Me desperté contento conmigo, había disfrutado en cada día desde mi llegada dos manjares deliciosos, un culo casi infantil y uno maduro que paradójicamente había producido el primero. Pero era hora de comenzar mis labores habituales. En la mañana debía visitar una zona apartada para empezar un censo de campesinos y en el desayuno le pedí las indicaciones a Alicia, pero me dijo:
-«Esa zona es difícil, es mejor que Lucia te guíe que conoce la zona y adelantes más rápido tu trabajo».
-«Seguro padrino sé que estás contratando un ayudante y yo puedo ser tu asistente y ganarme el sueldo que ofreces.»
-» Bueno estás contratada si tu madre está de acuerdo, pero no es fácil, la zona es difícil y la jornada es larga».
-» No se preocupe compadre que Lucía es muy trabajadora y hará todo lo que Ud. le ordene». Dijo mi comadre.
Salimos a iniciar la jornada en el campero y cuando iniciábamos la cuesta por el solitario camino me acordé que había dejado los pantys que mi amigo había mandado en la guantera del carro, tomé el paquete y saqué uno de los bikinis entregándoselo.
-«Este es un pequeño regalo para ti y el otro para tu mamá, el pequeño que es hilo dental y transparente lo voy a devolver porque no tapa nada y creo que no le va a gustar a tu mamá.»
Sacando la pequeña prenda y apreciando su tamaño dijo:
-«A mí no me importa usarlo, es lindo si me lo regalas me lo pruebo enseguida para ver si me queda.»
-«Bueno es tuyo y el camino está solo así que déjame me estaciono para que te lo pongas y me digas cómo lo sientes».
Se apeó del vehículo, cerró la puerta y colocándose al lado del carro levantó su falda, aprovechando que el espejo retrovisor exterior del carro es eléctrico con mando en mi puerta, enfoqué el espejo de la puerta hacia mi ahijada, vi las nalgas blancas y redondas de mi ahijada cuando se levantó la falda sacó sus bragas de algodón y las tiró a la silla, las tomé estaban húmedas en el sitio en la entrepierna y un pendejo quedó adherido, quise olerla pero no me atreví, seguí mirando por el espejo y cuando se agachó su raja y levantó una pierna se abrió un instante y alcancé a divisar una zona oscura ente sus muslos, se puso el panty que entró en su surco trasero, con una mano abrió sus nalgas hasta que el hilo desapareció, metió un dedo en la raja para acomodar la tira que invadía su trasero y se bajó la falda y subió al vehículo. Había acabado el show de nalgas que ya empezaba a levantar mi polla.
-«Me gusta, sólo es raro porque el hilo se me mete y no estoy acostumbrada, pero no me molesta.». Se montó al carro y tomando mi cara me besó al lado de los labios. «Gracias por tu regalo». Seguimos nuestro rumbo.
Visitamos a varias casas rurales, llenando el registro correspondiente en formularios, mi ahijada era diligente y rápidamente entendió el procedimiento pero cada visita nos alejaba del camino principal y el estado de la vía se dañaba cada vez más, pero el cielo comenzó a oscurecerse, una lluvia pertinaz puso el camino resbaladizo, de pronto en una curva no vi a tiempo en tremendo hueco lleno de agua el campero se hundió el tren delantero y a pesar de la doble tracción no salió y en esa soledad nos tocaba resolver a nosotros.
-«Nos toca mojarnos Lucia, voy a conseguir un palo largo y con palancas levantamos cada rueda, para colocar piedras o madera debajo, me ayudas aunque esa falda no es la ropa más apropiada para desvararse».
La lluvia arreció y tanto Lucía como yo estábamos empapados, la blusa de lino blanco delgado de mi ahijada comenzó a transparentarse y sus grandes tetas dejaban ver sus pezones con las puntas paradas por la bajada de temperatura y lo mojados que estábamos, cuando ella vio que yo miraba fijamente sus globos, y se dio cuenta que claramente se le notaban se quiso excusar diciendo, -«Padrino es por el frío, menos mal que estás sólo tú».
Quedé un poco cortado por su expresión, y porque me había pillado mirándole con deleite su abundante busto. -«Perdona no era mi intención mirarte».
– «No te preocupes padrino estoy acostumbrada a que me miren los senos en el pueblo, claro que trato de disimular el tamaño, pero bueno ya tú me los conoces». Recordándome que incluso se los había tocado y medido.
– Conseguí una fuerte vara y con una piedra inicié la palanca para levantar la rueda pero el apoyo se rodaba, por lo que me acosté en el barro boca arriba al lado de la llanta y le dije, -Yo mantengo la piedra y tú pones la vara para empujar y haces fuerza y yo voy metiendo piedras debajo para evitar el patinaje.»
Me tendí en el piso mojado pero mi propio cuerpo le impedía apoyarse bien y obtener la mejor ayuda de mi ahijada por lo que dijo, «Padrino si coloco mis piernas a cada lado de tus hombros creo que puedo hacer más fuerza»
Cuándo abrió sus piernas se colocó exactamente encima de mi cara, ella sabía que podría mirar sus pantys lo cual ya había hecho anteriormente, pero asumo que no se acordaba que se había cambiado sus bragas y mire hacia arriba… ¡¡¡sorpresa!!! Entre las piernas abiertas el minúsculo panty sólo tapaba la mitad de la vulva de mi ahijada, la gran pelambre que salía por los lados era un tupido bosque de pendejos negros que cubrían toda la ingle y que la pequeña prenda no era capaz de cubrir sino la mitad de la prodigiosa chucha de mi ahijada por arriba los pelos suaves y cortos subían hacia su ombligo marcando un caminito, además que siendo transparente la tela la visión de sus labios vaginales era completa, claro que la propia raja y la pepita no se veían por lo peluda que estaba su chucha, creo que en el último instante se acordó de su nueva prenda porque trató de cerrar los muslos pero la apertura del compás de sus piernas era muy ancha y obviamente que ella en ese momento fue consiente que su hirsuto paquete quedaba ante mis ojos.
Traté de no mirar pero la visión era un imán para mis pupilas y además la falda le impedía a ella ver la dirección de mi mirada por lo que pude apreciarla con cierta libertad, el hilo se metía en la raja y separaba los gruesos labios que debían tener más de una pulgada de ancho, en su parte trasera sobresalían un mechón de pelos a ambos lados de división, como pude coloqué la vara en la piedra para apalancarla, -«Ahora empuja», y ella comenzó hace fuerza usando su cuerpo como peso y al flexionar las piernas estas se abrían en su unión, las nalgas también se abrieron y la vulva se acercó a mi cara, creí que se iba a sentar en mi rostro pero se detuvo a centímetros, incluso pude ver cómo el hilo pasaba al lado de su pardo y estriado ano, coloqué una piedra bajo la llanta, claro que al levantar la cabeza para maniobrar mi nariz tocó su chucha, pensé que iba a retirar su vulva pero creo que entendió que era una situación propia de las circunstancias y por seguir haciendo fuerza para incrustar la piedra debajo de la llanta terminé pegando firmemente mi cara al peludo cojín, los pendejos más largos acariciaron mi mejilla y sentí su fuerte olor a vulva. Ambos éramos conscientes de la situación tan insólita que se había dado de tener su chucha en mi rostro. Sólo fueron unos 20 segundos de tener su vagina sobre mi cara respirando el aroma que emanaba de su gruta, terminé con la piedra, cuando me salí de entre las piernas de Lucía pasado mis ojos a lo largo de toda raja densamente poblada de pelos y presentando una erección visible que traté de ocultar.
Me levanté todo embarrado y eludí su mirada dándole la espalda para que no viera como mi verga presionaba el pantalón como una estaca y Lucía también estaba apenada. La palanca funcionó y con palos y piedras que metimos le dimos tracción a las ruedas y salimos salpicando barro, iniciamos el regreso a casa mojado y embarrado, seguía lloviendo.
En el camino le comenté, «Lucia definitivamente ese panty que te regalé es muy pequeño, se te salen todos los pelos por los lados.»
«Bueno es que la tengo muy peluda y con casi todos los pantys se me salen los pendejos por los lados, pero por el afán de ayudarte no me acordé que me había puesto estos tan pequeños, ¿pero fue que se me vio mucho?». Preguntó inocentemente.
«Realmente no miré muy bien» Mentí para no abochornarla. «Bueno pero vámonos para la casa que con esta empapada de ropa lo más seguro es que nos resfriamos»
Llegamos aun lloviendo y encontramos una nota de Alicia. «El almuerzo está en el horno regresaré a las 6 p.m.». Sólo eran las 3 de la tarde. . En la sala nos quitamos los zapatos embarrados.
-«Padrino, yo me voy a bañar para sacarme este barro, ¿tú no te vas a asear? Entrégame tu ropa para ponerla en el lavadero y no vayas a ensuciar toda la casa».
Me quité el pantalón que era lo más embarrado y mojado que tenía quedándome en slip que por cierto era muy pequeño y resaltaba mi bulto y quedé en camisa que me tapaba el húmedo interior hasta la mitad, noté que Lucia miraba el paquete que notaba claramente.
«Dame también tu interior para de una vez llevarlo con mi ropa».
-«Bueno no sé…este…»
-«Tranquilo que de todos modos hay que lavarlo, así que dámelo de una vez, además con esta lluvia mamá se atrasará».
Dudé en hacerlo pero realmente mi ropa interior requería lavarse así que decidí entregárselo, claro que al deslizar mi pantaloncillo apareció la verga medio erecta que mi ahijada inmediatamente vio pero no dijo nada, ahora sólo quedaba tapada ligeramente mi verga por la parte inferior de mi camisa, Lucia se sacó la camisa mojada y quedó en brasier que contenía unas ubres en total desacuerdo con su cara de niña intelectual con sus lentes de aro. Cuando le entregué el slip me dijo
-«También te gustan pequeños no sé cómo hacen Uds. para meter sus cosas tan grandes sin que les moleste. Oye y definitivamente tienes el cuerpo bien cuidado, padrino, yo me voy a sacar la falda para lavar todo junto». Ahora al quitarse la falda mojada apareció el pequeño panty, bueno el panty y lo que medio cubría. Me impacto su figura excitante. Ahora si aprecié lo hembra en que se había convertido la pequeña Lucía, que de pequeña no tenía nada, la abultada vulva con casi todos sus pelos al aire, le daban un tinte de una exótica Lolita, sumando las grandes esferas de sus tetas apenas contenidas por un brasier pequeño y muy gastado. Mi verga comenzó a levantar el ruedo de la camisa y el glande tapado por mí largo prepucio apareció cuando mi verga reaccionó con la visión de ahijada. Cuando Lucia bajó la vista y miró mi picha sin disimulo, me bajé la camisa pero ya Lucia había visto la cabeza de la imprudente verga así que la dejé salir completamente, total, ella tenía prácticamente su vulva al aire ante mí y no se cortaba.
Ante mi expectante mirada dijo. -«¿Cómo me queda tu regalo?, me miras como si no te gustara cómo me queda».
-«Se te ve muy bonito. Pero no sabía que tenías arriba la chocha tan velluda a los lados». Observando que los pelos llegaban hasta la unión con el muslo.
-«¿Es que te parece fea?, qué lástima, porque incluso tengo más peludos los labios de la vulva y hasta entre las nalgas tengo vellos».
-«¿De verdad?, no te lo creo».
«Seguro, quieres comprobarlo, mírame bien.»
Se sacó el panty quedó casi desnuda al quedar sólo en brasier, a la vista quedó el gran monte de Venus con sus gruesos labios quedaban ocultos detrás de tanto pelo, para revisar me agaché frente a su chucha y tomé el mechón que estaba encima de la raja, por lo menos los pendejos tenían como 4 cm de largo, el olor a raja era fuerte, abrí en poco los labios y vi el brillo de los belfos internos.
-«Mírame atrás si quieres comprobarlo»
Cuando se giró confirme que la abertura entre las nalgas blancas y firmes tenía un vello largo y fino, ella misma abrió sus carnes y los lados internos estaban recubiertos de pelo y al fondo apareció su oscuro agujero, pasé mis dedos por su raja y continué el dedo hasta la grieta delantera que mojó con su jugo mi dedo anular, de pronto dio un pequeño respingo, había tocado su clítoris, por lo que saqué mi mano del chocho. Me levanté y la picha se asomaba obscenamente por entre la camisa levantando el ruedo completamente templada ante los ojitos ya no tan castos de mi ahijada.
-«Me corrió como una corriente cuando tocaste mi pepita. Bueno padrino, ya me has visto toda por qué no te bañas conmigo, no debes tener pena, para que sepas ya te visto bañándote antes pero quiero verte cerca, así como tú lo has hecho»
-«Creo que te voy a acompañar a bañarte, pero cuidado con comentar algo con tu madre.»
Lucía terminó totalmente desnuda al sacarse los sostenes y sus magníficas mamas se desbordaron, pensé que por su tamaño se bajarían pero se impuso la juventud y quedaron en su plenitud, deduje que estaba arrecha por lo parado de sus pezones, -«¿Te ayudo padrino a quitarte la camisa?»
Asentí con la cabeza y mi ahijada comenzó a desabotonarme la camisa, cuando llegó al último botón donde precisamente estaba mi verga totalmente rígida y al desabotonarlo necesariamente tocaba el tronco de la picha así que maniobró repetidamente pero con más intención de tocarla que de desabotonarme, me miró y decididamente la tomó tímidamente en su mano, retrajo mi prepucio y le peló la cabeza.
-«Cómo está de caliente y dura, cuando te he visto bañándote desee tocártela, ¿así de dura es como se la meten a las mujeres?». -«Cuéntame padrino ¿a cuántas mujeres se la has metido?»
-«Bueno, no sé exactamente, pero han sido varias.»
Una pequeña gota salía por la punta del glande, la tocó y un brillante hilo espeso quedó en su dedo. Lucia se arrodilló frente al palo rígido que manoseaba.
Me miró a través de sus lentes diciendo, -«Sabes que es el primer pene que toco, me dan ganas de apretarlo se ve tan bonito que dan ganas de morderlo.»
-«Pues si quieres morderlo hazlo como chupando pero muy suave y si quieres pásale la lengua,»
Abrió su hasta ahora inocente boca y metió el glande y mordió despacio, pero sus instintos ancestrales entraron a funcionar, porque cerró la boca y comenzó a chupar, yo tomé su cara y ayude a entrar y salir lentamente. -«Dame tus lentes para que chupes con más tranquilidad».
Entregándome sus gafas dijo, -«Padrino, esto me gusta, te voy a confesar que estoy toda mojada en la chucha y me tiemblan las piernas, ¿qué es?
-«Es que estás muy arrecha, ven a la cama que te voy a ayudar y yo también quiero disfrutar de mi ahijada, acuéstate en la cama, por un momento vamos a ser como amantes, pero luego lo olvidamos, es un trato, Ok.»
-«Lo que digas, quiero saber lo que se siente, pero quiero seguir virgen, confío en ti, porque Aída está culiando desde hace dos años y en estos pueblos todo se sabe y le han perdido el respeto».
Se acostó y me esperó con las piernas abiertas, sus grandes senos con los pezones parados y matorral oscuro entre sus piernas me sugirieron clavársela ahí mismo, pero no era justo, me subí encima de su juvenil cuerpo, poniendo la tranca entre sus pelos, me arqueé y chupé sus grandes tetas mordisqueando sus pezones, tomé la polla con la mano y froté su palpitante clítoris con mi glande una y otra vez ya que de su gruta manaba el líquido a raudales, hasta que empezó a gemir, me deslicé desde sus tetas lamiendo su abdomen dejando un rastro de saliva hasta que mi boca llegó al chocho oloroso, aparté los pelos negros y brillantes y me dediqué a la sensible pepita que recién descubría los placeres de una buena lengüeteada, mi ahijada levantó sus rodillas hasta los hombros y se abrió con sus propias manos tanto la grieta de su chocha como de su culo velludo como el resto del área, los pelos rodeaban el ojete pardo y se lo chupé lentamente haciendo círculos sobre sus bordes, Lucía suspiraba y gemía, metí despacio el dedo en el ano, y pasé de nuevo a lamer la vulva, cuando sintió que el dedo índice ingresaba a su recto, levantó la cabeza como inquieta.
-«No te preocupes, en el culo no pasa nada». Le dije.
Seguí mamando sus líquidos y dándole dedo en el ano, hasta que decidí ingresar el dedo central para acompañar al que ya estaba dentro de su pequeño orificio, que a la sazón estaba dilatado, de pronto me agarró por el cabello y empujó mi cara contra su coño, mientras mi lengua aceleraba su vibración sobre el duro e hinchado clítoris
-«¿Qué es esto? Qué rico, chúpame asiiiii… ¡¡¡aguuuuu…!!!».Estoy sintiendo algo delicioso…sigue asiiiiiii… ¡¡¡aaaooooo!!!
Descendió más líquido con su primer orgasmo y luego sus músculos se aflojaron y seguí lamiendo su vulva suavemente.
Levantó su cara y me vio chupando su peludo triángulo, -«Qué cosa más deliciosa, cómo será cuando me la metas en la chucha, creo que me voy a morir del gusto».
Yo seguía sin sacar mis dedos de su ano.
-«Por lo pronto voy a metértela por detrás, creo que te va a gustar, sólo te molestara al principio.»
-«Si mamá la resiste, yo creo que también la pudo recibir, porque no creas que no te he visto culiándote a mi mami y metiéndosela por ambos huecos, pero no te preocupes, ya podrás tenernos a las dos, por lo menos hasta que me vaya para la Universidad».
Aquella revelación me indicó que mi ahijada había adelantado alguna información teórica y conocía el procedimiento en carne ajena (o en raja propiamente dicho), en este caso en la de su madre.
La giré para ponerla en pompa, con calma le abrí las nalgas, metí mi cara en el surco y puntiándolo con la lengua, chupé su ano y volví a meter los dos dedos que los recibió con facilidad, una tercera falange siguió y el hueco estaba listo para inaugurarlo. Estando en pompa la velluda raja del chocho estaba empapada y a mi disposición, decidí probar un poco la vagina, pero metí sólo la cabeza, era sólo un empujón y la hubiera desvirgado, pero yo sólo quería lubricar la picha así que mojé mi glande con su viscoso jugo. Lucia pensó que la iba a clavar por delante y me miró y dijo:
-«Prueba hasta dónde entra sin romperme y déjame sentir un poquito tu verga en mi chucha».
Suave entró en la vagina la cabeza entera y una pulgada adicional, se la saqué y comencé a bombearle con cuidado, sin sacar los dedos de su chiquito, el tronco que había entrado salía brillante de los flujos de la niña, cuando entré una pulgada más un pequeño salto me indicó que su himen había contactando con mi glande, así que como padrino me sentí cumpliendo mi doble función de protector de la virginidad de mi ahijada y dándole la educación erótica que requería sin exponerla, el tronco salía brillante de sus abundantes flujos y los negros pendejos se adherían en el baboso cilindro.
-«Ahora sí cambia de hueco, padrino.»
Lucía colocó manos en el surco de sus nalgas y las abrió al máximo, puse la cabeza de la verga detrás de mis dedos y apenas los saqué sin dejar que se recogiera el ano, metí el glande que sintió la presión suave pero consistente, hice la pausa de rigor para acostumbrar el agujero.
-«Sigue, porque tengo que tragarme ese palo hasta las bolas.»
Presioné y su dócil esfínter se abrió, sólo un pequeño salto de sus nalgas me indicaron que algo le dolió, por lo introduje unos centímetros más y saqué el duro y venoso bate que se sentía suave pero firmemente comprimido, hice una pausa y un segundo envión lo hizo entrar más y ya estaban cuatro pulgadas dentro, una pausa y con mis manos en sus caderas la jalé, mis pelotas tocaron sus nalgas, mis 18 centímetros rígidos acababa de inaugurar completamente la vía trasera de mi ahijada.
«Ahuu…padrino creo que me comí toda tu verga, espera y me acostumbro no te muevas, porque me duele mucho.»
Esperé a que acostumbrara al palo que yacía ahora en sus intestinos y suavemente comencé a moverme, sacando la verga y deslizándola y volviéndola a meter, pero Lucia se comenzó a quejar.
-«Padrino sácame esa picha que me duele, estoy muy irritada mañana lo volvemos a intentar, no aguanto el ardor».
Con gran pesar retiré mi verga del ajustado guante anal y frustrado me acosté boca arriba en la cama, Lucia se montó encima de mí y me dijo,
-«Probemos por delante nuevamente, porque si bien me dio miedo que me desvirgaras, me agradó tener la picha en la vagina, yo me voy a sentar encima de tu verga con cuidado y si quieres puedes darme tu leche adentro, ya que acabo de salir de la regla.»
Se ubicó colocando sus rodillas al lado de mis caderas y tomó la verga que hinchada y con sus venas resaltadas con una mano, con dos dedos de la otra mano se abrió el velludo surco y empezó a sobarse el clítoris con mi glande, al principio lento y luego cada vez más rápido, mientras sus voluminosos pechos oscilaban, los comencé a sobar y apretar sus pezones parados.
-«Padrino, chúpame las tetas y muérdemelas, no pensé que estar arrecha fuera tan deliciosa, déjame y me meto un poco tu polla en la vagina»
Nos reacomodamos y sentándome en la cama me metí el pezón derecho en la boca, mientras Lucia maniobraba con mi palo montándose directamente en él, tomó con su mano el tronco por su base de manera que el glande y una porción sobresalían de su puño cerrado sobre mi picha, la cabeza entró toda y una porción más iniciando una cabalgada controlada, ya que mi ahijada con la mano agarrando la base de mi tronco servía de tope y se la metía exactamente hasta donde comenzaba su himen y la volvía a sacar.
-«Ojo mi vida, no quites la mano que se te pude clavar porque estás muy húmeda». Le advertí
Lucia gemía y mi boca lamía sus pezones, trataba de tomar por momentos más porción de sus tetonas, pero esos globos eran demasiado grandes para mi boca, pero comencé a morder sus picos, sus gemidos aumentaron exclamó:
– «¡No aguanto, me la tengo que comer, necesito más que la cabeza!».
Quitó la mano protectora que era su tope y barrera y la picha entró suave pero sin pausa en toda su longitud hasta el fondo de su vagina, me sorprendió su actitud loca y traté de sacársela y evitar romperla, pero me abrazó fuerte, sus uñas se clavaron en mi espalda y bajó sus labios a mi boca que ahogó su dolor, fue un beso intenso y largo, sentí cómo llegaron sus nalgas a posarse en mis muslos y sus pendejos se unieron con los míos, me sentí culpable por un momento pero pasada sorpresa, nos quedamos quietos conscientes que mi polla estaba en lo profundo de sus entrañas me separé un instante y mis pendejos y los suyos eran un solo nido de vellos, el tronco de mi verga no se veía oculto por el bosque piloso y la miré a los ojos interrogante, -» Bueno ahora soy tuya me he desvirgado yo misma por placer, y porque me gustas, perdóname pero no aguantaba más, no te culpes tú, sólo a mi arrechera, así que ya puedes culiarme como es debido «.
En un momento mi sentimiento de culpa desapareció, porque cuando bajé mi vista hasta el peludo bosque donde mi verga iba entrando ya sin impedimento alguno, no pude sino felicitarme del fantástico coño que tenía sentado sobre mi verga y Lucia no desperdiciaba ni un centímetro de polla ya que comenzó a clavarse y desclavarse con energía, de pronto, mientras masajeaba sus divinas ubres, una serie de gemidos recorrieron la casa.
-«Así, asiiiiii, qué rico estoy sintiendo… dame más rápido… ¡¡¡deliciosoooo!!! padrino esto es lo más rico que me ha pasado, aaahhiiiiii… ¡¡¡me viiiinneee…!!!
Era el primer orgasmo que llegaba con la verga en sus entrañas y en qué forma se nota llegar por sus gruñidos de hembra en celo y que además coincidía con el mío, aceleré mis caderas y la leche se disparó en su interior, en su afán de seguir la sensación Lucia se movió de lado saliéndose la picha en el momento del segundo chorro el que cayó en su barriga y hasta a una de sus tetas fue a dar, el último baño los pelos de su coño empapándolos, pero volví a meter el enhiesto palo en las entrañas de mi ahijada, la seguí moviendo sacando la última porción del orgasmo, sentí mi picha ablandarse dentro de los de los jugosos labios y me dejé caer de espaldas con Lucia sobre mí, exhaustos después de nuestro primer polvo.
El hecho de haber desvirgado a mi ahijada no me hacía realmente feliz, si bien era cierto que lo había tratado de evitar, no podía evitar sentir que yo era quien tenía la experiencia.
Pero sólo fue un instante de sentimiento de culpa ya que Lucía se encargó de redimirme y justificarme al decirme. -«Sabes que mi hermana Aída me contó que te la habías culiado y lo rico que habían estado, y no era justo que yo siendo tu propia ahijada tuviera menos derechos, ya que al bautizarme te obligaste a colaborar en mi instrucción y guiarme en la vida, por lo que tomé la decisión que en la primera ocasión te entregaría mi virginidad, porque a pesar que tú te has preocupado por mí económicamente, no me has instruido en la sexualidad, así que pensé que debías iniciarme y deberías gozarme por primera vez, en vez de un perfecto desconocido, ha sido mi mejor decisión porque lo he disfrutado de lo mejor. Bueno pero alístate para bañarnos que pronto regresa mamá, y tienes que estar listo para la dueña de casa que seguramente reclamará parte de este sabroso banano, pero mañana me toca a mí». Se levantó dándole un beso en la cabeza a su reciente desvirgador.
Cuando caminaba desnuda hacia el baño se giró en la puerta lanzándome un beso y con la visión de sus grandes globos y su negro y velludo coño me resigné a convertirme en el consolador de la viuda de mi compadre e instructor sexual de mi sensual ahijada.