Akane no prestaba atención a las explicaciones del maestro en lugar de eso miraba incesantemente el reloj colocado sobre el pizarrón, el tiempo parecían alargarse indefinidamente, aún faltaban 30 minutos para que terminara la clase de matemáticas. Hasta ese día Akane no había conocido el deseo de salir corriendo de la escuela pero ahora era lo único que quería verdaderamente, la causa era la extraña alucinación que había tenido en el baño del vestidor de chicas, no deseaba mirar de frente a sus amigas por temor a que el fenómeno se repitiera. Lo más vergonzoso era que se había corrido pensando en una chica, Yuka, en vez de hacerlo pensando en algún chico como Ranma por ejemplo.

Akane no entendía lo que le había pasado y sólo quería irse a casa. Mientras tanto, sentado algunos lugares detrás de ella, Ranma se encontraba dormido, había colocado frente a sí un libro abierto que lo ocultaba de las miradas del profesor. Así mataba el tiempo cuando las clases se tornaban demasiado aburridas para él. En su sueño Ranma se encontraba en un gran campo, desprovisto de árboles, tapizado por un pasto alto que le llegaba casi a las rodillas, con un atardecer que coloreaba con tonos rojizos las figuras de sus oponentes, Kuno, Mousse, el maestro Happosai y Ryoga, todos estaba ahí listos para desafiarlo.

– ¡Ranma es tu fin!- dijeron todos al momento de lanzarse contra él – ¡Adelante! ¡Aquí los espero!- Contestó el joven con arrogancia. El primero en llegar hasta él fue Ryoga con su famoso «truco de la explosión», Ranma esquivó su ataque y lo derrotó con su ataque de «castañas calientes», luego llegó Kuno con su espada de madera, a él lo derrotó con una simple patada directa a la cara, Mousse lo atacaba con sus trucos de cadenas y cuchillos pero él lo mandó al país de los sueños, de los malos sueños, con un fuerte puñetazo en el estómago; al fin quedo solo ante Happosai. El viejo incrementó su aura y comenzó a crecer ante los ojos de Ranma, quien por un momento no supo qué hacer, luego él también concentró su energía. Por un instante ambos guerreros brillaron con luz propia para luego lanzarse uno contra otro.

– ¡Ataque total!- Gritó Happosai. -¡Huracán del tigre!- Contestó Ranma lanzando una gran bola de energía, la explosión resultante de aquel choque de energías fue como un sol naciendo de la tierra, cuando retornó la calma, Happosai estaba tirado en el suelo y frente a él un Ranma triunfante.
-¡LO LOGRE SOY EL GUERRERO MÁS GRANDE DEL MUNDO!-

Gritaba mientras levantaba los brazos hacía el cielo. Su risa era un trueno que se escucha por toda la campiña. Sin embargo, su celebración fue interrumpida por una suave voz a sus espaldas.

-¡Es por eso que te amo!- Ranma se volvió de inmediato buscando el origen de aquella voz. Por un momento sólo pudo ver el pasto danzando al compás del viento pero de pronto un remolino surgió frente a él, los trozos de pasto crecieron de forma increíble para luego volver a su tamaño normal. Entonces pudo ver la hermosa figura de Shampoo, desnuda como una Venus, quien le extendía los brazos suplicante. -Nihao esposo mío.- Lentamente la amazona china llegó hasta Ranma que no podía moverse, sus piernas antes rápidas como el viento ahora eran plomo inamovible, delicadamente Shampoo le echó los brazos al cuello y atrayéndolo hacia sí lo besó. Muy a su pesar, o tal vez no, Ranma fue incapaz de impedir que su cuerpo se estremeciera al contacto de aquellos labios suaves y llenos de fuego, los brazos de Ranma se movieron instintivamente rodeando la cintura de la amazona, sus manos recorrieron la tersa y cálida piel de su espalda que se estremecía por el roce de las manos varoniles.

Delicada pero firmemente Shampoo lo empujó haciendo que ambos cayeran sobre el pasto que mágicamente formó un colchón para recibirlos, al caer la chica china rompió el beso, pero sus labios se posaron entonces en el cuello de Ranma donde delicadamente provocaron un delicioso cosquilleo en el joven guerrero, luego volvió a buscar sus labios y ambos se fundieron en un beso ardiente.- Ahhhhhh….ahhhhh….- Gimió Ranma al sentir cómo la mano diestra de Shampoo se apoderó de su polla erguida, los delicados dedos se cerraron en torno al cilindro de carne y delicadamente comenzaron a masturbarlo. El joven estaba gratamente sorprendido ¿acaso Cologne había instruido a su nieta en el arte del amor así como en la lucha?, mientras Shampoo continuaba meneando su polla Ranma advirtió cómo la temperatura de su cuerpo se iba elevando cada vez más.

De pronto, Ranma sintió que algo húmedo y caliente se deslizaba por la planta de su pie, de un salto se incorporó y se llevó una nueva sorpresa.- ¡UKYOU!- ¡Si ahí estaba su amiga y prometida, desnuda, mostrando su cuerpo ágil y bellamente torneado por los años de práctica en el arte del Otonimayaki, suavemente Ukyou dejaba correr su lengua por entre los dedos del pie, luego se apoderó del dedo gordo y lo chupó como su fuera un caramelo. Por un momento Ranma pensó que la diversión había terminado, pero Shampoo apenas si miró a la recién llegada, en lugar de eso hundió sus dientes en las tetillas del joven guerrero haciéndolo lanzar un sonido ahogado. En respuesta Ukyou tomó el pie de su amado y lo hizo pasar por sobre sus pechos erguidos, Ranma sintió el roce de aquella piel suave al tiempo que volvía a tenderse en el mullido colchón de pasto fresco.

Ambas muchachas comenzaron a recorrer el cuerpo de Ranma, en una erótica carrera, pasando sus lenguas por la piel del guerrero, Shampoo tocaba y mordía las tetillas de su amado para luego bajar hasta el abdomen plano donde sus ágiles dedos lo hacían estremecer. Ukyou dejó de besar los pies de Ranma y comenzó a pasar su lengua por las pantorrillas y seguir su camino hacia las ingles del muchacho donde, con suaves mordidas, logró que la polla de su amante aumentara aún más en tamaño. Por fin ambas llegaron al sexo del joven guerrero y comenzaron a chupar las suaves bolas, Ranma se convulsionaba disfrutando de aquellas caricias. Pero una última sorpresa aguardaba, una tercera boca apareció de la nada y se apoderó del grueso tronco de su polla, al sentir aquella cavidad húmeda y caliente cerrarse en torno a su carne Ranma volvió a mirar y descubrió a su costado otro cuerpo femenino, un tanto delgada pero de musculatura bien definida, la nueva chica devoraba su polla hasta la raíz y luego la succionaba con fuerza al sacarla de su boca.

– Aaaahhhhh…. ¿quién eres?… aaaaggggg.- La chica abandonó su labor y lentamente se incorporó, los rayos rojizos del sol cayeron de lleno en su bello rostro sonriente. – Kodachi.- En efecto era la campeona de gimnasia rítmica de combate, su cuerpo era más exquisito de lo que Ranma hubiera podido imaginar, pese a haberla visto en leotardo, delgada de senos pequeños pero firmes, de cadera breve y piernas largas, toda la pinta de una gimnasta.
-Ranma mi amor.- Dijo mientras descendía sobre el rostro del joven, sus ojos eran brillantes, como las estrellas, su cabello negro estaba limpio y sedoso, sus labios rojos se unieron a los de Ranma en un beso lleno de pasión, mientras sus cuerpos se frotaban, el muchacho gozó al sentir el contacto de aquella piel blanca como la nieve y suave como la de un recién nacido.

Kodachi paseó sus labios rojos por la cara de Ranma, por el cuello y por el pecho lampiño, con maestría mordía suavemente las tetillas y las chupaba como si quisiera sacar leche de los pezones masculinos, mientras tanto Shampoo y Ukyou se habían apoderado de la polla del muchacho, cada una la tomaba por turno para menearla y chuparla e incluso lamían al mismo tiempo la cabeza de miembro viril. Kodachi se percató de lo que hacían sus rivales y abandonando el pecho de Ranma tomó su turno para chupar el rígido instrumento. Ranma sentía su polla crecer de forma descomunal bajo las caricias de sus «prometidas», de hecho poco a poco dejaba de sentir su cuerpo, como si todo él fuera sólo una gran polla que recibía la adoración de las más bellas mujeres. En el sueño la polla de Ranma había crecido hasta alcanzar el tamaño de un árbol sin que ninguna de las chicas se incomodara por eso. Shampoo, Ukyou y Kodachi estaba pegadas como moscas a la piel de aquel portento, pasando sus lenguas por las enormes venas palpitantes. De pronto unas increíbles ramas fálicas brotaron del tronco y penetraron directamente en los cálidos coños de las ansiosas chicas que gimieron al sentirse ensartadas, pero también surgieron otras a la altura de sus bocas para que pudieran seguir mamando. Ranma creía enloquecer al sentirse al mismo tiempo dentro de las tres amazonas, podía sentir la diferencia entre una y otra, entre una boca y otra.

-¡Ohhhhh!… dioses… ¡Me corro!… ¡ME CORRROOOOO!- Incapaz de soportar más tiempo Ranma sintió que un ola de fuego brotaba de sus testículos y salía por la gran cabeza de la polla colosal, bañando en fluidos a sus amantes. De pronto el cielo se iluminó con un relámpago que partió a la mitad al árbol polla. – ¡Aaaaaayyyyyyy!- El dolor lo sacudió y de pronto se encontraba en plano salón de clase, desconcertado se llevó una mano a su cabeza y comprobó que el dolor era real.

-¡¿Otra vez durmiendo en clase Saotome?!- La voz del maestro terminó por despertarlo. Así que todo había sido un sueño. El maestro comenzó a escribir una compleja ecuación matemática en el pizarrón y al terminar ordenó con firmeza.- ¡Saotome al frente!- Ranma se dispuso a obedecer resignado a sufrir el castigo, pero cuando estaba por ponerse de pie sintió un liquido caliente corriendo por entre los pliegues de su boxees, sus ojos se abrieron desmesuradamente y lleno de terror miró la tela de sus pantalones. Una gran mancha comenzaba a extenderse por la tela, Ranma se sintió paralizado, ¡en verdad se había corrido durante el sueño!, en un momento se vio frente a la clase no sólo tendría que soportar el no poder resolver la ecuación en el pizarrón; además todos podrían ver la mancha en su pantalón. ¿Qué diablos iba a hacer?

-¡SAOTOME AL FRENTE!- La voz del maestro sonó como una lapida cayendo sobre su tumba. Desesperadamente comenzó a buscar una solución, una forma de escapar, por fortuna su mente ingeniosa y hábil encontró una solución. Con premura reunió un poco de energía en la palma de su mano, apenas del tamaño de una canica, luego al tiempo que se ponía de pie la lanzó contra la ventana. Una centésima de segundo después el vidrio explotó en mil pedazos.-

¡Aaaaayyyy!- Gritaron las chicas por la sorpresa. Atónito el maestro y los demás alumnos se acercaron a la ventana. – ¿Qué diablos…?.- Mientras todos buscaban una explicación Ranma salió a la carrera pero en silencio del salón de clase.

Rato después el joven llegó al Dojo Tendo y ocultándose lo mejor posible llegó a su habitación donde se cambió de ropa, su cuerpo se sentía doblemente caliente en parte por el sueño y en parte por la carrera que había hecho de la escuela a su hogar, sus nervios estaban alterados, por lo cual optó por ponerse su traje de entrenamiento y encerrarse en el dojo a practicar sus técnicas de combate. ¿Qué rayos me pasó?
Más tarde Akane llegó a casa y sin decir una palabra subió a su habitación. El tiempo pasó y Ranma seguía entrenando, su traje estaba empapado en sudor y los músculos de su cuerpo le dolían por la incesante repetición de las katas de combate. Al fin el sonido de la puerta al abrirse lo hizo parar, jadeante miró a Akane, llevando su traje de entrenar, quien lo miraba desde el umbral.

-¡¿Qué estás haciendo aquí?!- El tono agresivo del muchacho molestó a la menor de las Tendo y cortante respondió.- ¡¿Oye qué te pasa?! ¡Yo siempre vengo a entrenar a esta hora!- Los ojos de Akane estaban llenos de esa furia casi homicida que Ranma conocía bien, y que temía pese a sus desplantes de macho.
Sin embargo, el muchacho no quería dar muestras de temor, así que adoptando un aire arrogante miró condescendiente a la joven. – Esta bien.- Dijo colocando una pequeña toalla en su cuello.- Ya entrené bastante por hoy.- Sin decir más salió del Dojo pavoneándose ante Akane quien le gritó enfadada.- ¡Presumido!- Sin más cerró la puerta y comenzó su entrenamiento.

Ranma dejó escapar un suspiro de alivio y entró en la casa, minutos más tarde se dispuso a tomar un baño. Al abrir la puerta se llevó una desagradable sorpresa, su padre estaba ahí reposando perezosamente en la tina de agua caliente con la cabeza echada hacia atrás y un pequeño paño sobre los ojos. Él hubiera preferido estar solo, por un instante pensó en esperar a que saliera, pero recordando que pronto sería hora de cenar resolvió tomar su baño de una vez. Sin mayores preámbulos se desnudó y tomando asiento en un pequeño banco accionó la regadera portátil, su cuerpo se transformó inmediatamente al contacto del agua fría, pero ya estaba acostumbrado. El sonido del agua hizo que Genma retirara el paño de sus ojos para mirar quién estaba con él, por un momento se sobresaltó al ver la hermosa figura femenina que tan despreocupadamente se aseaba cerca de él, más al ver la cabellera pelirroja se tranquilizó, era su hijo aunque en aquel momento más bien era «hija». Normalmente Genma hubiera retomado su descanso, pero esta vez «algo» lo impulso a seguir mirando, y sin darse cuenta comenzó a deleitarse con la visión del agua corriendo por aquella figura, por los senos grandes y carnosos, coronados por pezones rosados, por aquellas piernas fuertes y bien marcadas, pero lo que más lo atraía era el parecido de Ranma con su madre.

-Oh Nodoka. Cuánto tiempo ha pasado.- Por primera vez en años Genma Saotome lamentó no poder regresar al lado de su esposa, quien sin duda lo mataría, junto con Ranma, al conocer las maldiciones que habían caído sobre ellos en China. El recuerdo de sus noches de amor lo asaltó con fuerza, despertando la natural necesidad del hombre por la compañía femenina que tanto tiempo había estado dormida en su alma, o mejor dicho en su polla, ¡Diablos! su situación era peor que la Soun, él tenía que resignarse a la castidad pues su mujer estaba muerta, pero la de Genma estaba viva y tan hermosa que no podía esperar el día de poder follarla de nuevo. Sus pensamientos tuvieron como consecuencia que su miembro se levantara ansioso de pelea, con mano temblorosa Genma acarició su vieja lanza mientras sus ojos miraban a Ranma chica que sin duda era «idéntica» a la mujer que él más había deseado y amado.
Ajeno a los pensamientos de su padre, Ranma se puso de pie y por un momento dejó que el agua escurriera libremente hasta el suelo, dando así por terminado su baño, sin más cerró el grifo, luego caminó hacia la tina.
-Espera Ranma.- Dijo Genma deseando contemplar un poco más del espectáculo que la desnudez de «su hijo» le brindaba. -¿Qué quieres papá?.- Hasta ese momento Genma nunca había notado el tono sensual que la voz de Ranma adquiría en su forma femenina. – ¿Eh?… ¿yo?…quiero… quiero… ¡un paño!… ¡Sí!… ¡Tráeme un paño por favor!- Ranma frunció el entrecejo y torció la boca en un mohín de disgusto. -¡Pero si tienes uno en las manos!- Genma se río tontamente y luego se justifico. -¡Es que está muy pequeño!… ¡quiero uno que me cubra toda la cara es algo importante en la técnica para relajarse!- Ranma no creyó en las palabras de su padre pero no tenía ganas de discutir, así que dio la media vuelta y se acercó a un anaquel para tomar un nuevo paño. Aquello dio a Genma la oportunidad de contemplar las espléndidas nalgas, carnosas y duras, moviéndose acompasadamente a cada paso, su polla reaccionó y se hincho aún más. Instintivamente su mano intensifico el meneo de su polla al tiempo que experimentaba una sensación de placer que nunca había conocido, una mezcla de deseo y temor que lo invitaba a hundir su polla en ese culo hermoso, sin importarle nada más que disfrutar su estrechez y vaciarse como jamás había soñado.

Ranma buscó un paño grande y sin prestar atención a lo que su padre hacía volvió con él. -Toma.- Dijo mientras le extendía el paño, Genma lo tomó rápidamente y lo usó para cubrir la rigidez de su miembro, con resignación miró a su beldad entrar en la tina. El cuerpo de Ranma cambió a su estado normal mientras tomaba asiento frente a su padre, el cual se colocó el paño en la cara y cerrando los ojos continuó recreándose mentalmente con la imagen de su «hija». Por su parte Ranma se quedó quieto disfrutando del agua caliente. Por un rato ambos permanecieron en silencio, hasta que unos toquidos suaves se escucharon junto con una voz familiar.

– ¡Ranma! ¡Tío Genma!!la cena está lista!- – -¡Ya vamos Kasumi!- Ambos se levantaron de la tina y se dispusieron a ir a vestirse para bajar al comedor. Entonces Ranma miró a su padre desnudo, pese a su edad aún podía sentirse orgulloso de su musculatura que resaltaba más con las gotas de agua corriendo por su piel, pero lo que en verdad lo sorprendió fue la visión de su polla erecta, las gruesas venas palpitantes y la gran cabeza roja, hacían de aquel instrumento algo casi glorioso, ¿cuánto placer podía brindar aquella cosa? ¿Acaso esa era la razón por la que su madre se había casado con él? Ranma no entendía cómo podía pensar en esas cosas, definitivamente era un día extraño.

Más tarde todos se hallaban reunidos en el comedor, Kasumi sirvió una cena sencilla y nadie estuvo de humor para comentar nada de lo ocurrido aquel día. Después cada uno se dedicó a sus asuntos Akane subió a su cuarto a hacer la tarea, lo mismo que Nabiki y Ranma, Soun y Genma se pusieron a jugar una partida de Shogi, y Kasumi se fue a lavar los trastos de la cena. En su cuarto Nabiki contaba el dinero que la venta de fotos y otros artículos de «la chica del cabello de fuego», vendidos a Kuno, le habían proporcionado ese día. Una sonrisa perversa iluminó su rostro, eran casi 100.000 yens. – Tal vez deba abrir un negocio en Internet.- Pensó mientras guardaba celosamente sus ganancias.

Alegre se recostó en la cama y se puso a revisar las nuevas fotos que había conseguido de Ranma, buscado aquellas que pudieran ser vendibles. Su euforia se apagó un poco al ver las fotos, la mayoría están borrosas o fuera de ángulo y es que, pese a ser una buena fotógrafa, el tener que tomarlas sin que Ranma se diera cuenta, sobre todo cuando tenía su cuerpo de chica, hacía la labor más difícil. Si bien Kuno compraría cualquier cosa de su amada pelirroja, sólo una buena foto le daría a Nabiki la oportunidad de elevar el precio. Por fin sus ojos se iluminaron al descubrir una foto interesante. En ella Ranma, chica desde luego, aparecía desnuda tomando el sol perezosamente sobre el pasto o al menos así parecía. Nabiki recordó aquel día. Happosai había entrado al baño junto con Ranma y con su acostumbrada lujuria lo había intentado convencerlo de modelar con la ropa íntima que él había robado, como siempre Ranma intentó defenderse y salió corriendo tras el viejo envuelto en una toalla, asustado el maestro empleó su terrible Hapo-daikarin y Ranma salió por los aires para caer directo en el estanque de donde salió transformado en chica y en tan malas condiciones que tuvo que quedarse tumbado ahí un rato, cosa que Nabiki aprovechó.

– Ésta vale al menos 50.000 yenes.- Pensó Nabiki mientras continuaba buscando, en ese momento se llevó una sorpresa, encontró una foto de Ranma, en estado normal, desnudo y con la polla erguida. – ¡¿De dónde diablos salió esto?!- Por un momento se quedó pensativa hasta que recordó que había colocado una pequeña cámara oculta en el cuarto de huéspedes en un intento por obtener mejores fotos. Así que Ranma hacía cosas raras cuando estaba solo, bueno esa foto podía darle algún beneficio, tal vez Kodachi fuera tan fetichista como su hermano. – ¡Me he sacado la lotería!-

Alegremente contempló ambas fotos mientras un leve sopor se fue apoderando de ella. De pronto una voz chillona se dejó escuchar-¡Señorita Nabiki!- La joven se revolvió ignorando el llamado.- ¡Señorita Nabiki! Pesadamente abrió los ojos y miró la elegante oficina que se encontraba frente a ella, a su lado estaba una mujer de inciertas facciones que le hablaba apresuradamente. – ¡Señorita Nabiki se le hace tarde para su reunión con los inversionistas!- Nabiki se incorporó, estaba sentada en un gran sillón de cuero negro, frente a ella un gran escritorio de cristal y caoba, lleno de adornos en cristal cortado; así como pilas de documentos variados.
Con su habitual control de sí misma Nabiki supo que se encontraba en su sueño favorito, donde ella era una poderosa mujer de negocios con una gran oficina en Tokio, con una leve sonrisa se dejó llevar por la ilusión. – Estaré lista en un momento.- Su supuesta secretaria salió del despacho. Nabiki se levantó y se miró en un muro cubierto de espejos, su imagen era impecable con un fino traje sastre en color negro, una blusa de seda, sus pies calzados con finas zapatillas de altos tacones.- Algún día.- Pensó mientras contemplaba la gran ciudad extendida bajo sus pies. Como de costumbre el sueño la llevó de un lugar a otro, algunos reales otros imaginarios, donde realizaba increíbles negocios que la hacían cada vez más rica. También había otras cosas como el ganar algún gran campeonato de tenis, tal vez en Inglaterra.

De pronto el sueño dio un giro inesperado, ella se apeaba de su gran limosina frente a un balneario de inmaculada elegancia. Luego estaba recostada en una laguna de agua caliente, en verdad podía sentir su cuerpo envuelto en el cálido líquido, en eso dos mujeres, maquilladas a la usanza de las geishas, se le acercaron y con una gran caravana le comunicaron.- Su masaje espera señorita.- Por primera vez Nabiki estaba extrañada, su sueño parecía haber tomado una dirección desconocida, pero sintiéndose aún dueña de la situación optó por seguir la corriente. Así salió del agua y caminó junto a las geishas que la llevaron hasta una habitación de inciertas medidas en cuyo centro podía verse una mullida cama de masaje.

La puerta se cerró tras ellas, ambas mujeres la despojaron de la supuesta bata que cubría su cuerpo y la condujeron a la cama, su cuerpo se estremeció por el contacto frío de la seda, luego ellas se marcharon. Nabiki permaneció acostada boca abajo, no le incomodaba el estar desnuda, de hecho se sentía muy orgullosa de la belleza de su cuerpo, de sus bien torneadas piernas y de sus caderas breves, de su delgada cintura, pero sobre todo de sus pechos firmes y de buen tamaño, en cuanto a su rostro no tenía nada que envidiarle a Shammpo, o a cualquiera otra. La espera la hizo cerrar los ojos, súbitamente supo que alguien estaba junto a ella y abrió los ojos para mirar, de un salto se incorporó sobre la cama a la vez que se trataba de Ranma, en su forma femenina, vestido con una hermosa bata blanca.

-¡UN MOMENTO!- Dijo mientras se cubría con los antebrazos. -¡¿QUÉ ESTAS HACIENDO AQUÍ?!- Sin inmutarse la aparición hizo una reverencia y se presentó sumisamente.- Mi nombre es Ranko y estoy aquí para darle su masaje señorita.- Nabiki estaba confundida, si no era común que soñara con un miembro de su familia mucho menos con Ranma o Ranko, y mucho menos en un trance como ese. – Recuéstese señorita.- Dijo Ranko tomándola por el hombro.- Relájese y disfrute su masaje.-

Nabiki se recostó de nuevo.- ¡Es sólo un sueño!- Pensó aunque había comenzado a sentirse inquieta. Por largos instantes el sueño pareció detenerse, al fin sintió el delicado contacto de manos femeninas sobando sus hombros, la sensación era tan relajante que la joven se dejó llevar de nuevo. Aquellas manos recorrían su cuello, sus brazos, su espalda llenándola de un delicioso calor desconocido. Luego sintió que se posaban sobre sus nalgas, donde se movieron lentamente, dibujando el contorno o acariciando, lo cual le provocaba un fugaz estremecimiento. Nabiki estaba extrañada por la atención que Ranko prestaba a aquella parte de su cuerpo, que normalmente no recibía masaje, así como por el largo tiempo que invirtió en ello. Sueño o no sueño Nabiki iba a protestar, pero las manos de Ranko abandonaron su culo y comenzaron a trabajar en las piernas, esto la hizo relajarse de nuevo, masajeando desde los dedos de los pies pasando por los tobillos, las pantorrillas y las rodillas. En ese momento Ranko dejó que sus manos fluyeran por la parte interna de los muslos, casi tocando con sus dedos el vello púbico.
Nabiki volvió la cara en un nuevo intento por protestar pero las manos de Ranko volvieron a escapar antes de que una sola palabra saliera de su boca, aun así miró a la aparición que permanecía inmóvil junto a la cama, contemplando el cuerpo desnudo frente a ella, su mejillas estaba rojas y sus ojos húmedos tenían un brillo extraño, la ambiciosa chica sintió el impulso de levantarse y dar por terminada aquella locura.

-Esto la hará sentirse mejor señorita.- Nabiki miró cómo Ranko tomaba un frasco de crema perfumada y tomando un poco en la punta de sus dedos comenzó a expandirlo sobre su piel, el aroma era delicado y al mismo tiempo embriagador, produciéndole una sensación aceitosa pero agradable, de nuevo desechó sus temores y se dispuso a disfrutar el momento. Esta vez las manos de Ranko se movieron casi con indiferencia, yendo de los hombros a los pies en unos cuantos minutos, lo único extraño era la cantidad de crema que dejaba embarrada en su piel. Cuando las manos la abandonaron de nuevo Nabiki tuvo un presentimiento, pero antes de que pudiera analizarlo Ranko se subió a la cama y se sentó sobre sus espaldas.

-¡¿QUÉ ESTAS HACIENDO?!- Gritó mientras intentaba volverse. Ranko la tomo con firmeza por el hombro.- Relájese señorita.- Sus ojos estaban llenos de deseo, tanto que la joven no pudo resistirse y volvió a recostarse. Ranko comenzó entonces a mover sus caderas mientras sus manos se apoyaban en los hombros de Nabiki, la cual podía sentir el suave roce del vallo púbico contra sus nalgas, lo cual la hacía estremecer, acto seguido Ranko se recostó totalmente sobre su espalda y comenzó a tallar sus pechos contra los omoplatos, el contacto de esas esferas de carne untando la crema sobre ella era casi un tormento.

Nabiki se dio cuenta de que estaba perdiendo el control, de que esa fantasía la dominaba, en su alma se inició una lucha inusual entre escapar o dejar que las cosas siguieran hasta el fin. Las manos de Ranko acariciaban cada milímetro de su espalda, para luego resbalar hasta la delicada piel se sus pechos, al tiempo que sus labios comenzaba a depositar besos ardientes en los hombros y nuca de Nabiki. -Nooooo.- Lo que debió ser un grito sólo fue un suave murmullo, los dedos de Ranko se apoderaron de los pezones de su víctima, que de inmediato respondieron endureciéndose. Los esfuerzos de Nabiki por liberarse eran similares a los de una ballena varada por regresar al mar. Si levantaba el torso las manos de Ranko oprimían sus senos hasta hacerla sentir dolor, al tiempo que con sus propios pechos tallaba con más fuerza la espalda de la joven, si levantaba las caderas Ranko lanzaba una de sus manos hacia el coño y acariciaba con sus dedos los abultados labios vaginales, mientras el roce del vello rojo contra la raja de su culo se hacía más intenso.

– Para… para… ¡noooooooo!…. – Nabiki no reconoció su voz había perdido su frialdad, ahora sonaba ronca y suplicante, pero su cabalgadora no había terminado. Lentamente se dejó resbalar por la cremosa espalda besando y lamiendo cada palmo de piel hasta que su rostro quedó justo frente a las carnosas nalgas. Sus manos acariciaban o estrujaban aquellas carnes calientes, luego las tomó y las separó para hundir su rostro entre ellas, primero lamió toda la raja saboreando el sabor salado para después clavar la punta de su lengua en el ojo del culo. Nabiki hundió la cara en la cama, sus manos se crisparon amenazando con desgarrar las sabanas de seda blanca, al tiempo que levantaba al máximo sus nalgas para que Ranko pudiera hundir más su lengua dentro de ella; incapaz de resistirse más Nabiki dejó que su mano llegara hasta su coño y sus dedos sobaran el clítoris al compás de las acometidas de Ranko.

-¡ Aaaaaahhhhh!…¡Ahhhhhh!… ¡Méteme toda tu lengua!… ¡Fóllame con la lengua!… ¡Ohhhhhh!…. ¡Me corrro Ranko!…. ¡Siiiiii!… ¡Asiiiiii!…¡Me corroooo Rannnkkkoooo!… ¡Oh dioses me corro….¡Me corrrrrooooooo!…-
Convulsionándose como una posesa Nabiki dejó que sus jugos íntimos escaparan a raudales de sus entrañas, en un flujo que parecía no terminar jamás. Al fin ambas quedaron tendidas, jadeantes y agotadas, pero el sueño no terminaba.

Tras un pequeño descaso Ranko bajó de la cama y sin prisa alguna volvió a impregnar las palmas de sus manos con la crema perfumada, pronto volvió al lado de Nabiki y tomándola de nuevo por los hombros la hizo dar la vuelta, la joven veía borrosamente a causa del orgasmo que aún la sacudía. Sin fuerzas para oponerse Nabiki se limitó a cerrar los ojos mientras las manos de Ranko volvían a deslizarse sobre su cuerpo con un fervor renovado. Con delicadeza acarició las mejillas y los pómulos de la cara, muy suave, Nabiki entreabrió los ojos y miró el rostro sonriente de la aparición. Ésta comenzó entonces a masajear el cuello y los hombros, sus manos se movían con seguridad, luego descendió hasta la piel más sensible de los senos. Tomó un poco más de crema y comenzó a tocar, primero trazando círculos alrededor de los pechos que de inmediato se pusieron duros de nuevo. Aquellos dedos comenzaron a ascender lentamente, muy lentamente, por esas cumbres de carne, recorriéndolas en toda su extensión para unirse al fin sobre los pezones donde se detenían, Ranko sólo dejaba que la yema de sus dedos se apoyara, sólo se apoyaran sobre los pezones de Nabiki.

Luego iniciaban un descenso igualmente lento, semejante al toque de un pulpo, hasta volver a la base donde, tras un momento de inmovilidad volvían a subir. Nabiki sentía que todo su cuerpo estaba a punto de derretirse como mantequilla sobre una sartén, mientras aquellos dedos jugaban sobre sus pechos. Finalmente Ranko abandonó las esferas de carne y continuó su camino, esto produjo en la chica un gran alivio pero al mismo tiempo un deseo tremendo de que continuara, eso la sorprendió. Pero antes de que pudiera poner orden en su mente sintió las manos deslizarse por su vientre, los dedos presionaban exquisitamente los contornos de su ombligo arrancándole trémulos espasmos que la hacían estremecer. Por fin Ranko empezó a tocar los muslos, esta vez de inmediato se concentró en la parte interna, dejando que sus dedos se enroscaran con el vello púbico, hundiéndolos voluptuosamente hasta tocar los labios del coño e incluso tocar el anhelante clítoris.

-¡Ranko!… ¡Ranko!… Por favor… por favor…- Nabiki cerró los ojos temerosa de terminar su petición, incapaz de decidir si deseaba que siguiera o que parara, al tiempo que sentía como su coño se humedecía. Los dedos se hundieron más en aquel coño ardiente y penetraron en ella, entrando y saliendo con un ritmo casi hipnótico. En ese momento la aparición le abrió las piernas, colocándose entre ellas, dejando a la chica totalmente a su disposición. Los dedos seguían entrando y saliendo. Fue entonces que pudo sentir el cálido aliento estrellándose contra su sexo, eso casi la hizo saltar, haciendo que se arqueara, que cada músculo de su cuerpo se convirtiera en cuerda tensa, que sus pechos se hincharan hasta hacerla creer que tocarían el techo. Sin previo aviso Ranko levantó la cara y como un águila se incrustó en el coño de Nabiki,

-¡Ooooohhhhh!….¡Aaaahhhggggg!- Aulló desesperada. Sus manos sujetaron la cabeza de su amante contra su raja.
-¡Huuummmm!… ¡Huuummm!- Eran los únicos sonidos que producía Ranko mientras iniciaba un nuevo ritmo para hacer más placentero su trabajo. Su lengua recorrió cada palmo de aquel coño, el clítoris, los labios internos y externos, para luego entrar hasta el fondo y beber cada gota del líquido que emanaba de las entrañas de Nabiki, para luego empezar de nuevo. La chica sintió su cuerpo sacudirse bajo la descarga de millones de voltios de placer, el clímax estaba cerca. En eso sintió las manos de su amante deslizarse hacia arriba de su cuerpo hasta apoderarse nuevamente de sus pechos. Pero había algo extraño, esas manos se sentían más pesadas y abarcaban una extensión mayor que antes. Un escalofrío recorrió la espalda de Nabiki. Al momento levantó la cabeza e intento mirar por entre los promontorios de sus pechos, comprobando que su temor era verdad al mirar la negra cabellera que se agitaba contra su sexo.

-¡No!… ¡Ohhhhh!…. ¡Nooooo!….¡Oooooohhhhhhh!….- Las manos de Nabiki se crisparon sobre la cabeza de su jodedor mientras intentaba apartarla de su sexo. En respuesta su amante se separó un poco de su coño dejando ver el varonil rostro de Ranma. Sus ojos se encontraron y Nabiki se sintió dominada por las manos masculinas que ahora oprimían sus senos. Ranma volvió a hundir su rostro en el ardiente triángulo de vello púbico.- ¡Ya… me corro…¡me corrroo!-

Los jugos apenas comenzaban a salir cuando Ranma suspendió sus caricias bucales y comenzó a deslizar su cuerpo sobre el de Nabiki, ésta comprendió las intenciones del joven guerrero pero estaba demasiado caliente como para impedirlo. Ranma se acomodó entre las piernas de su amante y colocó la roja cabeza de su polla a la entrada del coño húmedo y lo frotó, de arriba abajo, durante unos instantes. Las manos de Ranma masajeaban los pechos con cierta violencia, apretando y estrujando los pezones. Los gemidos de Nabiki fueron la señal para que Ranma lanzara la primera estocada, penetrando en el coño de Nabiki. Los labios de la raja se abrieron ansiosos y se cerraron después sobre el cilindro de su jodedor, Ranma siguió hundiendo su polla dentro de la chica, hasta alcanzar el fondo.

Totalmente penetrada Nabiki cerró las piernas en torno a la espalda de Ranma, jalándolo para penetrara aún más en su entrañas, mientras sus brazos acariciaban el fuerte tórax del muchacho. Sus bocas se hallaban unidas en un beso candente, sus lenguas se trenzaban en una lucha sin cuartel. Nabiki comenzó entonces a mover sus caderas con fiereza, deseando clavarse más en aquel cilindro de carne, en respuesta Ranma empezó a cabalgar briosamente sobre ella. Cuando sus ritmos se acoplaron ambos fueron presas de un delirio amoroso.
-¡Muévete despacio!… ¡fóllame despacio!- Indicó la joven a su cabalgador deseando prolongar el momento lo más posible. Deseaba que nunca terminara el goce que le producía el frotamiento de la polla contra las paredes de su coño, sentía cómo la cabeza de aquel instrumento llegaba hasta el fondo de su sexo provocándole un delicioso cosquilleo en cada mete y saca. Pero incapaz de soportar más cambió su demanda.- ¡Rápido!…¡más rápido!… ¡Así!… ¡Sí!… ¡Así!…. ¡Más!…¡Mássss!- La joven cerró los ojos dejando que su cuerpo se convulsionara a su antojo.- ¡Me cooooorrrrrrooooo!-

Un manto de tinieblas se hizo a su alrededor y cuando abrió los ojos estaba sola en su habitación. Asustada se incorporó sobre la cama y miró confusa a su alrededor. Su corazón aún latía con fuerza dentro de su pecho y su coño….¡su coño estaba escurriendo en líquidos femeninos! Frente a ella sólo estaban las dos fotografías de Ranma, chico y chica, desnudo. En un reflejo instintivo las tiró de un manotazo bajo la cama.
-¿Qué está pasando aquí?- Abajo, ajenos a lo ocurrido a Nabiki, Soun y Genma se encontraban aún inmersos en su juego de Shogi. Kasumi ya se había ido a dormir. Soun emitió un bostezo y estirando los brazos miró al reloj que dominaba el comedor. -Son casi las 12- Pensó mientras volvía a mirar el tablero. – Oiga Saotome. ¿Por qué no dejamos esto para mañana?-

Genma miró de reojo el reloj y asintió con la cabeza. – Sí, ya es tarde. Dejémoslo para mañana Tendo.- Ambos se levantaron y cerrando la puerta se dispusieron a subir a sus habitaciones. En eso Genma se detuvo al pie de la escalera.

– Tendo. ¿Creé que podíamos entrenar juntos mañana?- Soun lo miró desconcertado. -¿Entrenar?- -Sí- Repuso Genma.- He aprendido un par de trucos nuevos y quisiera practicarlos antes de emplearlos en el entrenamiento de Ranma.- Soun meditó un momento y terminó por aceptar.

-De acuerdo. Hace tiempo que no entreno como se debe.- Ambos guerreros subieron las escaleras y caminaron a sus respectivas habitaciones. Genma penetró a la suya con cautela, Ranma seguro ya dormía, en la penumbra podía verse el cuerpo tendido de Ranma, en su forma de varón, quien roncaba a pierna suelta. Por un momento Genma contempló a su muchacho, el recuerdo de su esposa lo asaltó de nuevo, mientras se recostaba a su lado.

Al cabo de unos minutos todos los habitantes de la casa estaba profundamente dormidos, pero no tranquilos, sus manos no dejaban de tocar sus sexos que se agitaban ansiosos, sus sueños estaban llenos de siluetas insinuantes y un calor terrible los abrazaba. Fuera de la casa la gran esfera negra se hizo visible y comenzó a jalar más energía de los alrededores hasta el amanecer.

CONTINUARÁ…