Capítulo 10
- Noelia una sumisa no tan asexual I
- Noelia una sumisa no tan asexual II
- Noelia una sumisa no tan asexual III
- Noelia una sumisa no tan asexual IV
- Noelia una sumisa no tan asexual V
- Noelia una sumisa no tan asexual VI
- Noelia una sumisa no tan asexual VII
- Noelia una sumisa no tan asexual VIII
- Noelia una sumisa no tan asexual IX
- Noelia una sumisa no tan asexual X
- Noelia una sumisa no tan asexual XI
- Noelia una sumisa no tan asexual XII
- Noelia una sumisa no tan asexual XIII
- Noelia una sumisa no tan asexual XIV
- Noelia una sumisa no tan asexual XV
- Noelia una sumisa no tan asexual XVI
- Noelia una sumisa no tan asexual XVII
- Noelia una sumisa no tan asexual XVIII
- Noelia una sumisa no tan asexual XIX
- Noelia una sumisa no tan asexual XX
- Noelia una sumisa no tan asexual XXI
- Noelia una sumisa no tan asexual XXII
- Noelia una sumisa no tan asexual XXIII
Cuando salí, ella ya estaba vestida, con un vestido blanco precioso, medias transparentes con costura atrás y los zapatos de tacón negros. No tardé nada en vestirme…
-Vámonos Nena, esta noche no eres mi sumisa, eres…
Así terminó el último capítulo…
…Mi mujer.
Salimos los dos del hotel dirección a la calle Carretas, para de allí desembocar en Sol, agarrados de la mano, besándonos cada dos por tres, haciéndonos reír al ver cómo nos miraban los transeúntes al cruzarnos con ellos. Mi intención era ir a Casa Labra, pero la cola era enorme…
-Noe. -Si quieres, y como tenemos tiempo, podemos ir al Mercado de San Antón, y allí cenamos.
Así lo hicimos, seguimos con nuestro paseo, hasta llegar a Chueca y de allí al mercado, donde tuvimos una cena, agradable, donde ella estaba radiante, feliz, y también cansada, por lo que al salir, aunque hacía una temperatura agradable, cogimos un taxi hasta el hotel, no tardando nada en estar en la habitación, donde vimos a una Merche, dormida.
-No hagas ruido Nena, vamos a dormir, que estamos cansados y mañana nos queda un día largo.
Nos desnudamos, quedándose ella solo con sus medias, nos metimos en la cama y abrazados nos quedamos dormidos. A las ocho, abrí los ojos, apague la alarma del móvil antes de que sonara, para no despertar a Noe, vi que Merche no estaba, me duche, me puse mi pantalón corto y una camiseta y baje a desayunar, encontrándomela sentada delante de un café, que al verme, sonrió y se levantó.
-Merche. – ¿Te preparo un café Raúl?
-Sigue desayunando, ya me lo preparo yo, no te voy a preguntar si has descansado, te veo muy bien y fresca.
Me prepare un café y algo para comer.
-Merche. -Muy bien, lo necesitaba, y si luego tengo que conducir, mejor hacerlo descansada.
Terminamos y nos subimos a la habitación, donde aún permanecía dormida Noe.
-Merche. -Voy a dar un paseo AMO, así dejo descansar a mi hija y a usted trabajar.
La bese con ganas, sé que le gusta, y dándole la razón, la acompañe a la puerta y me puse a trabajar. A las doce como siempre, paré un rato y al girarme vi a Noe, sentada en la cama, mirándome con una sonrisa que le iluminaba toda su cara.
– ¿Llevas mucho rato?
-Noe. -No AMO, cinco o seis minutos.
-Ponte algo rápido y vamos a tomar un café.
Nos sentamos tranquilos a tomar un café yo, ella se pidió algo más, o mejor dicho mucho más, se había despertado con hambre.
-Escríbele a Celia -le pase mi móvil- y diles que a la una estén aquí, voy a cambiar la hora de comida a las tres, y comemos a las afueras de Madrid.
Nos estábamos levantando de la mesa, cuando recibí una respuesta afirmativa.
-Noe. -Voy a llamar a mi madre, ella piensa que nos vamos a las dos -no le dio tiempo, nos la encontramos en el ascensor-, te estaba llamando mama, nos vamos en media hora.
-Merche. -Ya tengo la maleta hecha, te ayudo a hacer la tuya y la de nuestro AMO.
-No, vete a por el coche y tráelo, lo que tarde en cambiarme y hacer la maleta bajamos.
Así fue, a las una menos diez ya estábamos los dos en recepción, viendo a Merche haciendo el check out.
-Merche. -El coche está en la puerta, y la pareja -no sabía cómo se llamaban-, están ahí también.
Salimos los tres del hotel, salude cordialmente a Jaime y Celia.
-Conduce tú, que eres la que está más descansada, y vosotros tres subiros atrás, el coche por suerte es amplio, yo tengo que seguir trabajando.
Me fije en una radiante Celia, los vaqueros le quedaban como un guante, no dude en ningún momento que bajo ellos no había nada, una camisa blanca, que dejaba ver un sujetador también blanco y una chaqueta vaquera, terminando con unas zapatillas azules. Se los presente a Merche, aunque a Celia ya la conocía de vista a ella y a su boca y lengua, jajajaja. Durante las dos horas que iba trabajando en el coche, mantuvieron una conversación muy animada, mostrando ambos, en especial Jaime un saber estar, que me gustó mucho, hasta que paramos a comer.
-Aparca entre esa furgoneta y el camión, e iros a coger mesa, yo me quedo aquí con Celia.
La única que demostró sorpresa fue Celia, el resto simplemente, incluido Jaime, sonrieron y saliendo del coche se fueron al restaurante. Salí del coche abrí el maletero para guardar el portátil, después de comer con el teléfono por si pasaba algo tenía suficiente, desabrochándome los pantalones, me subí atrás con Celia, que me miraba algo nerviosa, y por cómo se agitaba su pecho, excitada.
-No es que me importe que me vean PERRA, pero los cristales son oscuros y se tendrán que pegar mucho a ellos para ver cómo te follo.
-Celia. -No es eso SEÑOR, esta noche he soñado con que usted me follaba en el coche, y cuando lo ha dicho, casi me corro.
Alzando un poco mi culo, me baje los pantalones, arrastrando el bóxer…
-A que esperas PERRA, quítate los pantalones.
Se saco las zapatillas y levantándose lo que le permitía el sitio, se quitó los pantalones, llevándome una grata sorpresa, al ver como bajo ellos, llevaba las medias que supuse eran las mismas del día anterior.
-Celia. – -Al ver mi sonrisa-, ha sido consejo de mi marido SEÑOR, veo que ha acertado.
-Súbete en mi polla PERRA.
Pasando sus piernas por las mías, llevo su mano a mi polla y le guio hasta un mojadísimo coño.
-Celia. -Aggggg, siiiii, ufffffff, no voy a aguantar SEÑOR, sé que no debo, pero ufffff, sé que me va a castigar.
La dejaba hablar, se por experiencia que si la callaba, se iba a correr, lleve mis manos a la camisa y sin importarme que se rompiera, se la abrí de golpe, saltando algún que otro botón, y con la misma brusquedad, saque sus fofos, caídos y enormes pechos, y comencé a morderlos, a amasarlos con mis manos, hasta que para que se callara, le metí uno de sus pechos en la boca.
-Muérdelo, saboréalo GUARRA, y aguanta PERRA, quiero que nos corramos juntos.
No podía hablar, solo gemía, y dejaba resbalar sus babas por el pecho que tenía en la boca, lo que me excito y me llevo a una intensísima corrida, que al sentirla…dejo caer su pecho…
-Celia. -Me corroooooooo aggggg, es increíble, ufffffffff.
Su corrida fue también intensa, dejándome los muslos chorreando. Cogiéndola del pelo, la baje de mi polla y lleve su boca a mis piernas.
-Limpia tu corrida GUARRA.
Le gustaba ser usada y humillada, se esmeró tanto en limpiar mis piernas como mi polla, y esta se volvió a empalmar.
-Uffff, para PERRA, vamos a comer.
Me subí mis pantalones, y cuando ella fue a hacer lo mismo.
-Aquí no PERRA.
Me entendió, no pudo evitar poner cara de preocupación, aun así, salió del coche, me encanto lo que vi, sus tetas caídas fuera del sujetador, su camisa casi sin botones, descalza, solo con las medias. Supo actuar, a pesar de su preocupación por si la veía alguien, no se dio prisa en vestirse.
-Celia. – ¿Puedo ponerme la chaqueta SEÑOR?
-Debes, jajajaja, sino vas a dar un espectáculo.
Mi respuesta, le sirvió para relajarse y riéndose se puso y abrocho la chaqueta. Me acerqué y pegándola al coche, le morreé con ganas, para cogiéndola del brazo entrar en el restaurante y no soltarla hasta llegar a la mesa.
-Noe. -Dos cosas Raúl, ya he pedido por todos, y Celia lleva los pantalones chorreando, jajajaja.
Era cierto, y no era la única que se había dado cuenta, lo que hizo que se pusiera roja.
-Jajajaja, menos mal que se ha puesto la chaqueta.
-Merche. -Jajajaja, acabo de ganar la apuesta, tú pagas.
-Jaime. – -Mirándome, como pidiendo permiso para hablar-, jajajaja, cierto, pero jugabas con ventaja.
-Noe. – ¿Todos los botones?
-Celia. -Jajajaja, solo ha quedado uno.
Sirvió para que se relajara, y el resto de la comida ya fue amena y divertida. A las cuatro ya estábamos de nuevo en camino, aunque esta vez, Jaime por orden mía condujo, mientras Merche se sentó a su lado, quedando yo en medio de Celia, le hice quitar la chaqueta, y Noe.
-Fuera las faldas y el pantalón.
Mientras a Merche y Noe, no les costó nada, eran las que llevaban falda, a Celia esta vez sí que le costó más, y no tardo en estar nuevamente semidesnuda. Los ratos que no hablaba por teléfono que eran muchos, llevaba mis manos a sus coños, las hacía llegar al borde del orgasmo y paraba, esperaba a que se recuperaran un poco y volvía a empezar, así las tuve hasta que entramos en Granada, ya llevaba un rato que había terminado de trabajar, por lo que el suplicio para ellas era mayor. Me gustaba ver cómo me miraban, como con la mirada me suplicaban que las dejara correrse, a la vez que observaba los esfuerzos que hacían para no correrse. De vez en cuando les metía los dedos que sacaba chorreando de un coño en la boca de la otra.
-Jaime. -SEÑOR estamos entrando en la urbanización…
-Correros ¡¡¡ya!!! -sacando mis manos de sus coños-, o no lo haréis en todo lo que queda día.
De sobra sabía que mis últimas palabras eran una tontería, ambas a la vez soltaron un gemido y se corrieron, aunque la corrida de Celia fue más una meada, soltó un chorro que choco con el asiento de delante. Las deje recuperarse, mientras veía como Jaime con un mando que saco de su bolsillo, abría la puerta del chalet. Nos bajamos del coche y aunque mi intención era la de dejarlos estirar un poco las piernas, Merche no les dio opción, se sacó la camiseta que llevaba, quedándose solo en lencería y sus zapatos, lo que llevo al resto, incluido Jaime a hacer lo mismo, que nos sacó a todos una carcajada, al verlo descalzo solo con los calcetines y el tanga que el día anterior llevaba su mujer, y empalmado.
-Las dos de rodillas PERRAS.
Con Merche no tenía duda que lo iba a disfrutar, es de lo que más le excitaba, y con Jaime fue una prueba de fuego, así que al tenerlos a los dos de rodillas ante mí, me saqué la polla y me meé en los dos, llevaba desde que comimos aguantando. No solo lo disfruto, también se corrió, tuvo una corrida, que como dijo Celia, jamás lo había visto correrse así, lo que llevo a Merche a correrse.
-Limpiale la polla a la maricona, por correrte sin permiso GUARRA.
Tirándose al suelo, no sin trabajo, se llevó la polla de Jaime a la boca y mientras se la limpiaba…
-Las dos apoyaros en el capo.
Tanto Celia como Noe, lo hicieron con una sonrisa perversa, sacando sus culos, me coloqué tras ellas y dejando caer mis pantalones y bóxer, empecé a follármelas con ganas, con la diferencia que a Celia se lo hacía por el coño y a Noe, por ese culo que me tenía y tiene loco. Mientras Noe se corrió un par de veces, ya que ella tenía esa potestad, Celia hacía verdaderos esfuerzos por no hacerlo. La quise premiar, así que elegí su coño para correrme…
-Agggggg, uffff, me gusta tu viejo coño, correteeee.
Fue sentirme y empezar a gritar que se corría, lo que llevo a Noe a pegar su boca a la de ella, para evitar que se enteraran de sus gemidos en toda la urbanización. Me salí, observando como del beso, pasaron a un morreo en toda regla…
-Limpiale el culo a mi PERRA, maricón y tú a la VIEJA, GUARRA.
Los dos sin levantarse del suelo cumplieron mi orden, haciendo que se volvieran a correr las dos, mientras a Jaime se le puso dura otra vez. Al final conseguí lo que quería y es que Celia se corriera sin permiso.
-Parad, vamos dentro.
Esperé que se incorporaran, que Jaime sacara de sus pantalones las llaves, dejándolos caer nuevamente al suelo y lo seguimos. Era una chalet grande, y ya tendría tiempo de explorarlo, mi excitación no había bajado.
-Los tres os habéis corrido si permiso -vi un sofá bastante grande-, apoyad la manos en el sofá y sacad el culo.
Ninguno de los tres dijo nada, y mientras Merche y Jaime lo hacían con una sonrisa de aceptación, Celia no, en ella se veía miedo. Me desnude, era el único que estaba vestido, le saqué la correa a mis pantalones y doblándola, me acerque primero a Merche, sabía cómo iba a reaccionar y quería que Celia y Jaime lo vieran.
Le solté el primer correazo…
-Merche. -Uno, gracias AMO, por poner a esta PERRA en su sitio.
Le di veinte correazos y pase al culo de Jaime, que respondió bien, su polla seguía dura, sé que si hubiese seguido, se hubiese corrido. La cara de Celia era todo un poema, lo que me llevo a cambiar el castigo.
-Si aguantas sin correrte hasta que yo te diga, te perdono los azotes PERRA.
Asintió con la cabeza, notando como su cuerpo se relajó, lo que aproveche para decirle a Noe que le comiera el coño, y sobre todo que le lubricase el ano, sonrió y colocándose de rodillas tras ella, empezó a comerle el coño, usando los jugos que soltaba, para con la lengua y los dedos, restregarlos por su culo. Cuando vi que estaba ya lo suficientemente lubricada, aparte a Noe y de un golpe seco se la metí primero en su coño, lo que la hizo aún relajarse más, solo que a la cuarta o quinta vez que salí de su coño, apunte a su culo y de un solo golpe, tanto que me dolió, se lo rompí.
-Celia. -Aggggggggggggg, sáquela, aggggg noooo.
-Aguanta PUTA, te he dicho que te perdonaba los azotes, no el castigo, ufffffff, que estrecho, agggggg.
Pegó la cabeza al sofá y apretando los dientes aguantó mis envites, hasta que sus gemidos de dolor pasaron a ser de placer, que no pasaron inadvertidos para ninguno de los presentes, sacándoles una sonrisa, mientras yo seguía entrando y saliendo de su culo, con ganas, hasta…
-Me corrooooooo PERRA, uffffffffffff, tienes mi permiso…
No me dio tiempo a terminar de decírselo, cuando se corrió con un squirt a la vez que le entro tal flojera que también se meo. Me salí, la cogí del pelo, la tiré al suelo…
-Limpia mi polla PERRA.
No lo dudo, se puso de rodillas y sin mirar si la polla estaba sucia o limpia, se la metió en la boca, no parando hasta que lo ordené.
-Ufffff, menudo estreno le hemos dado al sofá.
Quería relajar la situación y lo conseguí, los cuatro empezaron a reír.
-Ve a por las maletas, esta noche nos quedamos aquí, que cualquiera se mete en Granada hoy siendo fiesta.
Se levanto y feliz fue a por las maletas, seguía provocando risas al verlo con el tanga y los calcetines, pero él lo disfrutaba.
-Enséñame la casa PERRA, mientras vuelve el cornudo.
Era de una sola planta, con tres habitaciones tipo suite, suelos de madera, decoradas con un gusto exquisito, todos ellas con vestidores y con baños completos y grandes, tipo spa, la cocina era enorme, con todo tipo de electrodomésticos modernos, y junto a la cocina había una habitación pequeña, con una cama de noventa, un armario y un baño, solo con ducha. Tenía una terraza grande, todo rodeado de césped artificial, un porche cerrado y una piscina. Me senté en un cómodo sillón, mientras que ellas permanecían de pie, hasta que Jaime, tuvo que dar dos viajes, termino de meter todo.
-Bonita casa, por ahora y si aceptáis, me voy a instalar aquí, hasta que os eduque como es debido.
-Jaime. -Nos haría inmensamente felices SEÑOR.
No esperaba una respuesta así, y me encanto.
-Por ahora tú ocuparas la habitación del servicio, salvo cuando estés trabajando serás el mayordomo de la casa. De las tres habitaciones, como son iguales, voy a dejar que Celia se quede donde tiene ya sus cosas, que la compartirá con Merche cuando este aquí, en otra nos quedaremos Noe y yo y la última la dejaremos vacía, ¿algo que decir?
-Celia. – ¿Cuándo vengan mis hijas?, por lo menos una vez al mes bajaran, solo espero que bajen juntas.
-Jajajaja, para que tengamos más días ¿no?
-Celia. – -Poniéndose roja-, Si SEÑOR, no estoy dispuesta a dar un paso atrás, hemos perdido muchos años y si no llega a ser por nuestra AMA…
-Ella ya no es nada, solo es vuestra sobrina, y podéis estar tranquilos, ella lo sabe de sobra, que no quiere decir que no la tratéis con el respeto que le debéis.
-Celia. -Perdón SEÑOR, no lo sabía.
-Contestando a tu pregunta, cuando vengan tus hijas, el cornudo podrá dormir contigo, y por supuesto no podrá tocarte sin mi permiso.
-Jaime. – ¿Y usted SEÑOR?
-Ya veremos, depende como vaya todo, no adelantemos acontecimientos.
-Celia. -En parte por eso lo he dicho SEÑOR, el sábado que viene es mi cumpleaños y estoy casi segura de que la mayor va a venir, fue la que nos buscó la casa, conoce bien Granada, trabaja en la central de Rovi en Madrid, y baja mucho a la delegación de Granada.
-No pasa nada, ahora vamos a ducharnos, cambiarnos y vamos a salir por aquí a cenar. Explícale al cornudo, donde están las toallas, ya mañana le explicaras donde está todo.
-Celia. -Lo sabe muy bien SEÑOR, en ese sentido siempre ha ayudado en la casa.
-Mejor, que nos lleve dos toallas a la habitación, y que coja también para él y de paso la ropa que se vaya a poner, y en una hora os quiero a los tres aquí.
Creo que era el que más disfrutaba, estaba empalmado, pregunto qué maleta era la mía y la de Noe, y cogiéndolas, paso delante nuestra, dejándolas en el dormitorio.
-Merche tú lleva la tuya.
Me quede con la que estaba pared con pared con la de Celia, las dos tenían dos grandes puertas de cristal que daban al porche. Dejé a Noe sacando mi ropa y la suya y me metí en la ducha, quedándome un buen rato bajo ella, hasta que apareció el cornudo con las toallas y pidiéndome permiso para entrar, las dejo colgadas junto a la ducha. Fue salir y ver a Noe echada en la puerta del baño, mirándome con una sonrisa.
-Noe. -Gracias AMO.
No sabía a qué venía, pero me gusto, al verla con las medias puestas, le indiqué que se las quitara, saliendo del baño terminé de secarme junto a la cama y comencé a vestirme, quedándome extasiado con las vistas de la sierra. Me senté en un butacón elegantísimo a contemplar a Noe, a mirar cómo se vestía, como enfundaba sus piernas en unas medias negras con costura trasera, en unas bragas de seda y encaje, en como metía sus bonitos pechos en un sujetador a juego con las bragas, terminando con un vestido rosa claro, que le caía como un guante. Nos fuimos al salón, donde ya estaban los tres, quedándome prendado de la belleza de Celia y sobre todo de su elegancia, aunque Merche no se le quedaba atrás, a pesar de sus kilos, la verdad es que casi mando al cornudo a por la cena, recapacite y nos fuimos al centro del pueblo a un bar gallego del que me habían hablado. La cena fue amena y sin tratamiento, parecía que los cinco nos conocíamos de toda la vida, hasta que sobre las once y como Noe y yo trabajábamos al día siguiente, nos retiramos. Al entrar por la puerta los cuatro se desnudaron, y si Celia vestida era elegante, en lencería me excitaba, unas medias de rejilla negras, y un conjunto de sujetador y bragas de encaje verde oscuro, que hacían juego con el vestido que se acaba de quitar, y con los zapatos de tacón infinito.
-Llévate al cornudo a tu cuarto, puedes hacer con él lo que desees, nosotros tres vamos al mío, mañana quiero el desayuno a las ocho y si no he salido nos llamáis, ¿entendido PERROS?
Tanto Merche como Jaime contestaron afirmativamente, y ambos se esperaron a que Celia, Noe y yo, nos retiráramos. Fue entrar y desnudarme, llevaba desde que las vi desnudarse en la entrada con la polla dura.
Me tumbe en la cama…
-Súbete en la cama y métetela PERRA, mientras me como el coño de mi mujer.
Las dos a la vez se subieron a la cama y mientras Celia apartando la braga se metió de golpe mi polla en su coño, Noe con cuidado puso su coño en mi boca a la vez que cogiendo con fuerza a Celia del pelo, se morreo con ella, no soltándola, hasta que sintió como me corría, que la llevo a correrse con fuerza en mi boca.
-Celia. – ¿Puedo correrme SEÑOR?
CONTINUARÁ…
Soy Amo, me encanta la dominación, me gusta tener, someter y humillar a parejas y a quien se quiera iniciar, necesitar un tutor o conocer este estilo de vida.
Mi Skype es ra_ul1967, mi correo ra_ul1967@hotmail.com y mi Telegram @Amo_Leo, hablo y respondo a todo el mundo, siempre que lo haga con respeto.