Esto me pasó el año pasado, en 2024 durante un fin de semana de noviembre. Nunca se lo he contado a nadie que me conozca y me quedé con muchas ganas de repetirlo.
Tengo 22 años, soy de piel clara con cabello negro y ojos cafés. No soy muy alto, mido 1.67, y soy de complexión media.
Un sábado había ido a un evento cerca de metro Mixcoac por ahí de la una de la tarde. Estuve un rato ahí pero la verdad no me convenció mucho y me aburrí, sobre todo porque no llevaba mucho dinero para gastar y casi todo lo que había ahí estaba muy caro, así que mejor me fui de ahí antes de lo esperado.
Cuando llegué al metro, vi el celular y me enteré que ese mismo día más tarde un amigo iba a presentar un trabajo de la universidad en otro evento que sería hasta las 6 de la tarde en otro lugar de la ciudad. No me pareció mal plan, pero tenía que esperar bastante en lo que daba la hora para ir hasta allá y que empezara todo, e irme a mi casa tampoco era una opción muy práctica, así que no tenía nada que hacer en las próximas horas.
Casi al instante sentí esa pequeña cosquilla cuando entré en la idea de que iba solo y ninguno de mis conocidos iba a enterarse de lo que hiciera durante esas horas, y lo primero en lo que pensé fue lo relativamente fácil que se dan los encuentros a escondidas en cualquier parte del metro, y yo tenía ganas de estar a solas con alguien más teniendo contacto íntimo donde nadie nos viera. Quiero aclarar que no soy gay en mi vida cotidiana, pero tener encuentros con otros hombres me llena de bastante morbo, y ese día se cumplió.
Al principio me estaba planteando si realmente hacerlo o no en lo que me encaminaba hacia el otro lugar a donde debía ir, pero nuevamente pensar el hecho de estar solo y saber que no tendría nada más que hacer en ese rato fueron lo que me convenció definitivamente.
Me había detenido a medio trayecto y me bajé en la estación San Antonio Abad. Ahí agarré mi celular y me metí a un chat gay, mientras que trataba de disimular en lo que subía y bajaba gente de los vagones. Ahí en el chat publiqué que buscaba a un activo con quien tener un encuentro para ese momento y puse la estación del metro en la que me encontraba. No tardaron en llegarme varios mensajes de hombres que estaban cerca, pero al final el que mejor terminó respondiendo y el que más cerca se encontraba fue un chico de 34 años que me sugirió vernos en un bodega aurrerá de ahí cerca, y me preguntó si podía verlo.
Yo recorrí la estación pero no pude ver nada desde donde estaba, así que le dije que no sabía bien hacia dónde era. Creí que todo iba a quedar ahí hasta que le sugerí que podíamos meternos en los baños de Metro Chabacano que están en la parte la línea café (la línea 9), al fin que yo ya estaba a una estación de ahí, justo haciendo el tiempo necesario en lo que él tardaba en llegar ahí. El chico me comentó que sí, que ahí estaba bien y acordarnos vernos afuera de los baños dentro de un rato, y mientras nos íbamos comunicando a través del chat procurando no cerrar sesión.
Me subí al metro y le iba indicando por donde iba y cuánto me faltaba, y mientras tanto me encontraba cada vez más y más nervioso por saber lo que estaba a punto de hacer.
Yo fui el primero en llegar a donde habíamos acordado, pero él sí tardó como otros 20 minutos en llegar, sin embargo yo no traía mucha prisa, así que no había problema en que tardara, pero mientras tanto le había indicado mi nombre y cómo iba vestido para que me identificara mejor.
Luego de los 20 minutos que mencioné finalmente llegó y me habló directamente preguntándome por mi nombre, a lo cual le respondí que sí era yo. Vi que el chico era diferente a como me lo imaginaba, por su edad creí que sería alguien de un físico bastante robusto y demasiado maduro, pero en realidad se veía más joven, casi como si estuviera todavía en sus 20, pero más allá de la impresión su aspecto no me causó ningún problema.
Mientras hacíamos como que platicábamos como amigos de siempre, le indiqué el precio que costaba el acceso al baño y que primero iba a entrar yo a uno de los baños y le iba a dejar la puerta abierta como señal para que entrara él mientras disimulaba de que nadie más viera. Así que entré, deposité los 6 pesos en la máquina, entré y me lavé rápidamente las manos en lo que esperaba a que uno de los baños se desocupara. El entró solo solo segundos después de mí y esperamos juntos, pero mientras yo ya le había echado ojo al baño de hasta el fondo, que no tardó mucho en desocuparse y por fortuna estaba bastante limpio, así que hicimos lo acordado, me metí yo primero y luego él.
Ya estando ahí adentro el espacio nos era bastante estrecho y quedamos muy cerca uno con otro. La puerta tampoco tenía seguro, así que tuve que sostenerla todo el rato para que nadie entrara y nos sorprendiera en lo nuestro. Acomodé mis cosas como pude y quedé pegado a la parte de la izquierda del WC, mientras que el chico quedó de frente.
En cuanto se cerró la puerta dirigí mi mano directo a su entrepierna aún con el pantalón puesto y comencé a acariciar su verga así, y él hizo lo mismo con la mía. Rápidamente nos pusimos erectos y me dijo que me quitara el cinturón, y los dos lo hicimos al mismo tiempo, luego el me bajaba el bóxer y yo también se lo bajaba a él. Finalmente pudimos tocar la verga del otro directamente con la mano.
Me encantó cómo la tenía, le medía unos 11 cm de largo y estaba bastante gruesa y firme con unos 4 centímetros de diámetro. A mí este tamaño se me hizo perfecto porque no era descomunal y tampoco demasiado pequeña como otras que he visto que además tampoco se paraban, pero esta sí estaba bien erecta y bastante tibia.
Estuvimos masturbándonos deslizando nuestras manos lentamente por el tronco del otro, y mientras lo hacíamos le dije en voz baja que podía tocarme en otras partes todo lo que quisiera, luego de eso me bajó un poquito más el pantalón y el bóxer y comenzó a apretarme un poco la nalga con su mano derecha, pero no hizo más a parte de eso. Luego me prendí más y retiré mi manó, me la acerqué a la boca y me escupí directo en la palma para poder seguirlo masturbando pero ahora teniendo la mano ensalivada, estaba dispuesto a darle máximo placer, y así fue porque de inmediato comenzó a suspirar un poco más fuerte mientras mi mano resbalaba más rápido e iba cubriendo su verga con mis babas.
Lo que sucedió después no lo tenía planeado, creí que solo íbamos a masturbarnos, pero me ganó el impulso e inmediatamente después me agaché y me fui directo a darle una mamada. Al principio no quería hacerlo porque me da mucho miedo el tema de las ETS y las infecciones con el sexo oral, pero ya me había dejado llevar y lo hice sin cuestionar. Su sabor era muy neutro pero tenía un poco del típico sabor a hombre. Me lengua resbalaba bastante bien sobre su glande y su tronco, y también me detuve un poco a lamerle los huevos, pero se acomodó para darme a entender que prefería más que le chupara solo el pene, así que continúe como antes pero con mi mano le estaba acariciando los huevos mientras su verga con toda su calidez estaba totalmente adentro de mi boca y chocando contra mi garganta.
Quise quedarme así, pero pensé que podía aburrirse y mejor me volví a parar para seguirlo masturbando, pero disfrutó mucho que se la chupara. Seguimos frotándonos unos minutos más hasta que él se vino primero y su pené se tensó bastante mientras estaba disparando un chorro de semen que cayó en el suelo, en mi mano y hasta alcanzó a mancharme un poco el pantalón.
Luego de eso me dijo que ya solo faltaba que me hiciera terminar a mí. Yo ya dejé de tocarlo y el siguió el trabajo, y mientras esperaba para venirme me preguntó si podíamos quedar otra vez para hacerlo, yo le dije muy al aire que sí porque empezó a darme un poco de nervios el ya estar a punto de venirme, hasta que finalmente eyaculé y también salió disparado mi semen, mucho más que cuando me masturbo únicamente yo. Esperamos un poco en lo que nos volvíamos a poner bien los pantalones y tratábamos de salir disimuladamente del baño, ahora él primero y al último yo.
Cuando me quedé yo solo en el baño vi directo al piso y vi el semen de los dos ahí tirado y mezclado, que junto con la claridad post-orgasmo hicieron que me entrara un poco de remordimiento por lo que hice, pero ahora cada vez que me acuerdo del encuentro me pongo caliente de nuevo y me gustaría repetirlo de nuevo, a pesar del remordimiento que sí se siente muy mal pero solo dura un rato en lo que vuelvo a estar caliente o ya quedarme normal.
De haber sabido que todo salió bien y hasta me quedé con ganas de más, seguro le habría dicho que sí a otro encuentro y que me diera su número. Me quedé con muchas ganas de seguir chupando verga, sobre todo que entre entera en mi boca. Ojalá pronto pueda tener a alguien con quien hacer un 69 pero yo sea el único chupando. Me prende imaginarme a otro hombre sobre mí mientras el peso de su cuerpo deja su verga bien adentro de mi boca y sus huevos pegados a mi cara, y sobre todo también me quedé con las ganas de que me eyaculen en la garganta.
Tengo un par de historias más, pero no las considero tan satisfactorias como esta. Si alguien está en CDMX y quiere vivir algo como lo que conté, no duden en mandarme un mensaje.