Las Reinas I
Susana era de una clase media alta, su padre gerente de una empresa la había dado todo los gustos que podía, ya que al nacer su madre falleció dejándola huérfana de madre, por otra parte de este modo compensaba su poco tiempo con ella ya que la empresa y su carrera lo hacía trabajar hasta tarde y salir en la mañana temprano. De este modo Susana había crecido sin una figura a quien seguir, y se había vuelto muy creída de sí misma, sin ser demasiado soberbia, y si a ello agregamos un físico muy bien desarrollado sin ser exuberante y un lacio y rubio pelo que le llegaba hasta la cintura, que encuadraba una carita sin ser muy hermosa, lo suficientemente atractiva de facciones simples, pero con dos hermosos ojos color almendra, hacia que sintiera muy segura de sí misma, y hacía que su ego fuera mayor cada día.
Uno de esos días revisando la oficina de papá encontró el revolver que él guardaba, y fue el destino que justo cuando iba a guardarlo entrara la señora que estaba contratada para cuidar la casa ( y a ella ) y sorprendida deja caer el arma, que disparándose mata a la pobre señora. El juicio fue menos largo de lo que se pensaba, y ella fue recluida en el instituto hasta que fuera mayor de edad, cuando se volvería a reabrir el caso, y se formularía una nueva decisión en la causa.
Así fue como Susana entró en aquel mundo, al principio (y me refiero al primer día ) fue tratada con bastante respeto, pero después tantos las internas como las guardias la trataron menos que a una basura.
Aquí las reglas son de las más fuertes – le dijo Sol – una joven de su edad, que aunque tenía un cuerpo bien delineado, pero que se movía como un hombre y golpeaba igual – mira quédate conmigo y con Cristina y nada te pasa rubia. – Sol y Cristina eran «novias», y Sol (la parte fuerte de la relación) quería que Susana se uniera, pero no a la fuerza, por lo que se lo dijo de entrada, y le prometió que la cuidaría hasta que se decida.
Así el calvario de Susana se hizo más llevadero, a los tres meses de estar allí, su padre ya no venía a verla, y Sol había logrado que las tres durmieran juntas, pero Susana no quería saber nada de lesbianismo, por lo que sólo miraba cuando sus dos amigas jugaban.
Las reinas las llamaban por que iban juntas a todos lados. Un día Cristina vino a toda carrera y habló en secreto con Sol, luego llamaron a Susana y la llevaron atrás.
Rubia, tengo que contarte algo – dijo Sol mientras Cristina campaneaba mira hace rato que nos enteramos que una o dos minitas se rajan, pero no sabíamos cómo, ahora la Cris, la averiguó, hay un camión de limpieza que viene todos los días, el flaco te saca escondida en un doble fondo en el camión. Y no te cobra, no creo que lo haga por amor al arte No seas boluda, sí te cobra, él se acuesta con cada flaca que saca ¿Y vas a acostarte con él para salir ? -dijo Susana con cara de asco. No si voy a quedarme toda la vida aquí – Pero y Cristina Ella también – luego la tomó de los hombros a Susana y le dice – mira rubia nosotras nos vamos, pero si vos té quedas, las minitas de acá te van a hacer lo que quieran me entendés Pero si no tengo que acostarme con ese. Mira bebé vos elegís …
No pudieron hablar más del tema porque vinieron otras de las reclusas, y luego tenían que cumplir tareas especificas en la institución. Esa noche las tres salieron con la poca ropa que tenían, y se dirigieron hacia la playa de estacionamiento del subsuelo allí estaba el camión estacionado, y un hambre de unos cuarenta años con su panza apenas sujeta por su cinturón fumaba un cigarrillo, mientras las ve venir: Qué cuerpo que se traen allí hoy me voy a empachar de teta, – dijo el hombre y tiro el pucho para luego pisarlo, después subió atrás del camión con una habilidad que desmentía su peso y desde dentro les gritó: Quién es la primera gatita, que suba que estoy recaliente.
Cristina se un segundo toma fuerza y entró, luego se escuchó el movimiento de ropa y luego comenzaron otros sonidos, Sol agarra a Susana de la cintura y la acercó al camión y las dos miraron dentro, el hombre estaba desnudo de la cintura para abajo y penetraba vaginalmente a Cristina desde atrás, ella curvaba el cuerpo y gemía, mientras las manos de él más que acariciar ordeñaba las tetas de Cristina. Sol se puso por detrás de Susana y disimuladamente le metió la mano en la entre pierna, Susana quería resistirse, pero se sentía obligada para con su amiga, por lo que no se movió, entonces Sol metió sus dedos por debajo de la bombacha de Susana, mientras la mano que tenía libre subía hasta sus pechos los acarició de una manera suave mientras Sol se despachaba con gusto, Susana veía cómo el enorme palo de aquel hombre entraba y salía del cuerpito de Cristina, y ella no entendía como podía soportarlo. Linda perra resultaste, cómo coges, pero ahora debo prestar atención a tus amigas- y palmeándole la cola la saca del camión con las ropas en la mano.
Bien ahora te quiero a vos la de carita de ángel – dijo señalando a Susana, esta quedó de piedra y no se pudo mover – dale piba que mi amigo tiene ganas de seguir con la fiesta – dijo tomándose el pene con las manos .
Sol viendo que no se movía le pega un empujón, y el gordo tomándola la sube al vuelo en el camión- bien desvestite que quiero disfrutarte como a tu amiga –
Susana seguía sin poder moverse de puro susto, él en cambio viendo que no le hacia caso se le acerca y estirando una mano le toma un seno por encima de la ropa, la reacción fue instantánea la mano de Susana se movió rápido y arañó el cuello del hombre, luego trato de huir de allí, pero él siendo más rápido la toma del brazo y la arroja contra el suelo tirándosele encima.
Sos una hija de puta, yo te voy a enseñar a arañarme – le gritó el hombre mientras Susana forcejeaba. Y un cachetazo le da vuelta la cara, levantó la mano para darle otro, pero Sol se la tomó de atrás.
Para loco, frénate, que con los gritos se van a enterar todos – esto pareció traerlo a la realidad, por lo que Soltando a Susana se levanta dejándola llorando en el suelo.
Sí pues este gato se queda – le dijo a Sol
Rubia bájate, que yo lo arreglo, bájate te digo – Susana se levantó rápido y bajó del camión. No tenemos nada que arreglar- dijo el hombre buscando sus pantalones. Sol se desabotona la camisa dejando ver que no llevaba nada debajo, y sí dejando a la vista sus dos firmes pechos.
Vamos joder, vas a perderte un buen trabajo por esa- dijo poniéndole la mano suavemente en el pecho de él – yo sé cuál es tu problema y yo te lo puedo Solucionar dijo poniéndose de rodillas frente a él y tomando delicadamente su pene que colgaba flácido con su boca. No sé si estoy de animo ahora – dijo mientras su miembro empezaba a desmentir sus palabras empezando a tomar dureza. Quédate tranquilo y vas a ver cómo te vienen Solitas las ganas – le dijo Sol pasándole la lengua por todo lo largo de su herramienta – eso sí la rubia viene con nosotras. A míramela así que esa tenías- dijo tomándole la cabeza a Sol y metiéndole la mitad de pene en la boca haciendo que esta tuviera que abrirla lo más que podía para alojarlo, y luego empezando a bombear- me vas a tener que dar algo más que tu boca bebé, y como veo que tenés un culo divino, creo que primero empiezo por allí.
Susana miraba desde afuera lo que pasaba en el camión, junto a ella Cristina la miraba con cara de enojada.
– Le van a hacer el culo por tu culpa – dijo Cristina. Susana sabía que Sol no era virgen por atrás y sabía que fue su tío quien se abusó de ella, por eso odiaba estar con un hombre, pero lo que más odiaba era que lo hicieran así. En el camión el hombre había dejado que Sol se desvistiera del todo y luego tirándola en el suelo se acuesta encima y empieza a mamarle los pechos y apretarle los pezones, Sol se movía como una puta para que él esté conforme, mientras sentía cómo su aparato se iba colando por su entrepierna. No era la primera vez que así aquello pero sí la primera en tener un aparato de aquella medida entrando, «al menos lo esta haciendo despacio para no acabar si no me mata» pensó, lo cual era cierto, ya que si lo hacía rápidamente acababa no más dentro de Sol y se acababa la fiesta, Sol esperó a ya no sentir molestia y empezó a mover sus caderas con fuerza hacia arriba buscando que entrara y saliera rápidamente, pero el peso del hombre no la dejaba moverse mucho » Maldito cerdo, movete y termina de una vez »
Pero como leyéndole la mente el gordo se sonríe mostrándole una perfecta dentadura tomándola de la cadera la hace poner en cuatro
– Bien linda prepara el agujerito que te voy a meter mi trocito por tu culito – le dijo amasando su cola y subiendo y bajando su pene por la raja del culo. Sol cerró lo ojos y esperó, pero no mucho, primero sintió cómo apoyaba su glande en su hoyo y luego cómo hacía presión, sabía por experiencia que debía relajar lo más que se pudiera para que no le doliera, aunque en esta ocasión se conformaba con que no la partiera. – La presión aumentó y su agujerito empezó a dejar entrar la cabeza, el dolor era grande pero sabía que luego de que entrara el resto sería más fácil. Pero lejos de ser cierto, el dolor de sentirse así de abierta era mucho. El gordo le tomó las caderas con fuerza y no paró hasta que se lo hundió casi por completo. Sol que se mordía el labio para no gritar dejó escapar un quejido lastimero, que el gordo no dio importancia y empezó a ponerla y a sacarla cada vez más rápido, cogiendo a la pobre Sol como si fuera un perro sin buscar otra cosa que no fuera su placer, hasta que por fin acabo dejándole toda la leche dentro del culo de Sol. Susana vio cómo le quitaba el grueso aparato del culo de Sol. Pero éste seguía firme, sólo que el hombre ya se sentía satisfecho. Por lo que tomó su pantalón y comenzó a ponérselo.
Cristina había subido al camión y ayudó a Sol a vestirse. Esta ya no parecía lo fuerte de siempre, pero tampoco era una muñequita. Así las tres esperaron en la playa del estacionamiento a ver qué pasaba.
El gordo bajó del camión y con unos movimientos de manos debajo del acoplado hace que se abra una espacio entre el piso del acoplado y los ejes.
Bien me diste un buen trabajito petisa, por lo que la rubia viene, pero van a estar apretadas – eso no le importó a Cristina que fue la primera en entrar luego siguió Sol poniéndose al lado y por ultimo Susana, sólo que cuando estaba por subir el gordo le mete una mano por detrás acariciando su trasero mientras se acomodaba. Susana no dijo nada sólo subió y se metió al lado de Sol, luego la puerta del piso intermedio se cerró aprisionándolas a las tres.
Bien, ni una palabra, las saco de aquí y las dejo en la otra ciudad, pero se quedan calladas. No necesitó mayor respuestas que el silencio, por lo que conforme consigo mismo, el gordo subió al camión y lo puso en marcha minutos después, era revisado por la seguridad del instituto. Y salía por la puerta principal sin problemas. Continuara…