De amiga a puta

Mi nombre es Laura y quería compartirles una experiencia muy peculiar que me sucedió.

Primero que nada, tengo 24 años, mido como 1.65, soy de piel morena, cuerpo bastante bonito (modestia aparte pues paso mucho en el gimnasio) cabello negro, senos medianos pero muy firmes y un par de buenas nalgas.

Siempre he sido una chica muy curiosa con respecto al sexo y me ha gustado experimentar mucho.

Pero lo que me paso hace unas semanas es algo que nunca me había pasado y que aun estoy digiriendo decidiendo si me gusto o no.

Sucedió que estábamos con mi amigo Gerardo.

El es un amigo de hace algunos años, hemos llegado a ser muy cercanos y yo confiaba en el mis historias mas personales.

Gerardo tiene un año menos que yo, es alto (como de 1.85) de contextura media, cabello castaño y brazos fuertes.

Es muy varonil y bastante bien parecido pero sin embargo siempre la habia visto como una especie de hermanito por ser menor que yo y por la cara de jovencito que tiene.

Nos encontrábamos en mi apartamento platicando, habíamos quedado de salir con otros amigos pero ellos no llegaban y para pasar el rato nos pusimos a platicar y a tomar unas cervezas.

Pasaron las horas y como a mi no me gusta tomar tanta cerveza cambie a tomar ron mientras el siguió con las cervezas.

Pasaron las horas y yo ya me sentía bastante borracha, había tomado más que el además de que el , por su cuerpo, aguanta mas alcohol que yo.

La conversación también se había puesto bastante picosa.

Estábamos haciéndonos preguntas sobre nuestros gustos en la cama y cosas por el estilo.

Yo sabia que el se estaba aprovechando de mi estado para sacarme las verdades y lo estaba disfrutando.

A mi siempre me gusta tener el control de las cosas, pero en mi estado sentía que lo estaba perdiendo.

Yo estaba utilizando en ese momento una miniseta blanca y una faldita corta roja.

Al calor de los tragos había empezado a sudar y podía ver como Gerardo se quedaba viendo detenidamente mis senos cubiertos por una delegada capa de perspiración cuando pensaba que yo no estaba viendo.

Entre las cosas que le confesé era de que una de mis fantasías era estar indefensa ante un hombre y que el hiciera conmigo lo que se le antojara.

A Jerry pareció interesarle la idea y me preguntaba más y que le diera detalles .

Yo le dije que me gustaría que me tomaran por la fuerza, una especie de violación, pero que no doliera y que no me golpearan.

Era porque con todos los novios que había tenido siempre yo era la que tenia el control y ellos hacían solo lo que yo quería.

A medida que yo me iba soltando podía ver el bulto entre sus piernas que iba creciendo. Entre los tragos, a mi se me olvidó la relación de amigos y la manera en que lo veía como una especie de hermano y comencé a verlo como un hombre deseoso de mi.

Empece a coquetear sutilmente con el, me le acerque más y lo tocaba. Le preguntaba también acerca de que es lo que más le gustaría hacer con una mujer. Gerardo se ponía como loco por todo lo que le decía y sus pantalones parecía que iban a explotar.

Entonces el me preguntó que si me gustaría algún día hacer mi fantasía realidad. Y yo le conteste que solo con alguien de mucha confianza pues tampoco quisiera que me lastimaran. El se sonrojó y muy tímidamente me dijo que cuando quisiera el me podía ayudara cumplirla.

Yo lo volví a ver y le lo molesté diciendo que era un pervertido, pero que me dijera que es lo que haría conmigo si tuviera la oportunidad de tenerme indefensa a su merced.

El, en vez de contestarme, me tomo con fuerza por las muñecas y me tendió en el suelo como si fuera una plumita.

La fuerza que sentí de sus brazos me éxito aun mas de lo que ya estaba. Luego se subió amenazadoramente encima de mi y me besó con fuerza. Yo acepte el beso pero trate de escaparme de su agarre. El me contuvo con fuerza y no me dejó hacerlo.

Luego se levantó y yo de nuevo hice como que quería escaparme, más el me retuvo por la muñeca y me haló hacia el estrujándome contra su cuerpo.

Me sentí con mi cara presionada contra su pecho, mis senos contra su abdomen y en mi estómago sentí la resión de su bulto, se sentía enorme y me dio mucha curiosidad.

El me preguntó que si estaba bien, y yo, muy emocionada le dije que continuáramos.

Me arrastró hacia mi cama donde me tendió como a una muñeca. Mientras me retenía con su peso sobre el mío me ató a la cama con unas ropas que habían en ella.

Luego me ato también las piernas y en un momento me encontré totalmente inmovilizada. Empece a sentir miedo y a la vez una gran excitación.

El comenzó a besarme a su antojo y a pasar sus grandes manos por todo mi cuerpo. Me decía que siempre había soñado con esto. Yo no decía nada pero miraba sin perderme un segundo del acto.

Entonces me levantó la camiseta dejando al descubierto mi sostenedor y mes senos.

Como no encontraba como quitármelo estando yo amarrada se dirigió a mi tocador y con unas tijeras me cortó la prenda dejando mis senos descubiertos a sus ojos.

El nunca me había visto desnuda y el morbo llenó sus ojos.

Entonces me comenzó a estrujar y a besar los senos con fuerza y yo solo gemía, un poco de dolor y también de placer.

Yo aun tenia la camiseta puesta por lo que no estaba completamente desnuda pero me sentía tan descubierta bajo aquel hombre deseoso.

Entonces comenzó a meterme la mano por debajo de mi faldaita y se metió directamente en mis calzoncitos.

Sus dedos encontraron mi vagina húmeda y caliente y comenzó a introducírmelos sin reparaciones.

Yo grite un poco pero el continuó diciéndome: «te gusta verdad? Te gusta que te tenga asi, esto es lo que siempre habías querido no?» Yo no decía nada solo cerraba mis ojos y sentía sus dedos introducirse en mi.

Entonces tomo las tijeras de nuevo y comenzó a cortar mi camiseta, en su mirada y respiración se notaba que estaba muy exitado y el frio metal de las tijeras rozando mi pecho me dio un escalofrío.

Yo le dije que no lo hiciera pues era una de mis prendas favoritas pero el lo hizo sin escucharme.

Así quede con el sostenedor y la miniseta desgarradas y mis senos desnudos para que el hiciera lo que quisiera con ellos.

«Siempre me los imaginé pero no sabia que fueran tan sabrosos!» me dijo. «Que me vas a hacer?» le pregunte y el solo me dijo «algo que siempre he querido hacer con vos» con una sonrisa de placer.

Estaba transformado, el rostro que siempre había asociado con el de un hermano y confidente se había transformado en la de un hombre lujurioso que deseaba darse placer con mi cuerpo. Me encantaba la transformación.

Entonces se levanto de donde estaba dejándome amarrada y medio desnuda en mi cama y comenzó a desvestirse lentamente sin quitar sus ojos de mi cuerpo.

Se quitó primero la camisa dejando al descubierto su torso moreno y velludo.

Ya lo había visto antes, pero nunca en una situación erótica y sentí un gran deseo de que se subiera en mi y me rozara todo mi cuerpecito con ese cuerpo fuerte y varonil.

Luego se quito los zapatos y el pantalón dejando ver un calzoncillo abultado que apenas contenía lo que estaba adentro.

Finalmente, se quito el calzoncillo con mucha calma, como dándome a entender que me tenia a su disposición y no podía hacer nada al respecto para irme.

Nunca había visto su miembro, aunque siempre lo había imaginado algo grande por el bulto en sus pantalones, me asuste al ver esa vergota saliendo del vientre de mi amigo.

Era la más grande que yo había visto, calculaba que si la agarraba con mis dos manos fácilmente sobraría espacio para una tercera en su punta.

Era gruesa como un enorme plátano de carne y sus huevos eran grandes y pesados, sentí un poco de temor al imaginar que pronto eso estaría irrumpiendo a su voluntad en mi cuerpecito.

Lo vi dirigirse a mi tocador y buscar entre mis cremas hasta sacar una botella de crema para manos.

Y vi como comenzaba a embarrársela lentamente como preparándola para algo.

Luego se subió en la cama poniéndose de rodillas sobre mi pecho de tal manera que su vergota quedaba a la altura de mis senos.

Entonces empezó a untarlas con la crema que estaba tan fría que hizo que mis pezones se pusieran como dos piedrecitas.

Gerardo disfrutaba de cada segundo de aquello y pasaba sus manos indiscriminadamente por mis pezones . Yo ardía por dentro.

Entonces comenzó a masturbarse con mis tetas tomándolas en sus manos y deslizando su enorme verga entre ellas .

Se sentía delicioso tener aquel grueso pedazo de carne rozando mi pecho.

Mi amigo me estaba usando para su placer sin reparar en mi opinión, eso era lo que mas me excitaba.

Podía ver su cuerpo sobre mi mientras sentía el roce de sus huevotes sobre mi estómago.

El me miraba con una sonrisa en su rostro mientras se masturbaba en mi.

Así continuo por unos minutos, usándome para satisfacerse y diciéndome como había soñado con esto muchas veces, hasta que note que su respiración se aceleró y su ritmo aumento.

Yo solo pude ver hacia mi pecho y ver aquel monstruo moviéndose amenazadoramente entre mis senos aprisionados por sus enormes manos.

De repente sentí un chorro caliente de su semen explotar de la cabeza de su órgano y golpearme violentamente en la quijada y la cara.

El se levanto de mi pecho y comenzó a masturbarse sobre mi regand todo su delicioso semen a chorros sobre mi pecho, mi cara y mi cuello. Me sentía tan dominada por el y sus chorros seguían saliendo sin parar.

Cuando hubo terminada me contemplo con placer allí tirada bajo su cuerpo, con la s ropas desgarradas y mis senos al aire cubiertos en su semen.

Entonces se levantó dejándome así como estaba. Se limpió y me paso una de mis propias camisas sobre el pecho para medio limpiarme.

No me soltó y noto que yo todavía estaba muy excitada. Así que platicamos un rato sobre lo que nos había gustado.

El me dijo que le encantaba tenerme así dominada a sus deseos, más conociendo lo dominante que era yo, y yo le comente que me exitó mucho que se viniera en mi cara.

El tenerme así amarrada y comentándole lo mucho que me había exitado no tardo en hacer efecto cuando vi que su enorme pene comenzaba a crecer de nuevo.

Yo le pedí que me soltar para poder darle placer con mi boca pues me moria de ganas por mamárselo.

El accedió y me soltó de mis ataduras.

Se sentó en la orilla de la cama y m e indicó que me arrodillara entre sus piernas. Su miembro aun estaba un poco flácido y agotado de lo que acababa deshacer.

Así que comencé metiéndomelo enterito en la boca y comencé a succionar. Estaba tibio y con una textura suave.

Poco a poco sentí como la sangre comenzó a circular de nuevo y empezó a crecer llenando mi boca.

Era muy grande y pronto no pude contenerlo todo. Mientras tanto el sujetaban mis negros cabellos con su mano y me empujaba lentamente para que continuara.

Sus grandes dedos se metían entre mis cabellos y los sujetaban con fuerza mientras yo lamía y succionaba su pene obediente y exitadisima.

Con esfuerzos podía contener la mitad de su enorme verga dentro de mi boca, el me miraba a los ojos mientras yo lo complacía.

Entonces me dijo «Quiero ver que te la tragues toda» yo no sabía si podría hacerlo pero el me presionó la cabeza con su mano firmemente hacia el. Sentí que iba a vomitar y con esfuerzo logré retirarme un poco.

Pero Gerardo me seguía presionando la cabeza para que yo lo hiciera.

Con mucho esfuerzo para no toser, lentamente engullí lo que podía de su enorme pene, su glande topaba con las paredes de mi garganta y ya casi sentía su abundante vello púbico haciendome cosquillas en la nariz.

Con un esfuerzo más de mi parte logré alcanzar la base de su gran falo con mis labios sentía que las conmiseras de mi boca iban a sangrar de estar tan abiertas.

Complacido el aligero la presión sobre mi cabeza yo quise tomar un respiro pero el me ordeno con su mano que continuara como antes que si podías me dijo sonriendo de verme humillada de rodillas ante su gran verga.

Tras un rato mas de esto me dijo que me subiera a la cama; para continuar con el juego yo le dije que no que ya era suficiente, y el me tomo por la muñeca y me haló sin ningún esfuerzo al lecho. Entonces me ordenó que me pusiera de cuatro patas que así me quería coger y yo obedecí.

Sentí una nueva excitación con la idea de que al fin me iba penetrar, ya lo había estado deseando desde hacia largo rato. Sentí como se acomodó a mis espaldas, su verga, aun mojada por mi propia saliva, rozaba mis nalguitas y yo me estremecía de anticipación.

Nunca había tenido dentro de mi una verga semejante a la de Gerardo, la más grande que había sentido era de unos quince centímetros y la suya fácilmente tendría unos 20 y era muy gruesa. «Despacito pro favor, no me vayas a hacer muy duro» le dije.

El quizás oyó el tono de genuina súplica en mi voz, pues si bien toda la tarde no había tenido consideracines por mi (como era mi fantasía) fue considerado en penetrarme.

Acomodó su miembro en la entrada de mi vagina y sentí como sus manos se acomodaban firmemente en mis caderas.

Lentamente comenzó a empujar, y yo dejé ir un gritito al sentir como se metia en mi su glande gordo y pulsante.

Estaba tan caliente que cuando iba apenas por la mitad sentí las paredes de mi vagina contraerse en un delicioso orgasmo el cual se prolongaba más y más con la fricción que causaba su lenta penetración.

«Que apretadita estas, Lau, me dijo» obviam3ente disfrutando mis espasmos y gemidos de placer. Unos momentos después pude sentir su espeso vello y sus dos grandes testículos contra mis nalgas.

Comentó algo de que le gustaba mi linea de bronceado bien marcada por mi bikini, pero yo no puse mucha atención pues su masa me hacía sentir a la vez placer y dolor al llenar mi vientre.

Entonces fue que comenzó a balancear sus caderas despacito, entrando y saliendo de mi cuerpo hasta la mitad de su longitud.

Nunca me había sentido tan llena por dentro. Por un momento trate de separarme de el para toma aire pero sus manos me sostenían firmemente.

Entonces apresuro el ritmo de penetración y yo me retorcí de placer al sentir otro orgasmo que subía de mi vientre y se regaba por mi pecho.

Sentí que su mano derecha pasaba por debajo de mi para tomar mis senos y acariciar a su antojo mientras con la otra me detenía como si yo fuese a tratar de escapar..

Estaba sudando como una degenerada ante la cogida tan deliciosa que me estaba dando mi amigo.

Luego pasó su mano derecha a mi cabeza tomando con firmeza mis cabellos mientras seguía embistiéndome con más fuerza por detrás.

El ruido de su pelvis y sus testículos chocando contra mi cuerpo era excitante y yo estaba así llorando de placer y dolor la vez.

El estaba tan excitado que su verga se había hinchado aun más que de lo que ya estaba y dolía cuando la parte más gruesa estiraba mis paredes vaginales.

Yo gemía con cada penetración y Gerardo no parecía dar señas de cansancio.

Justo cuando yo pensaba que no iba a aguantar una embestida más sentí como la mano que tenía en mi cadera me jaló violentamente y la que tenia en mis cabellos me sujetó como si yo fuera una yegua que el quería detener.

Su pene convulsionó en mis entrañas y sentí olas de su líquido caliente llenando mis entrañas. dos o tres veces sus caderas golpearon violentamente contra mis nalgas y finalmente colapsó su cuerpo sobre el mío y caímos a la cama.

Exhaustos. Aun con su verga mentida en mi sentí como mi dolor se aliviaba a medida que se iba encogiendo poco a poco.

Nos quedamos acostados de costado mi espalda arrecostada con su pecho y estómago.

El me acariciaba suavemente como si tratase de pedir disculpas por la cogida inhumana que me acababa de impartir.

Yo lloraba de una mezcla de placer , dolor, humillación y satisfacción.

El me pregunto que si todo estaba bien y yo le conteste que si.

Así nos quedamos toda la noche platicando de lo que acabábamos de vivir.