Esta historia es de mi invención cualquier parecido con realidad es pura coincidencia.
Carlos y Alexa estaban sentados en el sofá, completamente inmersos en la intensa partida de *Super Smash Ultimate* que se desarrollaba en la pantalla frente a ellos. La habitación estaba iluminada por el brillo de la televisión, proyectando sombras danzantes en las paredes mientras el sonido de los golpes y los gritos de los personajes llenaba el aire. La competencia era feroz, pero también coqueta, con retos que habían ido subiendo de tono a medida que la noche avanzaba. Cada derrota implicaba quitarse una prenda, y en ese momento, ambos ya solo llevaban puesta su ropa interior.
Carlos, con su cuerpo delgado y alto, se inclinaba hacia adelante, su mirada fija en la pantalla mientras sus dedos se movían con precisión sobre el control. Su concentración era palpable, pero también había una chispa de diversión en sus ojos, una mezcla de competitividad y deseo que no pasaba desapercibida. Alexa, sentada a su lado, era todo lo contrario en apariencia pero igual de intensa en su enfoque. De mediana estatura y con curvas bien definidas, ella sonreía pícaramente mientras movía a su personaje con destreza. Su cabello caía sobre sus hombros, y su sujetador negro asomaba ligeramente bajo la camiseta que aún llevaba puesta.
La partida llegó a su clímax cuando Alexa, con un movimiento arriesgado, intentó un ataque final que no logró su objetivo. Carlos, con una sonrisa traviesa, contraatacó y aseguró la victoria. Ella soltó una risita, rendida, y sin dudarlo, se levantó la camiseta por encima de la cabeza, revelándose en todo su esplendor. Su sujetador negro contrastaba con su piel clara, y Carlos no pudo evitar que sus ojos se posaran en sus pechos firmes, sus pezones erectos traicionando su excitación.
—Tu turno —dijo Alexa, con una voz que era una mezcla de desafío y seducción.
Carlos, sintiendo el calor subir por su cuello, se quitó la camiseta, mostrando su torso definido. Sus músculos no eran exagerados, pero estaban bien trabajados, y Alexa no pudo evitar admirar la forma en que la luz resaltaba cada línea de su cuerpo. El aire entre ellos se volvió más denso, cargado de una tensión sexual que ambos estaban dispuestos a explorar.
—Siguiente reto —anunció Carlos, su voz ronca mientras se ajustaba en el sofá—. El perdedor se quita los calzoncillos.
Alexa asintió, sus ojos brillando con una mezcla de nerviosismo y deseo. La partida comenzó de nuevo, y ambos se concentraron en el juego, aunque sus mentes estaban lejos de la pantalla. Los movimientos eran rápidos, los personajes chocando en una danza caótica de golpes y contraataques. Alexa, con una mezcla de habilidad y suerte, logró mantener el ritmo, pero Carlos, con una sonrisa que delataba su confianza, la derrotó una vez más.
Ella se mordió el labio, una mezcla de frustración y excitación en su expresión. Sin decir una palabra, se levantó lentamente, sus ojos clavados en los de Carlos. Con un movimiento fluido, se bajó los pantalones cortos, dejándolos caer al suelo. Ahora solo llevaba unas bragas negras, su piel desnuda brillando bajo la luz de la televisión. Carlos, sintiendo su propia excitación crecer, no perdió tiempo. Se deshizo de sus bóxers, su erección evidente mientras se ajustaba en el sofá.
La tensión sexual era palpable, el aire entre ellos cargado de deseo. Ambos sabían que el siguiente combate sería el último, y el perdedor recibiría el «castigo» final. La partida comenzó, y esta vez, Alexa se lanzó con todo, su concentración absoluta. Pero Carlos, con una mezcla de habilidad y astucia, la superó una vez más. Ella soltó un gemido de frustración, sus manos apretando los brazos del sofá.
—Creo que es hora de que cumplas tu parte del trato —dijo Carlos, su voz baja y seductora.
Alexa se levantó, su cuerpo desnudo rozando el de Carlos mientras se acercaba a él. Él la tomó por la cintura, sus manos cálidas sobre su piel. Sus labios se encontraron en un beso apasionado, sus lenguas enredándose en un baile que reflejaba la intensidad de sus deseos. Carlos la atrajo más cerca, su erección presionando contra su vientre, mientras Alexa gemía suavemente contra su boca.
Sin romper el beso, Alexa se arrodilló frente a él, sus manos deslizándose por sus muslos hasta alcanzar su polla dura. La tomó con firmeza, sus dedos acariciando su longitud antes de llevársela a la boca. Carlos soltó un gemido profundo, sus manos enredándose en su cabello mientras ella chupaba y lamía con habilidad. Su boca era cálida y húmeda, su lengua trazando patrones que lo llevaban al borde del éxtasis.
—Joder, Alexa… —murmuró Carlos, su voz entrecortada por el placer.
Ella sonrió en torno a su polla, sus ojos levantándose para encontrar los suyos. Con un movimiento fluido, se levantó, su cuerpo rozando el de Carlos mientras lo recostaba en el sofá. Se colocó entre sus piernas abiertas, su coño mojado y listo para él. Carlos la miró con deseo, sus manos deslizándose por sus caderas mientras ella se inclinaba sobre él.
—¿Lista para esto? —preguntó Carlos, su voz ronca.
Alexa asintió, su respiración entrecortada. Con un movimiento fluido, Carlos la penetró de un solo movimiento, su polla llenándola por completo. Ella soltó un gemido de placer, sus uñas clavándose en sus hombros mientras se ajustaba a su tamaño. Carlos comenzó a moverse, sus caderas chocando contra las de ella en un ritmo constante y poderoso.
El sofá crujía bajo su peso, el sonido de sus cuerpos sudorosos chocando llenando la habitación. Alexa se movía con él, sus gemidos mezclándose con los suyos mientras el placer los consumía. Carlos la sostenía firme, sus manos en sus caderas mientras la embestía sin parar. Ella se aferraba a él, sus piernas enredadas en su cintura, sus cuerpos unidos en una danza de pasión desenfrenada.
—Vamos a corrernos juntos, putita —susurró Carlos en su oído, su voz cargada de deseo.
Alexa gimió en respuesta, su coño apretando su polla mientras el orgasmo se acercaba. Carlos aumentó el ritmo, sus movimientos más urgentes, más profundos. Finalmente, con un grito ahogado, Carlos explotó dentro de ella, su semen caliente llenándola por completo. Alexa se corrió alrededor de él, su cuerpo temblando de placer mientras sus paredes se contraían en torno a su polla.
Quedaron acotado en la cama y se durmieron cuando despertaron Alexa le dijo esta vez ganaste pero la próxima espero la revancha se vistió y se fue.
Espero que le haya gustado.
Cometen que los leo.
Escribanme a este correo: folivarivillafuerte@gmail.com