Nuevas experiencias
El humo del lugar, el olor a humedad y de los cuerpos sudorosos la embriago, se acerco a la barra y pidió un whisky doble, de un sorbo lo bebió.
Encendió un cigarrillo, aspiró el humo profundamente llenando sus pulmones y lo largo lentamente.
Miro la hora, aún era temprano, le pidió otro whisky al barman, cerró los ojos y fue saboreando el licor mientras bajaba por su garganta despacio.
Sintió una mano que le recogía el cabello y le besaba la nuca – se sorprendió – pero a la vez le gustó, se da media vuelta y lo besa en la boca.
Bebe de un sorbo el resto del whisky, el la toma de la mano y salen del bar.
Una vez en el auto, el se baja el cierre del pantalón y la pone a mamar su verga; ella se la mete toda en su boca, la chupa despacio para luego hacerlo más rápido hasta sentir la leche tibia deslizándose por su cuello
Se sube el cierre, enciende el motor y acelera.
Ella se limpia la comisura de los labios con un pañuelo y lo besa.
El le sube la falda, corre su ropa interior y juega con su clítoris al tiempo que conduce.
Saca los dedos, se los mete en la boca y los chupa.
Estaciona frente a un edificio antiguo, se baja del auto, le abre la puerta y entran al mismo, suben al ascensor en silencio, se detienen en el último piso, tocan en una puerta, un hombre alto les abre y le pide que pasen.
Una habitación amplia, almohadones en el piso, luces tenues, mucho humo y música suave, los reciben.
La misma estaba vacía, toman asiento y esperan… ella no sabe a quién, pero se queda callada aguardando que él le diga algo…
Entra una chica y los invita a beber algo… ella pide un whisky y él ron.
Al cabo de un rato de esperar en silencio, se abre la puerta contigua y entra un señor mayor de aproximadamente 50 años, cabello entrecano, barba, fumando pipa, le pide a ella que se levante y de una vuelta para verla.
Ella vestía una blusa negra de gasa transparente, debajo no llevaba sostén, una falda corta de cuero, medias negras y botas largas de taco alto.
Aprueba con un movimiento de cabeza y le pide que entre a la habitación, ambos caballeros la siguen.
Era una habitación grande, las paredes estaban pintadas de rojo oscuro, una gran alfombra blanca mullida cubría el piso, en un costado había una cama grande de hierro, con un colchón mullido, sobre la pared de enfrente a la puerta colgaban cuatro esposas, dos arriba y dos abajo.
El señor mayor le ordenó que subiera a un banco que había frente a la pared -ella obedeció sin preguntar- la ató a la pared con los brazos y las piernas abiertas, sujetándola con las esposas.
Golpeó las manos y una pareja apareció…ambos tenían capuchas y ella no podía verles el rostro, vestían un short y un sostén ella y el sólo un short.
Los caballeros se sentaron en unas butacas frente a ella, la joven se acerca, la mira y despacio le va quitando la ropa, mientras el joven enciende una vela.
Una vez desnuda, le lame sus pezones dejándoselos erectos, él se acerca y deja caer cera de la vela en cada uno de ellos, un grito escapó de su boca, cerrándosela de un cachetazo la joven.
El toma una navaja y acaricia su cuerpo muy despacio, pasa la hoja por su clítoris y lentamente comienza a rasurarla, primero el monte de Venus, luego la entrepierna, dejándola lampiña.
Toma la vela encendida y se la mete en el coño, la llama se va consumiendo lentamente.
Mientras tanto, la otra chica es colgada de una polea que se encuentra en el medio del cuarto, totalmente desnuda.
El joven atraviesa su espalda de un latigazo, dejándosela roja en forma de cruz, luego le pasa el látigo entre sus piernas, golpeándole el clítoris hasta dejarla morada.
Luego toma dos agujas, atravesándole cada pezón, luego otra aguja atraviesa su clítoris.
La joven que esta colgada en la pared, mira con los ojos desorbitados, al tiempo que los caballeros se soban sus vergas erectas.
El joven baja la polea y la chica queda en forma de arco, con su culo empinado, abre sus nalgas, escupe su ano y mete dos dedos moviéndolos en círculo, lo dilata y mete el mango del látigo en él.
La vela esta llegando a su fin y ella siente el calor de la misma cerca de su piel, pide por favor que se la quite, cuando la saca, deja escurrir el cebo sobre su concha, no puede dejar de gritar de dolor.
Él le tapa la boca con una pelota y deja caer más cebo sobre sus pezones, luego le pasa la lengua y los muerde…
Un hilo de sangre corre por su vientre, él la limpia con su lengua, al tiempo que escucha gemir a la chica.
La desata y la acuesta en la cama, le dice que se ponga en cuatro, se acerca el señor mayor, le pasa la mano por el culo y le pega una nalgada, luego otra, hasta dejárselo rojo.
Mira por el rabillo del ojo y ve como su pareja esta penetrando a la chica colgada, le mete sus dedos en la concha al tiempo que su verga entra y sale de su culo.
De pronto siente como su culo se va dilatando al paso de una bolas que van entrando en él, cada vez son más grandes, hasta el punto que cree que se le va a partir en dos.
De un tirón las quita, alivio, dolor y placer se conjugan, su culo está dilatado al máximo, una lengua suave se mete en su hoyo, provocándole un gozo extremo.
Su verga tiesa se abre camino hasta sentir los huevos golpeando en sus nalgas, entra y sale sin cesar hasta que una leche espesa la inunda, puede percibir como va chorreando por sus piernas.
La joven se arrodilla y empieza a limpiarla con su lengua, primero las piernas y luego sube hasta su culo y lo saborea hasta no dejar ningún rastro de leche en él.
Luego se besan en la boca, sus lenguas juegan, se chupan, se degustan, se colocan en un 69 perfecto y se saborean hasta el éxtasis.