Una cena de deuda con una amiga acaba como tiene que acabar un sábado noche
Éramos amigos, bastante amigos, pero nunca me había pasado por la cabeza que pudiéramos acabar en la cama (o en cualquier otro sitio…).
Todo comenzó con una simple invitación para cenar, le debía un favor y ahí estaba el precio, una cena en un buen restaurante.
La cena siguió su senda, el cava empezó a hacer su efecto, jijiji jajaja, ay tonto… ya sabéis, las cosas que se dicen con dos copas de más.
Aquel besito en la mejilla par darme las gracias se convirtió en la señal para que mi cabecita (y otras partes) empezaran a funcionar correctamente. Allí me dije «y porque no?¡¡Vamos pa’llá!!». Le pedí si quería ir a un pub de un amigo mío a tomar unas copas, y ella aceptó con aquella sonrisa de ángel…
Ella es una chica de 23 años, bajita, delgadita, morena, con unos ojos marrones i una cara que te hacen perder la cabeza, un culito de muerte y unos pechitos con unos pezoncitos que te piden comerlos.
Por el contrario yo soy un chico de 20 años, alto y delgado, muy delgado, ni fuerte ni guapo, pero soy aquel tipo de chicos que las mujeres dicen que «tienen algo», no si será por la nariz o por las gafas, o al igual por mi forma de pensar y actuar… quien sabe!
Pues lo que decía, nos fuimos al pub y empezamos con los whiskies, que si chupitos por aquí, que si cubatas por allá. Cuando nos dimos cuenta era ya las 4 de la madrugada y decidimos irnos a casa.
Ese día iba a pie, ya que mi coche estaba en casa sin batería (siempre te falla cuando lo necesitas…).
Por surte o por desgracia, mi casa queda mas cerca del pub que la suya y no pude acompañarla a su casa.
No me dejó. Cuando llegué al portal, ella me miró a los ojos, que yo tenia medio cerrados por la bebida, me cogió la mano y me beso dulcemente en los labios. Se separó, hizo un paso atrás, y me miró de nuevo.
Una sonrisa invadía mi cara, ahora fui yo el que la cogí por su cintura y la atraje hacia mi.
La besé de nuevo, pero ahora nuestras lenguas luchaban dentro de su boca. Ese beso con aroma a Cutty i Marlboro Light me enloqueció, me trastornó.
Cogí sus nalgas entre mis manos y las apretujé, las exprimí como si esperara encontrar jugo, y ¡vaya si lo encontré!
Continuamos besándonos hasta que el deseo de penetrarla me obligó a abrir la puerta del garaje y llevarla hasta mi coche.
Delante del capó nos quedamos mirando, le arranqué la camisa y le mordí los pezones que miraban al techo.
Ella gemía, pero tímidamente, ya que tenia miedo de despertar a mi pobre abuela.
Ella me cogía la cabeza, sus manos se perdían entre mis rizos, me los arrancaba con pasión.
Me pasaba sus manos por mi espalda, y yo iba bajando por su liso vientre. Jugaba con sus pechos, subía por su cuello, le comía los labios y bajaba hasta su vientre.
Este juego la excitaba, lo oía y lo sentía. Ese olor a sexo húmedo subía y me enloquecía.
Durante mi descenso me paro en su ombligo y juego con él mientras mis dedos juegan con sus pezones.
Te dejas hacer todo, disfrutas así, que linda eres así, con los ojos cerrados, con un leve suspiro que sale de tus dulces labios.
Sigo ahí abajo y empiezo a jugar con el borde de tus pantalones. Paso mi lengua por encima y intento entrar en tu pantalón. Malvado juego. Con mis dientes quiero sacarte los botones, pero no puedo, no me dejas.
Tengo mis manos en tu culo, dando vueltas sin parar, quiero conocer todos y cada uno de los trozos de tu cuerpo.
Te resigo todo el cuerpo, todas tus curvas han de ser mías, me pertenecen, me lo has dicho al oído.
Ahora si que cojo tus pantalones y te los quito, besando todas tus piernas, recorriendo la bajada del pantalón.
Cada centímetro de pantalón que descubre tu piel queda llena de mis besos.
Estas delante de mí, tan solo con tu tanguita negro, y toda ropa esta esparcido por el suelo. Me quitas la camiseta y me miras. Empiezas a acariciarte los pechos y a mirarme con deseo.
No hay nada más excitante que ver a una mujer acariciándose delante de ti.
Tus dedos corren por tu piel y bajan hasta tu tanga, entras dentro, solo veo como se mueven.
En este momento deseara ser tu dedo, ahogándome en tus jugos.
Sacas los dedos y me los pasas por mi boca. Yo los chupo con deleite. Beso tu tanga, mojo mi lengua y sigo besándote el sexo. Meto mi lengua por los bordes, tocando tus carnes, lamiendo tus labios.
Con los dientes cojo tus braguitas y las bajo, deslizando por tus piernas torneadas por un genio.
Cuando estas desnuda sólo para mi, subo desde tus tobillos, lamiéndote.
Mi lengua juega con tus muslos mientras tu te deshaces de placer.
Cuando llego a tu sexo me quedo mirando, oliendo, sintiendo la humedad que emana de ese centro de placer. Soplo un poco de aire fresco hacia tu vagina.
Tu respiras con alivio, como te gusta el aire fresco ¿verdad? Jaja que malo que soy. Con un lengüetazo rápido me apodero de tus labios.
Los aspiro, los muerdo.
Mi lengua esta jugando con tu clítoris. Te estas derrumbando. Tus piernas te están fallando.
Abro el coche y te sientas.
Ahora si que estas dispuesta a todo. Te como cómo si fuera la ultima cosa que comiera, fruta robada del paraíso.
Te penetro con mi lengua, beso tus labios, muerdo tu clítoris, esa pieza clave en el engranaje de tu placer.
Te estas corriendo, me arañas la espalda, chillas entre tus dientes blancos, sudas, y tu cuerpo se mueve violentamente.
Un espasmo te está rompiendo en dos. Por en vez de parar, aún chupo con mas fuerza, agarro tus pechos, me como tu clítoris, todo que quieras estoy dispuesto a hacer.
Me vuelves loco. Yo estoy muy caliente. Me pensaba que eras mi amiga, pero veo que eres mi amada, mi dulce concubina.
Te levantas como puedes, casi caes, tu cuerpo esta demasiado relajado. Quieres bajarme los pantalones para comerme el miembro, pero yo no te dejo.
Esta es tu noche y no vas a hacer nada.
Soy solo para ti, haré lo que mandes pero tu no harás nada, tan solo recibir placer. Tu aceptas la condición y te recuestas de nuevo. Mis dedos largos juegan con tu sexo mientras beso tus labios y tus pechos.
Un dedito se me escapa y va a parar a tu ano.
Das un respingo pero no te quejas. Es la primera vez que te tocan ahí, pero te esta gustando, lo veo en tus ojos.
Primero solo son círculos alrededor la entrada trasera, después te meto la puntita, la muevo y te corres de nuevo.
Ya llevas 2 orgasmos y aún no has visto nabo, no te lo crees.
Soy especial, el mago, el rey de la noche, el tesoro escondido, y ahora soy todo tuyo.
Ahora te penetro con mis dedos largos, tienes 2 en tu hoyito y otro en tu trasero.
Yo los muevo y tu estás en el cielo. El placer eterno está llegando a la tierra y tu lo recibes con gusto.
Cuando creo que ya has tenido bastante me levanto y me pongo enfrente de ti. Me bajo mis pantalones, me los quito.
Un bóxer blanco con un bulto impresionante salta delante de ti. Tus ojos brillan porque sabes donde irá a parar.
No es muy grande pero si larga y juguetona. Me pongo un condón y apunto. El objetivo esta marcado.
Con solo el olor seria capaz de tocar el blanco y no fallar. Pero me ayudo de mi mano para llegar a mi destino. Mi glande roza tus labios y tu te convulsas.
Deseas mi nabo. Quieres sentirme dentro de tus entrañas. Yo juego con tu placer. Amago la jugada, hago como si te penetrara pero no lo hago. Tu me miras y sonríes. Debes pensar «que cabrón que eres». Yo lo asumo y río. Cierras los ojos para sentirme.
En este momento, con un movimiento rápido de cadera te penetro hasta el fondo.
Me quedo ahí, sintiendo tu calor, los músculos que aprisionan mi miembro. Tus ojos se han puesto en blanco. Debes estar en otro mundo donde el placer sale de las fuentes.
Empiezo mi movimiento de vaivén. Cada vez mas rápido y mas profundo.
Te estoy partiendo en dos, te abro en canal. Tu disfrutas como una perra en celo.
Chillas a grito pelado sin pensar en mi familia, nos la suda ya, el placer es lo primero.
Mi cabalgada está a punto de terminar.
Tu quieres este momento eterno, pero no puede ser, yo no soy de acero. Pero te aseguro que tendrás más. Me viene, y a ti también.
Cierras las piernas para sentir mas mi dulce penetración.
Mi estaca te esta clavando amor, mi palo te esta inyectando placer. Tu cierras los ojos, te muerdes los labios y me arañas la espalda. Yo me vengo dentro de ti, y tu te quedas en paz. Una paz eterna, yonqui de amor y de placer y de vicio.
Esta ha sido tu ultima chuta.
Pero habrá mas, no tengas miedo.
Nos levantamos desnudos, me besas, me comes los labios, me das las gracias sin parar y pidiéndome mas, pero mejor otro día.
Tus manos se dirigen a mi miembro por segunda vez, y por segunda vez te aparto.
Hoy no quiero nada de ti, solo tu placer, soy tu sirviente.
Mañana será otro día, y quizás quiera solo amor, quien sabe… la vida es tan extraña que a veces te sorprende.
Seguirás siendo sólo mi amiga?