Esa noche con mi hermano

Mi hermano Carlos es dos años menor que yo, él a diferencia mía se desarrolló a muy temprana edad, a los 14 años recuerdo que ya tenía vello en su cuerpo y poseía un físico envidiable, ya que siempre le gusto el deporte, en cambio yo fui más delgado y más lento en mi desarrollo físico de adolescente.

En casa, al ser puro hijos varones, teníamos al costumbre de andar en trusa, era lo más normal llegar de la escuela y en tiempos de calor ponernos a ver televisión en trusa, frescos.

Yo conforme fui creciendo y tomando conciencia de mis preferencias, disfrutaba cada vez más ver a Carlos en su trusa blanca y entallada, claro que también me gustaba ver a mi papá en sus breves bikinis que apenas le cubrían, pero esa es otra historia…

Carlos y yo no teníamos los mismos intereses, y por lo tanto no teníamos una comunicación estrecha, sin embargo, al compartir la recamara yo me las ingeniaba y en repetidas ocasiones lo espiaba cuando se masturbaba.

A veces en penumbras y otras con su lámpara de buró encendida, yo fingía dormir mientras {el a media noche sacaba su revista de mujeres desnudas y me ofrecía, sin saberlo, un espectáculo único.

Yo admiraba su verga gorda, circuncidada, muy similar a la mía pero un poco más larga, mientras enrojecía por las caricias de su mano derecha y aumentaba el movimiento hasta escupir chorros largos de rica leche… se limpiaba con pañuelos desechables y se volteaba a dormir (siempre dormimos desnudos).

Yo me seguía dormido y al día siguiente me chaqueteaba recordando esas imágenes maravillosas…

Nunca pasó nada, ni pensé en nada más, mi morbo adolescente no daba para más, pero pasó el tiempo, y con el tiempo vinieron las experiencias y el sexo entre hombres que descubrí (en el gym), me pareció la cosa más sublime del mundo.

Total que a mis 20 años ya veía con ojos más lujuriosos a mi hermanito, el cual ya era de parrandas y de novias, y por supuesto que a sus 18 años a cada rato su verga estaba parada y amanecía erecta, y yo feliz, claro, actuando con toda naturalidad, a veces bromeábamos al ver nuestros camotes duros cuando nos levantábamos, pero eran bromas naturales y sin malicia entre chicos.

Pero como dicen, la ocasión hace al ladrón, un buen día, un viernes por la noche, mi hermano se fue a la disco con su novia, mis papás se fueron a dormir y yo me quedé en la sala de televisión viendo una película cachondona.

Como a las 3 de la mañana yo ya me iba a acostar cuando oigo que llega mi hermano y batalla un poco para abrir la puerta de la casa, hasta que entró y tropezándose con una mesita fue a dar al piso.

Yo bajé de inmediato y me lo encontré totalmente borracho, lo ayude a levantarse diciéndole que se callara para que no nos cagaran nuestros padres, y abrazándolo por un costado lo subí por las escaleras hasta llegar a nuestra recamara.

Conforme íbamos subiendo las escaleras, pude percibir su aroma, se notaba que había bailado mucho pues venía muy sudado, y su aroma me embriagaba, en aroma de sudor joven, fresco, limpio, y además noté que se había divertido mucho pues traía lápiz labial marcado en el cuello de su camisa y un leve chupetón en el cuello del lado derecho, el cabroncito era un caliente irremediable…

Claro que m mente iba y venía, y cuando llegamos a la recamara lo acosté en su cama y yo sentía mi verga casi rompiendo mi trusa… la situación me había excitado mucho.

Traté de despertar a Carlos para que se desvistiera y se acostara, pero no pude, estaba roncando, totalmente perdido por el alcohol, su aliento era el de una vinatería completa.

«Pinches escuincles borrachos» pensé yo… y pensé también que podría desvestirlo para acostarlo… era mi oportunidad para tocarlo un poco quizá, ya ven como es la mente cuando lo que gobierna en uno es la calentura de la verga…

Cerré la puerta de la habitación y le desabroché la camisa, a tirones se la quité pensando que se podría despertar mi hermano, pero nada, estaba en el quinto sueño! Y vi su pecho, velludito, sus pectorales y su abdomen marcados, sus pezones rosaditos , el vello oscuro de sus axilas y ese caminito de pelos que iban del ombligo hasta perderse en el pantalón.

Agaché mi rostro y lo olfatee, su olor me calentaba más y más, y rápidamente pase mi lengua por su tetilla derecha, sentí su sabor saladito y delicioso… Para esto yo ya no razonaba , solo cuidaba cualquier reacción que tuviera mi hermano, era cuidadoso, pero la calentura me ganaba.

Procedí a quitar su cinturón y desabroche su pantalón, le quité sus zapatos y calcetines y bajé el cierre de su bragueta… me detuve un instante para admirarlo, y lentamente y con cuidado le fui bajando el pantalón hasta quitárselo.

Quedó acostado, dormido boca arriba, solo con una trusa blanca de algodón tipo bikini, a mi entera disposición… Qué poca madre la mía!!!

Me acerqué a él sentándome en la cama, y no dejaba de admirarlo, acerqué mi cara al bulto de su trusa y me llené con su aroma, el olor de su verga y sus huevos, acariciando los pelos que asomaban de su calzón.

Yo, obviamente no quería que se diera cuenta de nada, estaba muy cabrón lo que estaba haciendo, así que cuidando sus reacciones bajé lentamente un poco su trusa y tuve ante mí su verga dormida, esparciendo su olor caliente directo a mi cara.

Yo miraba su cara y no notaba ningún cambio, seguía profundamente dormido, lo que me animó a tocar su verga y sus huevos con mi mano, lentamente, como rozándolos…

Fui subiendo la intensidad de mis toqueteos hasta que agarré con toda mi mano su verga, la que, como lo esperaba, comenzó a hincharse y a crecer en mi mano. No pasaron ni dos minutos cuando su reata ya apuntaba al techo del cuarto.

Se erguía majestuosa en mi mano, que no paraba de acariciarla; yo quería masturbarlo pero pensé que con movimientos bruscos lo podría despertar, así que no me quedó más remedio que acercar mi boca y comencé a lamer ese rico palo que tanto deseaba, de inmediato me engolosiné y la metí toda en mi boca húmeda y caliente, siempre cuidando alguna reacción en la cara de mi hermano.

No lo podía creer, yo le estaba mamando la verga a mi hermano!!! después de tanto desearlo, y mi verga dura ya había empapado literalmente mi trusa con tanto líquido preseminal, no me quería tocar porque sabía que me vendría de inmediato y no era justo.

Yo seguí mamando cada vez más fuerte, de repente lamía los huevos peludos y sabrosos, y continuaba con esa rica mamada.

En un momento mi hermano se movió un poco y lanzó unos gemidos balbuceando algo, supongo que el nombre de su novia, yo me detuve y me quedé quieto, hasta que vi que seguía dormido, pero gimiendo quedito; continué mamándosela como si en eso se me fuera la vida hasta que sentí su verga temblar en mi boca al instante en que varios chorros de caliente leche me llenaron la boca hasta la garganta… toda esa leche me la tragué hasta dejar su verga limpia, ahí fue cuando ya lo dejé en paz, solo saboreando el sabor de sus mecos y mirando su verga dura aún y brillosa.

Yo ya no pude más y junto a él me saqué mi reata empapada y comencé a masturbarme frenéticamente, no bastaron más que 4 o 5 jaladas para explotar y arrojar mis mecos en la verga de mi hermano, mojándola y mojando también su trusa… yo estaba muerto, y aquello había sido la locura…

Cuando recobre el sentido un minuto después, lentamente le acomodé su trusa mojada con mi leche y le puse una cobija encima…

Mi hermano nunca sospecho nada, ni preguntó quien lo había acostado ni nada, yo creo que cuando despertó al día siguiente supuso haber tenido un sueño húmedo y por eso amaneció con su verga y su trusa todos mequeados… jamás supo que esos mecos eran míos, y yo tranquilo guardé esa rica noche en mi memoria.