie lo que pude pero aun así aun quedaban restos de semen en mi escote, me vestí mientras el procedía a encender el climatizador del coche para quitar el vaho de los cristales, una vez acabe de vestirme, me senté al lado de él que arrancó el coche y fue de camino a casa, durante el caminó un fuerte sentimiento de culpa me invadió ,d e mi escote emanaba un fuerte olor a semen, pablo me hablo para tranquilizarme diciéndome que no me preocupase, yo le dije que para mi no era tan fácil y que esto no me había ocurrido nunca.
A dos manzanas de casa le hice parar y sin casi mediar palabra me bajé del coche y me fui a casa, me sentía mal y rara, sabía que lo había disfrutado y me sentía peor por eso, una vez en casa mi marido dormía entre al cuarto de baño y al desnudarme aun tenia restos de semen que limpie con jabón, dejando el sujetador en el fondo del cubo de la ropa sucia.
Cuando me metí en la cama mi marido somnoliento me dijo que tal la cena a lo que le respondí que bien. Esa noche me costó dormir.
La segunda vez será sin culpa y lo hará hasta aprender que la infidelidad es necesaria para mantener viva la carne que pide más y más.