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La perrita de la oficina

La perrita de la oficina

Hola, mi nombre es Daniela y después de leer algunas historias me anime a contar la mía:

Soy una chica peruana que sin ser lo que se dice una bomba creo que tengo mis encantos, no por nada me pasa lo que me pasa. Tengo el pelo castaño, ojos pardos, piel bronceada por el sol, mido 1,69m peso 63 Kg., mis medidas son más o menos 94-65-95, en ese sentido creo que la naturaleza ha sido generosa conmigo. Acostumbro ir a trabajar bien arreglada, con una mini y una blusa apretada pues creo que como toda mujer, me gusta que me miren con esa mirada que a veces tienen los hombres como si se la estuvieran comiendo a una. Ah a todo esto tengo 19 años pero creo que he vivido cosas de una chica mayor. Resulta que trabajo en una compañía de ventas como secretaria(o al menos eso pensaba yo),  con un jefe que con el tiempo ha logrado que yo haga cualquier cosa que él me pida solo con decirlo Mi jefe es un chico de 29 años gerente de marketing de la empresa, muy guapo y fuerte, tiene una mirada que m desarma toda y a veces hasta he sentido que me humedezco cuando él me habla o me mira. Resulta que hace más o menos un mes yo me quede hasta tarde en la oficina por ayudarlo en tipear unos informes y obvio que él se quedó conmigo,  yo de solo saber que no había nadie más en la oficina sentía un extraño morbo, sentía cosquilleos en el estómago en fin sentía cosas que no puedo describir con palabras. Él se comportaba como jefe, muy profesional, claro que me metía esas miraditas como solo él sabe mirar pero nada más. Pasa que mi escritorio da justo frente al suyo y es un escritorio de esos que son huecos abajo, o sea que se ven las piernas de la persona que está sentada, pues yo me encontraba sentada y notaba como él (Se llama Andrés), de rato en rato me miraba las piernas, la cara, las tetas, en fin me recorría entera con la mirada, así que me decidí a seguir su juego y empecé a mostrarme un poquito más, como ya les dije yo voy a trabajar en minifalda así que empecé a abrir un poquito mis piernas haciendo como que no me daba cuenta que Andrés me miraba, así que en una de esas parece que el no aguanto más y se acercó a mi escritorio, se paró atrás mío y me pregunto qué tal iba, sentir su cuerpo y su respiración tan cerca hizo que se acelere la mía, yo le dije que bien pero que me dolía un poco el cuello por la postura que tenía.

El sin dudarlo y muy seguro de si me dijo que me relaje para que me haga un masaje mientras escribía, yo le dije que sí y empezó a masajear mi cuello, sentir sus manos firmes me hizo sentir tan vulnerable pero sobre todo tan arrecha que escribía pero en mi cabeza solo tenía la idea de que el me coja de una vez.

Parece que él comprendió como mi respiración se aceleraba así que sin más y de la forma más descarada su “masaje” en el cuello paso a ser caricias en mis senos, yo a esas alturas no estaba como para hacerme la di forzada así que simplemente deje caer mi cabeza hacia atrás y me deje llevar por sus caricias, sentía sus manos primero por encima de mi blusa, luego por encima de mi sostén para finalmente sentir su piel sobre mis tetas y pezones, mmm solo de acordarme me mojo todita, él era un maestro de las caricias, sentía como apretaba un poquito mis pezones, yo estaba que me arqueaba en el asiento con los ojos cerrados totalmente sometida a sus caricias, el aprovecho para darme un beso que sentí hasta la garganta por los lengüetazos que me daba, él me decía -así que te gusta que te miren no perrita? eres una putita no?, y yo – sí, sí una putita, así que me quito totalmente la blusa y el sostén y empezó a chupar mis senos.

-que ricas tetas, zorrita, si lo que querías es pinga me la hubieras pedido y te la hubiera dado hace mucho-si Andrés siii, quiero pinga-pues ahora vas a ver lo que es pinga. Él hizo que le abra la cremallera y metiera mi mano y vaya que tenía un señor pene, grande y sobretodo grueso, de solo tocarlo tenía miedo de ser cachada por el hizo que lo saque y ahí realmente me di cuenta lo grande que era. No tuvo que decir nada y yo me lo metí a la boca, que rico era, se sentía tan duro y tan parado y yo que hacia todo lo posible por metérmelo entero pero no podía, sentía que me ahogaba él me decía: chúpalo perra que para eso te pago. ¿Se imaginan? me trataba como a una cualquiera y yo no lo detenía, me sentía realmente como una putita y eso me excitaba más. Empezó a tocar mi chuchita que ya estaba mojada por él, yo seguía chupando sin parar él gritaba: sigue perra sigue no te detengas se ve que te encanta, tienes toda la cara de una zorra y eso vas a ser de ahora en adelante para mi.-si si tu perritaaaaa siiii, balbuceaba yo con su pinga en mi boca-no, mi perrita no, he dicho que vas a ser mi zorra no entiendes?-si siiiiiiii se la seguí chupando todo lo que podía chupar, su capullo era muy grande y yo no paraba de pasar mi lengua y metérmelo en la boca hasta que sentí que él empujaba mi cabeza hacia su pinga y soltó toda su leche adentro de mi boca, yo trate de que no se escape nada de ese manjar, pero no podía la descarga era demasiado grande, se la limpie lo mejor que pude y el me hizo limpiar lo que había salpicado en el escritorio con mi lengua. Pero él no se detuvo, seguía jugando con mi concha, me metía 1, 2 3 dedos y yo pedía más y masss, gritaba por mas, y tanto fue lo que grite que se acercó el hombre de seguridad a ver qué pasaba. Andrés le dijo: ven Eustaquio, mira lo que he conseguido, esta puta lo único que pide es pinga, así que si te quedas callado podría compartirla contigo ahora mismo. Obvio que Eustaquio no se hizo de rogar y dijo, pero como cree jefe, como voy a hablar al contrario, pero mírela pues a la Danielita, si se veía una chiquita coqueta pero de su casa y no la puta que estoy viendo ahora.

Sin más Eustaquio me dijo, a ver perrita abre esa boca que te voy a dar tu cena, yo obediente abrí mi boca y sentí la pinga de Eustaquio entrar en mi boca hasta el fondo, ya a todo esto Andrés se encontraba con su lengua metida en mi concha y un dedo clavado en mi potito (hasta ese día virgen)chupa perra gritaba Eustaquio, y yo sí que rica pingaaaaaaaen eso no puedo más y le pido a Andrés-métemela por favor no me hagas sufrir métemela, cáchame quiero tu pinga en mi conchaaaaa Andrés dice- a ver Eustaquio, alcánzame una moneda para ver a quien le toca chucha y a quien le toca culo. Wow, eres increíble mis partes íntimas echadas a suerte, lo extraño de todo eso es que eso no hacía más que arrecharme y excitarme más.

Creo que hasta ese día realmente tenía una puta dormida en mí. El asunto es que quien “gano” mi potito (culo para los que no entienden) fue Andrés. Así que Andrés me ordeno ponerme en 4 patas, diciéndome vamos perra ponte en tu posición natural de perra que eres, yo obediente me puse en 4 patas y ya con el potito lubricado por los dedos de Andrés sentí esa cosota que es su capullo en la entrada de mi ano él fue empujando poco a poco y yo sentía que se me partía el poto, sentía un dolor intenso, tan fuerte que casi le arranco la pinga a Eustaquio con los dientes, él me dijo -bueno perra ahora vas a sentir lo que es ser cachada por 2 hombres a la vez así que se echó abajo mío mientras ya Andrés me había enterrado su pinga hasta la mitad pero no se movía. Mi culo ya se estaba acostumbrando a su pinga cuando siento que Andrés empuja hacia abajo y Eustaquio me jala hacia su pinga y me la meten los 2 de un solo envión, aaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, sentí que me partía pero no paso mucho para que sienta placer y pida más y massss, métanmela mis machos, fuerteeeeeee, toda soy una perraaaaaaa-si eres nuestra perra a partir de hoyMe la metieron durante mucho rato y yo solo pedía más y más sigan sigan, destrócenme eso siento caliente por mi potito, Andrés se vino con toda su deliciosa leche dentro de mí y casi al mismo tiempo lo hizo Eustaquio, yo me sentía en las nubes, toda esa leche saliendo de mis huecos, me excitaba más.

Luego de semejante experiencia, Andrés luego de vestirnos me dijo-Bueno, Danielita, resultaste siendo una real zorra, y era verdad cuando te lo dije mientras te cachaba, a partir de hoy vas a ser mi puta particular está claro?-Si Andrés, pero no me lo digas delante de todos, no me avergüences en la oficina, tu tampoco por favor Eustaquio-No te preocupes Danielita, creo que ya sabes cómo pagar nuestro silencio no? jajajajajajajaja dijo Andrés. Y así fue como me convertí en la putita de mi jefe y del guardia de seguridad.

Hay más pero eso es otra historia…

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