Con un ligero fastidio saqué unas tijeras cortas de mi estuche de viaje, al verme frente al espejo noté la derrota en mis ojos. Haciendo un esfuerzo por despejar mi mente, con cuidado fui cortando las puntas desalineadas de mi barba, estaba completamente desnudo en el baño del hotel y la tina se llenaba lentamente, necesitaba un buen baño para quitarme el mal sabor de boca. Necesitaba relajarme. Al terminar mi tarea, me miré fijamente en el espejo, tomé el vaso que tenía a un lado sin dejar de mirarme y bebí un sorbo de whiskey, estaba reservando la botella para festejar la victoria pero estaba claro que eso nunca pasaría, di otro trago más largo.

Era más joven de lo que pensaba la gente y aún así era el entrenador más reconocido dentro del torneo, eso no quitó que la secundaria rival nos descalificara con tanta ventaja, era humillante. La tina estaba a punto de llenarse así que cerré las llaves, comprobé que el agua estuviera como a mi me gusta y empecé a preparar las cosas para el baño. Mi vaso estaba casi vacío así que me lo llevé al cuarto para volver a llenarlo. La botella estaba a la mitad, ya me había servido uno o dos tragos, la verdad no recuerdo, me lo estaba tomando solo con un par de hielos así que ya había perdido la cuenta. Cuando apenas había depositado un nuevo par de hielos tocaron mi puerta, miré el reloj y eran más las doce de la noche, extrañado por la ocasión me vestí rápido con el pants que llevé al partido y una playera sin mangas. Tocaron nuevamente la puerta de una manera más insistente. – Ya voy – Grité. Al abrir la puerta, Iván, que estaba apoyado sobre la puerta, perdió el equilibrio, lo sujeté del brazo para que no se cayera y él me miro sonriendo.

– ¡Profeeeee! – Tenía una cerveza en la mano se veía algo tomado.

– ¿Qué haces por aquí Iván? – La idea de soportar a un alumno borracho me desagradaba, ya tenía suficiente desdicha por un día – ¿Y tus compañeros?

– Ha! son unos maricas profe… ya los conoce. Nos llevamos unas chelas al cuarto de Ramón y entre platica y platica salió lo del partido, yo dije lo que pensaba y se empezaron a emputar, ni aguantan nada. – Le dio un trago largo a su cerveza.

Entendí a lo que se refería, a pesar de ser de secundaria casi tenía mi estatura, desde que entró en el equipo destacó como el mejor jugador desplazando rápidamente al actual capitán, veía en cada entrenamiento sus esfuerzos para mejorar y entendía más que nadie la importancia de jugar en equipo. Lo que les hubiera dicho borracho, bien se lo merecían, si no habían aguantado la verdad, ni modo. Al razonar todo aquello, me dio un poco de lastima Iván, estaba ebrio y necesitaba desahogarse, así que alzando la cabeza con una evidente resignación en mi rostro, invité a pasar a mi alumno para que pudiéramos charlar al respecto, quién sabe, tal vez me serviría un poco.

Al entrar, Iván se acomodó rápidamente en la cama, llevaba aún el uniforme de fútbol, excepto por los tacos, venía descalzo, sin calcetines. Volvió a dar otro trago largo a su cerveza pero vi por primera vez que su lata estaba vacía, solo estaba intentando chupar las últimas gotas de cerveza que quedaban, eso me sacó una sonrisa, tomé el vaso junto al espejo y llenándolo con otro par de hielos serví un cuarto de vaso a Iván y medio vaso para mí, tomé los tragos y me senté en la cama a un lado de él.

-¿Tomas whiskey? – pregunté acercándole el vaso, él lo tomó de inmediato.

-La verdad es que no, solo tomo cerveza.

-No tengo con que mezclarlo así que tómalo con calma – Se lo aconsejaba un tipo que ya estaba mareado.

-Y siendo chismoso profe, ¿Qué hacía? – Probó el licor y disfruté la respuesta esperada, su cara se agrió un poco, sabrá de fútbol pero era un crío apenas.

-Me estaba preparando para bañarme – Imaginé la sensación de estar rodeado de agua caliente y lamenté haberlo dejado pasar. Iván adivinó mi pensamiento. – Y ¿qué les dijiste a esos bastardos? – Intenté reconfortarlo.

-Naaaa… – Tomó otro sorbo, esta vez ya no hizo gestos, no tanto – No vine a arruinar su noche, ¿está con una chica, profe? – Echó una rápida mirada al baño.

-Si tuviera a una chica aquí, tú no estarías aquí – dije riendo, me estaba distrayendo, eso era bueno – Es una lastima que no haya equipo femenil, de tenerte a ti a tener a Julia en mi cuarto…

-Jajaja para que decirle que me ofendió si yo también lo preferiría – entre hombres éramos completamente descarados, de mi parte no me importaba decirle que me quería coger a una quinceañera y de su parte no le importaba confesar que anhelaba tener un desliz con Julia, la mejor amiga de su novia – A veces se me queda mirando, ¿sabe que luego me manda mensajes?, se me antoja besarla – al decirlo se agarró su entrepierna, era normal ese gesto pues siempre veía a mis alumnos rascándose los huevos, pero esta vez no se estaba rascando sino agarrando.

-Yo que tu, inventaría algún pretexto para citarla en algún lugar y me la comería a besos, andaría con las dos al mismo tiempo – le dije riendo mientras él asentía con la cabeza, se empinó el vaso – Eres muy joven y ni de loco te vas a casar con tu novia, tienes la edad perfecta para hacer tu desmadre – Ahora yo empine el mío.

-A huevo – dijo convencido – Se ve que usted era un desmadre en la escuela profe, no me creo lo pinche santurrón que se comporta.

-Jajaja la verdad lo sigo siendo – y con malicia le dije al oído – La maestra Paty, la maestra Olga y la rectora Diana – Iván se volteó con una cara de admiración, se volvió a agarrar el miembro.

-¿La maestra Olga? Pero si es una perra, y tiene esposo! – Tenía su rostro tan cerca que podía besarlo si me dieran un pequeño empujón, no me había dado cuenta que estaba tan ebrio hasta que, a pesar de la observación, no me alejé de su joven rostro.

-Siiii ¿puedes creerlo? Yo también me sorprendí – él volteó su rostro para tomar el último trago que le quedaba – ¿sabes? Siempre uso ropa deportiva y cuando me visto formal todos me ven diferente. A las mujeres les fascina. Ya habíamos platicado bastante por Face, y en un festejo de profesores terminé conquistándola, su esposo no la acompañó ese día, yo estaba caliente y me la cogí, todo se dio ese día – terminé con una sonrisa presumida.

-A huevo profe – noté de reojo que no había soltado su verga aún, normalmente nunca veo directamente a la entrepierna de mis alumnos cuando se rascan pero como Iván estaba mirando a su vaso, me dejé llevar por la curiosidad y vi su mano sujetando un bulto debajo del short. Nunca me había interesado verle la verga a un hombre, ya había visto algunas en mi vida pero nunca me había dado morbo. Maldito alcohol. Levanté mi vaso, aún me quedaba la misma cantidad que le serví a mi alumno, decidido, tomé todo de un trago para luego darle mi vaso a Iván.

-Sírveme otra y a ti también – Ordené, obligándolo así a seguir tomando. Se paró y con movimientos torpes empezó a verter el whiskey sobre los vasos, el se sirvió la misma cantidad que yo le di – no seas marica y sírvete igual – El me sonrió haciendo un grito de victoria y vertió un poco más de whiskey en su vaso.

– Y ¿cómo fue profe? Si se puede saber – al entregarme el vaso, Iván, tenía un destello de lujuria. Se sentó de nuevo a mi lado pero ahora flexionó la rodilla derecha para poder verme de frente. Podía decirle simplemente que me la cogí como nunca o que le metí la verga hasta los huevos, pero no iba a lograr que se agarrara otra vez. Así que decidí ser explícito.

-Te contaré cabrón pero júrame que no le dirás a nadie – como respuesta puso su vaso en frente de mí, yo hice el mismo gesto, chocamos los vasos y le dimos un trago a nuestra bebida – Después de la reunión de profesores, me ofrecí a llevarla a su casa, pues no había ido su esposo, ella aceptó gustosa y pues la verdad notas cuando alguien te tiene ganas, por muy perra que sea. Pues ella me mostraba con creces que le gustaba. Era una oportunidad magnífica y cuando nos subimos al coche le pregunté que, si podíamos pasar primero a mi departamento porque me ahorcaba el maldito traje y quería quitármelo, ella ocultando su repentino nerviosismo dijo que si.

-Pinche profe… ya me lo imagino – Llevó su mano a su verga enfrente de mi, no me atrevía a mirar.

-Pues imagínate – me acerqué un poco más a él y bajé mi tono de voz – que cuando llegamos al departamento me quité enseguida los zapatos, le dije que se pusiera cómoda, me desabroche el cinturón antes de llegar a la puerta de mi cuarto y sin cerrarla me desvestí quedándome solo con la camisa abierta, me empecé a masturbar de pie, quería que me descubriera así que empecé a hablar con ella desde mi cuarto, hacía notar mi respiración entrecortada a demás de que lanzaba unos ligeros gemidos – Iván que aún tenía la mano en su verga, se acomodó en su asiento y vi como apretaba un poco su bulto – ella no tardó ni 5 minutos en ir a mi recamara, yo quedé enamorado de su reacción, tenía la boca abierta y estaba viendo fijamente mi verga toda dura – Él se empezó a reír mientras apretaba otra vez su bulto, yo di otro trago más – Se quedó paralizada sin saber que hacer, en cambio yo sí sabía que era lo que tenía que hacer y me acerqué a ella agarrándola de la nuca obligándola a besarme, le mentí mano bajo la blusa y ella accedió. Yo estaba excitadisimo porque nunca me imagine que fuera tan fácil pero lo fue. Le quité su blusa y lamí sus pezones, mientras ella se quitaba el pantalón. Lo hubieras visto, fue glorioso. Estaba tan caliente que ni le importó que me la follara sin condón.

-Woooo… Le creo profe, ¿Cómo eran sus pezones? – no tenía vergüenza pues vi que hacía un ligero movimiento con la mano. Ese cambio me obligó a desinhibirme ante él y lo miré de lleno ya no era solo un bulto, se marcaba su verga en el short y él la estaba acariciando.

-Me alegra que te haya excitado mi experiencia – Dije, para luego hacer un gesto con mi vaso en señal de salud y dar otro trago.

-Pues no soy el único – dijo guiñándome un ojo para señalar mi entrepierna. La tenía completamente parada y nunca supe cuando ocurrió, me puse tan rápido el pants que no procuré ponerme bóxer. Ya puestos, tomé el resorte de mi prenda y me bajé el pants hasta donde llegaban mis huevos, tomé mi miembro y le dije presumiendo.

-Este trozo de verga es la que se comió la profesora Olga – Iván me miró con una cara que solo podía denotar un profundo respeto. Luego volvió a ver mi pene con un deje de lujuria.

-Y ¿Se la tragó toda? – No dejaba de ver mi verga así que le respondí marcándole con el dedo hasta donde llegaba la boca de la profesora. Se desencaró más y metió su mano bajo el short. Ya no podía ver su pene marcado pero la manera tan despreocupada en que lo hizo me dejaba ver un poco su vello púbico. No se como tomé la decisión pero levanté al instante su playera para ver mejor, el se rio desvergonzado.

-Ya te crecen pelos he! – observé y él riendo un poco más, bajó su short alardeando como todo adolescente su vello que le crecía arriba del miembro, tal acción me dejó entrever la base de su pene. Otra decisión repentina que no se de donde surgió, hizo que mi mano dejara su playera para acariciar desde la base de su pene hasta la mata de pelo que le llegaba a su ombligo. El me quitó rápido la mano volviendo a cerrar su short, pero no sacó la suya.

Estaba excitado, estaba realmente excitado y era una sensación diferente, algo más que no había sentido y me estaba gustando mucho. Vi nuestros vasos y tenían una carga considerada de whiskey, mucho más para un adolescente como él. Si iba a pasar algo, estaba decidido a echar la suerte a mi favor.

-Fondo – Dije levantando el vaso y su respuesta fue la esperada, un muchacho que está aprendiendo a beber solo imita a quien lo instruye, nunca piensa en las consecuencias. Me empiné el vaso y me tragué el líquido enseguida, él aún seguía tomando, le costaba terminar el reto pero lo hizo. Bajó el vaso con un gesto de repulsión en su rostro, luego me sonrió y me enseñó el vaso vacío, los dos reímos como locos y empezamos a hacer – Hu hu hu hu – Sin ningún sentido más que el sentirnos machos.

-¿Y a ti que te gusta del sexo? – pregunté guiando a Iván a donde yo quería – y no digas que me la mamen, coger fuerte, chupar pezones, no, algo que realmente te guste. Se puso rojo de inmediato, estaba sonriendo, pensando que decirme.

-Júreme que esto no se lo va a decir a nadie – Aún tenía la cara roja, ¿por pena o una ligera excitación? No supe diferenciarlo pero parecía estar dispuesto a contar algo muy privado.

-Te dije a quienes me cogí, claro que voy a guardar tu secreto – estaba impaciente.

-Ha… me gusta… – carraspeó su garganta – me meto los dedos cuando me masturbo – estábamos tan quietos, que cuando mi verga palpitó por su confesión, ambos lo notamos, él dirigió su vista a mi miembro, yo lo miraba a él, hice que mi polla palpitara de nuevo. Nunca había seducido a un hombre, pero el juego me estaba gustando.

-Es algo curioso – El no me vio apenado, estaba des inhibido – ¿Sabes que es lo que más me gusta a mi?, no me gusta que me la mamen, ni coger, ni nada de eso, lo que me encanta a mi es el culo de las mujeres, me fascinan los besos negros.

-¿Qué es eso? – Mostraba una curiosidad lujuriosa.

-Me imagino que te encantaría, es chupar el culo de alguien, darle un beso en su ano, meterle la lengua en lo más profundo, hasta donde llegue tu lengua – el efecto fue inmediato, se estaba masturbando bajo el short.

-Y qué se siente? – su voz denotaba su excitación.

-Ni idea, nunca me lo han hecho – Pero la sensación de hacerlo, es como besar a alguien en los labios – ahora si fui decisión mía agarrar su short y bajarlo para destapar su verga, Iván sorprendido todavía tenía la mano en su miembro ocultándolo de mi, solo podía ver sus huevos colgando flácidos, eran muy grandes como para ser de un adolescente. Le arrebaté la mano para que me mostrara todo. Su pene en cambio, estaba acorde a su edad, no me importó, fue como ver algo increíblemente morboso. Como una verga parada podía excitarme tanto. Acaricié primero sus huevos, masajeandolos poco a poco, él no hacía nada para evitarlo, subí mi mano y sentí su pene de adolescente, la cabeza estaba llena de líquido pre seminal y agarré un poco con el dedo índice para luego llevármelo a la boca. La cara de sorpresa y excitación de Iván no tenía precio, ninguno de los dos esperaba algo así, pero estábamos disfrutándolo, el no me iba a parar y yo menos.

Me arrodillé ante él y le quité el short junto con el bóxer. Al hacerlo acaricié sus piernas, Dios! Nunca había acariciado las piernas de un hombre así, eran toscas, rasposas y firmes, sentir sus piernas peludas me devolvió esa sensación diferente, esa excitación que no puedo expresar. El cooperó y se quitó inmediatamente la playera. Vi la escena completa mientras le acariciaba los muslos, un muchacho de 15 años estaba en mi cama completamente desnudo mientras yo estaba hincado ante el a punto de mamársela. Estaba tan excitado que si hubiera rosado por error mi verga me hubiera venido en ese instante.

Decidí empezar a mamársela pero su olor me detuvo de inmediato, estaba acostumbrado al olor de una vagina pero mi sorpresa fue que al oler la verga de Iván reconocí olores propios. Reconocí el olor a sudor, a orín y el claro olor del sexo. Tenía un olor similar al mío pero el de él era más fuerte. ¿Tenía algo que ver que su verga fuera morena? No lo sabía pero me enajene con su aroma. Así olían los hombres, era delicioso. Iván me sacó de mi pensamiento cuando él mismo me puso la punta de su penen en mi boca, me estaba embarrando su liquido por mis labios, estaba manchando mi barba, no me importaba, lo estaba gozando.

Saque la lengua y la pasé por todo su glande, wow, porqué nunca lo había hecho. Finalmente abrí grande la boca y miré a Iván, era la primera vez que le veía el rostro desde que le bajé el short, estaba absorto, sus gestos mostraban lo caliente que estaba, entendió lo que quería decirle y metió rápido su verga en mi boca. Un trozo de carne caliente, babeante subía y bajaba, no puedo describir sensación más morbosa, él me sujetó del pelo y empezó a empujarme la cabeza, yo estaba encantado. Mis labios no llegaban hasta la base de su verga, sabía lo importante que era para un hombre que le comieran todo el rabo así que me esforcé en tragármela toda hasta llegar al fondo, sentí su vello en mis labios, ambos disfrutamos eso pues al mismo tiempo empezamos a gemir.

Los gemidos de las mujeres siempre son ruidosas y eso me encanta, que entre más grite más duro la embisto, pero el gemido de mi alumno era silencioso, igual que el mío, ninguno gritaba o fingía un orgasmo que no tuviéramos. Éramos hombres, dándonos placer, disfrutando entre nosotros, siendo sinceros con lo que sentíamos. Dejándonos llevar.

Recordé lo que me dijo hace unos momentos y decidí complacerlo aún más, por mucho que me fascinaba dejé de mamarle su polla y fui bajando mis labios hasta sus huevos, éstos no tenían pelo así que era muy fácil metérmelos a la boca. Iván gimió de nuevo, yo sabía bien que se sentía que te chuparan los huevos, lo que no sabía era que también se sentía genial mamarlos. Sus testículos eran demasiado grandes y colgaban bastante, lamí sus inglés también y cuando estuve satisfecho… ho a quién miento, no podía estar satisfecho de sus huevos, quería seguirlos chupando, pero me obligué a seguir.

Abrí más las piernas de mi alumno y saque mi lengua tanto como pude, lamí su piel desde el inicio de su ano hasta los testículos, otro gemido, amaba sus gemidos con esa voz grave. Jugueteé por un rato con mi lengua entre sus piernas, rozaba apenas su ano con la punta de la lengua. Después de un tiempo y con el corazón acelerado me levanté de entre sus piernas y lo observé de nuevo. Tenía un cuerpo delgado, algo marcado, sutil. Mis manos subieron de sus mulos a su vientre, luego a su abdomen para terminar acariciando su pectoral, era muy diferente a la de una mujer, era abultado por la musculatura y con unos pezones pequeños, era raro que me gustara acariciar su pecho. Iván se inclinó ante mí y tomó el extremo de mi playera quitándomela de un jalón. Seguí con la mirada como su mano acariciaba mi torso, él también quería experimentar, levante mi rostro topandome con el suyo, lo miré fijamente a los ojos hasta que Iván tomó la iniciativa y me plantó un beso, me sorprendí, pero a quién engaño, yo también lo deseaba. Agarré su nuca con una de mis manos y lo besé apasionadamente, hincado me abracé a su cuerpo y noté como verga se apretujaba a mi pecho, él respondió el abrazo acariciándome la espalda. No había limites, ninguno los ponía, estábamos disfrutando tanto que no nos importaban.

Me separé de él colocando mis manos en su cadera, le dije que se volteara y él lo hizo enseguida, hincándose sobre la cama como un perro. Yo me paré despojándome de mi pants quedando completamente desnudo al fin. Al verlo asi, a mi completa disposición, acaricié sus nalgas con mucho morbo, eran unas nalgas tan peludas como sus piernas, eran nalgas de hombre y podía hacer lo que quisiera con ellas, mi verga palpitó una vez más, quería metérsela enseguida, pero no todavía, me dio un coraje repentino por tal decisión y sin pensar, levanté el brazo dándole una nalgada como si él tuviera la culpa de tener ese culo tan rico. No medí la fuerza pues él se irguió como un látigo, aún así no dijo nada. Me encantó eso, seguía sin haber límites.

Incline mi cabeza y con mis manos abrí por completo su culo, otro aroma me embriagó, olía a hombre. Sutilmente rodeé su ano con la punta de mi lengua, noté su respiración entrecortada, Iván estaba esperando con ansias, dejé de jugar y saqué otra vez toda la lengua y chupé todo su culo. Los gemidos de Iván volvieron, quería que lo disfrutara así que abrí mi boca y con fuerza le metí mi lengua lo más profundo que pude, al hacerlo él empujó sus nalgas a mi cara. Yo lo complacía metiendo y sacando mi lengua dentro de él, luego con mi boca le daba largos besos a su ano, no era mentira lo que decía, me encantaban los besos negros y ese lo estaba disfrutando más que ningún otro. La vibración de su culo me hizo notar que se estaba masturbando. Mes separe un poco de sus nalgas y vi como sus huevos colgaban, por Dios, en esa posición colgaban aún más que antes, lamí uno de ellos y como recompensa Iván se retorció. Era maravilloso pensar que le estaba proporcionando a un adolescente un placer que jamás había sentido. Lamí hasta el cansancio desde sus huevos hasta sus nalgas peludas, no hubo un espacio en todo su culo, ingles o huevos que no haya lamido, chupado o besado. Pero no le metí ni un dedo, no iba desperdiciar ese culo dilatandolo antes de tiempo, tenía la oportunidad de penetrar el culo virgen de un joven de 15 años, si hay algo más cerrado y estrecho que eso que alguien me lo diga.

Mi verga estaba durísima desde que empezamos así que escupí saliva y la lubriqué con ella, estaba preparado, no había límites así que sin decirle nada me paré de inmediato y de una sola embestida le metí más de la mitad de mi polla. Con un grito se quitó rápidamente. Su grito me excitó más y sin pensar le di otra fuerte nalgada.

-¿No era lo que querías? – Le pregunté casi gritando con mi voz que usaba en los entrenamientos, como no respondió le di otra nalgada igual de fuerte – ¿No te gusta meterte los dedos para masturbarte?

– Sí – me respondió.

-Quiero que me pidas que te meta la verga – no se de donde vino eso pero quería que me suplicara. Él se volvió a poner en la misma posición que antes.

-Quiero que me meta la verga profe, quiero que me meta la verga hasta el fondo, quiero que me follé como a las profesoras – otro enojo repentino se apoderó de mi, ahora lo agarré del pelo y lo obligué a erguirse.

– No cabrón – le dije al oído – tu eres hombre, te voy a coger más fuerte – empujé su cabeza y calló de manos en la cama, abriendo bien las piernas para mi. Me volví a lubricar con mi saliva y ahora escupí al culo de Iván – Esta vez no te vas a quitar.

Con una mano en la cintura y otra en el hombro, le di otra fuerte embestida metiendo toda mi polla en su culo, el intentó zafarse así que lo agarré con fuerza. Mi sospecha era cierta, su pequeño ano era la cavidad más cerrada y apretada que había penetrado jamás. Combinando el forcejeo que teníamos y que su esfínter se contraía constantemente, el placer que sentía aumentaba exponencialmente. Me quedé quieto un minuto para que su cuerpo lo asimilara, el fue quien dijo que ya podía continuar y así lo hice.

Empecé lento, le concedí eso porque temí que no aguantara y fuera a dejarme con el rabo parado. El empezó a masturbarse intentando obtener otra erección, cuando sentí que ya lo disfrutaba, subí una de mis piernas a la cama abriendo más mis piernas logrando meterle más mi verga. Iván volvió a gemir mostrando que aquello le encantaba. Ya le podía dar con todo, lo empujé al centro de la cama y en esa posición de perro, yo subí ambas piernas y lo cogí con toda mi fuerza, ambos estábamos gimiendo tan fuerte que tenía la certeza de que se escuchaba hasta afuera de la habitación. El sonido que hacía al chocar mi pelvis con su ano también debía ser muy fuerte. A ninguno de los dos nos importó en lo más mínimo. Estaba a punto de llegar, lo sentía, lo agarré más fuerte de los hombros y con furia le di las últimas envestidas tan rápido como podía. Llegó la descarga y abracé el cuerpo de Iván dándole una sola embestida pero metiendo mi verga en lo más profundo de su culo, el orgasmo fue tal que lancé un grito de placer mientras hundía mi rostro en su espalda, sentía cómo mi verga descargaba otro chorro de leche, yo le metía mi verga al ritmo de mis venidas.

Con la verga aún dentro de él y abrazando delgado cuerpo, lo obligué a erguirse mientras tomaba su miembro que estaba a punto de venir, lo masturbé, sentir su verga en la palma de mi mano era raro, el solo observaba como lo hacía mientras con sus manos acariciaba mis piernas. Mi mano derecha acariciaba su torso así que sentí cuando su respiración cambió. Apreté mas su verga e hice el movimiento más rápido, Iván levantó la cabeza acomodándola en mi hombro, llegó su orgasmo, era lo más morboso que había visto esa noche, la cara de un joven teniendo el mejor orgasmo de su vida. Le besé el cuello. Vi los chorros de leche que soltaba mi joven alumno, era impresionante la cantidad de semen podía lanzar, había un batidillo en la colcha.

Miré el reloj y descubrí que eran las 3 de la madrugada, los nos empezamos a reír. Le dije a Iván que tomáramos un baño rápido para limpiarnos, el cansado accedió. Mi tina estaba llena y el agua estaba fría, con lastima decidí drenar toda esa agua y nos bañamos con la regadera. Al terminar le propuse que se quedara en mi cuarto, sus amigos ya habrían notado su ausencia, si llegaba en ese momento despertaría sospechas, era mejor que mañana inventáramos una historia. Otra vez accedió pero esta vez con gusto. Al acostarme en la cama, el se acurrucó a un lado mío. No era gay, tampoco sentía atracción por ningún hombre, pero lo que sucedió me ligó a Iván, ya no estábamos ebrios, el alcohol ya no me guiaba y aún así lo abracé.