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Terminé sometido siendo enculado en su coche

Terminé sometido siendo enculado en su coche

Aún faltaban unos cuantos días para que comenzara oficialmente el invierno, ya se podían ver las calles alumbradas con motivos navideños, haciendo que estas estuvieran un poco más animadas. Aquel día estaba haciendo bastante frío, caían unas heladas de las que te dejan tieso, sobre todo a primera y última hora del día. A esas horas hacía un frío espantoso. Yo que andaba salido con tremendas ganas de follar, dudaba que hacer, no sabía si bajar de noche hasta el centro de la ciudad, e ir a los jardines en busca de alguien con quien follar, pero estaba haciendo demasiado frío, seguro que si bajaba a los jardines de Méndez Núñez, a donde solía ir en busca de alguna polla que me diera por el culo, me iba encontrar con que aquello estaría desierto, como mucho lo que encontraría era a chaperos o desesperados como yo necesitados de un buen rabo que los sodomizara.

Estaba tomando un café en la cafetería donde solía parar, pensando en que hacer, dudaba si bajar al centro, o por lo contrario acercarme hasta los aseos públicos. Podía ir al centro comercial de 4 caminos o a los aseos de El Corte Inglés, esos días había bastante gente, pensaba yo. Además, podía pasar primero por los aseos de la estación de autobuses que me quedaba de camino. Pensando en eso, me levanté de la mesa donde estaba tomando el café, y luego de pagar la consumición, decidí ir hasta el centro comercial de 4 caminos. Primero pasaría por la estación de autobuses, luego iría al centro comercial y de paso miraría en los aseos de El Corte Inglés.

Iba todo decidido con la esperanza de encontrar una polla que me follara, cuando hice entrada en la estación de autobuses. Aún no eran las 9 de la noche, por lo que iría directo a los aseos, mirar que ambiente había, y si no veía nada que me gustara, me iría hasta el centro comercial.

Cuando entré en los aseos de la estación, salía un chaval joven, sería más o menos de mi edad. Ya lo había visto por los bares de la estación de ferrocarril, concretamente en el que se llamaba “Curtis”, el cabrón además de guapo estaba muy pero que muy bueno. Recuerdo que aquel día tenía los mofletes de la cara sonrojados, debía ser a causa del frío, el caso es que lo hacía ver muy sexi. La verdad es que hasta ese día no había sospechado nada de que fuese gay, pero ahora entendía el porque lo solía ver rondando los bares de la estación de ferrocarril, joder que idiota era yo, que hasta ese día no me había dado cuenta.

Pensando en aquel adonis que salía, entré en los aseos. Vi que todos los cubículos estaban con la puerta abierta y que en los urinarios había un hombre, era o al menos así lo pensé, japonés, no sé el porqué, pero esa impresión me dio. Podría haber sido de cualquier otro país asiático, pero para mí, aquel ya era japonés. Me puse en los urinarios a mear, viendo que el japonés, lo que hacía era estar haciendo que meaba. No me quitaba la vista de encima, pero yo no me animaba, no era precisamente lo que estaba buscando, además después de ver salir aquel adonis, no me apetecía nada enrollarme con aquel hombre. No se como era follar con un japonés, pero a la cabeza solo me venían cosas raras, así que terminé de mear y salí de los aseos.

Cuando iba andando por la estación, volví a ver al chaval, estaba sentado en un banco, no quitaba la vista de los aseos, era claro que buscaba lo mismo que buscaba yo, así que decidí sentarme en otro banco y esperar a ver si volvía a entrar en los aseos. En cuanto entrara, iría detrás de él.

Pero nada, ni siquiera miraba para mí, no le debía interesar, con lo bueno que estaba el cabrón. Decidí esperar al menos a que dieran las 9 de la noche, antes de seguir hasta el centro comercial. Pero nada, el tiempo pasaba y lo único era que el japonés había salido de los aseos, y ahora no me perdía de vista a mí, el cabrón andaba detrás mía, seguro que le gustaba, pero yo no estaba dispuesto a ir con él.

Cansado de que el japonés no me quitara la vista de encima, me levanté del asiento dispuesto a pasear un poco a ver si el chaval se fijaba en mí, y perdía de vista al pesado del japonés de los cojones.

En esos momentos que me levantaba, vi como el chaval se fijaba en un hombre maduro que iba hacia los aseos, tan pronto este entraba en los aseos, se giró mirando hacia el chaval, dándole como una señal. El chaval no esperó más, se levantó yendo para los aseos.

Joder, el cabronazo o era chapero, que era lo más probable, y esperaba a sus clientes, o aquel tío le gustaba, e iba seguramente a follar con él.

Con algo de rabia fui detrás a ver qué pasaba, y lo que pasaba, era que cuando entré en los aseos, entraban los 2 en uno de los cubículos a follar. Salí de allí, para no escuchar y calentarme más de lo que ya estaba, seguro que, si me quedaba y empezaba a oír gemidos, hasta terminaría por dejar que me follara el japonés.

Me volví a sentaren el banco, esperando un poco más a ver que pasaba. Mientras estuve allí sentado, el japonés siguió acechándome, el cabrón no se rendía, era persistente. Pero… aquel no iba a ser su día, al menos conmigo. No iba a tener la suerte de follarme, si me llega a coger un poco más caliente y desesperado, seguro que termino dejándome follar por él.

Al poco vi como salía el hombre que se había metido en el cubículo de los aseos con el chaval, y tras este, lo hacía el chaval que tanto me gustaba, si antes tenía los mofletes de la cara enrojecidos, ahora todavía estaban más. Era claro que al chaval le habían dado por el culo o follado la boca, y ahora una vez satisfecho, salía de la estación de autobuses.

Justo en ese momento que miraba como se iba, entraba un maduro en la estación, ya lo tenía visto en alguna ocasión. Era un hombre de mediana edad, de complexión fuerte pero no gordo, muy bien vestido con aires de superioridad. No terminaba de gustarme, lo veía muy dominante y algo de él, me atemorizaba.

Al cruzarnos, miró para mí, quedándose parado a ver que hacía. Vio que me paraba en la entrada antes de empezar a bajar las escaleras, y encendía un cigarrillo.

Estaba pensando en que hacer, si esperar un poco más o marcharme yendo para el centro comercial, cuando veo que se me acerca, y mirándome a los ojos, me dice que vaya con él.

Ven, me dice a la vez que me coge por el codo llevándome con él.

Sin que me diera apenas cuenta, ya había bajado las escaleras siendo sujetado por el codo por aquel maduro. Notó que me resistía algo por lo que se paró, diciéndome:

Tranquilo que no te voy a hacer nada que no estés deseando, tú solo ven, ya verás como te va a gustar.

Dudando en si ir o no, miré hacia atrás, viendo como el japonés, estaba en la puerta de la estación viendo como me llevaba aquel maduro. Cuando me di cuenta, ya estaba subiéndome a su vehículo. El cabrón aquel tenía un cochazo de lujo, era un mercedes nuevecito y bien grande, hasta tenía los cristales tintados para no poder ver desde fuera.

Joder, me había dejado llevar tan sumisamente, que no me lo creía, pero viendo lo que había, casi prefería ir con aquel maduro que no terminaba de gustarme y algo me atemorizaba, que dejarme follar por el japonés aquel.

Una vez se hubo montado él, cerró y bloqueó las puertas, poniendo el vehículo en marcha.

¿Cómo te llamas? Me dijo mirándome a los ojos.

Miré para él, contestándole que Dani.

Pues tú tranquilo, Dani, ya verás como te va a gustar lo que vamos a hacer, me decía pasando su mano por mi pierna. Se paró después de frotarme la pierna con su mano, colocando esta sobre mi paquete apretándomelo, ¿Cómo está la putita de caliente? Me decía, apretándome la entrepierna.

Ufff, estás caliente, ¿eh? Tienes la polla durita, ¿eh maricón? Me decía mirándome de reojo mientras iba conduciendo. Volvió a apretarme la entrepierna restregando ahora mis genitales. No dices nada, ¿eh putita?

Yo no decía nada, solo pude revolverme emitiendo un gemido, notando como su mano apretaba mi paquete restregando luego mis genitales.

Andas caliente, eh maricón… Me decía restregándome su mano por los genitales.

Mira que salido me estás, me dijo apretándome la polla, sacando en esos momentos la mano de mi entrepierna, llevándola al volante.

No te preocupes, que ya verás como te voy a hacer disfrutar, vas a gozar y gemir como la putita que eres, te voy a abrir el culito y preñar con mi lechita, verás como te va a gustar, iba diciéndome mientras conducía.

Yo que todavía no terminaba de creerme cómo me había dejado llevar por aquel maduro, me había subido al coche, dejándome llevar como si fuese un sumiso a las órdenes de su amo, escuchaba lo que me iba diciendo, sin abrir la boca, solo miraba por donde íbamos, intentando adivinar a donde me llevaba para dar por el culo.

Joder, no sabía como cojones había terminado sentado en el vehículo de aquel tío. Ya lo había visto en otras ocasiones, y nunca me había gustado, le veía cara de chulo, me parecía un prepotente con aires de superioridad. Vamos que no terminaba de gustar y algo de temor me daba. Pero lo que son las cosas, con lo caliente que estaba, y el pesado de aquel puñetero japonés, me habían hecho decidir por dejar que aquel tío me llevara con él, para que me diera por el culo.

Enseguida comprendí a donde íbamos, me estaba llevando a la zona de Bens, donde estaba el basurero de La Coruña. Allí ya había ido en varias ocasiones, la primera de ellas había sido con Juan (Ricitos de Oro), y el cabrón este, me estaba llevando justo al mismo lugar donde había estado con él. Era detrás de una construcción de madera, tipo chabola, que hacía las veces de granja, o al menos eso parecía. Allí había un pequeño bosque, ideal para follar en el vehículo sin ser visto.

Al llegar a aquel lugar, lo primero que me vino a la cabeza, fue la vez que había estado allí con Juan (Ricitos de Oro), habíamos tenido que salir escopeteados al escuchar los disparos. Joder, hasta tuviéramos que irnos vistiendo por el camino.

Al verme pensativo mirando para donde me había llevado, dijo tratando de calmarme, sin saber el porqué de mi abstracción, tranquilo que aquí estaremos seguros, aquí nadie nos va a molestar, ya he estado más veces y el lugar es seguro, me decía, creyendo que era lo que me preocupaba. No se daba cuenta de que no era ese el motivo de mis pensamientos.

Sin esperar a que yo reaccionara, me abrazo a él, empezando a besarme la boca.

Tranquilo, ya te dije que aquí no nos va a pasar nada, decía besándome la boca mientras me acariciaba con su mano. Anda vamos para los asientos de atrás, así estaremos mucho más cómodos, me dijo abriendo la puerta para pasar luego a los asientos traseros.

Como si estuviese hipnotizado o en trance, abrí la puerta, haciendo lo que me había dicho, salí, cerré la puerta, abriendo luego la trasera subiéndome a la parte de atrás, igual que había hecho él.

Nada más cerrar la puerta, este me abrazó a él, empezando a comerme a besos. Mordía mis labios, los lamía, pasaba su lengua por ellos, era como una fiera enjaulada que la sueltas y se abalanza sobre uno sin dar tregua.

Empezó a desnudarme, primero me quitó la cazadora, luego fue desabrochándome la camisa, a la vez que me iba mordiendo el cuello.

¡Ufff maricón que bueno estás! Decía sin dejar de mordisquear mi cara y cuello, mientras iba desabrochándome la camisa.

Yo me dejaba hacer, tenía mis manos sobre su cintura, gimiendo a causa de los mordiscos que me estaba dando.

Viendo que él ya casi me tenía desnudo de cintura para arriba, empecé a desabrocharle los botones de su camisa, al igual que me había hecho él. Si me iba a poner en pelotas, yo quería que él también lo estuviera, quería sentir el contacto de su piel contra la mía.

Cuando conseguí desabrocharle la camisa por completo, mientras él mordisqueaba mis pequeñas e hinchadas tetillas, le empecé a aflojar el cinturón, ya ardía en deseos de acariciar su polla, quería tener en mis manos la verga que me iba a abrir el culito haciéndome suyo.

¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ohhh ohhh! Gemía sintiendo como mordía mis hinchados pezones mientras bajaba mi pantalón y slip, quedándome desnudo frente a él.

Mi polla se erguía mirando al techo, dura e hinchada a causa de la calentura que tenía, Y Dios, aquellos mordiscos que me estaba dando me estaban haciendo retorcer de gusto.

Siiií, así maricón así, decía quitándome por completo el pantalón junto al slip. Al quitarme el pantalón junto al slip, me había sacado los zapatos que habían caído en el suelo del vehículo. Ahora ya me tenía desnudo por completo, tal y como el quería, ahora me iba a hacer suyo, ya no tenía escapatoria. El cabrón ya me había visto en otras ocasiones, siempre lo había esquivado, nunca había tenido ocasión de follarme, mi culito lo volvía loco, desde el primer día que me vio, había quedado prendado de él. Ahora ya me tenía allí desnudo, no me iba a escapar, hoy me iba hacer suyo. Por fin iba abrirme de piernas y romperme el culo dejándome preñado con su leche, como había deseado desde la primera vez que me vio.

Mientras me contemplaba allí desnudo, iba acariciando todo mi cuerpo, dejando que yo le fuese aflojando el cinturón.

Miraba con lascivia acariciándome, como yo excitado y nervioso trataba de aflojarle el cinturón. Sabía que estaba deseando tener su polla, se notaba en lo nervioso y desesperado que se me veía.

Tienes ganas ehhh putita, quieres que te dé polla ¿eh? ¿Quieres polla, verdad maricón? Decía acariciándome el lóbulo de la oreja a la vez que con la otra mano apretaba y retorcía mi pezón, dejando que yo le fuese desabrochando el pantalón.

Cuando por fin di aflojado el cinturón, empecé a desabrocharle el pantalón, hasta conseguir meter mi mano buscando la polla que tanto estaba deseando.

Al ver que ya le había desabrochado el pantalón, viendo como metía mi mano buscando desesperadamente liberar su polla, se incorporó a la vez que se sacaba la camisa y chaqueta, dejando que yo le bajara el pantalón, pudiendo liberar lo que tanto estaba deseando.

Cuando vi saltar aquella verga en todo su esplendor, quedé un poco asustado.

Dios, menuda verga que tenía el hijo de puta, no es que fuese enorme, no, lo que me asustó fue el calibre de aquella polla. Joder era gordísima. Aquella verga me iba a destrozar el culo. Cuando me diera entrado, me iba dejar bien abierto y dolorido el culo, incluso hasta podía dejarme algún desgarro en mi estrecho culito.

Tocaba con mi mano aquella verga, mirando con preocupación para ella, cuando él me pregunta, si me gustaba.

¿Te gusta?

Bufff, es muy gorda, le contesté acariciándola.

Al darse cuenta de que estaba asustado al ver el calibre que tenía su polla, acarició mi cara tratando de tranquilizarme. No te preocupes, tu deja que primero te dilate, y ya verás cómo luego te entra sin ningún problema. Ya verás cuando la tengas dentro como vas a gozar.

Bufff, yo no las tenía todas conmigo, aquello era demasiado calibre para mi estrechito culo. Aquella polla parecía un pistón.

Antes de que me arrepintiera y quisiera marcharme sin dejarle que me diera por el culo, se despojó de su pantalón y calzoncillo, quedando desnudo al igual que estaba yo.

Sin esperar más se echó sobre mí, empezando a besar y morder mi boca, mordía mis labios mientras con sus manos me iba colocando para tenerme bien situado sobre el asiento. No quería que me escapara, ahora que ya me tenía allí, no iba a dejar que me arrepintiera y escapara sin que me diera por el culo. Todo era cuestión de dilatar bien mi culito, y con lo excitado y caliente que estaba, la polla me entraría sí o sí.

Después de morder mis labios y saborear mi boca, recorriendo toda mi cavidad bucal, colocó mis brazos sobre su cuello, mientras él iba mordiéndome el cuello.

¡Ohhh! ¡ooohhh! Gemía retorciéndome a la vez que me abrazaba a él. El cabrón sabía excitarme. Me tenía encendido, estaba decidido a hacerme suyo.

Así maricón así, disfruta y goza, ya verás como te va a gustar. Verás cómo vas a disfrutar cuando seas mío y te haga mi hembrita.

Fue bajando con su boca poco a poco por mi cuerpo, haciéndome estremecer con los mordiscos y caricias que me daba, hasta que llegó a mi vientre.

Al llegar allí, cogiendo mis piernas con sus manos, me abrió de piernas a la vez que las levantaba, dejando mi culito que era el fruto de sus deseos, totalmente expuesto.

Se agachó llevando su boca a mi ano, y mientras con una mano levantaba mis huevos empezaba a morderme el perineo.

¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Lancé unos fuertes gemidos al notar como mordisqueaba la base de mis huevos y perineo, ¡ooohhh ohhh! Volví a gemir a la vez que apretaba su cabeza con mis manos, al notar su lengua recorrer el borde de mi agujerito.

El hijo de puta aquel sabía lo que hacía, mordisqueaba la base de mis huevos y perineo, luego pasaba la punta de su lengua por todo el contorno de mi ano, haciéndome chillar y gemir mientras me retorcía de gusto. El muy cabrón me estaba llevando al clímax.

Después de lamer dejando todo ensalivado mi hoyito, mientras seguía mordisqueando mi perineo y base de los huevos, empezó a abrir mi esfínter con sus dedos. Primero empezó metiendo uno, viendo que este entraba sin problemas, presionaba con él, haciendo que mi esfínter se abriese a la vez que incorporaba un segundo dedo, dilatando más mi esfínter.

¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gemía yo, notando como me iba abriendo el culo con sus dedos a la vez que mordisqueaba la base de mis huevos.

Así, así maricón así, deja que se abra tu chochito para mí, me decía mientras me iba dilatando el agujero de mi culo con sus dedos.

Ya mi hoyito se abría dejando paso a sus dedos sin dificultad, cuando levantando más mis piernas, dejando mi culo mucho más expuesto, llevó los pulgares de ambas manos a mi culo y a la vez que lo abría, llevó su lengua, empezando a meterla dentro de mi agujero.

¡Ohhh ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Empecé a gritar, notando como su lengua se introducía por mi culo.

Dios, que hijo de puta, era tanto el placer que me estaba haciendo sentir, que ya me tenía a punto. Si seguía con aquella agradable tortura, me haría correr, ya mi polla estaba soltando líquido preseminal, pringando toda mi polla y vientre.

Viendo que ya me tenía listo y que mi polla no paraba de soltar líquido preseminal, se incorporó manteniéndome en aquella posición, abierto de piernas, con el desnudo en medio de ellas, listo para encularme. Acercó su polla a mi cara echándose sobre mí, a la vez que me decía que le chupara la polla.

Abre la boca y chúpala, me decía acercando su pelvis a mi cara, manteniéndome en aquella incómoda postura.

Mirando aquel trozo de carne que me iba introducir por el culo, empecé a abrir la boca, tratando de chupar aquella verga tan pero que tan gorda. Joder, pero si apenas me daba entrado por la boca, como hostias me iba entrar aquello por el culo, pensaba mientras trataba de chuparle aquel garrote con el que me iba a sodomizar. Joder, aquella verga me iba a destrozar el culo.

Así putita, así, decía mientras yo trataba de chupar aquella hinchada y enrojecida polla. Abre bien la boca y trágala toda, anda que ya verás como vas a gozar cuando te la meta por el culo, vas a chillar de placer, me decía mientras yo trataba de tragar todo lo que podía aquel pedazo de garrote.

Después de abrirme varias veces en arcadas, sacó la polla toda babeada de mi boca, preparándose ahora para introducírmela por el culo.

Manteniéndome en aquella incómoda postura, igual que si fuera un pollo asado, levantó más mis piernas, y luego de escupir en su mano pasando esta por mi caliente hoyito, volvió a introducirme 2 de sus dedos, haciendo que mi esfínter se volviese abrir, dejando que aquellos dedos se introdujeran en mi culo, dilatándolo un poco más.

Colocó la punta de aquella verga que me iba a abrir en 2, empezando a echarse sobre mí, a la vez que iba introduciéndose por mi culo, aquel pedazo de pistón que me iba a follar.

¡Ohhh! ¡ooohhh ohhh! Grité, notando como mi culo se abría. Para para, le pedía. Espera un momento, espera, le pedía, notando un fuerte dolor al abrirse mi esfínter, mientras aquel garrote trataba de entrar por mi culo. Pero el muy hijo de puta, ni puto caso me hizo. Todo lo contrario, impulsó más su pelvis, colándose toda la polla en mi dolorido culo.

¡Ohhh! Dios, que dolor había sentido. El muy cabrón me había dado una embestida, metiendo de una estocada toda la verga por mi culo.

Ya maricón, ya, ya está, ya te la has tragado toda, ahora relájate y deja que se vaya dilatando tu culito.

Esperó unos segundos mientras mordía mis labios, manteniéndome allí ensartado en su polla, hasta que poco a poco empezó a mover su pelvis, haciendo que su verga se fuese deslizando por mi interior.

Así maricón así, decía empezando a culearme, ¡ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba taladrando una y otra vez mi caliente y dolorido culito.

El muy hijo de puta sacaba toda la polla de mi culo, volviéndola a meter de nuevo, haciendo que mi esfínter se abriera cada vez más. Al cabrón le encantaba cuando su polla me abría el culo, le gustaba sentir como mi esfínter apretaba el glande de su capullo, cuando este se introducía en mí.

A mí aquello me ponía nervioso, quería sentir toda su polla dentro, me gustaba sentir como su verga rozaba mi próstata una y otra vez, pero al muy cabrón le gustaba la sensación de mi esfínter abriéndose una y otra vez, mientras su polla se introducía por mi estrecho culo.

Así maricón así, mira como se abre tu culito. Mira cómo te hago gozar, chillas como una putita, pareces una gatita en celo.

La verdad es que ahora sí, ahora estaba disfrutando, sentía como aquel pedazo de garrote me abría el culo, una y otra vez. Cada vez que sus huevos y pelvis chocaban con mi culo, la punta de su polla tocaba mi próstata, haciéndome chillar de placer, ¡ooohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gritaba cada vez que sus huevos y pelvis chocaban con mi culo. Se podía escuchar el chof, chof chof chof chof, de su polla entrando por mi culo al chocar su pelvis contra mi culo, quedando sus huevos pegados a la entrada de mi ano.

Yo estaba que me derretía de gusto, sudaba por todas partes mientras seguía siendo sodomizado dentro de aquel vehículo, cuando de repente el muy hijo de puta va y me saca la polla del culo.

Tranquilo maricón, me dijo al ver la cara que ponía, cuando me sacaba la polla del culo y se incorporaba sentándose sobre el asiento. Vamos a cambiar de postura, me dice mientras me coge por la mano, ayudándome a incorporar.

Ven, dice sujetándome por la cintura, haciendo que me levante y me sitúe en medio de sus piernas. Así, ahora agáchate y vete sentándote sobre mí, me dice mientras me tiene sujetado por mis caderas.

Empecé a agacharme, cuando él lleva su mano a mi culito, empezando a meterme sus dedos. Espera maricón espera, me decía introduciendo 2 de sus dedos en mi culo. Como estos entraron sin dificultad, los sacó, empezando a introducirme otro dedo más. Ahora tenía metido 3 de sus dedos en mi culo, los metía y sacaba a la vez que me iba diciendo, ves maricón, mira como se abre tu culo, decía mientras yo gemía notando como sus dedos abrían mi culo introduciéndose en él. Siguió abriéndome el culo con sus dedos, hasta que consiguió meterme los 4 dedos de su mano, solo quedaba fuera el pulgar.

¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gemía yo notando como casi metía su mano en mi culo.

Joder maricón, menudo chochito que tienes, la hostia, mira como se abre, me decía metiendo su mano en mi abierto culo, quedando solamente el pulgar fuera.

Después de estar abriéndome el culo con su mano, sacando esta me ordenó que me fuese sentando sobre su polla, mientras yo me sujetaba sobre los asientos delanteros.

Poco a poco fui agachándome mientras él sujetaba su polla con una mano, a la vez que esta se iba introduciendo por mi abierto y dilatado culo.

¡Ohhh! ¡ooohhh ohhh! ¡ooohhh ohhh! Gemía notando como volvía a sentir como aquella gorda tranca iba volviendo a entrar por mi culo.

Así maricón, así, ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba volviendo a tenerme empalado en su polla.

Poco a poco empecé a subir y bajar, sujetándome sobre los asientos delanteros, introduciéndome una y otra vez aquella polla por el culo. Dios como estaba gozando, cada vez subía y bajaba más rápido, me gustaba sentir aquel roce que le daba a mi próstata, cada vez que esta llegaba al fondo de mi culito, haciéndome soltar gemidos sin poder parar, ¡ooohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Chillaba clavándome una y otra vez en aquel grueso garrote que tanto me estaba haciendo gozar.

Mientras tanto él, apretaba con sus manos mis erectos e hinchados pezones, los apretaba a la vez que pellizcaba y retorcía a la vez que mordía mi hombro y nuca.

¡Ohhh maricón que gusto! ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba mientras me daba por el culo.

Ya llevábamos un buen rato follando, y al muy hijo de puta no se le veía trazas de acabar. Mi polla no paraba de soltar líquido preseminal, en un goteo constante, tenía toda la polla pringada soltando gotas de semen, y aquel hijo de puta, ni trazas se le veían. Hasta que de pronto, colocando sus manos sobre mi cintura, empezó a moverme más rápido, empezando a gritar que se corría.

¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Me vengo, me vengo, ¡ohhh maricón! ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba empezando a correrse dentro de mi culo.

Soltó varios trallazos de leche a la vez que mordía mi hombro, manteniéndome pegado a él, sin dejar que me moviera mientras mordía mi hombro.

¡Ohhh maricón que gusto! ¡ooohhh que gusto! Decía mientras se recuperaba, manteniéndome pegado a él con la polla metida en el culo, terminando de soltar las últimas gotas de esperma dentro mía.

Una vez que de su polla ya no salía nada, mientras seguía con su polla clavada en mi culo, llevó su mano a mi polla, empezando a meneármela a la vez que mordía mi nuca.

No tardé ni un minuto en empezar a correrme, gritaba mientras seguía ensartado en su polla, mientras él meneaba mi polla a la vez que mordía mi nuca, ¡ooohhh ohhh! ¡ooohhh ohhh! Me corro, me corro, gritaba empezando a eyacular sobre mi vientre y pecho.

Así maricón así, córrete, sí maricón, córrete, me decía sin dejar de menear mi polla.

Una vez ya hube eyaculado, soltando todo el esperma sobre mi vientre y pecho, empezó a pasar su mano por todo mi abdomen, llevando luego esta hasta mi boca, haciendo que le lamiera los restos de semen que esta contenía.

Así maricón, prueba tu lechita, me decía mientras yo lamía su mano.

Luego de descansar un poco, una vez recuperados de aquella follada que me había dado, después de limpiarnos un poco con unos clínex que tenía, nos vestimos, marchando luego de aquel lugar a donde me había llevado en el vehículo para darme por el culo.

Iba con el culo bien abierto y dolorido, pero eso sí, iba bien pero que bien follado. Me había dejado el culo que casi me entraba la mano en él, y por supuesto bien preñado de leche.

Me dejó cerca de la estación de ferrocarril, diciendo que le había gustado follarme, que ya quedaríamos otro día para repetir aquello.

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